29 febrero 2008

contextos: Re: La Mujer sin Nombre

Re: La Mujer sin Nombre
de fishel david friedman - Friday, 29 de February de 2008, 20:15
 El mantener un armonioso estado de felicidad demanda un arduo trabajo para su logro. Cada persona tiene pensamientos que la entristecen. Debes esforzarte en pensar de una manera que te permita ser feliz. (Meir Bahaúah, -pág. 7).
La felicidad -es un derivado resultante de pensar y obrar de una manera positiva. Toda persona desgraciada que tiene un impreciso objetivo de obtener la felicidad, y que no está preparada para cambiar sus hábitos y conductas estará condenada al fracaso. Aquel que se concentre exclusivamente en la idea: "Quiero la felicidad, ¿dónde puedo hallarla?", generalmente quedará decepcionado. Deberá preguntarse en cambio: ¿Qué pensamientos debo tener en mi mente que me permitan ser feliz?" y además: "¿Cuáles son las conductas específicas que deberé adoptar para incrementar mi felicidad?"

12. Algunas personas difieren en sus tendencias naturales en cuanto a la forma de sentirse felices. Una persona naturalmente feliz encuentra relativamente fácil superar innecesarios estados de ánimo depresivos. Aquel que tienda a ser pesimista y triste, deberá esforzarse por cambiar sus pensamientos, expresiones y conductas. Invierte el tiempo y esfuerzo necesarios y seguramente tendrás éxito en tus intentos. No te pongas un rótulo de "Persona Desdichada" ("Es mi naturaleza estar triste"), porque si así lo haces no realizarás el esfuerzo necesario y el rótulo se convertirá en una profecía cumplida anticipadamente. Ten confianza en que si lo intentas habrás de mejorar.

13. El Ibn Ezra en Tehilim (33:4) expresa lo siguiente: "El virtuoso se sentirá siempre alegre y nunca triste acerca de lo que el Todopoderoso le ha deparado, porque comprende que todo lo que El dispone es para el mejor fin último de las personas".

14. La persona que viva con el constante conocimiento de la presencia del Todopoderoso, tendrá una vida de constante felicidad. (Jazon Ish: Emunah Ubitajon, cap. l).

15. El Jazon Ish describe el nivel al que una persona está capacitada para alcanzar si se plantea un objetivo a largo plazo para el mejoramiento de si misma: Si una persona se esfuerza constantemente para mejorar las cualidades de su carácter, es posible que eventualmente llegue a alcanzar un nivel espiritual en el cual no volverá a enojarse, no sentirá odio ni rencor, no tomará venganza ni albergará sentimientos de inquina, no tendrá ambiciones de aspirar a honores, y no deseará placeres mundanos (Idem 1:15).

16. Con demasiada frecuencia juzgamos la felicidad según las apariencias externas y nos acostumbramos a nosotros mismos y a nuestros hijos a sobreestimar el valor de las adquisiciones materiales. La felicidad no está de modo alguno determinada por esta clase de riqueza. En efecto, tales adquisiciones pierden su valor cuando se convierten en una necesidad diaria. Por otra parte, si algún día deben ser abandonadas, nuestros sentidos que llegaron a acostumbrarse a estas superficialidades se sentirán lastimados por su pérdida. Ningún hombre debe ser valuado de acuerdo a la cantidad de sus adquisiciones materiales ni por su status en la sociedad. (De la Sabiduría del Mishlé, pág. 144).

17. La plena felicidad no llegará al propio espíritu a través de la gratificación de los deseos físicos. La única forma de adquirir la felicidad perfecta es encontrar la realización espiritual, que conduce hacia el sentimiento de estar satisfecho con la situación material de cada uno. (Mussar Hatorah, pág. 63).

18. Algunas personas están bajo la impresión de que en nuestra era moderna necesitamos nuevos conceptos para obtener la felicidad, pero las personas no cambian. Hay constantes cambios en las condiciones externas y en el ambiente, pero la esencia de la persona, aquello que la hace feliz o la entristece, sus deseos y ambiciones, permanece básicamente igual. Las nuevas técnicas pueden desarrollarse, pero los eruditos a través de los años en sus obras mussar nos han proporcionado el conocimiento necesario para hacernos felices. (Toras Hanefesh, pág. 11)

19. En tanto que es posible cambiar conceptos propios o formas de pensar en un tiempo breve, para la mayoría de las personas representa realizar un esfuerzo organizado en un prolongado período de tiempo antes de que las nuevas formas de pensamiento se tornen automáticas. Aún para un experto en pensar en forma positiva, será inevitable sentirse alguna vez desdichado. Resulta contraproducente e ilógico esperar la perfección. Si exiges ser feliz en todo momento, te sentirás innecesariamente ansioso y culpable cuando estés realmente sintiéndote desdichado. El completo dominio de los pensamientos de una persona constituye un objetivo irreal, pero cada uno puede superarse y por ello debemos luchar. Acepta todos los errores como normales y continúa calmadamente elaborando pensamientos que generen felicidad. Continúa preguntándote: "¿Cómo puedo cambiar los pensamientos negativos que me llevaron a la desdicha, por otros más positivos?" Cuando adquieras el hábito de pensar de manera positiva, tu temperamento general habrá de mejorar.

20. La felicidad considerada como una obligación no es un concepto para ser utilizado como un ladrillo para arrojarlo a otras personas. Si te diriges a una persona insensiblemente frente a su estado de tristeza y le dices: "Deberías alegrarte" o "Tienes que ser feliz", no es probable que tus palabras lo ayuden. Es mucho más probable que la persona se sienta herida y se enfurezca contigo. Si ves que alguien se muestra desdichado, lo primero que tienes que hacer es solidarizarte con su sufrimiento. (Para el tratamiento de este principio ver "Ama a tu prójimo", págs. 39-40, 128-32 y 306). Trata de entender qué es lo que lo aqueja. Hay veces en que esto sea bastante difícil de determinar, dado que él mismo puede no estar totalmente al tanto de qué es lo que le aqueja, o puede resultarle embarazoso decírtelo. Sutilmente y con tacto trata de influenciarlo para que tenga un enfoque más optimista de la vida. Si se obtiene éxito, esto constituirá un gran acto de bondad.

 

contextos: Re: La Mujer sin Nombre

Re: La Mujer sin Nombre
de fishel david friedman - Friday, 29 de February de 2008, 20:14
 La Felicidad es una Obligación

1. La Tora (Dvorim 26:11) nos ordena ser felices. "Os regocijarais con todo el bien que el Todopoderoso os ha dado." Esta es una mitzvah. Estamos obligados a sentir alegría con lo que nos fue dado por el Todopoderoso.
¿Por qué necesitamos una directiva para regocijarnos, dado que automáticamente debiéramos ser felices cuando tenemos cosas buenas? La naturaleza del hombre es querer más de lo que posee en el presente. "El que tiene cien quiere doscientos" (Koheles Rabbah 1:34). Nuestros momentos de felicidad están mezclados con la tristeza por aquello que nos falta. La Torah, por lo tanto, nos ordena regocijarnos con lo que tenemos. Debemos esforzarnos por sentir una alegría que sea plena. La falta de alegría con lo que tenemos es destructivo tanto física como espiritualmente (Rabino Mordejai Gifter; Pirke Torah, vol. 2, pág. 107).

2. El Rabino Jahim Vital enumera el sentirse constantemente feliz con lo que se tiene, como una de las cuatro virtudes básicas del carácter que es esencial adquirir. (Las otras tres son: humildad, silencio adecuado y control de los deseos.) (Shaarey Kdushah 1:2).

3. El Rabino Yerujem Levovitz observó lo siguiente: La gente se acostumbra tanto a ser desdichada que no tiene conciencia de la aflicción innecesaria que ellos mismos se ocasionan. Se encierran en sí mismos llenando sus mentes con pensamientos de resentimiento, odio, envidia y deseos. Es asombroso admitir que puedan tolerar esa clase de vida. La única razón por la que pueden llegar a tolerarla, es que como se acostumbraron a convivir con esos pensamientos creen que conforman la imagen normal de la vida. Ellos piensan equivocadamente que es imposible que la vida pueda ser diferente. (Daas Jojmah Umussar, vol. 2, pág. 139).
Tienes la capacidad de sentirte más feliz de lo que eres en el presente. Una persona que piensa equivocadamente que nada puede hacer para mejorar su felicidad, fracasará en el intento de emplear el esfuerzo necesario para superarse.

4. La felicidad por la cuál se lucha es un sentimiento interior de regocijo que te acompañará a lo largo de tu vida. Es un sentimiento de felicidad que abarca a tus semejantes en el mundo y en todo lo que respecta a tu servicio espiritual (Alai Shur, pág. 175).

5. La felicidad es una obligación hacia uno mismo.
a) No existe comparación alguna entre hacer algo con entusiasmo y alegría, y de hacerlo sin entusiasmo ni alegría. Si hiciéramos todo con entusiasmo, no existirían límites para expresar los elevados niveles que podríamos alcanzar. El entusiasmo genera poder. Una persona con entusiasmo puede vencer la pereza y procurar la sabiduría y alcanzar niveles espirituales más elevados. (Jojmah Umussar, vol. 2, pág. 172).
b) La felicidad curará a la persona de su enfermedad. (Rabainu Yohah a Mishle 17:22)Una alegre disposición es un inestimable tesoro, preserva la salud, alienta la convalescencia y ayuda a enfrentar a la adversidad. (De la Sabiduría de Mishle, pág. 220).

6. La felicidad es una obligación, debido a nuestra relación con los demás.

a) El ideal de la Torah consiste en que se salude a todas y a cada una de las personas con una placentera expresión del rostro. (Tomer Dvorah, cap. 2).

b) La gente quiere que otros les sonrían y demuestren rasgos de felicidad cuando se dirijan a ellos. Tú tienes la capacidad de lucir como un "sol radiante" ante cada uno con quien entras en contacto. Aún un niño pequeño puede diferenciar entre un rostro que está radiante y otro que expresa depresión y resentimiento. Si le sonríes a un niño, él te devolverá la sonrisa. ¿Quién puede decir qué es más saludable y conveniente para el crecimiento de un chiquillo: la comida que lo alimenta o la expresión de amor que le muestras? El niño al que le faltan sonrisas amistosas es como una planta que carece de la luz del sol. (Alai Shur, pág. 190).

c) Durante la segunda guerra mundial cuando el Rabino Israel Jacob Lubchanski fue encarcelado en el guetto, su rostro irradiaba alegría constantemente. A cualquier lugar que él concurría esparcía palabras de aliento y de esperanza. El Rabino Efraim Oshry le preguntó como podía estar tan feliz cuando la situación era tan seria. El Rabino Lubchanski le respondió: "Por naturaleza yo me asusto fácilmente. ¿Por qué tienen otros que sufrir mis temores? Yo me esfuerzo por hacer desaparecer toda señal de miedo, de manera de no asustar a los demás." (Hameoros Hagdolim, pág. 401).

7. La felicidad es una obligación hacia nuestro Creador.

a) El Baal Shem Tov dijo: "El Todopoderoso te ha enviado a este mundo para cumplir una misión que te ha encomendado. Es Su voluntad que lleves a cabo tu misión en un estado de alegría. La tristeza implica mala disposición de tu parte para cumplir la voluntad del Todopoderoso."

b) El Rabino Jahim de Voloshin escribió: Cuando sientas alegría podrás tener mayor provecho de una hora de estudio de la Torah en ese estado de ánimo, que de muchas horas de estudio cuando estés triste. (Ruaj Jahim, Avos 6:6).

8. Una persona verdaderamente feliz no permite que su felicidad dependa de factores externos que él no pueda controlar. (Joimah Umussar vol. 2, pág. 331-2).
Todo aquel que hace que su felicidad dependa de riqueza, fama, éxito o de otros factores externos no podrá manejar la felicidad. Los factores externos lo dominarán. Solo manejando una actitud positiva de la vida las diversas situaciones tendrán una garantía de felicidad.

9. Busca la felicidad en una forma que solo dependa de tí mismo. Vemos este concepto en la Mishnah (Pirke Avos 4:1), en la cual se expresa que el hombre sabio es aquel que aprende de todos (independientemente de cualquier deficiencia intelectual que pudiera tener él mismo); el hombre honorable es aquel que honra a los demás (independientemente del hecho si los demás lo honran o no); la persona adinerada es aquella que está satisfecha con lo que tiene (independientemente de lo mucho o poco que posea). Esta Mishnah nos enseña claramente a no buscar o demandar la felicidad a través de factores dependientes de algo externo a nosotros. (Daas Jojmah Umusar, vol. 3, pág. 250).
Basa tu felicidad en tu propia conducta y así podrás llegar a dominarla. Si te dices a tí mismo que solamente puedes ser feliz si otros hacen o dicen lo que deseas, tu felicidad estará controlada por esas personas. Jamás podrás tener una garantía en lo que respecta al comportamiento de otras personas. Aún sí se comportan realmente como lo deseas, probablemente te sentirás inquieto acerca de como se puedan comportar en el futuro El Rabino Yerujem Levovitz le escribió en una carta a su hijo lo siguiente: "Trato de pensar constantemente en el sentido de la conducta expresada en la Mishnah. No me hago dependiente de ninguna persona ni de lugar alguno, por consiguiente me siento constantemente feliz. La mayoría de las personas no observan esta conducta". (Idem)

10. Existen definitivamente situaciones externas que conducen a la felicidad: la buena salud, un buen matrimonio, un gran número de amigos íntimos y familiares, riqueza, fama y honor, pero ninguno de estos factores puede garantizar la felicidad. Algunas personas saludables y ricas están no obstante deprimidas. Por el contrario otras personas pobres y enfermizas logran mantenerse habitualmente alegres. Una vez que aceptes la responsabilidad de convertirte en una persona feliz, independientemente de tu buena o mala suerte, tomarás la firme determinación de trabajar sobre tus esquemas de pensamiento en lugar de perseguir ilusiones.

contextos: Re: La Mujer sin Nombre

Re: La Mujer sin Nombre
de fishel david friedman - Friday, 29 de February de 2008, 20:12
 "Haz Su voluntad como si fuera tu voluntad, para que Él pueda hacer tu voluntad como si fuera Su voluntad. Anula tu voluntad delante de Su voluntad, para que Él pueda anular la voluntad de otros ante tu voluntad" (Pirké Avot 2:4).

En hebreo, la palabra aceptación es hashlamá, de shalom, hacer paz o ser íntegro. Tú sabes que has alcanzado la verdadera aceptación de una situación o una persona cuando estás libre de amargura, resentimiento, autocompasión o enojo. Has alcanzado la hashlamá cuando no hay demandas egoístas de que la situación o la persona sean diferentes de como son. Una forma de lograr este estado es decirte las siguientes palabras cada vez que te enfrentas con un "acto de D-os" (es decir, algo totalmente más allá de tu control): "Si Hashem quiere que las cosas sean de esta manera, entonces yo también lo quiero. Después de todo, ¿quién soy yo para decir que lo que Él quiere para mí es equivocado o injusto y que yo merezco algo diferente?".

Esto no es una excusa para la despreocupación o la indiferencia. Una persona está obligada a evitar todo el sufrimiento innecesario y hacer lo más que pueda para aliviar el sufrimiento de otros. Sin embargo, si te enfrentas a una situación dolorosa que no tienes poder de cambiar entonces piensa, "Quiero que sea de esta manera". Puede no gustarte o no quererlo. Sin embargo, es la voluntad de Hashem. Por tanto, hazla tuya. A veces, no es claro cuánto debes comprometerte para hacer un cambio y cuándo debes dejar pasar. Obviamente, todos tenemos gran poder en afectar ciertos aspectos del mundo, y uno al otro. Solamente tú puedes saber cuándo has excedido la línea entre servicio verdadero que está motivado por el amor, y la manipulación arrogante que está motivada por el deseo de control Divino o la demanda de prestigio personal y conveniencia egoísta y autogratificación. Las siguientes son situaciones comunes:

1. El avión está demorado. En lugar de estar furioso, yo acepto este "acto de D-os" y me digo que ya que Él quiere que sea así, entonces yo también lo quiero. Esto me serena y aclara mi mente para que yo empiece a mirar a mi alrededor y busque actividades para distraer la mente.

2. Me levanto enfermo y llamo al doctor. Está de vacaciones. Me digo, "Ya que es la voluntad de Hashem que vaya a otro lugar, voy hacer Su voluntad". Esto es mucho mejor que aventar el teléfono y sentirse celoso porque él está de vacaciones mientras que yo no. Y acepto el hecho de que estoy enfermo porque es un hecho consumado. Pero me prometo empezar a hacer más ejercicio y limitar la comida grasosa.

3. Estoy atrapada en el tráfico en un día caluroso con siete niños, incluyendo un bebé llorando. Los niños están lloriqueando porque quieren algo de beber. No hay ningún lugar para comprar en la autopista. Empiezan a pelear unos con otros. Antes de explotar, pienso, "Ya que es de este modo, entonces quiero que sea así. Quiero que los niños se estén comportando tal como lo están haciendo y estar atorada en este embotellamiento de tráfico". El pensamiento es tan ridículo que me río de mí misma. Esto me tranquiliza y veo cómo ésta es una maravillosa oportunidad para practicar todas mis herramientas de EMETT (Madurez Espiritual Establecida a través de la Torá) tales como aceptación, inventiva, paciencia, desapego, no enjuiciamiento y dignidad bajo presión. Mi mente se vuelve más clara y en lugar de aventar mis puños a los niños para calmarlos, de repente recuerdo una canción graciosa para cantarla con ellos y busco juegos para distraer su atención.

4. Mi hijo dice algo irrespetuoso. Acepto que no es perfecto, que tiene que recorrer un largo camino para volverse más sensible a los sentimientos de otra persona. Es la voluntad de Hashem que él sea como es en este momento de nuestras vidas. Este pensamiento me tranquiliza y ahora soy capaz de pensar cómo ayudarlo a desarrollar mayor control de sí mismo y concentración. Seguro esto es mejor que gritarle furiosamente y hacer demandas que él no puede cumplir.

5. Llevo a mis hijos y a unos cuantos amigos del vecindario a la oficina postal. El empleado me mira con enojo por haberlos traído y dice algo desagradable. He tratado con él anteriormente y sé que tiene un carácter antipático. Me digo, "Yo deseo que él sea como es, ya que es la forma en la que es de cualquier manera. No voy a cambiar su personalidad".

6. Un miembro de la familia deja el baño hecho un desorden. Entro y me encuentro reaccionando furiosamente. Luego me calmo diciendo, "Quiero que sea de esta manera, así tengo la oportunidad de practicar hablar respetuosamente a otros". Y te aseguro que puedo salir con éxito de esta situación.

7. Un niño tiene problemas para hacer sus tareas. Por supuesto, me gustaría que fuera Sr. Genio. Pero no lo es. Así que me digo, "Quiero que sea de esta manera. Es la voluntad de Hashem que yo tenga un hijo así, con estos problemas y esta personalidad. ¿Quién soy yo para oponerme a la voluntad de Hashem?

Ésta es una gran pregunta: "¿Quién soy yo para oponerme a la voluntad de Hashem?". Seguro, sabemos qué nos gustaría tener: queremos que todos sean amables, limpios, ahorrativos, alegres, juiciosos, inteligentes, honestos y buenos; queremos que todos esos amigos que no tienen hijos sean bendecidos con hijos y nuestras afectuosas amigas solteras que encuentren esposos maravillosos; queremos tener un modesto ingreso pero bueno y constante, tener hijos a quienes guste estudiar y sean inteligentes y cooperativos en la casa y en la escuela, y tener parejas que siempre sean comunicativas, eficientes y consideradas; no queremos que el bueno sufra y el malo prospere, etc. Si nosotros estuviéramos dirigiendo la función, así es como lo haríamos. Pero nosotros no escribimos el libreto, y no estamos dirigiendo el escenario; Hashem lo hace. Y aunque no necesariamente obtenemos lo que queremos en la vida, nosotros obviamente obtenemos lo que necesitamos para nuestro crecimiento y refinamiento. Pero eso, a veces puede parecer injusto o ilógico desde nuestro limitado punto de vista humano.

La brecha entre lo que queremos y lo que tenemos es el grado de nuestro dolor emocional. Cuando la brecha se reduce, sentimos menos trauma emocional. Tú sabes que cuando obtienes lo que quieres, no tienes dolor en absoluto: eres feliz. Así que lo ideal es trabajar poco a poco en querer lo que tienes, y desear que sea así. Mientras mayor sea tu resistencia a la realidad, mayor es tu dolor.

La mayoría de los lectores probablemente están familiarizados con la "oración de la serenidad" de Alcohólicos Anónimos: "D-os, otórgame la fuerza para cambiar lo que puede ser cambiado, el coraje de aceptar lo que no puede ser cambiado y la sabiduría para conocer la diferencia". Una razón por la que las personas tienen problemas en ver la diferencia es porque están tan enojados o deprimidos por no tener lo que quieren, que se equivocan. Ya sea que se rinden muy pronto cuando podrían tener éxito en persistir hacia su objetivo, o se molestan furiosamente, demandan y recriminan a otros para que les den lo que ellos no tienen para dar.

Les digo a las mujeres en mis clases, "Vayan a casa y prueben esta idea de desear tener aquello que es inalterable en tu vida, deseando que las cosas sean como son. Aunque parezca poco sincero al principio, hagan la afirmación. Vean qué sucede y reporten la semana siguiente". Inevitablemente recibo comentarios como el siguiente:

"Bien, ciertamente no quiero una hija que sea minusválida y que tenga parálisis cerebral. Pero fui a casa y me dije que quiero que sea así. La miré y por primera vez deseé tenerla como es. De alguna manera, un sentimiento de paz me llegó. Era como una luz brillando en el cuarto y de repente todo estaba bien. La resistencia se había ido. El enojo, la autocompasión, la amargura y la vergüenza con las que había vivido todos estos años ya no estaban. Y en su lugar había calma, aceptación y amor por ella. Sé que tengo que hacer esto una y otra vez, pero por lo menos probé el sentimiento de paz interna".

"No hay ninguna posibilidad de que yo quiera un esposo que sea tan argumentador y difícil en tantas formas. Pero fui a casa y mientras trabajaba en la cocina me dije una y otra vez que quería que fuera de esta manera. Al principio, me sentí como una mentirosa. ¿A quién estaba engañando? Pero, tú sabes, después de treinta y cinco años, no lo voy a cambiar ni me voy a divorciar. Entonces, ¿por qué no dejar de resistirme a la realidad? Me mantengo pensando que es la voluntad de Hashem que éste es el hombre con el que tengo que pasar mi vida. ¿Y sabes qué? De repente, no me pareció tan mal. Existen cosas mucho peores. Tuve un momento de no resistencia y sentí paz. En realidad sonreí cuando él entró a la cocina y eso le sorprendió. Creo que he estado tan amargada por él que fracasé en aceptar la realidad o apreciarlo por lo que él es. Los dos estamos heridos. Pero tengo que ir adelante con mi vida y dejar de usarlo como una excusa para la autocompasión. Esperaba que al estar de mal humor me iba a dar lo que quería. Pero nunca fue así".

"Tengo una pariente muy crítica. No quiero tenerla en mi vida, por supuesto. Pero ahí está y tengo que lidiar con ella. Siempre me he sentido muy amargada por su interferencia. Pero después de la clase de la última semana, estaba esperando el autobús y pensando que yo deseo que ella sea como es, exactamente como es sin ninguna diferencia. Estaba sentada ahí riéndome de mí misma. Y sucedió algo gracioso: de repente me di cuenta que puedo ser más asertiva. Le puedo decir cortés pero asertivamente que no quiero que haga comentarios acerca de mis habilidades en el hogar, mi forma de cocinar o mi forma de educar a mis hijos. Puedo limitar la cantidad de tiempo que pasamos juntas. Cuando me tranquilicé con esas palabras, empecé a ver alternativas y me sentí mucho menos vulnerable. Era como una protección".

La aceptación no es una decisión de un momento a otro, cuando llegan los eventos desconsoladores a nuestras vidas. Puede tomar semanas, meses o incluso años el borrar por completo el enojo con el destino o con otros por tu parte en la vida. Sin embargo, mientras más practicas el desear que la gente y los eventos sean como son, mayor es la posibilidad de lograr hashlamá, aceptación de la voluntad de Hashem sin amargura o depresión. Una parte de ti puede estar gritando, "¡Pero yo NO QUIERO que sea así! ¡QUIERO un cuerpo / pareja / hijo /destino diferente!" Lo importante es recordar es que de acuerdo a la Torá, la únicas cosas que están bajo nuestro control son nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones. Todo lo demás está determinado por un PODER más allá de nuestro control. Debemos confiar en que D-os trae ciertas personas a nuestras vidas, nos aflige con ciertos padecimientos y dificultades, determina varias pérdidas y desilusiones, con un propósito. No podemos distinguir ese propósito cuando estamos llenos de enojo o autocompasión.

No puedes controlar muchos de los eventos en tu vida; sin embargo, siempre tienes control sobre tus actitudes hacia ellos. La siguiente ocasión que te enfermes, o no pases una buena noche, o seas confrontado con un extraño o un miembro familiar que no llena tus estándares de conciencia de Torá y quieres que las cosas sean diferentes, piensa en ese "quiero" como viniendo de la parte de tu ego personal que quiere gratificación instantánea, prestigio y control. El enojo que sientes es el resultado de tu frustración y de no ser capaz de manipular a D-os y al mundo alrededor tuyo. Sin embargo, tú tienes un Yo Divino más elevado que es uno con la voluntad de D-os. Ésa es la parte de ti que puedes usar para estar de acuerdo con la realidad.

El peligro de esta filosofía es que puedes hundirte en la apatía y el aletargamiento. Esto sería un uso completamente equivocado de la perspectiva de la Torá. "¿Quién es rico? El que se regocija con su parte" (Pirké Avot 4:2). Estar feliz con tu parte significa aceptar todas esas cosas que son actos de D-os sobre los que no tenemos control y eso incluye la personalidad, pasiones y posesiones de otras personas. Pero en términos de midot, ¡ah!…, ésa es el área en la que debes luchar para una mayor excelencia.

La aceptación verdadera trae cambios, ya sea en actitud y/o comportamiento, por ejemplo:
"Acepto que tengo un matrimonio problemático. Por ello, voy a buscar el consejo de un rabino o un terapeuta".
"Acepto que me siento como un fracasado con un hijo como éste. Por tanto, voy a buscar ayuda".
"Acepto que estoy enojado una gran parte del tiempo. Por tanto, voy a practicar usar el lenguaje y las técnicas de EMETT con más intensidad y voy a erradicar mi deseo de controlar todo y a todos".
"Acepto que no puedo tener el 100% de la buena relación que quisiera con cierta persona. En lugar de enojarme por ello, voy aceptar esa realidad y enfocar mis energías hacia otras ocupaciones".
"Acepto el hecho de que mi esposo está teniendo muchas dificultades en enfrentar la importancia de hacer un testamento. En lugar de ser pasiva, voy a encontrar cómo hacérselo entender asertivamente y no con hostilidad".

Tengo amigos que me llaman y dicen, "Miriam, háblame acerca de la aceptación otra vez. La tuve la semana pasada, pero luego la perdí cuando hubo un conflicto". Con frecuencia les pido que hagan un pequeño ejercicio que tú puedes hacer junto conmigo. Yo digo, "Cierra tus ojos. Imagínate a ti mismo pensando cuánto no quieres a esa persona o situación particular en tu vida. Imagínate a ti mismo resistiendo realmente. Toma veinte segundos para sentir eso en tu cuerpo. Ahora, respira profundamente y suelta esa carencia. Permítete aceptar que Hashem puso a esta persona o a este evento en tu vida por algún propósito. Piensa realmente en tu parte Divina queriendo que esté ahí para tu crecimiento y refinamiento. Inhala aceptación y exhala resistencia. Deja que sea como D-os quiere que sea.
"Siente ahora cómo tu cuerpo se ha relajado. Está ahí por un propósito. Cuando tu mente se aclare vas a saber cuál es el propósito".

Inevitablemente, recibo una respuesta en la que la persona me dice qué lección se supone debe aprender de esta nisayón (prueba) particular. Que Hashem nos bendiga a todos nosotros con la fuerza y el valor de llevarnos a una mayor conciencia y aceptación de Su voluntad.

contextos: Re: La Mujer sin Nombre

Re: La Mujer sin Nombre
de fishel david friedman - Friday, 29 de February de 2008, 20:09
 

El egocentrismo y la fe en Dios son [entonces] mutuamente exclusivos. Cuando el egocentrismo se adueña de nuestra conciencia, nuestra fe manifiesta en Dios puede ser nada más que un medio psicológico de tener alguien a quien culpar por todo lo que no está bien en nuestras vidas.
En contraste, la contemplación de "la grandeza de Dios y la pequeñez del hombre" tiene el efecto opuesto: llegamos a considerar las desventuras que la Divina providencia nos ha dado como bienes secretos, ya que todo lo que proviene de Dios y todo lo que Dios hace es bueno, porque esa es Su naturaleza. Nuestros problemas siguen siendo culpa nuestra. Como señalan los sabios:

Rab Itzjak Ginzburgh

¿Has visto alguna vez una bestia salvaje o un pájaro con una profesión? Y sin embargo se sustentan sin ansiedad. Ellos fueron creados para servirme a mí, un mero ser humano, mientras que yo fui creado para servir a Dios. Con más razón debo yo buscar mi sustento sin ansiedad. [La razón por la que no lo hago] son mis malas acciones, con las que he estropeado mi sustento [1].

Esta comprensión desarraiga aún más al ego, junto con toda la gama de sus ansiedades. Cuando dejamos de sentir que nos merecemos algo, tener menos de lo que nos merecemos deja de preocuparnos. La contemplación detallada de la grandeza de Dios nos lleva a comprender que todo el bien que Dios nos otorga es totalmente inmerecido.
Nuestra respuesta a la inmerecida gracia Divina no puede ser sino ilimitada felicidad y apreciación constante. Mientras que las personas consideran insuficiente el bien de sus vidas y nunca están satisfechas con lo que tienen, la gente humilde considera que el bien en sus vidas está muy por encima de lo que merecen. Están siempre "contentos con la parte que les toca"[2] . Cuanto más humildes son, mas inmerecedores se consideran a sí mismos y más felices se sentirán con lo que Dios les da.

Cuando alguien preguntó al Rabí Dovber de Mezritch cómo es posible servir a Dios con alegría incluso cuando sufrimos, él lo envió a visitar a su discípulo, Rabí Zushia de Anipol [3]. Era sabido que Rabí Zushia se había empobrecido y estaba familiarizado con el sufrimiento. Sin embargo, cuando se le planteó la pregunta, Rabí Zushia respondió: "No sé por qué el rebe te ha enviado a mí, no he conocido sufrimiento en toda mi vida".
En otra oportunidad le preguntaron a Rabí Zushia: "¿Cómo puedes recitar la bendición matutina ´Bendito seas Dios, que has provisto todas mis necesidades´ cuando sabes que tus necesidades no han sido provistas?" El respondió: "Para mí la pobreza es una necesidad".

Rabí Zushia era constantemente consciente de la omnipresencia e infinita bondad y misericordia de Dios mediante su examen de sí mismo. Su confianza en Dios le evitaba sentirse atrapado en sus problemas y caer en depresión o desesperación.
El día más santo del año judío es Iom Kipur, el día de arrepentimiento y perdón. En Iom Kipur, los judíos ayunan y pasan el día en la sinagoga rezando. En la liturgia especial de este día abundan las confesiones y pedidos de perdón. La intensidad de sentimiento aumenta a medida que avanza el día, llegando a su climax en el servicio de cierre, Neilá, literalmente "cerrar con cerrojo", cuando las peticiones finales son presentadas antes que los portales del perdón sean cerrados.

Pero, como preguntó retóricamente una vez el anciano consejero jasídico, Rabí Mendel Futerfass[4] : ¿Debemos asumir que Dios desea que pasemos el día más santo del año concentrados en nuestros pecados? ¿Qué tipo de energía espiritual sería generada por una sala llena de gente concentrada en el pecado? Más bien, la intención es que nos concentremos en Dios, en Su infinita grandeza y Su infinita bondad y compasión hacia nosotros. La plegaria final no es llamada Neila porque los portales del perdón se cierran entonces, sino porque en ese momento hemos intensificado tanto nuestra relación con Dios y nos sentimos tan cercanos a El que cada uno de nosotros se experimenta a sí mismo solo con Dios, como si todos los demás estuvieran fuera de ese lugar, tras puertas cerradas.
¿Por qué entonces todas las confesiones y los pedidos de perdón? Porque, concluyó Rabí Futerfass, son la verdadera expresión de esta cercanía. Sólo cuando nos sentimos realmente cercanos a alguien significativo entendemos por cuantas cosas debemos pedir perdón.

Plegaria de corazón
Después de una intensiva contemplación de nuestras deficiencias, nos dirigimos a nuestro Creador en plegaria para mediar la brecha que nos separa de Él. Clamando desde las profundidades de nuestro corazón, rogamos a Dios que nos acerque a El. Todo sentimiento de distancia de El genera el tema de otra plegaria, otro clamor dirigido hacia El [5]. Como aconseja el rey David: "Echa tu carga sobre Dios y El te sustentará" [6].

Este tipo de plegaria no surge de desesperación o depresión, sino de la desilusión que sentimos de nosotros mismos al acceder a un estado de humildad. Aunque, como lo dijimos anteriormente [7], ser conscientes de nuestra propia pequeñez en el contexto de la grandeza de Dios nos produce felicidad y confidencia, esta felicidad no nos ciega ante la necesidad de perfeccionarnos a nosotros mismos. Por lo contrario, cuanto más sentimos el interés de Dios en nuestras vidas, más nos vemos impulsados a vivir a la altura del potencial innato y no traicionar la imagen Divina en nosotros.

En otras palabras, aunque seamos felices, también sentimos tristeza, o como dijo Rabí Zalman de Liadi, "amargura" [8]. Esta amargura es una insatisfacción profunda y existencial con la vida, debida a nuestras propias deficiencias. Si estamos encolerizados, no estamos encolerizados con el mundo sino con nosotros mismos. "Amargura" es el término medio entre la resignación de aceptarnos a nosotros mismos (que nos absuelve de la necesidad de mejorarnos) y la depresión que proviene de desesperar al proponernos mejorar. No nos hemos dado por vencidos respecto a nosotros mismos, pero tampoco estamos satisfechos con nuestra manera de ser. Esta es la "amargura" que nos motiva a rezar.

Para el judaísmo es evidente que cuando nos abruman los problemas, incluyendo la ansiedad respecto a las dificultades de la vida, debemos buscar a Dios para que nos ayude a resolverlos. La fe en la omnipotencia y misericordia de Dios implica que El puede proveer y proveerá la solución más segura. Sea por intermedio de las palabras inspiradoras de un salmo o del libro de plegarias, o verbalizando los deseos de nuestro corazón, siempre buscamos la intervención benevolente de Dios [9].

Nunca debemos caer en la trampa de pensar que siendo Dios compasivo por naturaleza, no es necesario que oremos, o que si Dios nos hace sufrir pese a Su compasión, debe ser por nuestro bien. Aunque es necesariamente cierto que Dios es compasivo y todo lo que El hace es por nuestro bien, El también desea que nosotros reconozcamos nuestra impotencia ante El y tengamos conciencia que podemos y debemos dirigirnos a El por todo. Incluso si nuestro sufrimiento es una expiación por haber actuado mal o una rectificación de una encarnación previa, la sentencia siempre puede ser cambiada mediante una plegaria de corazón.

Los sabios enseñan [10] que la razón por la que los patriarcas y las matriarcas no tuvieron hijos por tanto tiempo era para que sintieran la inspiración de rogar a Dios al respecto. Su necesidad los llevó a verter sus corazones ante Dios y de esa manera trabar una relación con El.

Una fría noche de invierno, el Baal Shem Tov y su grupo visitaron de incógnito a cierto judío pobre.
El campesino estaba sumamente contento de cumplir con el mandamiento de hospitalidad y dio una cálida bienvenida a sus huéspedes. Corrió al bosque a cortar leña para servirles una bebida caliente, se apresuró al pueblo a comprar leche para su te, les dio las sábanas y almohadas de la familia para que durmieran sobre ellas y les sirvió la mejor comida que podía permitirse. Pero el Baal Shem Tov y sus discípulos se quedaron cinco días hasta que el campesino tuvo que vender casi todo lo que tenía para satisfacer las necesidades y demandas de sus huéspedes.

Todo el tiempo el campesino se sentía agradecido por la oportunidad de ser anfitrión de sus visitantes. Pero eso no cambió el hecho que si antes que sus visitantes llegaron era pobre, cuando estos se fueron quedó sumido en la indigencia total. Cuando sus hijos lloraban de hambre, él le preguntó a Dios por qué lo había bendecido con la oportunidad de recibir huéspedes y después lo había dejado sin medios para mantener a su familia.
En ese mismo momento, un no judío golpeó en la puerta del campesino y le pidió una bebida. Este no judío eventualmente involucró al campesino en determinados negocios que lo hicieron rico.

Un tiempo después, el campesino rico hizo una visita al Baal Shem Tov. El Baal Shem Tov le dijo: "Vi que había sido decretado en el cielo que te harías rico, pero que la riqueza no podía llegar porque no la habías pedido. Te conformabas con tan poco. De modo que tenía que vaciarte de todo para que rogaras y pidieras la abundancia que era tuya por derecho [11].

Al invocar la compasión de Dios en la plegaria, admitimos que ciertas cosas en la vida son demasiado grandes para nosotros y que no tenemos las llaves para nuestra salvación. Al hacerlo, finalmente neutralizamos al ego y cuando el ego está neutralizado sus ansiedades se neutralizan con él.

La plegaria humilde y de corazón a Dios, nuestra conversación privada con nuestro Creador, es la etapa de endulzamiento de la sumisión ante Dios. Habiendo abandonado nuestras delusiones de autosuficiencia, podemos conocer la dulzura de la presencia, la compasión y el apoyo de Dios.

Como veremos, el simple acto de articulación de nuestros problemas ayuda al proceso de curación y solución. Más aún, nuestra confianza en la bondad y compasión de Dios nos asegura que nuestras plegarias serán rápidamente respondidas.
Esta seguridad se refleja en la liturgia. La parte central de la plegaria silenciosa - Amidá - es una serie de demandas de satisfacción de las necesidades espirituales y materiales, cada pedido seguido por una bendición alabando a Dios por haberlos provisto. Siendo que la ley judía prohíbe enunciar bendiciones en vano, esta estructura litúrgica implica que Dios está dispuesto a concedernos nuestros pedidos siempre que rezamos sinceramente pidiendo que lo haga. Si nos parece que todas nuestras plegarias no son concedidas inmediatamente, es porque nuevamente hemos caído en nuestros viejos hábitos egoístas y hemos bloqueado los canales de la Divina beneficencia antes que la respuesta de Dios tuviera oportunidad de materializarse [12].


1-Kidushin 82a.
2-Avot 4:1.
3-Rabí Zushia de Anipol (¿-1800), fue un dirigente jasídico temprano.
4-Rabí Mendel Futerfass (1906-1995) fue discípulo del sexto y el séptimo Rabí de Lubavitch. Fue encarcelado en la Unión Soviética a causa de sus esfuerzos por promover la educación judía y más tarde residió en Inglaterra e Israel, donde sirvió hasta su muerte como anciano consejero y mentor en la Ieshiva central de Jabad.
5-Como lo enseñó Rabí Najman de Breslav.
6-Salmos 55:23.
7-Pag.
8-Tania, cap.31. La paradoja de la capacidad del judío de experimentar tanto felicidad como "amargura" simultáneamente se plantea en las primeras líneas del Tania y es resuelta en los capítulos 26-34.
9-Como lo explicaremos más adelante, volcar nuestro corazón en privado y verbalmente ante Dios, nuestro amante Padre, es el núcleo explícito de la dirección jasídica propuesta por Rabí Najman de Breslav.
Esta práctica se expresa emotivamente en dos versículos de la Biblia: "Oración del doliente, cuando angustiado vierte su lamento ante Dios" (Salmos 102:1); "Vierte como agua tu corazón ante Dios" (Lamentaciones 2:19). Este segundo versículo alude a la etapa de "endulzamiento dentro de sumisión", porque las aguas amargas del amargo estado psicológico en el que uno está sumido se endulzan al verterlas, con fe, ante Dios. La única aparición de la raiz "endulzar" en los Cinco Libros de Moisés es cuando Moisés endulzó las aguas amargas (Exodo 15:25).
10-Ievamot 64.
11-La historia completa se encuentra en Me´orot HaGdolim, citada en Kol Sipurei Baal Shem Tov 18:5.
12-Igueret HaTeshuvá, cap.11 (100a).

contextos: Re: La Mujer sin Nombre

Re: La Mujer sin Nombre
de fishel david friedman - Friday, 29 de February de 2008, 20:05
 
El bitajón –confianza

Extraído de El portal de la confianza. Editorial Feldheim

"El objetivo principal de la entrega de la Torá a Israel es que tengan bitajón en Dios... Y la razón de esto es porque lo más importante de todo es tener un bitajón completo; y esto constituye la esencia de todas las mitzvot" (Comentario del Gaón de Vilna sobre Mishlé 22:19).

La palabra bitajón en hebreo significa "confianza"; en nuestro libro, la confianza en Dios. La idea de la confianza en Dios es un concepto que aparece frecuentemente en la Torá, a pesar de que no encontramos ningún versículo que ordene en forma explícita sobre este precepto utilizando específicamente el término bitajón. A pesar de ello, varios de los Sabios de nuestro pueblo que se dedicaron a enumerar las mitzvot de la Torá han entendido que el bitajón en Dios es un precepto de la Torá que se aprende del versículo: "Íntegro habrás de ser con Hashem, tu Dios" (Devarim 18:13) . De todas formas, en los libros de los Profetas y, más aún, en los de las Escrituras, hay muchos versículos que se refieren explícitamente al bitajón .

A modo de prólogo de lo que es el bitajón, consideramos apropiado citar algunas frases del libro Kad Hakémaj (bitajón) de Rabenu Bejayé ben Asher (España, siglo XIV), uno de los más grandes Sabios de nuestro pueblo, que vivió aproximadamente 250 años después de Rabenu Bejayé Ibn Pekuda, el autor de nuestro libro.

Basándose en el libro Emuná y Bitajón del Rambán, Rabenu Bejayé ben Asher explica la diferencia y la relación entre dos conceptos parecidos: emuná -fe- y bitajón -confianza-. Él dice que la emuná está incluida en el bitajón, ya que todo aquel que confía en Dios es claro que también tiene fe en Él, pues el hombre sólo deposita su confianza en quien cree que tiene el poder de realizar lo que él pide.

Sin embargo, puede suceder que una persona tenga fe en Dios pero no tenga bitajón en Él; por ejemplo, cuando una persona considera que no es merecedora de que Dios le conceda un pedido porque ella ha pecado en Su contra o porque ya ha recibido la recompensa de Dios por sus buenas acciones a través de milagros que Dios hizo con ella. Y por cuanto que esta persona no considera que tiene suficientes méritos como para que Dios le conceda su pedido, ella no piensa que, de todas formas, debe procurar tener bitajón en que Dios lo salvará de sus sufrimientos y sus tribulaciones o que le realizará su pedido, y por eso tratará de obtener lo que quiere o necesita a través de los medios que tiene a su disposición en el mundo, poniendo toda su confianza solamente en ellos y no en Dios para que le ayude a tener éxito en su esfuerzo. Entonces diremos que esta persona tiene emuná pero no bitajón .

En cambio, todo aquel que tiene bitajón indudablemente también tiene emuná, pues el bitajón se compara con el fruto de un árbol y la emuná con el árbol en sí; y así como el fruto es una señal evidente de la existencia del árbol, el bitajón que la persona tiene en que Dios lo ayudará concediéndole su pedido demuestra la existencia de la emuná, pues evidentemente ella cree que Dios tiene el poder de ayudarlo.

Respecto de la esencia del concepto de bitajón, Rabenu Yoná, en su comentario sobre el libro de Mishlé (3:26), explicó que el bitajón consiste en que la persona esté convencida en su corazón de que todo está en manos de Dios, que Él puede cambiar la naturaleza y el mazal -la suerte de la persona-, y que no hay nada que le impida a Dios salvar a la persona de sus problemas y tribulaciones, incluso si el sufrimiento está muy cerca de él, pues los caminos de Su providencia son ilimitados.

Y concluye Rabenu Bajayé ben Asher diciendo: "Y por cuanto que el bitajón es un principio fundamental de entre todos los principios de la Torá, encontramos que la Torá está basada

contextos: Re: La Mujer sin Nombre

Re: La Mujer sin Nombre
de fishel david friedman - Friday, 29 de February de 2008, 20:04
  

Cuál es el origen de la fortaleza interior de Abraham? Como influencia realmente en la personalidad colectiva de sus descendientes, el pueblo judío?

La fortaleza interior de Abraham opera a través de la fe (emuná). En cabala, la fe es definida de forma diferente que como se usa popularmente. La fe es el estado más profundo de comunicación, una percepción supraracional y al mismo tiempo potencialmente experimental, arraigada más allá de los límites de una explicación lógica. Su veracidad es vivenciada con más fuerza y certeza que el conocimiento del mundo físico, a pesar de que no es verificable con los sentidos físicos externos, ni los instrumentos de la ciencia pueden detectar sus esferas más trascendentes. Por el merito de Abraham y Sara, cada alma judía tiene como mínimo un nexo subconsciente con la absoluta unicidad de Di-s, una memoria, por así decirlo, de haber experimentado esta realidad. Esta fe profundamente arraigada en Di-s se manifiesta como una fuerza e integridad interior. El pueblo judío persiste atravesando pruebas aparentemente insuperables, tanto de fuego (pogroms) como de hielo (asimilación), por tener una fe sabia e innata en Di-s como su Amo, Creador y Protector.
Aun así queda la pregunta de por que tiene que haber pruebas, tribulaciones, dolor, agobio y sufrimiento? Por que Di-s creo un mundo en el cual es necesaria la adversidad?

El Tania, basándose en el libro de Deuteronomio, explica que las adversidades del mundo físico muestran a Di-s lo que hay en el corazón humano. Pero que significa esto? Acaso Di-s no lo sabe ya? De hecho, uno de los trece principios de fe establece "Yo creo con fe perfecta que Di-s conoce todos los actos y pensamientos humanos". Y los Salmos confirman este punto: "El [Di-s] ha moldeado cada corazón. El entiende lo que hace cada uno".

Entonces, la explicación debe ser que, a través de las pruebas y tribulaciones nos educamos a nosotros mismos. Forzados a recurrir a los más profundos reservorios de fortaleza, aprendemos de que estamos hechos. Especialmente en los tiempos de desafíos nos percatamos de la magnitud de nuestro amor y confianza en Di-s. Una prueba de fe revela dos cosas, la profundidad que tenía previamente nuestro amor innato a Di-s y las limitaciones de nuestro nivel actual de confianza. (Esta misma dinámica se aprecia también en las relaciones matrimoniales, donde un estado ocasional de adversidad provoca a menudo una profunda afirmación del amor, como así también la iluminación de aquellas áreas débiles que necesitan ser trabajadas).

Es útil también recordar que Di-s pone pruebas solo de acuerdo con nuestra capacidad de sobrellevarlas y superarlas. Los sabios ven una parábola para esto en el procesamiento del lino, donde las fibras de alta calidad deben ser golpeadas vigorosamente para extraer su carácter excepcional, mientras que las de baja calidad serian destruidas con un tratamiento tan brusco.

La palabra hebrea eitan significa "la fortaleza de ser", la característica internalizada por Abraham que revela el secreto de su poder. Esta palabra está compuesta por las cuatro letras que se utilizan en hebreo como prefijo para construir el tiempo gramatical futuro simple (alef, iud, tav y nun).

Esto funciona así:
Cuando aprendemos a perseverar frente a las pruebas y las tribulaciones y a usar esas experiencias como un vehículo para profundizar nuestra relación con Di-s, le revelamos a Di-s y a nosotros mismos nuestro punto de "fortaleza del ser", eitan. Esto es, hacemos real lo que ya existía previamente solo como potencialidad. De esta manera crecemos hacia el futuro, como así también nos acercamos a la expresión de nuestro ser perfecto y verdadero, que es el punto final verdadero de la travesía de nuestra alma. Esto es llamado: revelar el futuro, porque en cabala el futuro (atid) significa "lo que esta preparado pero aun no esta revelado", contrariamente a su definición mas común como algo que no tiene existencia en absoluto en el presente. Esta es la rectificación requerida por la educación, descubrir que incluso nuestro futuro es una realidad actual.

contextos: Re: La Mujer sin Nombre

Re: La Mujer sin Nombre
de fishel david friedman - Friday, 29 de February de 2008, 20:03
 Los pensamientos del hombre son rak ra kol haiom [malos todo el día].
Génesis 6:5

Sabiendo que el pensamiento puede alcanzar las alturas más elevadas, debemos comprender que los pensamientos nunca son meros pensamientos. Nunca debemos permitirnos abrigar la noción de que no importa qué es lo que pensemos. Los buenos pensamientos son extremadamente beneficiosos tanto para aquél que los piensa como para el mundo en general, mientras que los malos pensamientos son muy destructivos.

Enseña el Rebe Najmán:

En los antiguos anfiteatros, los monarcas solían disponer de luchas entre animales salvajes y sus presas. El mismo tipo de batalla se libra hoy en día en la mente de la persona: batallas entre los buenos pensamientos y los malos pensamientos. Cuando los buenos pensamientos emergen victoriosos de esta batalla, ello produce un gran placer Arriba (Likutey Moharán I, 233).

El Rebe Najmán explica también un pasaje relacionado tomado del Zohar (III, 123a): "Todos los días tienen un bien oculto. Pero acompañando a cada día hay un ángel que impide que la gente [que no es digna de ello] comparta ese bien. Este ángel puede tomar muchas formas - oscuridad, espinas, serpientes, escorpiones - los cuales actúan como guardianes para proteger el bien de ese día e impedir que alguien indigno se beneficie de ello. De hecho, si no fuese por estos guardianes, los malvados podrían entrar libremente a los misterios de la Torá [y compartir el bien oculto de ese día]. Es por esta razón que cuando
alguien que no es digno intenta entrar a los misterios de la Torá, es rodeado inmediatamente por tropas de ángeles destructores, que se manifiestan como oscuridad, ocultamiento, confusión, etcétera, impidiéndole pasar. Sin embargo, cuando el que es digno desea entrar, estos guardias lo ayudan... Ellos lo llevan hacia el bien oculto y hablan a su favor ante al Señor del Universo.." .

Las "serpientes y escorpiones" son los pensamientos que confunden a la persona cuando desea aprender los misterios de la Torá. Pero si persiste en su deseo de encontrar a Dios, estos mismos pensamientos la ayudarán; y entonces hallará un enorme bien cada día... Pues la persona tiene la capacidad de inclinar sus pensamientos hacia la dirección que desee. Incluso cuando sus pensamientos se desvían, aun así tiene
el poder de refrenarlos y hacerlos volver hacia el sendero correcto (Likutey Moharán I, 84:1; ibid. II, 50).

Enseña el Rebe Najmán que los pensamientos dañinos que acosan a la gente sirven para recordar la constante batalla con Amalek, el archienemigo de la nación judía. Este es el significado del versículo citado más arriba, "Los pensamientos del hombre son raK rA koL haioM [malos todo el día]" . En hebreo, las
letras finales de estas palabras forman la palabra AMaLeK. Los pensamientos malos y lascivos representan al Amalek interior (Likutey Halajot, Minja 7:19).

Amalek alude también a las dudas y a la confusión. Esto puede verse en el valor de la palabra Safek (duda), que es 240, el mismo valor de la palabra Amalek. Igual que Amalek, las dudas atacan a la persona de manera furtiva. Incluso antes que podamos darnos cuenta que estamos bajo asedio, nos vemos dominados por emociones y pensamientos conflictivos. Es por lo tanto un mandamiento Bíblico el recordar a Amalek, es decir, ser conscientes de él y de su comportamiento furtivo y presentarle una constante batalla

contextos: Re: La Mujer sin Nombre

Re: La Mujer sin Nombre
de fishel david friedman - Friday, 29 de February de 2008, 20:00
 

La vida presenta diferentes aspectos. A veces las cosas nos van bien y percibimos la Misericordia. Otras nos sentimos bajo una nube y nada sale de la manera que deseamos. Las cosas parecen estar mal. Pero en el Shemá expresamos nuestra fe en que el Dios Uno está en control de todas las circunstancias de la vida. Que incluso las cosas difíciles provienen de Dios. Cuando los eventos se presentan de manera diferente a como nosotros hubiéramos querido, ello no significa que la vida es cruel y sin propósito. La dificultad y el sufrimiento no son arbitrarios. Provienen de Dios, tanto como las cosas buenas.

Dios es Rajmana, el Misericordioso. Todo lo que Él hace por nosotros es para nuestro bien último. Dios es perfección, y el amor más grande se muestra en el hecho de que podamos acercarnos a Él y conocerlo. Pero somos como niños que han crecido pero que aún desean ser pequeños: no nos gusta dejar detrás las indulgencias de nuestra infancia, el materialismo, en aras de la madurez, la vida del espíritu. El ego mundano dice, "Yo quiero que las cosas sean a mí manera". Pero los buenos padres saben que si uno ama a su hijo debe ser firme. Es necesario negarle cosas que finalmente le harán daño, y hay que incentivarlo para que haga el esfuerzo de alcanzar las cosas que serán buenas.

La mano del Juicio Estricto opera en unidad y conjunción con el lado de la Misericordia Compasiva. Ambos se complementan mutuamente, trabajando por el mismo objetivo, que es hacer descender el amor de Dios sobre nosotros, lo que significa Su revelación. Dios es Uno, EJaD. La suma de los valores numéricos de estas letras, la guematria, es 13. Este es el mismo valor que la guematria de AHaVaH, Amor. Trece atributos de Misericordia. La unidad perfecta.

Cuando decimos el Shemá, la declaración de nuestra fe, nos ponemos la mano sobre los ojos y los cerramos. Este mundo material fue diseñado para probarnos. Aquí las cosas no pueden tomarse tal como se presentan, las apariencias pueden ser muy engañosas. Dios en general está oculto, especialmente cuando las cosas están mal y no podemos ver hacia dónde nos llevan. Cerramos nuestros ojos y los cubrimos con la mano para poder centrarnos en el ojo interior del mundo de la verdad. Shemá Israel, el Señor es Elokim. Elokim es el Señor. Misericordia implica Firmeza. Firmeza es una parte de la Misericordia. El Señor es Uno

contextos: Re: La Mujer sin Nombre

Re: La Mujer sin Nombre
de Iosef Rosenberg Torres - Friday, 29 de February de 2008, 05:57
 

Shalom Morah Malcah

 B"H  por  la excelente exposición sobre el tema de este libro de Job que me apasiona, pues se refleja la realidad de muchas parejas o familias y "amigos" de  hoy  y su interrelación en el día a día  para con El Creador.

Todá Rabá  Al Eterno por esa Sabiduría Divina, pues El la da a quién quiere.

Y que El Eterno la siga bendiciendo por siempre.

Shalom, Shalom.



27 febrero 2008

contextos: Re: La Mujer sin Nombre

Re: La Mujer sin Nombre
de Josefina Navarro - Wednesday, 27 de February de 2008, 10:33
 

B''H

Intentar hablar de la mujer de Job es, lo estamos comprobando, adentrarse en el abismo de contradicciones y sobresaltos que se abre en el alma de la pareja doliente.

Llegados a este punto de las contradicciones y de los sobresaltos, debemos señalar que la respuesta de Job a su mujer también encierra algunas insinuaciones tremendas que la explicites del texto enmascara. Job dice oficialmente lo que sigue: "Como cualquier necia has de hablar…" y, en esta frase, nos interesa la palabra הנבלות  -hanevalot-, que se suele traducir por "las necias", "las tontas". Es una palabra cuya raízנבלindica la indolencia, la impudicia, la infamia. Al grito de su mujer, Job, contrariamente a las apariencias de la expresión social y religiosamente admisible, contesta con un alarido de dolor. Los dos esposos martirizados se lanzan mutuamente a la cara unas acusaciones violentas, delirantes, que el texto mantiene veladas para indicar que pertenecen a la intimidad de la pareja y, probablemente también, para atraer la atención subconsciente del lector o del oyente sobre la humanidad de los personajes que, en el quebranto de la tortura, llegan a insultarse el uno al otro. Ellos son dos seres humanos, no sólo dos símbolos descarnados y como todos los seres humanos se aman en medio de espantosos padecimientos, se pelean. (Los que no se aman, ante las grandes pruebas no se pelean, se separan.)

En la Torah está todo, nadie lo duda, incluso las broncas conyugales. Recuérdese, por ejemplo al patriarca Jacob enfadándose con su querida Rajel cuando ella se quejó de ser estéril. Ahora bien, en un texto de apariencia tan alegórica como lo es el Libro de Job, este realismo subyacente no deja de sorprendernos y llenarnos de admiración.

Lo encontramos bien patente en la ausencia total de compasión que Job muestra por su familia. Este hombre cuyo lamento representa el grado más sublime del patetismo y la expresión más justa, más acendrada y más desgarradora del sufrimiento, este hombre capaz de recordar cuán ejemplar se mostraba él ayudando a la viuda y al huérfano, no tiene una sola palabra de la compasión para su mujer y sus hijos. Ni siquiera interrumpe al sabiondo Bildah cuando este le dice (capítulo VIII, versículo 4) que si han muerto sus hijos, les está bien empleado. Vuelve a hablar de lo que le sucede a él, de la congoja que le atenaza y de lo injusto que es el trato que él recibe del Cielo.

¡Desde luego, el ego ya lo tiene despierto.. y bien despierto!

Así es: Job está tan sumido en el absoluto desconcierto que no advierte nada ajeno a su dolor.

Para llegar a entenderlo, es imprescindible recordar que el problema del justo perseguido no es el sufrimiento sino la ausencia o, mejor dicho, el silencio de D-s.

Aquí se plantea una pregunta. ¿Vuelve este silencio especialmente egoísta a quien lo padece? Diremos más bien que le enajena y ningún enajenado puede pensar en los demás, ya que para compadecer a los demás se precisa una identidad intacta, coherente, unificada y el enajenado tiene una identidad despedazada. Al sufrimiento se le hace frente y se lo supera con valor y abnegación, cualidades que a Job no le faltan. Al silencio de Di-s en cambio, es imposible oponerle cualidades morales. Cuando El Eterno Se oculta, Se calla, todas las virtudes humanas se tornan irrisorias.

Imaginemos a un músico que, en medio de un concierto se vuelve ciego y sordo sin poder abandonar su atril. Ni ve al director d orquesta, ni oye a sus compañeros.

Recuerda el programa y, por esto, intenta calcular cuál es la obra que está tocando, pero no sabe por donde van los demás… no entiende nada, solo siente las patadas que le están propinando a diestra y a siniestra… esta situación es un reflejo de la desazón que embarga al justo perseguido. No carece de cualidades morales; pero teme no tener derecho a emplearlas y verse más y más castigado si se le ocurre echar mano de ellas porque tiene el sentimiento muy justificado en un caso como el de Job, de sufrir un castigo por ser justo.

En cuanto a Job, es forzoso admitir que este aspecto de la prueba era más duro para él que para su mujer, porque él es cerebral, discursivo, lógico. Él está siempre indagando la razón de las cosas, procurando relacionar causas y efectos. Sus amigos, igual. Experimentan tal desasosiego ante lo incomprensible de una realidad manifiestamente es absurda que para evitar el derrumbe de todos sus esquemas mentales y espirituales, tratan por todos los medios de lograr que la víctima reniegue de su inocencia. Ellos también están enajenados. Se sienten en peligro, son presa del espanto, piensan: "Si este es inocente, lo que le sucede a él puede sucederle a cualquiera, podría sucederme a mí… ¡no¡ ¡a mi no¡ No quiero ni imaginarlo. Quiero estar seguro de que semejante tormento no se me va a infligir a mí nunca y solo lo estaré si hay una explicación racional, una causa evitable, o sea, si éste es culpable. Esto es: éste es culpable, todo lo explica. Además, aumenta su culpa al no confesar… nos sume a los demás la zozobra, tiene que reconocer sus errores".

Sus amigos no vienen ni a compadecer, ni a consolar a Job, menos aún a abrirle horizontes espirituales, viene a torturarle, con la intención de doblegarle, de hacerle confesar su culpabilidad y creer en ella.

No son personas intrínsecamente malvadas, son hombres asustados. Hay cierta conveniencia entre Job y ellos en el sentido de que todos son varones. Las aberraciones y los disparates les dejan anonadados. Se pierden en razonamientos interminables que se les agotan sin resolver nada.

La mujer en cambio, al dejarse arrebatar por la emoción puede llegar a proferir palabras o a cometer acciones descabelladas, pero si, a pesar de sus nervios, no se hunde en la demencia, tiene abierta la puerta de la esperanza, porque la convicción de que las cosas pueden cambiar para bien no es más irracional que la desgracia injustificada.

A este respecto, cabe resaltar que la esperanza representa un factor determinado en la unión de Job y su esposa. Ahora mismo pasamos a analizar una parte del texto que lleva a esta conclusión.

Nos referimos al capitulo XIX. Job se encuentra en el paroxismo de la exasperación indignada. La incomprensión de sus amigos le suena a pedante insatisfacción. Él está aguantando en una tortura real, tangible, que no se amolda a ningún recipiente conceptual.

Intuye confusamente que su desastre interior no es debido a un fallo discursivo sino a la desaparición de un elemento vivificador y así exclama en el versículo 10:

 "Desarraiga cual árbol mi esperanza", mencionando, pues la huida de la esperanza en medio de sus lamentaciones como un desastre comparable a la aniquilación del árbol, símbolo de vida, pero no se detiene en ella, por lo que consideramos este grito fruto de un anhelo muy pujante pero aún desorientado.

La palabra תקוה–tiqváh- (esperanza), ya la ha pronunciado Job tres veces, al llegar a este punto. En la primera (capítulo XIV, versículo 7), que se enmarca en una estrofa espléndida, él echa en falta un vigor semejante al de un árbol capaz de superar la prueba de la tala para rebrotar "al olor del agua", o sea del elemento femenino, maternal. Job añora el seno materno que , por cierto, es el lugar privilegiado de la esperanza. El niño espera nacer y Job que, hasta sufrir el monstruoso suplicio que el Cielo le inflige, h llevado la vida tranquilizadora del niño bueno, invariablemente premiado por lo bien que se porte, está ahora a la espera de renacer en tanto que hombre adulto, indomable e inquebrantable ante la injusticia, por mucho ésta parezca provenir del Padre Todopoderoso.

Pero la esperanza del niño para transformarse en adulto no anida en el seno materno sino en el seno de la familia paternal. Esto viene ilustrado en el capítulo XVII, versículo 15, donde Job se pregunta: "¿Dónde está mi esperanza y mi esperanza quien la divisará?" empleando dos veces laתקותי  -tiqvatí- (mi esperanza) en pleno centro del versículo. A la palabra esperanza ya le pone el posesivo de la primera persona, mientras que el verbo ישורנה  -yeshurennaremite la raíz  שורque designa el cordón umbilical en los textos antiguos. No hay pues ninguna duda posible, Job describe su doble y vana búsqueda de la esperanza, en el seno materno, representado por la fosa y en la familia enumerada a continuación: padre, madre y hermanas (el elemento femenino va apareciendo con más fuerza en el paisaje mental de Job) pero la búsqueda se termina una espantosa y aleccionadora decepción porque se centraba en la familia parental que es un mundo pretérito para el casado y el hombre que pide al pasado la solución a sus problemas no se encuentra sino gusano devorando cadáveres.  Ahora, el  "odjá" que profirió la Mujer Sin Nombre suena en el registro positivo de la invitación a crecer.

Malcah

Continuará...

24 febrero 2008

contextos: La Mujer sin Nombre

La Mujer sin Nombre
de Josefina Navarro - Sunday, 24 de February de 2008, 16:57
 

B''H

De esto se encargaron los hombres

Puede que ella no tuviera siquiera tiempo para comentarios, atareada, que estaba en servir refrescos a un trío de amigos que se presentaron de repente y permanecieron en el patio de su casa una semana antes de tomar la palabra. ¿Quién sabe? Si, los amigos estuvieron allí muy modosos y compungidos durante todo el tiempo de la ענינות -aninut-, y ¿ella?

Ella no entonó ninguna lamentación. Ni acusó a Di-s de su desgracia, ni ensordeció a nadie con aullidos de dolor, ni tuvo oportunidad alguna de reivindicar su inocencia. La palabra צדקת  -tzadéket-  no existía en el idioma para designar a la mujer justa, el  צדיק–tzadik-  no conocía su femenino y el concepto de  אשת חיל  -eshet -jail (mujer virtuosa) tal vez no hubiera llegado al lejano país de Hus. No, ella, la mujer, La Mujer Sin Nombre, sin más identidad que la de su marido, la Señora de… no tuvo derecho a ser víctima. Madre de todas las almas devoradas por los malolientes gases de las cámaras de exterminio, ella no pudo ni siquiera quejarse, no fue sino la inconsistente sombra cuyo más leve suspiro hubiera resultado una indecencia, un estorbo, una ofensa, para la sabia y sentida oratoria masculina. La grasa que poco a poco fue desapareciendo de su cuerpo, dejándola demacrada y aventajada, debió de utilizarse para fabricar jabón en algún sórdido taller del Guehinon. ¿Adonde iría a parar su exuberante cabellera que se esparcía olorosa sobre la almohada cuando las noches de amor exhalaban susurros de lirios y rosas? Ella se quedó desgreñada y medio calva, con unos cuantos mechones grisáceos y sucios como rótulo de su oprobio.

Profundo e indecible era su desconcierto porque apenas si llegaba a intuir la razón, la causa oculta y misteriosa de su carencia de identidad. Le costaría todavía gran número de esfuerzos y sufrimientos, un larguísimo camino de angustias, lleno d e tropiezos y agotadores resurgimientos, el comprender que ella no era nada por sí misma, que no era sino "el otro" de él, una mujer casada, o sea…

La Otra.

Siguió barriendo, fregando, limpiando, guisando, lavándole las heridas al esposo y acostándose a una hora imposible, tan exhausta que no llegaba ni a sonar... aquello fue el regalo de la Divina Misericordia. No soñaba, no veía a sus hijos jugando alrededor de la casa, no veía a su esposo alzando la copa de la vida a la cabecera de una mesa lujosamente servida, no soñaba... se dormía nada más acostarse y se despertaba sobresaltada cada vez que los gemidos de su marido se hacían más intensos, taladrándole el escaso descanso que le permitiría seguir siendo útil un día más y recordándole... su espantosa exclamación.

Mientras tanto, su marido, Job, tomó la palabra... y le costodejarla. De hecho solo lo hizo cuando el propio Di-s Se le impacientó y se le entiende porque inmenso era su pesar.

Todos cuantos conocemos el poema de Job sabemos que es imposible expresar con más emoción con más veracidad, con más realismo y con mas sincero patetismo el sufrimiento del inocente injustamente castigado, no sólo por la Mano Divina sino, también, por la incomprensión, el desprecio, las calumnias más o menos encubiertas y las acusaciones de los amigos que pretenden haber venido a consolarle, amén del abandono de los familiares.

¡Del árbol caído todos hacen leña ¡ya se sabe!

Job se presenta como el epítome y el paradigma de todas sus desgracias y tendríamos que darle la razón si no Juera porque en medio de su dolor y de su legítima indignación, olvida que existe un ser aún más desgraciado que él: su esposa, la pobre mujer a quien ha mandado al Azazel sin contemplaciones, condenándola así a un oprobio tan duradero como injustificado y de cuya aflicción nadie se preocupa. Él está enfermo y ella le cuida, él está sentado en el patio y ella trabaja. No lo dice explícitamente el texto... pero el sentido común nos permite oír este silencio y la reflexión, entender su mensaje: a ella se la olvida

Los piquillos de oro que se apresuran a declarar que hasta su mujer se le volvió en contra, no advierten que ella también ha perdido todo cuanto poseía, que a ella también se le han muerto los hijos y que ella sufre por su marido enfermo a quien no abandona y esto último sí indica el texto: Cuando Job la menciona, lo hace en presente.

 Tenerla a su lado incluso bastante cerca como para que ella le pueda oler el aliento, le parece la cosa más natural del mundo. En ningún momento se preocupa por ella.

Ni una sola vez, dentro de las larguísimas y como ya se ha subrayado, hermosas y conmovedoras parrafadas que decía a su propio dolor, Job compadece a su mujer. La menciona en dos ocasiones que retendrán nuestra atención más adelante, en términos completamente ajenos al cariño o a la simple piedad.

Por otra parte, en lo referente a la mujer de Job, lo más llamativo e incluso asombroso, es que El Eterno, a ella ni la regaña, ni la castiga. ¡Por algo será! La trata como a una cómplice.

Desde luego resulta evidente que, en una primera aproximación la mujer desprovista de identidad que interviene en el capítulo II del libro que nos ocupa, es presentada simplemente como el tercer vértice del triángulo tentador, estando los otros dos ocupados respectivamente por Di-s y por Satán. Mientras que enבראשיתBereshit- El Creador se enfadaba con la mujer y con la serpiente (y por supuesto con Adán que había sucumbido), en Job no se enfada con Satán ni con la mujer (ni con Job que no había caído en tentación)… pero si con los ínclitos amigos que han actuado por cuenta propia.

Ahora bien, en la geometría de la tentación, la Mujer Sin Nombre tiene un papel muy particular, porque mientras Di-s y el Satán hablan "de" Job entre ellos, en el secreto de la complicidad, ella no les habla ni al Uno ni al otro, sino que habla a Job y le habla de modo espontáneo, no juega con él y este que ignora lo que Di-s y Satán se dicen, se entera, en cambio, perfectamente de lo que le dice su mujer. Queda pues muy claro que además de la función provocadora ella tiene también otra: la de ser un puente entre el cielo y la tierra, lo cual en el lenguaje teológico se expresa por la palabra "pontífice".

En el momento en que ella transmite a su marido lo que está diciendo el Cielo, asume una función sacerdotal. Puede que sea esta la única, o por lo menos, la primera explicación al hecho de que Dios no la regaña ni le inflige por sus palabras más castigo que un justificado remordimiento por la אונאת דברים  -onaat devarim-  (vejación)  de la que probablemente se sentía más culpable que de cualquier otra implicación de las encerradas en su grito.

Como lo acabamos de señalar, ella es la primera persona en hablar con Job de su desgracia que él ha venido aceptando hasta entonces con femenina receptividad: "El Eterno ha dado, El Eterno ha tomado!¡Bendito sea el nombre del Eterno!".

Esta reflexión que marca la ubicación de Job en el polo negativo de la no reacción al sufrimiento, de la aceptación absoluta en el esplendor de la total entrega, es tal vez  la expresión más acabada de la dignidad humana ante el Todopoderoso.

Sin embargo, el Todopoderoso no Se da por satisfecho. El aspecto pasivo de la perfecta resignación no es suficiente a Sus ojos. Le irrita esta disposición negativa de Job que se traduce en el texto por la insistencia sobre lo que éste no dijo, o sea por la no manifestación del ego.

Esto se entiende cuando se observa que la historia de Job describe a la perfección la realización de un tikún y que cualquier tikún está encaminado a la superación del ego, no a su negación. En efecto, sólo se puede superar algo que existe y se manifiesta. Mientras Job permanezca en un estado de Nirvana que sustrae el polo masculino de la personalidad al poder de la tentación, no habrá superado la prueba que se le esta imponiendo. El ser humano vive en la tierra, en el "Aquí y ahora", tiene la obligación  de asumir su condición y sus circunstancias. Dice Qohélet (VII/16): "No seas exageradamente justo, ni te excedas en la sabiduría ¿Para qué destruirte?". Cuando Job inhibe su ego varonil, Di-s desaprueba su actitud y suscita la aciaga intervención de la mujer.

Puede sonar a paradójico que sea precisamente la irrupción de la presencia femenina lo que obliga a Job a ceder a la atracción de su polo masculino y expresarse ante Di-s y ante los hombres con varonil indignación y exigencia de respuesta por la injusticia sufrida, pero no hará falta detenerse mucho tiempo en pensarlo para comprender que es absolutamente natural. Quien hace de la joven una mujer en el pleno sentido de la palabra, es su esposo y quien permite al hombre manifestarse en tanto que varón, es su esposa. Las nupcias son relación de cada uno al otro y también revelación de cada uno a sí mismo por obra del otro.

Por lo tanto, debemos constatar una vez más que, al exteriorizar su enfado, la mujer de Job cumple con su misión de ser עזר כנגדו–ezer kenegdó- (una ayuda enfrente de él).

Si nos fijamos ahora menos en literalidad del texto que en su completo significado, veremos que la exclamación o, mejor dicho, la pregunta retórica de la esposa engloba unas cuantas preguntas equivalentes que suelen formular las personas irritadas cuando no entienden la actitud de la otra, por ejemplo: "¿Tú en qué piensas? ¿Cómo te comportas así? ¿Tú, dónde te crees que éstas?" preguntas todas que, en hebreo, se apoyan en la palabra  איךo  איכה–éij o eijah- (¿cómo?¿dónde?), pregunta que Di-s dirige a Adán y la esposa del שיר השירים  -Shir Hashirim- (Cantar de los Cantares) a su Amado. No hay pues ninguna duda en cuanto a la referencia espacial implícita en el texto sobre la ubicación espiritual de Job.

Volviendo ahora a la literalidad del texto, constataremos que la referencia temporal a deferencia de la espacial, es perfectamente explícita: "¿Todavía te encasillas en tu perfección?" dice la esposa, enfatizando en el "todavía" con sufijo posesivo. Lo que dice el texto hebreo es עודך–odjá- (Tú todavía), expresión esta que nos fuerza a entrar en una dialéctica profunda. En efecto, el "tú todavía" implica a la vez una exhortación a desprenderse del propio pasado, con lo cual se nos indica que el viaje de Job a través del sufrimiento es el recorrido de un camino iniciático con la obligación de vivir en presente la prueba de los padecimientos incomprensibles y al mismo tiempo una tentación in-formulada  sutilmente antes del ambiguo: "Bendice/ofende a tu Di-s" pero no menos agresiva sino, muy al contrario, cargadísima de malevolencia.

La insidia de este "Tú todavía" la conocemos todos porque nos afecta a diario, la oímos de continuo bajo la forma de consejos pretendidamente realistas tales como. "Los tiempos han cambiado, no es de recibo aferrarse a un pasado lleno de oscurantismo, es menester ponerse al día" etc… etc…, siendo el sobreentendido de tales instigaciones: "Te has quedado aislado en un pasado que los demás tiene ya superado" o sea: "El Bien tenía fecha de caducidad y no lo has advertido".

Malcah...

Continuará...