Resumen de la Parashá Esta semana entramos en el mes de Elul. Ya empezamos a sentir el espíritu de las fiestas, y debemos comenzar a prepararnos para no llegar desorientados el Día del Juicio. Una vez un rabino instó a su congregación a prepararse correspondientemente para Rosh Hashana, no esperar hasta el último momento, en Rosh Hashana se le acerco una de las señoras de la comunidad y orgullosa le dijo, "Este año hice como usted indicó, y comencé a preparar un mes antes los Guefilte fish, Kreplaj,... Obviamente que la preparación no pasa por pensar que comeremos en la mesa de Rosh Hashaná, sino en prepararnos mental y emocionalmente, reflexionando sobre como paso el año anterior y como podemos hacer para mejorar en el año entrante. La principal preparación es agregar en caridad, buenas acciones y Mitzvot, es un buen momento para tomar decisiones positivas (¡no esperar hasta Rosh Hashana!). Además de sumar en estudio y rezar con más concentración. No hay tiempo que perder, se acerca el nuevo año, que no nos tome desprevenidos. ¡Shabat Shalom! Deuteronomio 16:18-21:9
| Moshe instruye al pueblo de Israel para designar jueces y policías en cada ciudad; "Justicia, justicia perseguirás," les ordena, y deben administrarla sin corrupción ni favoritismo. Los crímenes deben ser investigados meticulosamente y la evidencia examinada a fondo. Un mínimo de dos testigos verosímiles es requerido para condena y castigo. En cada generación, dice Moshe, habrá personas encargadas de interpretar y aplicar las leyes de la Torá. "De acuerdo a la ley que ellos te enseñarán, y el juicio que te instruirán, harás; no te desviarás de lo que te dirán, ni a la derecha ni a la izquierda". Shoftím (jueces) también incluye las prohibiciones contra idolatría y brujería, las leyes que gobiernan la denominación de un rey; y las indicaciones para la creación de "ciudades de refugio" para el asesino no intencional. También son explicadas varias de las leyes de la guerra; la excepción de la batalla de quien recién se casó, construyó una casa, plantó un viñedo o es "temeroso y de corazón suave"; la exigencia de ofrecer la paz antes de atacar una ciudad; la prohibición de destrucción injustificada de algo valioso, ejemplificada por la ley que prohíbe cortar árboles frutales durante el sitio de una ciudad. La parashá concluye con la ley de Eglá Arufá, el procedimiento especial a seguir cuando una persona es asesinada por un asesino desconocido y su cuerpo es encontrado en el campo, que resalta la responsabilidad de la comunidad y sus líderes, no sólo por lo que hacen, sino también por lo que podrían haber prevenido que ocurra. | "Jueces y profetas""Jueces y policías habrás de instalar para ti en todos tus portones" (Devarim 16:18)
| Nuestra Parshá abre con el mandato Divino de "jueces y policías habrás de instalar para ti en todos tus portones". Los jueces son los responsables de dictaminar las leyes para el pueblo de Israel, mientras que la función de los policías es imponer por la fuerza que los litigantes ejecuten el dictamen del juez1. Este versículo trae a la memoria una de las promesas de la redención: "Y Haré retornar a tus jueces como (era) en un principio y a tus consejeros como (era) en el comienzo"2. En esta línea es que rezamos tres veces por día pidiendo: "Haz retornar a nuestros jueces como (era) en un principio y a nuestros consejeros como (era) en el comienzo"3. Sin embargo, mientras que en nuestra Parshá se habla de "jueces y policías", en relación a la época de la redención mesiánica se menciona "jueces y consejeros" ('consejeros' en lugar de 'policías'). El motivo de esta diferencia es que en la época de la redención mesiánica no se precisará más de policías, puesto que todos acatarán el dictamen de los jueces por propia iniciativa y no se requerirá de la coerción de los policías. ¿Pero cuál es el sentido de los consejeros'? Juez y consejero La diferencia entre el juez y el consejero radica en que el juez está por encima del acusado y decreta sobre él una sentencia que no toma en cuenta ni la voluntad ni la comprensión del acusado. El acusado está obligado a cumplir el dictamen del juez tanto si sus palabras le parecen razonables o si no lo son. En contraposición a ello, el consejero habla a la persona no de arriba hacia 'abajo', sino de igual a igual y le da un consejo que el receptor mismo entiende y siente que es beneficioso para él. En cada uno de ellos hay una ventaja sobre el otro: la ventaja del consejero es que la persona receptora recibe en mejor medida el consejo y éste penetra más profundamente en su interior. Sin embargo, el juez posee otra ventaja: que sus palabras son aceptadas por provenir de una autoridad superior, de alguien a quien el Altísimo confirió la fuerza de dictaminar la ley de la Torá, frente a lo cual el hombre se anula y cumple su indicación aceptando el yugo celestial (Kabalat Ol)4 Torá y profecía Una diferencia similar es la que existe entre las palabras de la Torá y las palabras de la profecía. La Torá, por su misma esencia, es la Sabiduría y la Voluntad de Di-s. Incluso como ésta descendió y se invistió en conceptos de este mundo, permanece siendo una entidad superior a la creación y superior a la razón lógica limitada del hombre. A diferencia de ello, la profecía, a pesar de que también es la palabra de Hashem, Quien reveló Su secreto a Sus servidores los profetas5, sin embargo es captada en la mente e inteligencia del profeta, que a su vez debe revelarse en el habla (con una voz material), y su contenido está ligado a "sucesos que habrán de tener lugar en el mundo" (parafraseando a Maimónides6) La profecía fundamental Y sobre ello recita el texto: "Y Haré volver a tus jueces como (era) en el principio, y a tus consejeros como (era) en el comienzo". Cuando llegue la redención mesiánica habrá de regresar el nivel más perfecto e íntegro de los jueces- los dictaminadores de las leyes de la Torá- y de los consejeros- los profetas. La preparación para ello tiene lugar ya antes de la llegada de la redención, y fundamentalmente en nuestro tiempo, cuando ya nos encontramos en los últimos instantes previos a la redención mesiánica. Los 'tus jueces' y los 'tus consejeros' son nuestros Rebes, los líderes del pueblo de Israel, quienes enseñan Torá (revelan la la sección interna de la Torá) y aconsejan en temas de Torá y Reverencia del Cielo, e incluso en temas terrenales- algo que es función de profetas. Esto incluye también la profecía principal- la profecía que "de inmediato a la redención", y acto seguido de inmediato realmente "he aquí que él (el Mashíaj) está viniendo" (Sefer HaSijot 5751, Tomo 2 Pág. 780) | | Notas al Pie | 1. | NOTA [1]: Explicación de Rashi sobre el versículo Devarim 16: 18 | 2. | Ieshaiahu 1:26 | 3. | La 11va Bendición de la Amidá | 4. | Tania Cáp. 4 | 5. | Amos 3:7 | 6. | Hiljot Iesodei Torá Cáp. 10 Halajá | Tomado de: www.jabad.com TIEMPO DE IR AL TALLER Entramos ya al mes de Elul, y sabemos o debemos saber, que no hay como los días de Elul para elevarnos espiritualmente, para corregir nuestras acciones tanto en lo relacionado exclusivamente con Hakadosh Baruj Hu como en lo que nos relaciona con nuestros semejantes. Son días en los que fluye la Siata Dishmaia, la ayuda proveniente del Cielo, en una dosis mayor que lo habitual, por eso estos días son también llamados ieme rajamim, días de piedad y misericordia. Precisamente en Rosh Jodesh Elul, Moshe Rabenu subió al Monte por tercera vez, y después de permanecer rezando allí, durante cuarenta días, escuchó del Bore Olam "te perdoné, como me pediste" (Rashi, Devarim 9,18). Cuarenta días entre Rosh Josdesh Elul y Iom Hakipurim, nos mostraron el camino a recorrer en busca del perdón. De aquí resulta, dice el rab hagaon Iejezkel Levinstein ztz"l, el Mashguiaj de las Ieshivot Mir y Poneviz, que cada día del mes de Elul tiene la suficiente fuerza para que podamos obtener el perdón como si ese mismo día fuera Iom Hakipurim. Entonces, cada día que pasa sin que lo aprovechemos convenientemente, sin despertar y acercarnos al Creador, es una pérdida irreparable. El mes de Elul es un producto muy valioso, del que solamente el pueblo de Israel fue merecedor. Hasta se puede decir que es una de las cosas que distingue al pueblo de Israel de los otros pueblos, y que gracias a él (al mes de Elul), el pueblo de Israel puede cuidar su lugar, su importancia. En cambio, los demás pueblos, que no llegaron a merecer este regalo, van y vienen... Reuben y Shimon eran grandes amigos, podemos decir que eran más que amigos, como se dice, "amigos del alma". Cada cosa que hacían, la hacían igual, cuando compraban algo, compraban de a dos. Un día fueron a comprar un automóvil y compraron el mismo modelo, el mismo color, dos autos gemelos. El día que compraron los autos, se separaron sus caminos y por unos cuantos años ni siquiera se cruzaron. Un día, Reuben iba con su auto por la calle, y ve frente a él un auto parecido al suyo, parecido en parte, ya que al lado de su auto que se mantenía impecable, el otro que veía a su frente parecía mucho más viejo y era difícil creer que podía andar por las calles sin quedarse en cualquier lugar. Pasó a su lado y vio que en el interior de esa "chatarra" estaba su gran amigo Shimon. Enseguida pararon a un costado de la calle y se juntaron en un fuerte y sentido abrazo, después de no verse por tantos años. Hablaron, hablaron y hablaron, y sobre el final Shimon le dijo a Reuben: veo que después de que compramos los dos autos iguales, te compraste un auto nuevo. Yo no tuve la posibilidad, por eso sigo andando en el viejo auto. Reuben le dijo: te equivocás, también mi auto es el antiguo auto que compramos juntos. ¿Cómo es posible?, preguntó Shimon, mirá lo que parece mi auto al lado del tuyo, nadie puede decir que son como dos gotas de agua... Tratemos de entender y llegar a descubrir la diferencia, sugirió Reuben, decime, por ejemplo, ¿cómo preparás cada año al auto para el día en que hay que pasar por la revisación obligatoria para renovar el permiso anual? Es sabido que si el auto no está en condiciones, no puede pasar la prueba, y hay cuestiones de seguridad de por medio, ya que un auto que no tiene sus mecanismos en forma puede ser peligroso para los transeuntes y para otros conductores... Shimon esbozaba una gran sonrisa y le dijo a su amigo: no tengo ninguna dificultad para pasar la prueba anual, porque tengo buenos amigos en la oficina de permisos, que a cambio de un regalito, me renuevan el permiso sin siquiera mirar el auto... Encontramos el origen de la diferencia entre nuestros autos, dijo Reuben. Yo te voy a contar lo que hago cuando se acerca el momento de renovar el permiso de mi auto. Como primera medida, llevo el auto al taller por unos días, y le pido al mecánico que me arregle todo lo que se debe arreglar. Y no sólo eso, le pido que revise bien todo buscando algo que esté pronto a fallar para arreglarlo antes de que aparezca el problema, y pueda provocar roturas mayores que más tarde significarán arreglos más costosos y complicados. En fin, hasta apretan los tornillos que se aflojaron, cambian piezas, gomitas, retocan la pintura, etc., etc. Y cuando llega el día del test, el auto pasa todas las pruebas sin ningún problema y sin la necesidad de buenos amigos. Pero, fundamentalmente, mi mayor ganancia es que puedo así alargar la vida del auto y tener siempre un auto casi nuevo... Bueno, Baruj Hashem descubrimos la diferencia, por cuanto que no me preocupé por las pequeñas reparaciones, descuidando el auto durante años, llegué a un estado que ya no tiene arreglo. Ahora resulta casi imposible mejorar su andar o su aspecto sin enfrentar una gran inversión que no lo justifica. En cambio, tu auto, en el que invertiste cada año para cuidarlo y mantenerlo a punto, está como nuevo. Y queremos llegar a ver lo que significan los días de Elul, son los días en los que tenemos que prepararnos para pasar la prueba y renovar nuestro permiso, que nos dará un año más de vida: en Rosh Hashana nos inscriben y en el ayuno de Iom Hakipurim pondrán el sello, quién vivirá y quién no vivirá (lo alenu)... Y para ser favorecidos en el Juicio y recibir un año más de vida, para que el año empiece con sus bendiciones, con la ayuda del Creador, nosotros podemos empezar a preocuparnos para que en el Día del Juicio seamos dignos de recibir los favores y las bendiciones de Hakadosh Baruj Hu, ¿qué debemos hacer para renovar nuestro permiso?, ojo, que acá no hay buenos amigos... De nuestro relato encontramos la respuesta, debemos prepararnos para una revisación tan exhaustiva como lo es Rosh Hashana. Porque Hashem sabe lo que pasa en nuestros corazones y pensamientos. Así decimos en los rezos de Rosh Hashana, entonces, para hacer nuestras reparaciones, también nosotros debemos entrar al taller, y Jazal nos dicen que el mes de Elul es el tiempo y el lugar que Hakadosh Baruj Hu preparó para nosotros, para que pongamos de nuestra parte todo lo necesario para mejorar. Es el tiempo para hacer un balance sincero, el tiempo para arreglar todo lo que necesita arreglo. Y si podemos aprovechar estos días en la forma debida, llegaremos al Día del Juicio preparados y merecedores de recibir la escritura y el sello para un año lleno de bendición. Y esto no es lo único que podemos lograr haciendo una buena preparación para Rosh Hashana. Nuestra ganancia será mayor, porque logramos cuidar y mejorar nuestras cualidades, mantuvimos la pureza del alma, y además, como durante todo el año no acostumbramos a prestar mucha atención a nuestro camino, por lo menos durante este mes, sí lo hicimos. Y todos estos pensamientos ayudarán a dar marcha atrás a la caída (imperceptible) que tiene la persona que no vive haciendo continuamente el balance de lo que vive. Y así podremos cuidar nuestra "posición" espiritual, hasta el próximo mes de Elul... Lekaj Tov. Leiluy NishmatHarav Hagaon Moshe Shlomo Halevi ben David זצ"ל | Tomado de: www.judaismohoy.com
Parashat "Shoftim" El fundamento de la plegaria En la sección de la Torá denominada Jueces –Shoftim- encontramos tres veces la expresión "que El Eterno ha de elegir" en relación con "el lugar" que ha de elegir para posar Su Presencia Divina en la Tierra. Es decir, el Templo Sagrado. Estos versículos son: Si un asunto de justicia te es oculto, entre sangre y sangre, entre veredicto y veredicto, entre afección y afección, asuntos de disputa en tus ciudades, te levantarás y subirás al lugar que ha de elegir El Eterno, tu Dios (Deuteronomio 17:8) Actuarás según la palabra que te digan, desde el lugar que ha de elegir El Eterno, y serás precavido de hacer todo de acuerdo con lo que te enseñaren (Deuteronomio 17:10) Cuando el levita viniere de una de tus ciudades, de todo Israel, donde habita allí, y viene con todo el deseo de su alma al lugar que ha de elegir El Eterno (Deuteronomio 18:6) Si analizamos la expresión "ha de elegir" que se reitera en estos versículos citados, observamos que la misma contiene las mismas letras que "bar jai". "Bar" significa literalmente hijo. Y se aplican a este concepto los vínculos que ligan a un hijo con su padre. Entre otras cosas, el hijo está sujeto, vinculado, ligado, unido a su padre. Por lo tanto, a alguien que está sujeto a los preceptos se lo denomina: "bar mitzvá". Alguien que posee un gran conocimiento, y está ligado intrínsecamente a ese conocimiento se lo denomina "bar daat". Y en nuestro caso "bar jai" indica "sujeto a la plegaria de las dieciocho oraciones". Ya que "bar" significa sujeto y "jai" posee un valor numérico de 18. Veámoslo en forma gráfica: "ha de elegir" en su original en hebreo se escribe así: Cambiamos el orden de las letras de esta palabra de lugar y resulta: "Bar jai", o sea, "sujeto a 18". Es decir, sujeto a la plegaria de las 18 oraciones Un indicio excepcional Ya hemos observado en las expresión "ha de elegir" un indicio de la plegaria de las 18 oraciones. Pero ¿por qué esta expresión se repite tres veces en forma similar? Enseña que si bien es cierto existen 18 oraciones en la plegaria (más una que se adicionó posteriormente), las principales son tres. Por eso esto está escrito en la sección de los Jueces, que son la cabeza del pueblo, los dirigentes que imparten las instrucciones y elaboran las leyes. Reiteración de apariciones similares Además de estas tres veces citadas, encontramos esta misma expresión: "ha de elegir", en el libro de Deuteronomio otras quince veces (Deuteronomio 12:5; 12:11; 12:14; 12:18; 12:21; 12:26; 14:24; 14:25; 15:20; 16:2; 16:6; 16:7; 16:11; 16:15; 26:2). Y también encontramos una vez la expresión "que El Eterno ha de elegir", en la sección Shoftim, pero ligado al rey, y no al lugar elegido por El Eterno". Como está escrito: "Ciertamente pondrás encima de ti un rey al que ha de elegir El Eterno, tu Dios; de entre tus hermanos pondrás un rey sobre ti; no puedes poner por sobre ti un extranjero, alguien que no es tu hermano" (Deuteronomio 17:15). ¿Qué significa esta serie de expresiones similares? Indican las 19 oraciones de la plegaria denominada "Shemoná Ezre". Es decir, la Plegaria de las 18 oraciones (Véase Rokaej, final de la sección Ree). Y aunque posteriormente se agregó una oración más, la número 19, el nombre original se conserva intacto.
Este es el resumen del contenido de las diecinueve bendiciones:
En la primera bendición se alaba al Todopoderoso. En ella se menciona que El Eterno es nuestro Dios y el Dios de nuestros patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob. Luego se hace alusión a Su grandeza y poder (de Dios), ya que se lo alaba diciendo que es grande, fuerte, temible y se menciona que es el Dios supremo, hacedor de bondades, dueño de todo, y que recuerda las bondades de los patriarcas, y traerá el redentor a los hijos de ellos, en aras de Su nombre con amor. Luego se menciona que es el Rey supremo, otorga ayuda, salva y protege. Esta primera oración se culmina mencionando que Dios es el escudo protector de Abraham.
En la segunda bendición se prosigue con la alabanza, mencionándose que Dios revive a los muertos (en alarde a la época de la resurrección cuando se produzca la llegada del Mesías), hace descender la lluvia, sustenta a las criaturas, auxilia a los caídos, sana a los enfermos, libera a los presos, y cumple con la fe que tuvieron los que descansan en la tierra (reviviéndolos). Esta bendición se culmina mencionando que Dios resucita a los muertos.
En la tercera bendición se prosigue con la alabanza, mencionándose que Dios es santo, y Su nombre es santo, y santos lo alaban cada día. Esta bendición se culmina mencionando que Dios es santo.
Luego de estas tres bendiciones de alabanza se comienza con los pedidos. En la cuarta bendición se pide que nos de comprensión y sabiduría. En la quinta bendición se solicita que nos acerque a su Torá, y a su servicio, y que nos oriente por un camino de retorno hacia Dios.
En la sexta bendición se pide que nos perdone por nuestras faltas. En la séptima bendición se solicita que observe nuestra aflicción, batalle por nosotros, y nos redima rápidamente en aras de su nombre.
En la octava bendición se solicita a Dios que nos sane de las enfermedades. En la novena bendición se solicita a Dios que bendiga este año, y toda la cosecha para bien. Luego se pide (en invierno) lluvia, y (en verano) rocío. Y se solicita a Dios que nos sacie con Sus bondades, y que bendiga nuestros años como los años buenos.
En la décima bendición se solicita a Dios que toque el shofar de nuestra liberación (shofar es un cuerno de carnero con el que se hace sonar el sonido de alarma). Y se solicita que nos reúna en Israel trayéndonos de los cuatro extremos de la tierra.
En la décima primera bendicion se solicita a Dios que regrese nuestro jueces como al principio, y nos aconseje como en los tiempos de antaño. También que quite de nosotros toda aflicción y angustia, y que reine sobre nosotros Dios solamente con bondad y misericordia, y que nos juzgue con rectitud. En la decimosegunda bendición se solicita a Dios que no otorgue confianza a los perversos, y haga desaparecer la maldad.
En la decimotercera bendicion se solicita a Dios por los rectos, justos, y los ancianos de Israel, por los conversos y por nosotros, para que se apiade y otorgue recompensa a todos los que confian en Su nombre de verdad. En la decimocuarta bendicion se solicita a Dios que regrese a Jerusalén y habite en ella como lo menciono, y se solicita que reconstruya a Jerusalén.
En la decimoquinta bendicion se solicita a Dios que haga germinar la redención. En la decimosexta bendicion se solicita a Dios que oiga nuestra plegaria, se apiade de nosotros, y acepte nuestra plegaria con buena voluntad.
En la décima séptima bendicion se solicita a Dios que acepte a Su pueblo Israel a la plegaria de ellos, y que restituya el servicio en el Templo Sagrado. En la décima octava bendicion se reconoce que Dios es nuestro Dios y el Dios de nuestros padres por la eternidad.
En la décima novena bendicion se solicita a Dios que disponga paz, bien, bendicion, gracia, piedad y misericordia sobre nosotros y sobre todo Israel. Y se culmina alabando a Dios, mencionando que bendice a Su pueblo Israel con paz. Ahora bien. Estas oraciones de la plegaria forman parte de la historia del pueblo judío. Cuando uno las recita está en realidad compenetrándose con la historia de nuestro pueblo además de pedir al Eterno lo que necesita y alabarle.
La primera oración "Maguen Abraham" En la época del patriarca Abraham, aconteció un suceso maravilloso. Abraham había descubierto que hay un solo Dios y es Él el único Amo del universo. En cambio todas las deidades que adoran los hombres no poseen poder alguno. Por eso Abraham destruyó los dioses de su padre Teraj. Este se enteró de lo que su hijo le había hecho, se encolerizó con Abraham por haberse rebelado contra sus dioses y lo entregó al rey Nimrod. Cuando el monarca lo tuvo enfrente, preguntó al hijo de Teraj. "¿Acaso no sabes que soy el amo de todas las cosas, y que el sol, la luna y las estrellas salen y se ocultan según mi voluntad? ¿Por qué destruiste los ídolos que representan la fe en mi?." Abraham le comunicó: "Has de saber que desde que fue creado el mundo hasta el día de hoy, el sol sale por el este y se pone por el oeste. Si eres el amo de todo, como dices, ordénale que mañana salga por el oeste y se ponga por el este. Entonces divulgaré que eres el amo del mundo" Además le dijo: "Si eres el amo de todos los hechos, seguramente las cosas ocultas, son reveladas para ti. Dime entonces que es lo que estoy pensando en estos momentos y que haré en el futuro". El rey se tomó la barba y mostraba notorios signos de sorpresa. Abram interviene nuevamente: "No te sorprendas tanto. No eres el amo de todas las cosas, sino el hijo de Kush. Pues si eres el amo de todo, hubieras salvado a tu padre de la muerte. Así como no salvaste a tu progenitor del sepulcro, tampoco tú te salvarás". Inmediatamente Nimrod mandó llamar a Teraj y le comunicó: "Tu hijo destruyó mis dioses, corresponde que se la aplique la pena capital de ser arrojado al fuego". El mandatario no obstante se volvió hacia Abram sugiriéndole: "Prostérnate al fuego y te salvarás". Abram responde: "Si es así, me debería prosternar al agua que apaga el fuego". Nimrod acepta: "Prostérnate al agua" Abram sugiere: "Si es así, me debería prosternar a las nubes, que están cargadas de agua". Nimrod conforme consiente: "Prostérnate a las nubes". Abram insiste: "Debería mejor prosternarme al viento que esparce las nubes". Nimrod: "Hazlo, prostérnate al viento". Abram le sugiere: "Debería prosternarme a un ser humano, pues soporta el viento". Nimrod concluye: "Yo me prosterno al fuego, y a él te arrojaré, y que venga tu Dios y te salve" El momento de la hoguera Construyeron una enorme hoguera y lo arrojaron dentro. Pero ante el estupor de los presentes, Abram no sufría ningún daño por efecto del fuego, hasta que finalmente el rey le ordena salir. La gente comenzó a prosternarse a Abram, y este les comunicó: "prostérnense a mi Dios que me salvó. Rindan honores a Quién os creó". El hijo de Teraj gozaba de tremendos honores, los ministros le traían presentes, y hasta el propio Nimrod le dio a su hijo como esclavo en calidad de obsequio, nos referimos a Eliezer. Luego de todo esto, mucha gente reconoció que El Eterno salvó a Abraham, y le traían sus niños para que les enseñe a conducirse según su camino. Además, gran cantidad de servidores del rey Nimrod, como unos trescientos, se apegaron a Abraham. También Teraj desde ese día creyó en El Eterno y abandonó todas sus tendencias idólatras. Cuando Abraham se salvó de la hoguera, los ángeles celestiales irrumpieron en alabanza al Eterno y dijeron la oración: "Maguen Abraham", que significa el escudo de Abraham. Es decir, en ese momento fue instaurada la primera oración de la plegaria de las 18 oraciones, denominada "Maguen Abraham". Segunda oración: "Resucita a los muertos" Años después de la citada hazaña de Abraham, tuvo lugar en el mundo la ofrenda de su hijo Isaac. Tal como está escrito: "Y fue después de estos hechos que Dios puso a prueba a Abraham, y le dijo: «Abraham», y él respondió: «Heme aquí». Y Él dijo: «Toma por favor a tu hijo, a tu único hijo, a quien amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriá; ofrécelo allí como ofrenda sobre una de las montañas que te diré».
Y Abraham se levantó temprano a la mañana y ensilló su asno; llevó con él a sus dos jóvenes y a Isaac, su hijo; partió leña para la ofrenda y se paró y fue al sitio acerca del cual le había hablado Dios.
Al tercer día, Abraham alzó sus ojos y vio el lugar desde lejos. Y Abraham le dijo a sus jóvenes: «Quedaos aquí con el asno, mientras yo y el joven nos encaminaremos hasta allí; nos postraremos y regresaremos a vosotros».
Y Abraham tomó la leña para la ofrenda y la colocó sobre Isaac, su hijo. Tomó en su mano el fuego y el cuchillo, y los dos anduvieron juntos. Entonces Isaac le habló a su padre Abraham y dijo: «Padre».
Y él dijo: «Heme aquí, hijo mío».
Y él dijo: «Aquí están el fuego y la leña, pero ¿dónde está el cordero para la ofrenda?»
Y Abraham dijo: «Dios conseguirá por Sí Mismo el cordero para la ofrenda, hijo mío». Y los dos anduvieron juntos.
Llegaron al sitio acerca del cual Dios le había hablado; Abraham construyó allí el altar y dispuso la leña; ató a Isaac, su hijo, y lo colocó sobre el altar, encima de la leña. Abraham extendió su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Y un ángel de El Eterno lo llamó desde los Cielos, y dijo: «¡Abraham! ¡Abraham!». Y él dijo: «Heme aquí».
Y dijo: «No extiendas tu mano contra el joven ni le hagas nada, pues ahora sé que eres temeroso de Dios, pues no Me has negado a tu hijo, a tu único hijo». Y Abraham alzó sus ojos y vio un carnero después, atrapado en el arbol por los cuernos; Abraham fue y tomó el carnero y lo elevó como ofrenda en lugar de su hijo. Y Abraham llamó a aquel lugar «El Eterno Iré», como se dice en este día, en la montaña El Eterno será visto -ieraé.
El ángel de El Eterno llamó a Abraham por segunda vez desde el Cielos. Y dijo: «Juro por Mí Mismo, palabra de El Eterno, que, como has hecho esto y no negaste a tu hijo, a tu único hijo, ciertamente te bendeciré y aumentaré enormemente tu descendencia como las estrellas de los Cielos y como la arena de la playa; y tu descendencia heredará la puerta de su enemigo. Y todas las naciones de la tierra se bendecirán en tu descendencia, porque escuchaste Mi voz». (Génesis 22:1-18) Cuando los ángeles celestiales observaron esta escena irrumpieron en alabanza a Dios y dijeron la oración: "Bendito eres Tú Dios nuestro.... que resucita a los muertos". Tercera oración: "Dios Santo" Está escrito: "Jacob salió de Beersheba y se dirigió hacia Jarán. Se topó con el lugar y allí pasó la noche, pues el sol se había puesto; tomó de las piedras del lugar y las dispuso en derredor de su cabeza, y se recostó en aquel lugar. Y soñó, y he aquí que había una escalera colocada sobre la tierra cuyo extremo llegaba hasta los Cielos; y he aquí que ángeles de Dios subían y bajaban por ella. Y he aquí que El Eterno estaba parado sobre él y dijo: «Yo soy El Eterno, Dios de Abraham, tu padre, y Dios de Isaac; la tierra sobre la cual yaces a ti te la daré y a tus descendientes. Tu simiente será como el polvo de la tierra y te extenderás, hacia el oeste, el este, el norte, y el sur; y todas las familias de la tierra se bendecirán en ti y en tu descendencia. He aquí que Yo estoy contigo; te guardaré dondequiera que vayas y te devolveré a esta tierra; pues no te abandonaré hasta que haya hecho lo que he hablado a tu respecto».
Jacob se despertó de su sueño y dijo: «Ciertamente El Eterno está presente en este lugar, ¡y yo no lo sabía!». Y tuvo miedo, y dijo: «¡Qué terrible es este lugar! ¡Ésta no es otra que la Casa de Dios, y ésta es la puerta de los Cielos!». Jacob se levantó temprano a la mañana y tomó la piedra que había colocado en derredor de su cabeza y la puso como pilar; y vertió aceite en su cúspide, y llamó al lugar Bet-El; sin embargo, Luz era el nombre original de la ciudad.
Jacob hizo un voto, diciendo: «Si Dios ha de estar conmigo, ha de guardarme por este camino que voy; dándome pan que comer y ropa que vestir; y si retornare en paz a la casa de mi padre, y si El Eterno ha de ser un Dios para mí, entonces, esta piedra que he colocado como pilar será la casa de Dios y todo lo que me des habré de diezmarlo para Ti» (Génesis 28:10-22).
Cuando los ángeles celestiales observaron como Jacob santificó el nombre de Dios, pronunciaron la bendición denominada: "El Dios Santo". Cuarta bendición: "sabiduría" José había sido vendido por sus hermanos a Egipto y allí fue puesto en la cárcel. Después de doce años fue sacado de la cárcel y llevado ante el Faraón. Como está escrito: "Entonces el Faraón envió y convocó a José, y rápidamente lo sacaron del calabozo. Se rasuró y se cambió de ropa, y fue ante el Faraón" (Génesis 41:14). El Faraón se hallaba sentado en su imponente trono al que se accedía subiendo setenta escalones. La ley real establecía que cada individuo que se presentaba ante el rey ascendía tantos escalones como idiomas conocía. Cuando José llegó "el Faraón le dijo a José: «Tuve un sueño, mas nadie puede interpretarlo. Oí decir que sabes escuchar e interpretar los sueños». José le respondió al Faraón diciendo: «Eso no está en mi poder; es Dios el Que responderá por el bienestar del Faraón» (Génesis 41:15-16). José interpretó perfectamente los sueños del Faraón y este decidió nombrarlo su segundo. Cuando los ministros y consejeros escucharon esto solicitaron hablar con el Faraón y le plantearon que de acuerdo con las leyes locales el rey y el virrey de Egipto deben conocer setenta idiomas.
Los ministros no sabían que la noche anterior Dios había enviado al ángel Gabriel para que le enseñase a José los setenta idiomas. El accedió a la petitoria de sus ministros y puso a prueba a José. Le formuló innumerables preguntas en diferentes idiomas y éste las respondió íntegramente. Cada idioma que demostraba saber le permitía subir un escalón. Finalmente llegó a situarse frente al mismísimo Faraón. De este modo José fue aprobado y nombrado oficialmente virrey de Egipto. Cuando los ángeles observaron al ángel Gabriel que le había enseñado a José los setenta idiomas, pronunciaron la bendición: "Bendito eres Tú, Dios... que otorga conocimiento". Quinta bendición: "Acepta el arrepentimiento" En la Torá se narra acerca del momento en que Jacob se casó, y las dificultades que surgieron en esos momentos. Labán tenía dos hijas. La mayor se llamaba Lea y la menor se llamaba Raquel. Los ojos de Lea eran delicados, mientras que Raquel era de hermosa forma y bella apariencia.
Jacob amaba a Raquel, y dijo: «Trabajaré para ti durante siete años por Raquel, tu hija menor».
Dijo Labán: «Mejor será que te la dé a ti y no a otro hombre; asiéntate conmigo». Y Jacob trabajó siete años por Raquel y fueron ante sus ojos como unos pocos días, tanto la amaba.
Jacob le dijo a Labán: «Entrégame a mi mujer, pues se ha cumplido mi término, y me allegaré a ella».
Y Labán reunió a toda la gente del lugar e hizo un banquete. Y al anochecer tomó a su hija Lea y se la llevó a él; y él se allegó a ella.
Y Labán le dio a su sirvienta, Zilpá, como sirvienta para su hija Lea. Y, a la mañana, he aquí que era Lea. Y le dijo a Labán: «¿Qué es esto que me has hecho? ¿Acaso no fue por Raquel que trabajé para ti? ¿Por qué me has engañado?».
Dijo Labán: «Eso no se acostumbra en nuestro lugar, entregar a la menor antes que a la mayor. Completa la semana de ésta, y te será dada también la otra por el trabajo que habrás de hacer para mí siete años más».
Jacob así lo hizo y completó la semana de ella; y él le dio a su hija Raquel por mujer. Y Labán le dio a Raquel, su hija, a Bilá, su sirvienta, para que fuera sirvienta suya. Él se unió también a Raquel y amó a Raquel más que a Lea; y trabajó con él otros siete años (Génesis 29:16-30). Esta situación generaba ciertos inconvenientes, como lo declara el versículo a continuación: "El Eterno vio que Lea era odiada, y abrió su matriz; pero Raquel permaneció estéril. Lea concibió y dio a luz un hijo, y lo llamó Reuben (Rubén), porque dijo: «Porque El Eterno ha percibido mi aflicción, pues ahora mi marido me amará»" (Génesis 29:16-31-32). Y esta situación perduró, hasta que finalmente ocurre un suceso inesperado: "Partieron de Bet-El y todavía faltaba un trecho de tierra hasta Efrat, cuando Raquel inició el parto y tuvo dificultades en el nacimiento. Y mientras tenía dificultades en el parto, la partera le dijo: «No temas, pues éste también es un hijo para ti». Y sucedió que cuando salía su alma, pues murió, que llamó a su hijo Ben Oní, mas su padre lo llamó Benjamín. Raquel murió y fue enterrada en el camino a Efrat, que es Bet Lejem. Jacob erigió un monumento sobre su tumba; es el monumento de la tumba de Raquel hasta el día de hoy.
Israel continuó su travesía y estableció su tienda más allá de Migdal-Eder. Y sucedió que mientras Israel habitaba en aquella tierra, que Rubén fue y se acostó con Bilá, concubina de su padre, e Israel lo oyó (Génesis 35:16-22).
En el libro explicativo de la Torá escrita denominado Midrash está escrito que en realidad Rubén confundió y desordenó la cama de Lea. Aunque esto fue considerado grave y por eso se le considera como si se hubiera acostado con ella. Ahora bien ¿Cuál es la causa por la cuál Rubén hizo esto? Él había visto que al morir Raquel, Jacob había tomado su cama que estaba dispuesta siempre en la tienda de Raquel, y la había colocado en la tienda de Bilá. Rubén se incorporó y actuó como lo hizo por el prestigio de su madre Lea, para que no sea humillada. Él pensó: si la hermana de mi madre era una aflicción para ella, ¿la sierva de la hermana de mi madre será ahora una aflicción para mi madre? Por eso se incorporó y confundió y desordenó la cama de Lea Antes bien, Rubén por lo que había hecho le correspondía una pena severa, capital, pero dado que se arrepintió por haber procedido de ese modo contra su padre y rectificó su conducta, fue perdonado, como está escrito: ¡Que Rubén viva y no muera! (Deuteronomio 33:6). En ese momento los ángeles celestiales alabaron a Dios y pronunciaron la bendición: "Bendito eres Tú, Dios... que desea el arrepentimiento". Sexta bendición: "piadoso, que perdona abundantemente" Está escrito: "En aquel tiempo, Judá descendió de sus hermanos y se dirigió hacia un hombre adulamita llamado Jirá. Allí Judá vio a la hija de un mercader llamado Shúa; la tomó y se unió a ella. Ella concibió y dio a luz un hijo, y lo llamó Er. Ella concibió nuevamente y dio a luz un hijo, y lo llamó Onán. Y una vez más y dio a luz un hijo, y lo llamó Shelá, y fue en Jezib que lo tuvo.
Judá tomó una mujer para su hijo Er, su primogénito; se llamaba Tamar. Pero Er, primogénito de Judá, era malvado a los ojos de El Eterno, y El Eterno hizo que muriera. Judá le dijo a Onán: «Allégate a la mujer de tu hermano y haz con ella un casamiento levirato, y así establecerás simiente para tu hermano». 9 Mas Onán sabía que la simiente no sería suya; y por eso, cada vez que se allegaba a la mujer de su hermano, dejaba que cayera desperdiciada al suelo, para no darle descendencia a su hermano. Lo que hacía era malvado a los ojos de El Eterno, y Él hizo que también él muriera.
Judá le dijo a Tamar, su nuera: «Permanece viuda en la casa de tu padre hasta que crezca mi hijo Shela», pues pensó: «Para que él no muera también, como sus hermanos». Entonces Tamar fue y habitó en la casa de su padre. Muchos días transcurrieron y la hija de Shúa, mujer de Judá, murió; y cuando Judá fue consolado, subió a Timná a controlar a los esquiladores de su rebaño, él y su amigo adulamita, Jirá.
Y a Tamar le dijeron lo siguiente: «He aquí que tu suegro llega a Timná a esquilar sus rebaño». Entonces se quitó la ropa de su viudez y se cubrió con un velo, y se tapó el rostro; luego se sentó en el cruce de caminos que se halla en el camino que conduce a Timná, pues vio que Shelá había crecido y ella no le había sido dada por mujer a él.
Cuando Judá la vio, pensó que era una prostituta, pues se había cubierto su rostro. Se desvió del camino hacia ella, y le dijo: «Ven, por favor, y me allegaré a ti», pues no sabía que se trataba de su nuera. Y ella dijo: «¿Qué me darás si te allegas a mí?». Él dijo: «Te enviaré un cabrito del rebaño». Y ella dijo: «Siempre y cuando dejes una prenda hasta que lo envíes». Y él dijo: «¿Qué prenda te puedo dar?». Ella respondió: «Tu sello, tu manto y tu bastón que tienes en tu mano». Y él se los dio y se allegó a ella, y ella concibió de él. Entonces ella se levantó, se fue y se quitó el velo de encima, y se colocó las ropas de su viudez.
Judá envió el cabrito por intermedio de su amigo el adulamita, para tomar la prenda de la mujer, mas no la halló. Le preguntó a la gente del lugar, diciendo: «¿Dónde está esa prostituta, la que se encuentra en el cruce de caminos?». Y ellos dijeron: «No había aquí ninguna prostituta». Él regresó a Judá y dijo: «No la hallé; hasta los lugareños dijeron "no había aquí ninguna prostituta"». Judá dijo: «Que se los quede, para que no seamos menospreciados; he aquí que le envié el cabrito, pero tú no lograste hallarla» (Génesis 38:1-23) Y a continuación está escrito: "Y sucedió que al cabo de aproximadamente tres meses, le dijeron a Judá, diciendo: «Tu nuera Tamar se ha prostituido y también he ha aquí que ha concebido en su prostitución». Dijo Judá: «¡Sacadla y que la quemen!».
Mientras la sacaban, ella envió un mensaje a su suegro, diciendo: «Del hombre a quien pertenecen todas estas cosas estoy grávida». Y ella dijo: «Identifica, por favor, de quién son este sello, este manto y este bastón». Judá reconoció, y dijo: «Ella tiene razón; es de mí, por cuanto no le di a mi hijo Shelá», y ya no tuvo más intimidad con ella (Génesis 38: 24:26). En ese momento en que reconoció, y dijo: "Ella tiene razón" le fue perdonada la falta que él había cometido. Entonces los ángeles celestiales pronunciaron la bendición: "Bendito eres Tú Dios nuestro.... piadoso, que perdona abundantemente". Séptima bendición: "la redención" Está escrito: "Dios habló con Moshé y le dijo: «Yo soy El Eterno. Aparecí ante Abraham, Isaac y Jacob como El Shadai, pero por Mi Nombre El Eterno no Me hice conocer ante ellos. Además, establecí Mi pacto con ellos para darles la tierra de Canaán, la tierra de su residencia, en la que habitaron. También oí el gemido de los Hijos de Israel, esclavizados por Egipto, y recordé Mi pacto. Por eso, diles a los Hijos de Israel: "Yo soy El Eterno, y Yo os sacaré de bajo la carga de Egipto; Yo os rescataré de su esclavitud; Yo os redimiré, con brazo extendido y con grandes juicios. Yo os tomaré para Mí como pueblo y seré Dios para vosotros; y vosotros sabréis que Yo soy El Eterno vuestro Dios, Quien os saca de los sufrimientos de Egipto. Yo os traeré a la tierra por la cual alcé Mi mano para dársela a Abraham, Isaac y Jacob; y os la daré por herencia. Yo soy El Eterno"». Moshé habló así a los Hijos de Israel; mas no le hicieron caso a Moshé, debido a la falta de aliento y los duros trabajos (Éxodo 6:2-9). En ese momento, cuando Dios dijo: "Yo os redimiré", los ángeles celestiales pronunciaron la bendición: "Bendito eres Tú Dios nuestro.... que redime a Israel".
Octava bendición: "cura a los enfermos" Dios ordenó a Abraham circuncidarse. Como está escrito: "Dios le dijo a Abraham: «En cuanto a ti, guardarás Mi pacto, tú y tu futura descendencia por todas las generaciones. Éste es Mi pacto que guardarán entre Mi y vosotros y tu futura descendencia: todo varón de entre vosotros será circuncidado". (Génesis 17:9-10) Y luego está escrito: "Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado" (Génesis 17:24). Luego se narra un suceso inédito: "El Eterno Se le apareció en la planicie de Mamre mientras estaba sentado en la entrada de la tienda, en pleno calor del día. Alzó sus ojos y miró: he aquí que había tres hombres parados frente a él. Él los vio y corrió hacia ellos desde la entrada de la tienda, y se postró sobre el terreno. Y dijo: «Señores míos, si he hallado gracia en tus ojos, por favor no sigas de largo ante tu sirviente». «Que traigan un poco de agua y lavad vuestros pies, y reclinaos debajo del árbol. Iré a buscar un pedazo de pan para que tengan sustento, luego continuaréis, por cuanto ya habréis pasado por el camino de vuestro sirviente». Dijeron ellos: «Haz como dices, tal como has dicho»" (Génesis 18:1-5) Estos tres hombres eran en realidad ángeles: uno para darla a Sara la noticia de que le nacería un hijo. Otro para ocuparse de destruir Sodoma que se había corrompido enormemente. Y el tercero para curar a Abraham, quien se había circuncidado recientemente (Rashi). Estos tres ángeles eran Mijael, Gabriel y Rafael (Baal Haturim). Cuando Rafael curó a Abraham, los ángeles celestiales pronunciaron la bendición: "Bendito eres Tú Dios nuestro.... que cura a los enfermos". Novena bendición: "bendice los años" Está escrito: "Había hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham; e Isaac fue a Abimelej, rey de los filisteos, a Guerar. El Eterno Se le apareció y le dijo: «No desciendas a Egipto; asiéntate en la tierra que habré de indicarte. Habita en esta tierra y Yo estaré contigo y te bendeciré" (26:1-3) Y luego se narra como la bendición se hace realidad: "Isaac sembró la tierra y ese año cosechó cien medidas, pues lo había |