21 enero 2006

parashah: Re: Parashát Shemót, por Rav Daniel Oppenheimer: Gracias a las Mujeres

Re: Parashát Shemót, por Rav Daniel Oppenheimer: Gracias a las Mujeres
de Jose Zuccoli - Saturday, 21 de January de 2006, 13:57
 

Es verdad, al final las mujeres son un apoyo mas grande que cualquier otra cosa que tengamos, ella son especiales para que nosotros, los hombres de la familia, continuemos andando aunque el camino sea dificil y este plagado de dificultades


20 enero 2006

ZOHAR_ES: Zohar Shemót: Lo que cuesta no es la saciedad, sino el apetito

Zohar Shemót: Lo que cuesta no es la saciedad, sino el apetito
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Friday, 20 de January de 2006, 04:15
 Zohar Shemot

Zohar HaKado'sh: Estudiamos Cabala'h para atraer la GueUla'h
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del Zohar Shemót:
Lo que cuesta no es la saciedad, sino el apetito

Javeri'm, queridos amigos, Shalo'm:

Israel, habían aprendido ya que se vive materialmente para vivir en lo espiritual; se come para poder bendecir al Creador por la comida, y no se bendice al Creador para poder comer. Y les tocó convivir con el mundo egipcio, ubicado en el extremo opuesto de su filosofía vital: los mitsrím, así como Nimród y su gente en la Torre de Babel, y como tantos otros que les sucedieron y les suceden en la historia del mundo, se alimentaban para gozar materialmente y sobrevivir, y gozando y sobreviviendo, para reafirmarse en su indolencia sostenida, en su reafirmación del azar contra la causalidad, del caos contra el Cosmos, del mal terreno contra el bien que expresa la Verdad celestial.  

¿Cómo fue que cayeron en semejante esclavitud?, se preguntan nuestros sabios. Parte de la respuesta radica en comprender el "costo oculto" de haber aceptado y recibido, aún bajo la intención sagrada de Ioséf, y aún bajo circunstancias de hambruna, de riesgo de supervivencia, el "pan" -el alimento- que prepararan los egipcios.

Bajo riesgo de supervivencia -pìkúaj néfesh-, todas las mistvót de la Toráh se suspenden; tal enseñan nuestros sabios. Mas a la hora de dictaminar qué es realmente un riesgo de supervivencia, se debe tener en cuenta que hay un costo inherente a cada acción, hay consecuencias connaturales a cada conexión y desconexión que oficiamos respecto de cada tipo de energía; y dicho costo, dicha causalidad, no se disuelve a partir de la circunstancia en que nuestra supervivencia se ve en riesgo: tan sólo sucede que la mitsváh de cuidar y preservar la propia vida prevalece sobre las demás, y posterga las consecuencias de cada transgresión que cometamos mientras salvamos la vida, hasta que el riesgo crítico forme parte de un pasado a olvidar.

Nos enseñan nuestros sabios que, entre nuestros sentidos físicos, es la vista el más hábil para conectarnos con cuanto nos rodea en el mundo material (y por ello, aquél a quien se presta atención por excelencia al trazar los cercos necesarios a la percepción, en el marco de las leyes del pudor, para preservar nuestras almas en estado propicio a la sacralidad). De allí se desprende que el "mal ojo" sea expresión de un alma gobernada por el instinto proclive a producir mal, y el "buen ojo" -la mirada del tsadík- sea herramienta hábil para atraer bendición sobre lo mirado.

En palabras sucintas, el Zohar nos revela el secreto de nuestro paso por la esclavitud de Mitsráim; y a ojos de buen entendedor, seguramente también el de tantos otros sometimientos, el de tanta tentativa de hacernos caer a los abismos profundos a lo largo de la historia que se extiende hasta hoy.  Como siempre, traducimos al español desde la traducción arameo-hebreo que completa y explica Rav Daniel Frish z"l (su mérito nos defienda, y su sabiduría se extienda sobre nuestra voluntad de transmitir Bien) en la edición del Zohar "Matók MiDvásh"; los paréntesis y textos en itálicas son nuestro intento de destacar aún más la luz que rescatamos de los territorios anegados por la bruma.

Y así dice, entonces, el sagrado Zohar Shemót, hojja 3a:

זוהר שמות דף ג ע"א

אמר רבי יצחק: מי שהוא בעל נפש, לא יאכל עם אדם שאוכל יותר משאר בני אדם כי הוא בחינת רע עין; או עם מי שהולך אחר מעיו ותאותיו שהוא ג"כ בחינת רע עין. לכן, אם נזדמן שבא לאכול אצל איש רע עין ישחוט עצמו, כלומר יתגבר על רעבונו ולא יאכל מלחמו, כי אין לחם רע בעולם אלא הלחם של רע עין. מה כתיב אצל הלחם של המצרים, "כי לא יוכלון המצרים לאכול את העברים לחם, כי תועבה היא למצרים", פירוש: מחמת שהיה להם עין הרע, לא יוכלו לראות איך שישראל אוכלים לחם. הרי לך שלחם שאכלו ישראל במצרים היה לחם של רע עין, ולפי שאכלו ישראל מלחמם, לכן נשארו אצלם בגלות ושלטו עליהם ושעבדו אותם.

Dijo Rabí Itsják: Aquél que tiene alma (se refiere a quien tiene un alma pulida, sobre cuya sacralidad trabaja de continuo) no comerá con quien come más que el resto de los hombres (ésto es: no compartirá mesa con quien padece del mal de la gula, o sea, que es esclavo de su instinto y ello se manifiesta en su modo de comer), porque quien come en exceso caracteriza la situación del mal ojo (o sea: lo que mira, lo mira con deseo; y al mirar con deseo, incide en lo mirado intranquilizando, alterando hacia la inarmonía lo que ve); y tampoco con quien sigue el dictado de sus intestinos (que cuando se vacían, quieren volver a estar llenos) y de sus apetitos, puesto que también él (quien sigue el dictado de su aparato digestivo, y con él, el de sus apetitos animales) caracteriza al mal ojo.

Por ello, si sucede que le toca comer en lo de alguien malo (y aquí queda claro que quien caracteriza al "mal ojo" es, en los hechos, expresión del mal, aún si rige su vida formalmente en las sendas del bien; porque el mal, móvil de sus instintos, gobierna su voluntad), se degollará (o sea: separará completamente a su boca y su garganta -por donde entra la comida- de aquellas partes de su cuerpo que ansían comer, y con ello, librará a su boca de la supeditación a los apetitos del resto del cuerpo, para que pueda gobernar sobre ella la mente, expresando la sagrada voluntad del alma); o sea: se sobrepondrá a su hambre y no comerá de su pan (del pan del hombre malo), porque no hay mal pan en el mundo, más que el pan de quien caracteriza al mal ojo.

¿Qué está escrito acerca del pan de los egipcios? "Porque no podrán los egipcios comer pan con los hebreos, puesto que ello es abominable para Mistráim". Explicación: Puesto que los egipcios detentaban mal ojo, no soportaban ver a Israel comiendo pan (envidiaban y celaban que alguien más comiera, aún cuando también ellos comieran). De aquí comprenderás que el pan que comían Israel en Mitsráim era pan de mal de ojo (sometido a la influencia del mal de ojo, y capaz de transmitirla), y puesto que comieron Israel de ese pan, (sufrieron la maldición que venía en él, porque el mal ojo de los egipcios incidía en el alimento que producían, y a su través, en quien lo consumía; y entonces,) hubieron de permanecer en el exilio de Mitsráim (y se tornó su exilio tan grave como se tornó), y les dominaron los egipcios, y les sometieron y esclavizaron.

Bastará con comprender que no son los "egipcios" de entonces sino la imprescindible expresión histórica de un paradigma, de un arquetipo que se manifiesta de modo distinto en cada generación, para que comprendamos que la historia ha discurrido por idénticos canales infinitamente a lo largo de la historia; aguardando a que seamos capaces de superar la prueba, acechando al momento en que el pueblo de Israel, conformado por todos quienes asumen la certidumbre de la Verdad y asignan a su alma sagrada la gestión de su tiempo, sea capaz por fin de superar la prueba y revelar la Luz interior de la Toráh en los desiertos que el miedo ciego produce y difunde por doquier.

Sea voluntad de Hashém que sometamos al miedo y arribemos a los reinos de la Emunáh, de la lealtad que obra milagros, y desde ella, atraigamos sobre nosotros, sobre quienes amamos, sobre todo Israel y desde el pueblo de Israel sobre el mundo, la GueUláh, la Redención completa y verdadera, muy pronto en nuestros días, Amén.

con brajo't,

daniEl I. Ginerman
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18 enero 2006

parashah: Parashát Vaiejí, por Rav Menajem Abdeljak: ¿Efraím o Menashé?

Parashát Vaiejí, por Rav Menajem Abdeljak: ¿Efraím o Menashé?
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Wednesday, 18 de January de 2006, 18:36
 
Parashát Vaiejí
¿Efraím o Menashé?

por Rav Menajem Abdeljak

Se acerca el final de la vida material de Iaakob y quiere despedirse de su descendencia bendiciéndolos. De esta manera nos relata la Torá (Bereshit 48:13 en adelante) un episodio curioso que ocurre ciando bendice a los hijos de Iosef.
 
Y extendió Israel su mano derecha, y la puso sobre la cabeza de Efraim, siendo el menor, y su mano izquierda sobre la cabeza de Menashé, colocando así sus manos intencionalmente, aunque Menashé era el primogénito.
 
Y asió (Iosef) la mano de su padre, para cambiarla de la cabeza de Efraim a la cabeza de Menashé. Y dijo Iosef a su padre: No así, padre mío, porque éste es el primogénito; pon tu mano derecha sobre su cabeza.  Mas su padre se negó y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud de naciones.
 
Y los bendijo aquel día, diciendo: En ti bendecirá Israel, diciendo: Hágate Hashem como a Efraim y como a Menashé. Y puso a Efraim antes de Menashé.
 
¿Será solamente una anécdota? Desde ya que no. En la Torá no hay historias propiamente dichas. Lo que sí hay son lecciones de vida en base a la conducta de sus personajes. Por eso todos ellos son buenos o malos, no hay intermedios.
 
Sin duda, este hecho de cambiar la posición natural de las manos de Iaakob, comprende muchos de loas secretos de la Torá. Nosotros citaremos uno de ellos.
 
Cuando Iosef da el nombre a sus hijos, lo hace con un sentido. Como la Torá explica: Y designó Iosef el nombre del primogénito, Menashé; porque dijo: Hashem me hizo olvidar todo mi agobio y (el dolor de) la casa de mi padre. Y llamó el nombre del segundo, Efraim; porque dijo: Hashem me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción. (Bereshit 41:51,52)
 
Los nombres Menashé y Efraim hacen alusión a dos palabras hebreas “Neshiá-abandono” y “Piriá-incremento”.
 
A Iosef le tocó vivir situaciones muy duras. Odiado por sus propios hermanos, es secuestrado de la casa paterna y vendido como esclavo. Luego va a prisión sin culpa alguna. Pero finalmente llega la luz para Iosef y comienza una nueva etapa de honores y prosperidad en todo aspecto. Todo el dolor y la congoja quedaron en el pasado.
 
Es a eso que hace referencia cuando da el nombre a sus hijos. En primer lugar Menashé, deja atrás el pasado. Luego llega la prosperidad.
 
Sin embargo, el mensaje que esto deja a posteriores generaciones no complace a Iaakob. Y veremos por que.
 
Dijo David Hamelej en el Tehilim (34:14): “Sur Merá Vaasé Tov- abandona el mal y haz el bien”. Dos deberes de cada ser humano, pero en un orden preestablecido. Primero abandonar los errores, las imperfecciones y recién en ese momento podemos acceder al bien.
 
Digamos que éste es el camino y procedimiento ideal. Debemos reparar nuestros errores y cambiar nuestras actitudes negativas y viciadas para poder luego cumplir las Mitzvot de forma pura y aceptable.
No obstante, tal como lo enseñó e insistió muchísimo el Baal Shem Tov, nuestros tiempos no son aptos para este método. Como lo dijo el Arizal y otros grandes Tzadikim, una pequeña Mitzvá en nuestros tiempos equivale a una grande de Tzadikim en generaciones pasadas.
 
Las dificultades, la debilidad mental y física, la ofuscación ideológica, las grandes tentaciones y muchas cosas más, dificultan notablemente el desarrollo óptimo de la vida adecuada del Iehudí.
 
Nuestros antepasados estaban de pie a primeras horas de la madrugada para comenzar largas horas de preparación a la Tefilá mientras que nosotros apenas logramos hacerlo para llegar a horario. Nuestras madres educaron una decena o más de hijos cumpliendo a pulmón con todas las obligaciones hogareñas y familiares. Hoy, prácticamente no existe mamá que se las arregle ni siquiera con tres hijos sin la empleada doméstica. Y sin hablar de la educación.
 
Y qué decir de nuestras calles pervertidas. El pudor y el buen gusto quedaron en la historia para cederle su lugar al libertinaje y el descontrol. Mi madre nos describe como era la vida en su ciudad natal, el antiguo Mlah (Guetto) de Marrakech, en Marruecos. Sus portones se abrían de mañana para el ingreso de los comerciantes no judíos. Pero sólo los hombres tenían permitido el ingreso, para preservar así la pureza de la vida del pueblo. Al caer la noche, las calles eran rastreadas por los vigilantes del Mlah para asegurarse que ninguna persona no autorizada pernocte en él.
 
Todo esto se contempla al momento de evaluar nuestros méritos y defectos. Hashem toma en cuenta nuestras dificultades y se compadece con nosotros maximizando el mérito de nuestras Mitzvot.
 
Es a esto que hacíamos referencia anteriormente cuando decíamos que el Baal Shem Tov decía que en estos tiempos el orden de la corrección y el arrimo al buen camino es diferente. Para ser más exacto, es inverso.
 
Si esperamos hasta que enmendemos todos nuestros errores, cosa que muy difícilmente conseguiremos en épocas como estas, quedaremos sumidos en el mal de por vida. Por eso, dijo el Baal Shem Tov, la interpretación del consejo de David Hamelej es la siguiente: “abandona el mal” déjalo de lado, dalo por olvidado “y haz el bien” dedica tus fuerzas a hacer el bien. El mal se esfumará de por sí.
 
Es esto lo que le dijo Iaakob a su hijo. A Menashé, simbolizando el abandono del error, en realidad la corresponde la primera instancia. Pero Iaakob, viendo el final de la historia, pudiendo divisar la situación actual, alega a que en primer lugar está Efraim.
 
“Pero su hermano menor será más grande que él”, dijo el patriarca. La fórmula “efraimiana” abarca más. Es accesible y aconsejable para todos, no sólo para privilegiados.
 
Y finalizó: En ti bendecirá Israel, diciendo: Hágate Hashem como a Efraim y como a Menashé. Efraim primero.
 
SHABAT SHALOM

parashah: Parashát Shemót, por Rav Pynchas Brener: Los esfuerzos fútiles del faraón

Parashát Shemót, por Rav Pynchas Brener: Los esfuerzos fútiles del faraón
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Wednesday, 18 de January de 2006, 18:51
 
Parashát Shemót
Los esfuerzos fútiles del faraón

por Rav Pynchas Brener

Shemot quiere decir nombres, nomenclatura que destaca la importancia que la Torá otorga al nombre de la persona o del lugar, porque generalmente revela alguna característica fundamental. Por ejemplo, el primer hombre es designado como Adam porque proviene de la tierra, que en hebreo es adamá.
La designación Shemot es la primera palabra significativa del texto que empieza con la frase Veele Shemot… Sin embargo, en el relato del nacimiento de Moshé, la Torá narra que un hombre de la tribu de Leví tomó una mujer de la misma tribu y describe cómo escondieron durante tres meses a su recién nacido varón, sin mencionar los nombres de estos tres personajes. Tal vez la intención fue la de poner la lupa sobre los sucesos, el hecho de que los padres llegaran al extremo de colocar a su bebé en una cesta para que navegara el río y encontrara un destino diferente. Aparentemente, el riesgo que revestían las aguas del río era preferible a la sentencia mortal ordenada por el faraón contra los recién nacidos varones. Se desconoce cuál había sido el nombre que los padres dieron a este bebé, porque el nombre Moshé le fue dado por la hija del faraón, cuyo nombre tampoco es mencionado. Varios exégetas suponen que el nombre Moshé es de origen egipcio, porque si se hubiera utilizado el idioma hebreo su nombre debería haber sido Mashui, que quiere decir “sacado” de las aguas. Tal vez el nombre Moshé no se refiere a su rescate de las aguas, sino a su futura trayectoria que será la de extraer al pueblo hebreo de la esclavitud egipcia.
La suerte de Moshé fue una consecuencia de las normas que los egipcios impusieron para frenar el crecimiento de la población hebrea, porque temían que en el momento de una incursión enemiga proveniente del exterior, los hebreos se convirtieran en aliados de los invasores. En este sentido, el faraón esclavizó a los hebreos, pensando que el trabajo forzado también frenaría la procreación, ya que los hombres estarían secuestrados la mayor parte del tiempo en los terrenos donde se erigían las construcciones faraónicas. No obstante, los hebreos continuaron multiplicándose de manera exponencial. Según el Midrash, eran muy comunes los nacimientos múltiples.
Si el único objetivo hubiese sido frenar el crecimiento poblacional hebreo, habría sido más eficiente eliminar a las mujeres. Pero en la mente de la gente de la época, incluso la del faraón, los hombres representaban la fuerza, los integrantes de un ejército que podría unirse a los posibles invasores.
Frente al continuo incremento del número de hebreos, el faraón exigió que las comadronas que atendían a las mujeres hebreas asesinasen a los varones recién nacidos inmediatamente después del parto. Pero la Torá relata que las comadronas desobedecieron el instructivo y, de esa manera, se convirtieron en las pioneras en desacatar una orden real. Alegaron que las mujeres hebreas daban a luz por sí solas, porque eran muy fuertes. En realidad mintieron, hecho que merece ser evaluado: si acaso la mentira es admisible cuando está la supervivencia del colectivo está sobre el tapete. De todas maneras, su valentía fue recompensada, porque de acuerdo con el texto bíblico tuvieron descendencia que formó parte liderazgo futuro del pueblo.
El faraón no descansó en su intento de mermar el crecimiento de los hebreos, además, había sido advertido por sus astrólogos de que el “salvador” de los hebreos estaba por nacer. Debido al desacato de las comadronas o su complicidad con las parturientas, el faraón ordenó que los varones fueran arrojados al río inmediatamente después de su nacimiento. Los padres de Moshé pudieron esconder al recién nacido, porque de acuerdo con una antigua tradición, el bebé había nacido unos meses antes de que se completase el período de gestación. Al no poder ocultar más el evento, los padres optaron por colocar al recién nacido en una cesta sobre las aguas del río Nilo.
El relato bíblico demuestra la interacción entre Dios y el hombre. El pueblo hebreo percibe que Étsba Elohim, el “dedo de Dios” está presente en los acontecimientos, pero al mismo tiempo leeremos una instrucción Divina, cuando se advierte el peligro de las hordas egipcias que les persiguieron después del éxodo. Dios instruye: “Daber el Benei Israel Veyisáu”, “dile al pueblo que emprenda la travesía”. El pueblo no podía apoyarse únicamente en eventos milagrosos, tenía que tomar iniciativas, hecho que sale a relucir en el sobresaliente liderazgo de Moshé.

parashah: Parashát Shemót, por Rav Abdeljak: Un as en la manga

Parashát Shemót, por Rav Abdeljak: Un as en la manga
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Wednesday, 18 de January de 2006, 18:27
 
Parashát Shemót
UN AS EN LA MANGA

por Rav Menajem Abdeljak

La principal connotación práctica de la fe, del hecho de creer en un Creador, es reconocer su control total y absoluto sobre Su obra. El Iehudí tiene la obligación de confiar y creer en que todo lo que ocurre consigo es, indudablemente, positivo.
 
Hay situaciones en las cuales puede vislumbrarse claramente que una dificultad que sobreviene al ser humano motivará un beneficio. Pero esto ocurre en la menor parte de los casos. Mayormente, no llegamos a ver que algo bueno surgirá como consecuencia del sufrimiento. Ya que cabe la posibilidad que el beneficio llegue recién luego de mucho tiempo o incluso que nunca sepamos cual fue. Y aunque nada agradable ocurra como resultado, puede ser para expiar nuestros errores o acrecentar los méritos.
 
A pesar de ello, tenemos el deber de confiar en que todo es hecho para nuestro bien. En cualquier situación, hay que esperanzarse en la salvación de Hashem. Aún cuando parece que no hay salida, Hashem la tiene ya planeada hasta el más minúsculo pormenor.
 
Ante el gran crecimiento de la sociedad judía, el Faraón reúne a su gabinete para tratar de buscar una solución y dice: “Haba nitjakemá lo – ingeniémonos contra él”. Él, dice el Talmud (Sotá 11a), se refiere a Hashem mismo. Directamente le declaró la guerra a Hashem. Se puede decir sin dudas que empezó mal “desde el vamos”.
 
Su objetivo es detener la reproducción de Am Israel. Para tal fin, lo somete a una esclavitud total, de cuerpo y alma. De esta manera, cree él, logrará que el pueblo flaquee moralmente y no piense ya en traer hijos al mundo. Éste deseo se manifiesta también en el hecho de esclavizar tanto hombres como mujeres y procurar que los hombres permanezcan la mayor parte del tiempo alejados de sus hogares. Sin embargo, la Torá asegura: “Vejaasher ieänú otó ken irbé vején ifros – cuanto que lo oprimían, así se aumentaba y así se expandía”. Milagrosamente, todas las mamás tenían partos séxtuples y el pueblo se aumentó sobremanera.
 
Pero el Faraón se mantiene en su decisión de desafiar al Creador. Y aquí viene la segunda parte de esta historia. La que induce a su propio derrumbamiento.
 
Los astrólogos de la corte vaticinan el nacimiento de un niño que liberará al pueblo judío de la servidumbre. Obviamente, el rey tiene que impedir esto a cualquier costo. Entonces llega la nueva disposición: “Kol habén hailod hayeora tashlijuhu – todo varón será arrojado al río”. Tirando los bebes al agua, cree evitar la llegada del libertador.
                                                                                      
Luego de perdurar éste decreto por un lapso de ochenta y tres años, llega la fecha del nacimiento. Los astrólogos le advierten al Faraón acerca de la posibilidad que éste niño sea egipcio, no judío. Consecutivamente ordena arrojar también a los recién nacidos de su propia nación.
 
Efectivamente, ese día nace aquella criatura tan temida por el rey y sus colaboradores. Pero, a pesar de todo, no logran ponerle las manos encima. El bebé es ocultado en la casa de sus padres durante tres meses sin que nadie se percate de ello.
 
Transcurridos los primeros tres meses, se les imposibilita seguir ocultándolo. Deciden entonces, esconderlo en una canastita en el Nilo, en el mismísimo río al cual fueron arrojados sus hermanitos.
 
La hija del Rey, infectada de lepra, entra a bañarse en el Nilo para apaciguar su dolor. Una vez en el agua, divisa la cuna con el pequeño y se dispone a recogerla. Sus sirvientas intentan disuadirla y son sacudidas por el ángel Gabriel. Finalmente lo toma y como por arte de magia, su lepra y su dolor desaparecen.
 
Cuando lo lleva a la casa de su padre, éste entra en un dilema. Por un lado, se trata de un niño nacido durante la vigencia del decreto y que es potencialmente el futuro salvador del pueblo oprimido. Mientras que por otro lado, la salud de su hija depende de éste niño. Finalmente, el espíritu paterno predomina y Moshé permanece en el palacio como nieto adoptivo del rey.
 
“Se dio vuelta la tortilla”, en vez de Moshé temer al Faraón, es el rey quien teme hacerle daño por el bienestar de su hija. En vez de morir ahogado, es criado y protegido bajo las alas de su mismo perseguidor.
 
Muchas veces podemos tener la sensación de estar sumidos en las dificultades de una manera muy comprometida y no llegamos a ver la puerta de escape. Lo que no nos damos cuenta y es lo que aprendemos de esta historia, es que Hashem engendra la solución en base al mismo problema. No es que luego del inconveniente viene la solución, sino que es su mismo origen.
 
Hashem siempre tiene un as en la manga. Confíe en Él.
 
SHABAT SHALOM