12 marzo 2006

Kolót: La Madre - por Mario Linovesky

La Madre - por Mario Linovesky
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Sunday, 12 de March de 2006, 12:35

LA MADRE...

Por Mario Linovesky

posteado al grupo Sefaradi

La pareja de la que les contaré vive en un ignoto paraje, en medio de la Cordillera de Los Andes. Son aborígenes puros, iletrados y no figuran en censo alguno. Así y todo son humanos y como tales tienen idénticas necesidades a las del resto de sus semejantes. Como consecuencia y como estilan hacerlo sus congéneres más civilizados, suelen aparearse sexualmente, motivo por el cual la indiecita quedó embarazada; y tras ocho meses de gestarlo, dio a luz un hijo varón. Con mala fortuna, puesto que el vástago nació con muchos problemas de salud, cosa que los padres advirtieron pese a su atávico estado de ignorancia. También la madre quedó muy maltrecha a causa del parto, no obstante lo cual priorizó la vida de su hijo y emprendió inmediatamente con él y con su hombre una peligrosísima travesía a través de las montañas, en afán de salvarle la vida. Debieron, a lo largo de 14 horas vadear un río asaz crecido, el hombre caminando con el agua llegándole hasta el cuello y ella guareciendo en su regazo al bebé agonizante, montada en una mula. Hasta que llegaron a un poblado, donde solidarios vecinos los condujeron rápidamente al hospital de la zona.
Ésto no es literatura, sino un hecho real ocurrido hace pocos días en Argentina, habiendo quedado en manos de los facultativos rurales el salvar las vidas de madre y crío y cuyo desenlace lo sabremos más adelante en caso que la televisión vuelva a ocuparse del asunto. De cualquier modo este proceder de la madre, o sea, anteponer la salud de su hijo enfermo a sus propias y graves dolencias, no debería sorprendernos por cuanto se trata del proceder natural de quienes tienen las neuronas bien puestas. Pero que no solamente es propio de los humanos, sino que prima en todo el reino animal. Hay desde luego excepciones, por caso los filicidios y otros comportamientos patológicos, pero en general es siempre el amor de la madre el que prevalece contra cualquier contingencia, cuando de proteger a sus hijos se trata.
¿Siempre?. No tanto. Esta conducta generalizada de las madres, que va desde aquellas que componen el sector pensante hasta las que conviven en el reino irracional, trátese de animales domésticos e inofensivos así como de fieras salvajes y agresivas, tienen un idéntico denominador: hacer lo que y cuanto puedan por proteger a sus críos y posteriormente encarrilarlos en la vida hasta que puedan defenderse solos. Dentro del género humano, en no pocos casos mientras esa madre siga viva.
Desde luego que hay excepciones. Unas son los comportamientos patológicos antes mencionados, aunque también hay madres que alientan a sus hijos a alistarse en los ejércitos, cuando las circunstancias así lo ameritan. Por caso en defensa de su patria, en oportunidad de que ésta sea agredida. En casos tales, no merma para nada el amor de la madre por su hijo, por cuanto ella sufrirá tanto o más que él hasta que regrese de la guerra o si no será una muerta en vida, si acaso su hijo muriera en la batalla.
Esta conducta normal de la madre, sea ésta integrante de la rama racional, así como se trate de perras o cerdas u otros bichos de los millones que pululan por la tierra, ha sufrido un estruendoso revés. En una oscura mezcolanza de fanatismo, ignorancia y desamor, en estos, nuestros tiempos civilizados y tecnológicos, ha hecho su aparición un nuevo tipo de ¿madre? que hace trizas todos los conceptos antes vertidos. Proveniente de una creencia que permite cualquier barbaridad según quien la interprete: el Islam, surgió una tal Marian Farjat en tierra palestina, para desmentir todas nuestras creencias con respecto al amor irrestricto de la clásica protectora de su descendencia. Este “ente” incalificable, ya que por sentimientos humana no es, así como animal tampoco, ansía, ruega, reza, por la defunción de sus hijos. Ya contó con esa satisfacción consiguiendo la muerte de tres de ellos, pero se manifiesta afortunada de tener más para que sigan el mismo camino. Pero no se trata de una muerte común la que ella ansía para sus vástagos, sino que en una actitud patológica criminal, los incita a morir... matando. Calzarse un cinturón bomba y hacerse explotar en un autobús lleno de escolares, o en una confitería o donde encuentren una gran aglomeración de gente. O si no armarse con un fusil a repetición y asesinar a la mayor cantidad de gente desarmada que puedan, antes de ser abatidos. Para una vez enterada que el pobre infeliz que ella parió es cadáver pero que previo a ello mató a una gran cantidad de gente, festejar con aullidos de satisfacción, recibir las felicitaciones de sus vecinos y agasajarlos con jalvá y bebidas preparados con antelación al hecho, del cual por supuesto ya estaba enterada.
Pues éste es el prototipo de madre que nos propone un sector del Islam, la madre que proclama feliz la muerte de sus hijos y manifiesta su deseo de tener al menos cien para que sigan el mismo camino. Soy cauto y digo sólo un sector del Islam, puesto que se ha impuesto una creencia, quisiera creer que no excesivamente optimista, sobre la existencia de un Islam moderado. Al que desde luego no pertenecen los vecinos de esta criminal que concurren a felicitarla cuando vela los pedazos que quedaron de sus hijos, una gran porción de la población palestina que la reputa de heroína por haberlos incitado al martirio, todos los de esa confesión que permanecen callados convalidando con su silencio tales procederes y quienes por medio del sufragio la han elegido como legisladora representando al Jamás.
Y me hago la pregunta: ¿con “entes” tales como la “madre” descripta, se pueden entablar conversaciones de paz?. Tengo para mí que se trata de una empresa imposible (mesimá biltí efsharí en hebreo). Israel, objetivo prioritario (aunque con la desaparición del Estado Judío no acaba la yihad y eso deberán metérselo en la cabeza el resto de los “no musulmanes”) del odio de “la madre” (Uhm Nidal) de Nidal, nombre que le dieron en homenaje al tercero de sus infelices hijos muerto tras matar a mansalva a indefensos ciudadanos, no puede ni debe entrar en tratativas con semejantes... ¿interlocutores?. Todo lo contrario, está obligado a hacerlos desaparecer del modo que le sea más apropiado, ya que se trata de criminales encarnizados que jamás (vaya paradoja su nombre en español) detendrán sus agresiones salvajes y traicioneras. Para que exista un porvenir menos peligroso para las nuevas generaciones, a quienes los fundamentalistas pretender asesinar o esclavizar sin mayores disimulos. Y para que la madre, esa que preserva con la suya la vida de su descendencia, sea la paradigmática progenitora que todos tenemos o tuvimos, y a la que en agradecimiento a su amor, amaremos por siempre.