Parshá Zot HaBrajah, por Jana Simon - El Pueblo Bendecido con los Mandamientos Divinos de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Wednesday, 26 de September de 2007, 12:43 | |
Parshá Zot HaBrajá: El Pueblo Bendecido con los Mandamientos Divinos Queridos amigos: En la Parshá de esta semana aprendemos que cuando Moshé bendice a la Tribu de Yehudá le dice: "Escucha HaShem a la voz de Yehudá". Aunque Yehudá era el líder político de los judíos, necesitaba rezar y ésto nos lleva a la pregunta ¿Por qué rezar?. La oración es una llamada a la ayuda, un S.O.S. Si el ser humano cree que no necesita ayuda, no puede rezar. El hombre es por naturaleza limitado y muchas veces toma las decisiones más importantes de su vida por intuición, a ciegas. Tenemos por ejemplo muchísimas razones para hacer algo y al mismo tiempo otras tantas para no hacerlo, por lo tanto necesitamos la ayuda de HaShem para tomar la decisión correcta porque no somos nosotros los que controlamos el mundo. Cuando rezamos estamos en realidad diciendo "HaShem, yo no entiendo cómo funciona este mundo, pero sé que Tú sí lo sabes y necesito tu ayuda. Ayúdame como ayudaste a mis antepasados, ayúdame a tomar las decisiones correctas; hay tanto mal y dolor en el mundo, ayúdame a hacer cara a todo lo que la vida ponga frente a mí, sé que al final el bien va a triunfar y sé que debo vivir una vida recta para que Tú puedas traer ese triunfo. Dame la valentía necesaria para ayudarte" (Rabí R. Radinsky). Éste es el mensaje de todas las oraciones judías, pero para poder rezar hay ciertas cosas que debemos creer y entre ellas está que HaShem nos dió la Torá para ayudar a perfeccionarnos a nosotros mismos y al mundo en general; que HaShem es el Redentor y que quiere que participemos en el trabajo de redención. Al rezar reafirmamos nuestra básica creencia de que si todos trabajamos juntos, podremos ir más allá de nosotros mismos, podremos crear un mundo mejor, y al mismo tiempo acercarnos unos a los otros y darnos cuenta que HaShem está dentro de cada uno. Rezamos tres veces al día y nuestros Sabios nos dicen que estas tres oraciones están basadas en las experiencias de nuestros antepasados. Abraham instituyó la oración de la mañana, Itzjak la de la tarde y Yaakov la de la noche. Necesitamos la ayuda de HaShem tanto durante el día como en la noche. Durante el día es cuando el hombre triunfa y a veces olvida por qué está triunfando, olvida que tiene un Socio Silencioso que le ayuda a tomar las decisiones adecuadas, pero generalmente cree que lo ha hecho todo solo. Abraham e Itzjak no lo olvidaron y bendijeron a HaShem durante el día. Por la noche, tanto si es una noche física como espiritual, la oscuridad nos envuelve y las cosas tienden a no irnos bien, entonces también debemos dar gracias a HaShem por la oportunidad de rectificar nuestras equivocaciones y tener esperanza de que cuando todo parece perdido, Él está para ayudarnos. Cuando Yaakov estaba huyendo de su hermano Esav, cuando se encontró en el lugar donde se construiría más tarde el Templo, se durmió después de que el sol ya se había puesto y tuvo su magnífica visión de los ángeles subiendo y bajando las escaleras hacia el Cielo. Incluso por la noche no debemos olvidar que Su protección está siempre presente. En nuestro mundo occidental creemos que nuestra existencia está basada en la vida, la libertad y búsqueda de la felicidad. En el Judaísmo creemos en la vida, libertad y el cumplimiento de las Mitzvot o sea los Mandamientos de la Torá escrita y la Torá oral. Cumpliendo con las Mitzvot seremos finalmente felices porque creemos que la felicidad es producto del cumplimiento de nuestras obligaciones como judíos, como el Pueblo que HaShem eligió para cumplir sus Madamientos. Para Moshé Rabeinu incluso la muerte fue el cumplimiento del mandamiento divino, "Moshé el siervo de HaShem murió allí, (...) por mandato de HaShem" (Deuteronomio 34:5), porque toda su vida estaba guiada por las Mitzvot. La Gemará nos dice que incluso este acontecimiento fue feliz, porque Moshé murió mediante un beso divino. La oración es una experiencia que va más allá de nuestras palabras porque incluye el corazón, la mente y el cuerpo. Durante la Amidá silenciosa damos tres pasos atrás y tres adelante para recordarnos que estamos encontrando a HaShem, que estamos ante Su presencia. La oración significa que estás siempre en presencia de HaShem, que Él es accesible para ayudarnos y que no estamos solos. Estamos agradecidos que HaShem nos dió la vida y queremos expresarlo continuamente. Esperemos que HaShem nos haga dignos de estar en Su presencia. Quiero personalmente dar las gracias a todos los que leen mi humilde esfuerzo hacia algunas palabras sobre la Parshá y también a todos los Rabinos en vida y del pasado que han puesto sus palabras por escrito para que las podamos usar y transmitir y, con la ayuda de HaShem, ayudar a que venga la Redención Divina pronto y nuestros días. ¡Shalom desde Yerushalaim y felices fiestas de Sucot! Rut Jana Simon |