21 junio 2007

parashah: Parshat Jukat - Las Aguas de la Independencia, por Jana Simon

Parshat Jukat - Las Aguas de la Independencia, por Jana Simon
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Thursday, 21 de June de 2007, 11:34
 
ParshatLas Aguas de la Independencia
por Jana Simon

Queridos amigos:

 Para reforzar
 
    Miriam, la hermana de Moshé, muere e igualmente desaparece el pozo de agua que viajaba milagrosamente con los judíos por los méritos de Miriam. Ésto preocupa a los elementos más bajos de la sociedad que incitan a otros a enojarse con Moshé y Aharón por lo que perciben como una situación peligrosa. HaShem ordena a Moshé que reuna a la gente para hacer un milagro frente a ellos. Moshé y Aharón deberán hablar a la roca y mandarle a que produzca agua. Moshé entiende que es una roca especial (HaSelah) pero de repente no puede encontrarla y se dirige al pueblo diciendo, "¿vamos a sacar agua de esta roca para vosotros?", queriendo decir que no puede hacer un milagro en una roca que no es la correcta. Ésto deja la impresión entre alguna gente de que se está dudando de la habilidad de HaShem de hacer este milagro, y a causa de que dió lugar a ese pensamiento se le castigó a Moshé, por tal vez creer que ésta no es la roca de la que va a salir agua al hablarle y la golpea como hizo la vez pasada al hacer salir agua de otra. Ésto fue un error, pero sin embargo salió agua que ahoga a los que dudaron de la palabra de HaShem y da de beber a los sedientos del resto de Israel.

  
Hay tres sitios en los que la Torá nos habla de dar agua en el desierto y es interesante notar cuáles son las órdenes de HaShem en cada caso. La primera vez fue en Mara, poco después de haber entrado en el desierto; la segunda en Refidim y la tercera en Kadesh. En cada uno de estos lugares la falta de agua tenía una naturaleza diferente, y por eso las instrucciones de HaShem para restituir el agua son diferentes. En Mara había agua pero era demasiado amarga para consumirla, "y no pudieron beber el agua porque era amarga". En Refidim nunca hubo agua así que hubo necesidad de transformar la naturaleza de la roca para que pudiera recibir el preciado líquido y en Kadesh hubo una vez agua en la roca pero se extinguió a causa de la muerte de Miriam y fue el trabajo de Moshé de otra vez hacer fluir el agua de la roca. HaShem dio tres instrucciones diferentes correspondiendo a cada situación. En el agua amarga se echó un trozo de madera para endulzarla. En Refidim la roca estaba cerrada y Moshé tuvo que golpearla para transformarla en una fuente y en Kadesh para que el agua volviera Moshé tuvo que hablarle. Cada una de estas órdenes divinas contiene un aspecto simbólico importante que nos demuestra la manera en que HaShem nos educa para que seamos un receptáculo de su bondad. En el ejemplo de Mara, Mejilta comenta que el trozo de madera es simbólico porque era madera de olivo que es la más amarga de todos los árboles, por lo que parece incongruente echar un trozo de madera amarga al agua para endulzarla. De ésto aprendemos que HaShem actúa diferente que los hombres. Los hombres curan el amargor con algo dulce, pero HaShem cura lo amargo a través del mismo amargo. Igualmente hay aspectos simbólicos en las aguas de Refidim y Kadesh. Moshé tenía que haber seguido las instrucciones exactamente y por eso su castigo fue tan severo, ya que por enojarse y golpear la roca pecó porque el pueblo pensó que también HaShem estaba enojado. Al estar enojado no fue Uno con HaShem y ésto es un ejemplo para nuestros maestros hoy. Un Rabino enojado no en Uno con HaShem, porque HaShem sólo debe inspirar gozo (El Majaral de Praga). Cuando HaShem le pide a Moshé que golpee la piedra en Refidim lo hace porque el mayor problema de los que salieron de Egipto era que tenían una visión demasiado estrecha, por eso la roca se llama Tzur (estrecha) y les costaba ser independientes cuando hasta entonces habían sido dependientes. En esta Parshá Moshé yerra porque cree que el pueblo todavía sufre del mismo problema, cuando en realidad no era así, pues había una gran diferencia entre las dos generaciones. Esta generación quería ser independiente, demasiado independiente, por eso la Torá les enseña sobre el becerro rojo, porque incluso cuando somos independientes necesitamos a otros en tiempos difíciles, como cuando alguien muere. Moshé tenía que haberles dando palabras y no golpes a la roca que en este caso se llama Selah, palabra que se relaciona con los problemas de la vida que pueden aliviarse sólo con palabras reconfortantes.
 
   Hoy domingo tuve que salir y me encontré con la manifestación religiosa contra los gays, y como el taxi tuvo que andar por medio Yerushalaim porque muchas calles estaban cerradas, tuve tiempo de pensar y ver (desgraciadamente mucha basura volteada en medio de la calle). Si acaso no es tiempo de que dejemos de golpear la roca y empecemos a hablar.

 Mi brajá de esta semana es que sepamos diferenciar entre los eventos, los que piden firme acción y los que piden conversación, diálogo y entendimiento.

¡Shalom desde Yerushalaim!