23 diciembre 2005
parashah: Parashát Vaieshév -Janucáh- por Abraham Leib Berenstein: ¿Medio o Fin?
21 diciembre 2005
IeshivahNet: NUEVO en IESHIVAH.NET - La Halajáh y Nosotros - 01: Parashát Vaishláj 5766
NUEVO en IESHIVAH.NET - La Halajáh y Nosotros - 01: Parashát Vaishláj 5766 de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Wednesday, 21 de December de 2005, 13:14 | |||||||||||
La Halajáh y Nosotros
|
Kolót: Un musulmán en la tierra judía
Un musulmán en la tierra judía de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Tuesday, 20 de December de 2005, 22:39 | |
Un musulmán en la tierra judía Diciembre 20th, 2005 Mientras abordaba el vuelo de El Al LY 0008 a Tel Aviv el 14 de noviembre de 2005, junto con mi esposa Kiran, mi mente estaba muy ocupada ordenando y reordenando el listado de cosas que pretendía llevar a cabo. Deseaba usar mi primer visita a Israel para sentir la fuerza del espíritu judío que se niega a dejarse vencer por las fuerzas malignas a pesar de los miles de años de antisemitismo. No eran los sacrificios suicidas lo que deseaba investigar, sino los fundamentos de la determinación de Israel para vivir en paz. A pesar que comprendo el por que los medios, que cubren razonablemente y con precisión la mayoría de los eventos, pero eligen ignorar todas las reglas de un periodismo ético cuando de Israel se trata, no logro entender la reluctancia de Israel para enfrentarse efectivamente con la prensa hostil. La parcialidad de los medios me recuerda a la prensa de la era nazi en Alemania, que fuera reclutada por el Ministro de Propaganda de Hitler, Joseph Goebbels, que elegía cada palabra cargada de odio contra los judíos. Tal cual la prensa alemana, que se negó a publicar sobre las horribles atrocidades que se llevaban a cabo en los campos de la muerte en Europa, o que aducían que se trataba solo de exageraciones, los medios de hoy también ignoran el terrorismo árabe. Yo quería ver si era realmente cierta la existencia del apharteid como política de un Estado no democrático y discriminatorio. Sabía que un verdadero Estado judío no podía ser antidemocrático pues los conceptos de democracia siempre formaron parte del pensamiento judío, y derivan directamente de la Tora. Por ejemplo, en el preámbulo de la Declaración de la Independencia de los EE.UU., cuando Jefferson escribió que todos los hombres fueron creados iguales, y que el Creador los ha dotado de ciertos Derechos inalienables, entre ellos: la vida, la libertad, y la búsqueda de la felicidad, se estaba basando en lo que esta escrito en la Tora, que dice que todos los hombres fueron creados a imagen de Dios. Tenía confianza en que Israel no podía ser racista o discriminatoria, puesto que se basaba en la idea del pacto entre Dios y los Israelitas, por el cual las dos partes aceptan tareas y obligaciones que remarcan que el poder se establece mediante el consentimiento de ambas partes, y no a través de la imposición tiránica del más poderoso. Mi idea sobre el Estado judío fue confirmada cuando en el formulario de entrada que debí llenar antes de aterrizar en Tel Aviv no figuraba la pregunta sobre religión, como es la ley en Pakistán. Tampoco, al contrario que en Arabia Saudita, me fue solicitado un certificado de religión por ningún empleado de la oficina de inmigración. Mientras el avión de El Al se aproximaba a la Tierra Prometida, yo continuaba repasando la lista de cargos que le hacen rutinariamente a Israel sus enemigos: Los israelíes viven en un perpetuo estado de temor Desde tel Aviv a Tiberiades, Jerusalem a Jezreel, y desde las Alturas del Golan a la franja de Gaza, no pude encontrar ninguna evidencia de miedo. De hecho, la gente se siente tan segura, que en ninguno de los comercios, gasolineras, mercados o residencias a las que fuimos, y donde se sabía que éramos musulmanes, sintieron necesidad de investigarnos o interrogarnos. Especialmente cuando fuimos con Kiran a la calle Ben Yehuda en Jerusalem, en una noche de viernes, la encontramos llena de gente de todas las edades. El suelo temblaba con la música, y los jovencitos y jovencitas estaban tan ocupados divirtiéndose que no se molestaban en mirar a su alrededor. Los turistas estaban ocupados en sus cosas, y todo el gentío parecía moverse al compás de la música. Israel no es democrático Como musulmán, soy mucho más sensible a la ausencia de libertades democráticas en cualquier sociedad. Y no creo que nadie, excepto un antisemita declarado, pueda negar que Israel sea una democracia. La democracia en Israel es proporcional y representativa, pero las coaliciones democráticas, necesarias para arribar a la toma de decisiones, tienen también sus problemas. Los ciudadanos musulmanes de Israel no tienen iguales derechos Mientras nuestro ómnibus con aire acondicionado trepaba las curvas montañosas de la carretera hacia el Corazón de la Galilea, no pude dejar de ver los minaretes elevados que identifican los poblados árabes diseminados por las laderas. Los imponentes domos de las mezquitas remarcan las libertades de que gozan los musulmanes en el Estado judío. Grandes residencias árabes, gran actividad en construcciones y automóviles grandes remarcaban la prosperidad y afluencia de los palestinos viviendo bajo la Estrella de David. Todas las comunidades religiosas en Israel disfrutan de la completa protección del Estado. Los árabes israelíes musulmanes, así como también cristianos de distintas denominaciones son libres de ejercer su fe, observar su día de descanso propio y festividades y administrar sus asuntos internos. Unos 80.000 drusos viven en 22 aldeas en el norte de Israel. Su religión no es accesible a extraños, y constituyen una comunidad, separada cultural, social y religiosa, de habla árabe. El concepto druzo de taqiyya exige una completa lealtad de sus adherentes al gobierno del país en el que residen. Como tales, entre otras cosas, los drusos prestan servicios en el Ejército de Defensa de Israel. Cada comunidad religiosa en Israel tiene sus propios consejos y cortes, con total jurisdicción sobre los asuntos religiosos, incluyendo cuestiones de status personal, tales como matrimonio y divorcio. Los sitios sagrados de todas las religiones son administrados por sus propias autoridades , con la protección del gobierno. Un periodista hindú que me visito, hablo sobre la apertura que la sociedad judía representa. Me comento que mas del 20% de la población Israelí es no-judía, de los cuales aproximadamente 1.2 millón son musulmanes, 140.000 son cristianos y 100.000, drusos. Otro Israelí no-judío me señaló que los cristianos y los drusos son libres de incorporarse a las fuerzas de defensa del estado judío. Los beduinos han servido en unidades de paracaidistas y otros árabes se han presentado voluntariamente a cumplir con el servicio militar. Las grandes viviendas que poseen los árabes israelíes y las construcciones que se realizan continuamente en los poblados árabes exponen la falsedad de la propaganda según la cual Israel discrimina contra los árabes israelíes en la compra de tierras. Encontré que temprano en el siglo pasado, el Fondo Nacional judío fue establecido por el Congreso judío Mundial para comprar tierras en Palestina para los asentamientos judíos. Del área total de Israel, 92% pertenece al Estado y es administrado por la Autoridad de la Administración de Tierras. No esta a la venta para nadie, judío o árabe. El Waqf árabe es dueño de tierras que son para el uso y beneficio de los árabes musulmanes. La tierra del Gobierno puede ser arrendada por cualquiera, sin tomar en cuenta raza, religión o sexo. Todos los ciudadanos árabes de Israel tienen derecho de arrendar tierras del Gobierno. Consulte con tres árabes israelíes si se enfrentaban con discriminación en el empleo. Los tres dijeron lo mismo: normalmente no hay discriminación, pero luego de la acción de suicidas que se explotan y asesinan israelíes, algunos israelíes se sienten incómodos de tratar con ellos. Pero esa sensación de incomodidad es temporaria, y no dura mucho tiempo. Mi primer visita a Israel no solo ha consolidado mi creencia que Israel es vital para la estabilidad de la región, sino que también me ha convencido que la existencia de Israel convencerá a los musulmanes un día sobre la necesidad de reformas en sus propias teología y sociología. Un viaje a través del desierto Israelí me trajo a la luz otro aspecto importante:Los profetas no son los únicos que pueden producir Milagros: gentes que creen en si mismos pueden producir actos increíbles. Acres y acres de dunas han sido transformadas en la mejor tierra fértil: trigo, algodón, girasol, garbanzos, maníes, mangos, paltas, citrus, papayas, bananas y cualquier otra fruta o verdura que los israelíes quieran consumir, crece en Israel. De hecho, los israelíes han probado fuera de toda duda, por que Dios les prometió esta tierra: solo ellos podrían mantenerla verde. La tierra es repetidamente descripta en la Torah como una buena tierra y una tierra de la que mana leche y miel. Esta descripción no parece coincidir con la imagen de desierto que vemos en los informativos, pero no debemos olvidar que esta tierra ha sido repetidamente abusada por conquistadores decididos a hacer esta tierra inhabitable para los judíos. En las pocas décadas en que los judíos retomaron el control sobre la tierra, se han podido observar tremendas mejoras en su agricultura. La agricultura Israelí es muy eficiente, y esta en condiciones de cubrir alrededor del 75% de las necesidades domesticas, a pesar de la poca tierra disponible. Al contemplar el desarrollo y la transformación que la tierra ha sufrido gracias al espíritu innovador judío, el trabajo duro y el compromiso con la libertad para ahora y siempre, estoy convencido que es cierto que Dios creo esta tierra pero es también un hecho que solo Israel puede mantener esta tierra y evitar que muera. (*) El autor es editor en jefe de Pakistán Today y Muslim World Today, periódicos semanales en California, presidente del Consejo para la Democracia y Tolerancia y fellow adjunto al Instituto Hudson. |
18 diciembre 2005
parashah: Parashát Vaieshév, por Rav Daniel Oppenheimer: ¡Qué vergüenza!
Parashát Vaieshév, por Rav Daniel Oppenheimer: ¡Qué vergüenza! de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Sunday, 18 de December de 2005, 18:38 | |
Parashát Vaieshév ¡QUE VERGÜENZA! por Rav Daniel Oppenheimer En esta hoja hemos examinado frecuentemente temas relacionados con el trato entre los seres humanos y la opinión de los Sabios al respecto. Hoy, pasaremos a una de las conductas más aborrecidas por los Sabios comenzando a partir de los eventos que se describen en las Parshiot que estamos leyendo estas semanas: humillar al prójimo en público, disfrutar de los errores ajenos aun cuando uno no provocó la circunstancia activamente y quedar pasivo frente a una situación en la cual el semejante está pasando vergüenza. El primero de los tres está tan presente en nuestra sociedad por el aporte educativo que recibe desde los medios en cuyos programas de entretenimiento abundan los que muestran como divertido (y aparentemente inofensivo) cuando otro la está pasando mal. Esto, sin mencionar los programas que se dedican a conocer y publicar las intimidades de los demás. No cabe la menor duda que más que informar, esto ayuda a fomentar la discriminación en contra de los que sufren alguna clase de limitación. Vayamos entonces a las fuentes. Iaacov trabajó con esfuerzo durante siete largos años para contraer matrimonio con Rajel, hija de Laván. Al cabo de los siete años en la misma noche de bodas, Laván tomó a su hija Leá en lugar de Rajel y la condujo al casamiento (con el pretexto que la costumbre del lugar era no casar a la menor antes que a la mayor). Recién al otro día Iaacov notó que era Leá. No nos extraña de Laván pues ya sabemos que era mentiroso y pudo así lograr que Iaacov trabaje por él siete años adicionales gratis. ¿Y Rajel, dónde estaba? Dicen los Sabios que Rajel colaboró con el siniestro plan, del cual se enteró a último momento, a pesar que Iaacov podía ahora renunciar a casarse con ella. Sabiendo que el padre era embustero, Iaacov y Rajel habían preparado contraseñas para darse a conocer y evitar así los posibles engaños. Sin embargo, cuando Rajel vio que conducían a Leá dijo para sí: Ahora mi hermana va a sufrir vergüenza e inmediatamente le transmitió la información arreglada con Iaacov. El sacrificio de Rajel no quedó impago y cuando los méritos de los demás patriarcas no alcanzan para defender al pueblo de Israel y llora Rajel, Ds le responde: Detiene tu llanto... pues hay recompensa por tu acción... y volverán de la tierra de sus enemigos (Irmiahu 31) (Talmud Babá Batrá 123.) Tamar, nuera de Iehudá, sedujo a su suegro y quedó embarazada por él, luego de haber sido enviada a su hogar paterno al haber fallecido los maridos, ambos hijos de Iehudá, para esperar que el hermano menor Sheilá la tomara como esposa. Sin saber que él mismo era el autor del embarazo, Iehudá decretó sobre ella la pena de muerte. Tamar ya era conducida a la hoguera, cuando envió ciertos objetos pertenecientes a Iehudá para que reconociera su participación en la cuestión. Del hecho en si, que Tamar no publicó la paternidad de Iehudá, sino que lo dejó en manos de él, a pesar de estar al borde de la muerte, los Sabios aprenden que es preferible para una persona ser arrojado a las llamas, antes de avergonzar a otra persona públicamente (Talmud Brajot 43. Existen, a su vez, personas que no caen en este flagelo, pero no dejan de gozar el hecho que otro (y si es su adversario, mejor), caiga en desprestigio. El Talmud (Meguilá 28.) cuenta que le preguntaron a R. Nejunia ben Hakaná porqué había llegado a la longevidad. Respondió: Nunca me honré con la degradación de otro... (y sigue enumerando otras virtudes). R. Natan Tzvi Finkel szl, líder espiritual de la Ieshivá Slabodka que luego se trasladó a Jevrón, debía observar una dieta especial en su ancianidad. Algunos alumnos eran expertos y sabían prepararle la comida de acuerdo a su régimen. En cierta ocasión, los cocineros habituales se ausentaron y tomó su lugar un suplente. La comida no le salió muy bien. Al día siguiente, los alumnos acostumbrados, habiéndose enterado del fracaso del día anterior, le trajeron avena de calidad y manteca fresca de Ierushalaim. Después de probar un bocado, R. Natan Tzví sintió nauseas y exclamó: Me están envenenando. Están dándome comida con el deshonor del compañero y no comió más. (Hameorot Hagdolim 70) En otra ocasión, un alumno entró a la Ieshivá un día de Shabbat a la mañana y comenzó a remangarse como todos los días como para colocarse el Tefilín. A otro alumno, le surgió una leve sonrisa en la boca. Cuando ocho años más tarde, este segundo alumno se le acercó en Iom Kipur para pedirle una bendición, R. Natan Tzvi se enojó con él y le reprochó por el goce que había tenido ante el error del otro. Y desde entonces, aún no he visto una mejoría en tu conducta en este aspecto (ibid 125) Otra historia. Cuando R. Mendel Kaplan szl era maestro en la Ieshivá de Chicago, ocurrió que los alumnos se cansaron del menú que ofreció la cocinera para el almuerzo (ensalada de huevo y postre colorado) durante trece días seguidos. Un grupo de ellos envió entonces una carta sarcástica a la administración de la Ieshivá sugiriendo un cambio: ¿Quizás se puede modificar por ensalada colorada y postre amarillo? - preguntaron. La cocinera se sintió tan agraviada que no pudo servir comida ni saludar a la gente durante meses. En el transcurso de un Shiur (clase) R. Mendel interrumpió lo que estaba diciendo para hablar sobre el tema de no avergonzar a otro, mencionando algunos de los pasajes que acabamos de nombrar. A su vez , comentó: Sería conveniente comer únicamente ensalada de huevo y postre toda la vida antes de hacer pasar vergüenza a una persona. En ese momento nos percatamos que nos estaba hablando a nosotros. Hasta este momento nos dedicamos a quien avergüenza o a quien goza del deshonor ajeno. A su vez, es obligación nuestra cuidar que otro, para que no llegue a sufrir desprecio o burla a manos de los demás. Existen numerosas leyes que están basadas en el cuidado de no avergonzar al que no posee (Talmud Pesajim 82.) o de no discriminar al que no sabe. Un día un alumno se durmió y comenzó a roncar durante la clase de R. Mendel. Su compañero le dio un empujón para despertarlo, pero R. Mendel lo paró. La Halajá obliga a despertar al compañero para que no pierda la hora del Shmá, pero no para escuchar mi Shiur. A continuación aclaró unas cuantas leyes relacionadas con la prohibición de molestar el sueño del otro. El alumno somnoliento se habrá percatado del cambio en la voz de R. Mendel y comenzó a despertar. Temiendo que sintiera que todos lo estaban mirando, R. Mendel cortó en la mitad de la oración y volvió al tema que estaban estudiando: y con esto se responde la pregunta del Ramban, y podemos seguir la Guemará. Estamos aún muy alejados de una conducta de la cual aprobaría la Torá. Esto no quita que debamos esforzarnos para erradicar este mal de nosotros. La vergüenza tiene a su vez su aspecto positivo necesario. Sin embargo, esto lo dejaremos para otra oportunidad. |
parashah: Parashát Vaieshév, por Rav Daniel Oppenheimer: Sinceridad
Parashát Vaieshév, por Rav Daniel Oppenheimer: Sinceridad de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Sunday, 18 de December de 2005, 18:35 | |
Parashát Vaieshév SINCERIDAD por Rav Daniel Oppenheimer En la Parshá Vayeshev, dos mujeres tienen un protagonismo central: Tamar y la esposa de Potifar. La historia que involucra a una está narrada inmediatamente después de la de la otra porque tienen un factor en común: ambas obraron en el episodio que se relata en la Torá de manera absolutamente sincera. No obstante, en el análisis final, los Sabios nos transmiten su enseñanza con un concepto totalmente opuesto para una mujer y para la otra. Antes de seguir en esta comparación, debemos describir a grandes rasgos lo que nos cuenta la Torá, y luego podremos intentar aprender qué debemos asimilar de estos eventos. Luego de la venta de Iosef, los hermanos destituyeron a Iehudá (el más influyente entre ellos) de su papel de líder, atribuyéndole habrían obedecido si hubiera decidido impedir la venta que querían efectuar. Iehudá se unió a un socio, Jirá, luego se casó y tuvo tres hijos: Er, Onán Y Sheilá. Cuando el mayor de sus hijos creció, Iehudá le encontró una esposa adecuada: Tamar. Er no quería engendrar hijos y practicó la masturbación (lo que es considerado una falta muy grave para la Torá) para impedir que quedara embarazada. Ds lo desaprobó, y Er murió. A pesar que aún no estaba vigente la ley de la Torá, Iehudá sugirió que Onán tomara a su cuñada como esposa para cumplir con la Mitzvá de Ibum (levirato: por el cual los hijos concebidos por el cuñado que toma a la viuda de su hermano se titulan espiritualmente como hijos del fallecido). Tampoco Onán quería tener hijos, y repitió el pecado de Er. Él también murió. Ante el desconocimiento de la reiterada infracción de sus hijos y la razón de sus decesos , Iehudá decidió esperar a que Sheilá, el menor, creciera para decidir qué hacer con su nuera, razón por lo cual la instó a permanecer temporalmente en la casa de sus padres. Pasó un tiempo y falleció también la esposa de Iehudá. Cuando Iehudá estaba acercándose a Timná, el lugar natal de su nuera, ella se cambió la vestimenta de duelo y se sentándose en el cruce que conducía al pueblo cubriose el rostro, con la esperanza que Iehudá la tomara como esposa o la diera a su hijo Sheilá. Ella estaba decidida a transformarse en la antecesora de la dinastía real que debía surgir de Iehudá. Este no la reconoció y, creyéndola una ramera, le solicitó cohabitar con él. (Según el Midrash Rabá 85:9, Ds envió un mensajero para inducir a Iehudá, diciéndole: ¿De dónde, sino, saldrán los reyes?) . Ella le exigió que dejara su bastón, su chal y su sello como prenda (cada uno de estos tres elementos tiene un significado con la monarquía Midrash Rabá 85:10). Tamar rezó a Ds para que quedara embarazada de aquella intimidad (Midrash Rabá 85:8). Tamar no debía unirse a nadie fuera de la familia de Iehudá, sin haber agotado las posibilidades de casarse con algún integrante de ella. Al enterarse del embarazo de ella, el tribunal de Iehudá decidió en consecuencia aplicarle la pena de muerte. Tamar no reveló el origen de su embarazo, sino que envió los elementos de garantía que tenía en su poder, dejando a criterio de Iehudá la decisión de reconocer su paternidad, o... ir a la hoguera sin publicar ni avergonzar a Iehudá. De este hecho abnegado los Sabios derivan que es preferible ser consumido por las llamas, antes que avergonzar a otra persona en público (Talmud Sotá 10. Iehudá reconoció y Tamar dio a luz a mellizos. Peretz, su hijo, fue antecesor del rey David. Inmediatamente después, la Torá nos cuenta la historia de la esposa de Potifar. Iosef llegó a Egipto y fue adquirido (como esclavo) por el ministro Potifar. Dada la excepcional diligencia de Iosef, llegó a convertirse - a pesar de tener el estigma repudiado por los egipcios de ser hebreo - en el capataz de todas las actividades de Potifar. (Potifar podía tranquilamente ir a jugar al golf con el Faraón). Madame Potifar había visto en sus análisis astrológicos que tendría descendientes comunes con Iosef. Siendo fiel seguidora de su cosmografía, decidió que el estrellato le correspondía a ella. No escatimó esfuerzos en su intento de seducir a Iosef. Diariamente iba al shopping Alto Egipto para agregar a su vestuario alguna vestimenta que atrajera la mirada indolente e indiferente de Iosef. No hubo caso. Iosef no se dejó cautivar, ni por las encantos ni por las amenazas de Madame Potifar. Si bien en Egipto la seducción y la infidelidad eran moneda corriente, Iosef intentó infructuosamente hacerle entender que no renunciaría a los principios morales que le había transmitido su padre. Madame Potifar no entró en razones y esperó el momento en que podría obligar a Iosef a cambiar su postura. La oportunidad se presentó, pero en el momento en que Madame Potifar lo asió de la manta, Iosef la abandonó huyendo a la calle. Madame Potifar se vio en problemas y vociferó para atraer la atención de todos acusando a Iosef de intento de violación. A raíz de este evento, Iosef debió sufrir largos e injustos años de cárcel. Ambas mujeres actuaron basándose en su deseo sincero de materializar sus sueños y visiones. Tamar pasó a la historia como una mujer santa. Por otro lado, Madame Potifar es recordada como una vil seductora. ¿Por qué? El Rav Ierujam Levovitz (Mashguiaj guía espiritual - de Mir) respondió: cada acción posee una prueba de fuego que revela las intenciones genuinas: el fracaso. Cuando una persona malogra su propósito, ¿cómo reacciona? - ¿dice: ¡Mirá, Ds, intenté lo mejor posible. No pude. Está todo en tus manos! o, por el contrario, grita, maldice y destruye en el camino? Tamar inicialmente había fracasado. ¿Cómo reaccionó? Se preocupó de no avergonzar al prójimo. Madame Potifar también se frustró. ¿Cómo respondió? Acusando inmerecidamente a Iosef (Parsha Parables de R. Mordechai Kamenetzky shlita). El ser humano debe aspirar a actuar de modo noble y desinteresado. Sin embargo, el deseo de obrar leShem Shamaim (por motivaciones celestiales) con buenas intenciones no es suficiente, dice R. Shalom Shwadron szl. Puede ser un buen comienzo, pero todo dependerá de si cada fragmento de lo que sigue del proceso, se cumple de acuerdo a lo que sabemos es la Voluntad del Todopoderoso. Cualquier desvío del camino correcto, expone la realidad que el supuesto propósito sincero, no era tan desinteresado. Tamar nunca perdió el sentido Di-vino de lo que estaba haciendo, si bien optó por un método poco convencional para lograrlo. Madame Potifar, por otro lado, quiso obligar a Iosef a participar de su leShem Shamaim. Cuando Iosef se negó, ella decidió que debía ser destruido. Esta clase de leShem Shamaim, en la cual se arrasa todo en el camino, demuestra que nunca había sido auténticamente puro (Rabbi Yisroel Ciner shlita de parsha insights, torah.org). Elkaná tenía dos esposas. Pniná tenía hijos, mientras que Janá era aun estéril. Pniná quería que Janá rece con más fervor, para lograr que Ds le conceda su deseo ( de tener hijos). (Talmud Baba Batrá 16.) ¿Qué hizo? Cada vez que compraba o tejía una ropa nueva para alguno de los suyos, se lo mostraba a Janá, causándole aun más angustia. Pniná fue castigada duramente. ¿Por qué? Porque buenas intenciones no permiten proceder con crueldad. (R. Jaim Shmuelevitz szl) Todo esto nos deja varias enseñanzas: frecuentemente, en el trabajo comunitario, sucede que en las decisiones que se adoptan, se toman en cuenta más las opiniones de uno que de otro. En la Tefilá del Bet HaKnesset puede invitarse a uno en lugar de otro a ser Jazán o a subir a la Torá para una lectura más codiciada. Lamentablemente, esto lleva a algunos participantes a sentirse ofendidos. En aquel momento, uno se debe preguntar: ¿estoy obrando realmente leShem Shamaim? ¿deseo subir a la Torá para darle honor a Ds, o... para que todos me vean y me feliciten? En la tarea de acercar judíos a la Torá, que sin duda es de las más vitales en nuestra época, encontramos a maestros que obligan moralmente (apelando a su disposición de agradecimiento) a sus alumnos a seguir participando en su institución y exigiéndole dinero como contribución. ¿Se puede denominar esta situación como leShem Shamaim? ¿Las instituciones están para servir a la gente o la gente está para llenar a las instituciones? ¿Acercamos la gente al judaísmo o a la institución? ¿cambia la perspectiva si se trata de una persona adinerada o si se trata de un necesitado? ¿objetamos en contra de otros judíos observantes por el hecho de tener otra costumbre u otras prioridades, o quizás, decimos que somos mejores que ellos? . En nuestra época, así como también en el pasado se utilizó el nombre de Ds para justificar toda clase de barbarie. Como judío, quisiera poder afirmar que este lamentable fenómeno está lejos de nosotros. Sin embargo, no es así. Conocemos hechos aberrantes que propios judíos cometieron aun en el presente, invocando el nombre de Ds. ¡Cuánto cuidado debemos tener nosotros, entonces, al justificar lo sagrado de nuestros actos! ¿Cumplimos con los preceptos porque nos hace sentir bien? ¿Indagamos cuáles son nuestras obligaciones y deberes como judíos para poder cumplir con lo que corresponde o elegimos lo que nos place y luego lo metemos a Ds en el medio? La historia de nuestra Parshá debiera dejarnos una gran lección en términos de la pureza, o no, de nuestras intenciones. |
parashah: Parashát Vaieshév, por Rav Pynchas Brener: la primogenitura de Ioséf
Parashát Vaieshév, por Rav Pynchas Brener: la primogenitura de Ioséf de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Sunday, 18 de December de 2005, 18:28 | |
Vayéshev: La primogenitura de Yosef por Rav Pynchas Brener 24/12/2005 El drama que se desarrolla entre Yosef y sus hermanos sienta las bases para la consolidación de la familia patriarcal. De esta manera se da inicio a la historia del pueblo judío, que no es otra cosa que una gran familia. La rivalidad entre hermanos y la disputa por la primogenitura, que en esencia es la lucha por la herencia paternal, es el primer gran tema de la Torá. Aún sin conocer el motivo real del enfrentamiento entre Cayin y Hével, no hay duda que se trataba de la primogenitura: Cayin no estaba dispuesto a compartir con nadie la herencia de Adam. En este sentido, se puede entender la expulsión de Yishamel del hogar de Avraham, cuya razón está claramente enunciada por su esposa Sará: Lo yirash ben haumá hazot im bení, im Yitsjak, el hijo de la concubina no heredará junto con mi hijo Yitsjak. El rechazo final de Esav por parte de Itsják y Rivká también implica que el heredero será Yaacov. El hecho de la venta de la primogenitura por un plato de lentejas y el disfraz de Yaacov para obtener la bendición paternal son elementos que conducen al desenlace fundamental: el heredero será Yaacov. Eleazar Touitou emplaza a entender la relación entre los hermanos que finalmente conduce a la venta de Yosef a la esclavitud egipcia. ¿Qué hechos habían conducido a un odio tan extremo? Aunque Yosef le contó al padre acerca de los deslices de los hermanos, la Torá no testimonia que Yaacov haya tomado medida alguna como consecuencia de esas acusaciones. Tampoco se puede considerar que el Ketónet pasim, la túnica multicolor que Yaacov había obsequiado a Yosef, sea una motivación para que los hermanos deseen asesinarlo. Es menester, tal vez, retomar el tema de la primogenitura que había causado enfrentamientos dentro del seno de la familia patriarcal. Aunque Yosef desempeñaba las labores de pastor con los hijos de Leá, una de las esposas legítimas del patriarca, las horas de esparcimiento y ocio las pasaba con los hijos de las concubinas, en una especie de campaña electoral para ser aceptado en el liderazgo, la primogenitura. Está claro que Yaacov tenía preferencia por Yosef, el primogénito de su querida esposa Rajel, por encima de Reuvén, el primogénito de su odiada esposa Leá. Por lo tanto, el Ketónet pasim no era visto solamente como un regalo generoso, sino como el manto de mando que Yaacov le impuso a Yosef. Es posible que el golpe de gracia hayan sido los sueños de grandeza de Yosef, quien se colocaba en el centro del universo con el sol, la luna y las estrellas que se postraban ante él. Un sueño que incluso molestó al padre pero que, al mismo tiempo, le produjo interés y ansias por ver si se concretaría. En Egipto, Yosef demostró que efectivamente tenía cualidades de líder al ascender desde la esclavitud a una posición elevadísima en la corte del faraón. Demostró habilidades gerenciales que, no obstante la discriminación social de los egipcios que no se sentaban a partir el pan con él, fueron admiradas, porque resolvieron el problema alimentario de la población durante los años de hambruna. La historia de Yaacov y sus hijos se diferencia de las generaciones anteriores en el hecho de que el conflicto entre los hermanos no termina en el destierro o el asesinato, sino en la reconciliación. Los viajes de los hermanos para comprar alimentos en Egipto sirven de escenario para el progresivo acercamiento entre los ellos, el reconocimiento de la culpa de los perpetradores y el eventual perdón del agraviado. No obstante la voluntad de Yaacov y la comprobada eficiencia y don de mando de Yosef, el desenvolvimiento de los sucesos conducirá a que la primogenitura, como derecho de jefatura, sea desplazada por características diferentes. Yosef recibirá la primogenitura como herencia, y recibirá una porción doble porque cada uno de sus hijos, Efráyim y Mensahé engendrarán una tribu aparte, pero la primogenitura en su característica de mando caerá en las manos de Yehudá, el cuarto hijo de Leá, quien finalmente gana la confianza de todos los hermanos, tal como se verá en los capítulos posteriores de la Torá. |