04 mayo 2007
parashah: Parashat Emór, por Gabriel ben-Israel - ¿No hagas hoy lo que puedes hacer mañana?
parashah: Parashat Emór, por Gabriel ben-Israel - La Obligación de Subir
Parashat Emór, por Gabriel ben-Israel - La Obligación de Subir de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Friday, 4 de May de 2007, 14:12 | |
Parashat Emór, por Gabriel ben-Israel - La Obligación de Subir para LaHoja #087, desde Kiriat Sefer |
ZOHAR_ES: La Expulsión del Gran Edén
La Expulsión del Gran Edén de Xavier Pujolas - Thursday, 3 de May de 2007, 22:34 | |
En una de las clases de Zohar HaKadosh se trato un poco del tema de la expulsión de Adam y Java del Paraíso, de la desconexión que eso supuso. Se hablo de que los Kerubim se relacionan con la sefira de Binah. Entonces, en principio parecería que la puerta del Edén se situa en Binah, ¿es correcta esta afirmación o bien, como se nos enseño que los Querubim fueron creados antes del Gran Edén, significa esto que el gran Eden se correspondería con el Zeír Anpín? ¿Sería correcto interpretar ese antes como en un estado espiritual más próximo al Creador? En definitiva, me gustaría preguntar donde se situaría el Gran Eden en el Arbol de la vida y como guarda relación con la historía de la Expulsión de Adam y Java del Gran Eden. Y por ultimo: ¿Se relaciona de alguna manera la expulsión de Adam y Java del Gran Eden con los mundos del Caos, Olam ha Tohu y de la Corrección, Olam HaTikun?
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30 abril 2007
contextos: Las letras que cifran nuestros días (III)
Las letras que cifran nuestros días (III) de iair menachem - Monday, 30 de April de 2007, 00:55 | |
Saltaba del tres al cuatro como quien se desliza por debajo de su propia sombra, para ser otro nuevo sin dejar de ser él. Sabía que en el tres se reafirmaría lo suficiente como para reproducirse en el cuatro. Así, la tercera letra, guimel, con su forma de gamál (el camello) bien afirmado sobre sus patas, le daría la confianza para ser dálet, la puerta (délet) que hay que cruzar para vencer al tiempo, y que se basta con un sólo pie de iód para sostener el majestuoso techo de la vav horizontal. Había que sumar 5 para llegar del tres al cuatro, a juzgar por las formas de las letras, que eran las que él adoptaría para el tránsito mágico. Desde la unidad única y filosa del uno que es la finalidad del amor y campea sobre el reino de las letras y las cifras, al dos que alude a los dientes de que se sirve para complacer y para mantener al cuerpo vivo, y la casa, la letra bet, construida -que lo sabía ya por fin- de a 2 (se lo dijo un día el nombre de la letra bet, que es la palabra "báit" = casa, que vale lo mismo que "beshnáim"; ésto es: "con dos", y no con menos ni con más se construirá una casa). Estaba apurado por llegar. Todo detenerse, toda demora, era como una cancelación del propio tiempo, una anulación inútil, desde que sabía de dónde venía y hacia dónde le llevarían sus pasos, inexorablemente. En el cuatro incursionó espacio y tiempo; preparado por fin para las guerras de la vida, en el cinco de los dedos de la héi construida con una dálet y una iod que se hacen "iád", mano a derecha e izquierda -arriba y abajo- de la vav en el Nombre sagrado impronunciable, tomó el "jimúsh" = armamento del "jamésh" = cinco, y se paró erguido, listo para la guerra de este mundo, que culminaría con el "sasón", la alegría plena que parió el entendimiento en "shesh" que es seis, y es la vav del cuerpo entero, la vav que le enmendaría del cuello al sexo con luz nueva, tornándole apto para reinar. Y entonces, llegó shabát, la oportunidad de la saciedad, el juramento fatalmente maravilloso de la enmienda completa. El principio activo de la realidad, justo en el momento en que él fulgía de alegría; la letra zain enhiesta, con la evocación por herramienta de futuro. En estado de reposo, advirtió que acababa de crear un mundo. iaIr |
29 abril 2007
contextos: Las letras que cifran nuestros días (II)
Las letras que cifran nuestros días (II) de iair menachem - Sunday, 29 de April de 2007, 18:01 | |
Néstor y Paul son físicos, científicos serios y probos, y se hallan perplejos. Ante ellos el laboratorio, conmocionado por la interrogante que devasta certezas. Las papeleras rebosan borradores desechados, que se encarnan insolentes -indolentes- sobre mesas y piso, sobre el instrumental al que la inclemencia palmaria del 137 convirtió en obsoleto. Ciento treinta y siete. Han inundado las paredes con distintas grafías del número pavoroso. Sus teorías carecen de toda herramienta para descubrirlo, para enunciarlo, para comprobarlo; y no obstante está allí: el inverso de 137,035999710..., la constante de la estructura fina del universo que determina el comportamiento de cuanto Es frente a nuestros sentidos. Avraham, que ignora las angustias de Paul y Néstor, eleva su plegaria. El sabe que el mundo fue creado por el nombre E-lohím, que significa "ba'al hakojót"; ésto es: dueño de todas las fuerzas. Y como es arriba es abajo, por lo que el valor numérico de "ba'al hakojót" equivale al valor numérico de la palabra "Israel". En los mundos bajos, es Israel el administrador de las fuerzas vivificantes con que el Creador renueva de continuo la acción de Bereshít. Néstor y Paul ven desmoronarse su certidumbre científica. Saben, ahora sí, que hay constantes del cosmos, ejes fundamentales de la existencia, a los que su ciencia no tiene acceso. No saben que el nombre E-lohím es utilizado a veces para denominar a los ángeles, a los ministros que representan en el Firmamento la voluntad de los pueblos de la Tierra. Por ello, no saben de la expresión "E-lohéi haE-lohím", "Dios de todos los dioses", o más propiamente, "amo de todo poder".... no saben que 137 es el valor de "E-lohéi haE-lohím", que rige a la naturaleza en la Creación toda, a partir de las reglas esenciales explicadas en la Kabaláh.... cuyo nombre hebreo vale 137 también. Todos parecen saber lo mismo. A unos los angustiará hasta que se quiebre la soberbia que hace aparecer como omnipotente su ciencia. Al otro, le elevará a un éxtasis maravilloso. iaIr |
contextos: Las letras que cifran nuestros días (I)
Las letras que cifran nuestros días (I) de iair menachem - Sunday, 29 de April de 2007, 15:32 | |
En esa casa, vivía un niño delgado que no paraba de comer. Comía mucho más que lo que suelen los niños de su edad, y aún así, no engordaba, no crecía demasiado, y tampoco envejecía. Sus padres, consternados, fueron donde su Maestro en busca de explicación y consejo. El Maestro ordenó revisar las mezuzót, esos trozos de cuero curtido que colocamos en los marcos de nuestras puertas: sabemos que lo ahí escrito nos escribe; lo que ahí se dice, es por nosotros que se dice. Un pasaje de la mezuzáh indica (Devarím -Deuteronomio- 11:15): "Y Daré pastura en tu campo para tus animales, y comerás, y te saciarás". Como era obvio, en la mezuzáh que se hallaba a la puerta del dormitorio del niño, la palabra "vesabá'ta" -"y te saciarás"- estaba borrada; no restaba sino un comer angustiosamente interminable. Faltaba la saciedad. Reescríbela, y reescribirás su destino.
iaIr |