04 febrero 2006

parashah: Re: Parashát Bó, por Rav Menajem Abdeljak - Salida de Emergencia

Re: Parashát Bó, por Rav Menajem Abdeljak - Salida de Emergencia
de Jose Zuccoli - Saturday, 4 de February de 2006, 04:23
 Gracias por este foco de luz y conocimiento Rab Abdeljak. Verdaderamente es nuestra impaciencia y prisa la que nos pierde y nos desvaria del cumplimiento de las mitzvot y de todo aquello que hace que nuestro camino sea santo, recto y coherente. Shabbat Shalom

Kolót: Multinacionales ceden y se hacen cómplices del boicot de la censura islámica.... (operación "Arabia Occidental" en marcha)

Multinacionales ceden y se hacen cómplices del boicot de la censura islámica.... (operación "Arabia Occidental" en marcha)
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Friday, 3 de February de 2006, 15:01
 
empresas se pliegan ante los fanáticos
Permalink 03.02.06 @ 10:58:39. Archivado en Libertad de expresión

Periodista Digital.- Esta fotografía corresponde a una sucursal de Carrefour en El Cairo. La gran multinacional dejaba clara su desvinculación de la prensa de su país, que "faltó al respeto" de los musulmanes publicando las caricaturas de Mahoma. Así lo dice en el cartel de la fotografía en árabe y en inglés:

"Queridos clientes, expresamos nuestra solidaridad con la comunidad islámica y egipcia. Carrefour no vende productos daneses"

El escándalo de las viñetas sobre Mahoma está llegando a unos límites insospechados, centrando la atención de todo el mundo árabe -con durísimas amenazas- y de Europa -clamando por su derecho a expresarse libremente y, en algunos casos, plegándose a la estrategia del miedo de los primeros-.

Ya hay casos de empresas que hacen comunicados vomitivos, llamadas a la genuflexión y solidaridades extrañas.

Hemos encontrado una especialmente llamativa, la que ilustra la imagen, es la de la sucursal de Carrefour en El Cairo. Como se puede leer en el cartel, los propietarios locales del gran supermercado se solidarizán, pero con los censores islámicos.

En un comunicado los Comités de Resistencia Popular y la "comandancia común" de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, vinculadas al Fatah, afirmaron que

"cualquier noruego, danés o francés presente en (su) tierra es un blanco para los militantes de los dos grupos".

Ambos grupos exigieron igualmente la instauración de un boicot a los productos franceses, daneses y noruegos.


03 febrero 2006

Kolót: (La horda ruge... Europa se arrodilla...) - Gobierno danés intenta apaciguar la furia del mundo musulmán

(La horda ruge... Europa se arrodilla...) - Gobierno danés intenta apaciguar la furia del mundo musulmán
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Thursday, 2 de February de 2006, 17:21
 Gobierno danés intenta apaciguar la furia del mundo musulmán

tomado de http://www2.rnw.nl/rnw/es/news/international/#4737776

El gobierno de Dinamarca está intentando apaciguar la furia del mundo musulmán, tras la publicación de una caricatura del Profeta Mahoma, en un diario danés. En el día de hoy martes, las oficinas del "Jyllands-Posten" fueron desalojadas luego de recibir una amenaza de bomba por teléfono, la cual resultó ser falsa. El primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, calificó las amenazas de "muy graves". En el mundo islámico se mantiene una gran indignación por las caricaturas. Ministros de 17 países árabes consideran que el gobierno danés no debe de dejar impune la publicación. También en la Franja de Gaza, miles de manifestantes palestinos salieron nuevamente a las calles a protestar contra Dinamarca. Por otro lado las tropas danesas ubicadas en el sur de Irak, han extremado las medidas de seguridad.


ZOHAR_ES: EL ARTE DE CONVERSAR CON HASHEM: Nuevo libro y nuevo curso en nuestra Comunidad de Torah

EL ARTE DE CONVERSAR CON HASHEM: Nuevo libro y nuevo curso en nuestra Comunidad de Torah
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Thursday, 2 de February de 2006, 20:07
  shalóm Javerím,
con inmenso gusto, los invito a un nuevo curso deleitable dentro de nuestra comunidad de Toráh. Proviniente del mundo de la jasidút, y a partir de las enseñanzas de Rabi Najman de Breslev, Rav Menajem Abdeljak nos enseña... el arte de conversar con Hashém. En un curso fascinante, reunido también en un libro para bajar e imprimir, en formato PDF.
un abrazo y mi brajáh para todos,

daniEl

El arte de conversar con D-ios
Hitbodedút
El Arte de Conversar con Hashém *
Una lección de Jasidismo imprescindible y fundamental

a partir de Rabi Najman de Breslev z"l

por Rav Menajem Abdeljak shlit"a

(Atención: Se encuentra disponible la versión completa del libro, imprimible, en formato PDF)

02 febrero 2006

LA SALIDA DE MITSRAIM, ¿REALIDADES O MITO? LA SALIDA DE MITSRAIM, ¿REALIDADES O MITO? LA SALIDA DE MITSRAIM, ¿REALIDADES O MITO?

LA SALIDA DE MITSRAIM, ¿REALIDADES O MITO?


por Rav Mordejai Neugroschel

Traducción: daniEl I. Ginerman


Rabí Iehudáh Haleví escribe, en su libro El Cuzarí, que todo hombre del pueblo de Israel, podrá siempre referirse a los eventos de la salida de Mitsráim (Egipto), la entrega de la Toráh y el camino del desierto, como a realidades patentes, tal como si él mismo hubiese estado presente allí. La pregunta es: ¿cómo es posible vivir dichos acontecimientos como "propios"?


Nuestras vidas se construyen sobre la base del esfuerzo de generaciones. Los frutos de dicho esfuerzo son la base sobre la que construimos nosotros, ya en el aspecto intelectual o científico, ya en lo tecnlológico, lo emocional o lo nacional. Las últimas generaciones reposan sobre los hombros de las primeras, "como un enano sentado sobre los hombros de un gigante".


Muchos de los acontecimientos del pasado se convirtieron en el axioma sobre el que se apoya nuestro presente. Eventos como la guerra de Napoleón y la Guerra Civil Americana, como así también hechos anteriores lejanos en el tiempo, son piedras fundamentales de la edificación intelectual y fáctica de nuestros días. Personalidades como Alejandro Magno y Nabucodonosor, Sócrates, Platón y Aristóteles, son conocidos en cada rincón del mundo. Todos saben que tales personalidades y tales acontecimientos fueron realidad, en algún punto del pasado, aún cuando no hay nadie vivo que haya visto a estas personas, ni que haya vivido acontecimiento alguno de los referidos.... En general, sabemos discriminar entre cuentos cuyas raíces flotan en la bruma, y eventos históricos reales.


Lo interesante es que, pese a que en relación a otras realidades y personalidades históricas no hallarás persona en el mundo (judíos incluidos) que vacile acerca de que las tales personalidades hayan existido realmente en la historia, o que los tales acontecimientos relacionados con ellas hayan tenido lugar, aún así, en relación a eventos ocurridos al pueblo judío, vacilarán y expresarán sus dudas. Y ello, pese a que ninguno de los eventos considerados "hechos históricos seguros" cuenta con pruebas y testimonios de la calidad de los que respaldan a los eventos fundacionales del pueblo judío *2*.


Hay consenso en cuanto a que los eventos del pasado, o sus rastros, deben ser comprobables por medio de excavaciones arqueológicas, literatura antigua, cartas de la época, dibujos, etc. Quien no se encuentra enterrado en la tierra, o los eventos que carecen de evidencia arqueológica conocida, carecen de credibilidad por completo.


Y no obstante, tal postura es incorrecta. Todos los hallazgos, las cerámicas, los papiros y todos los otros restos, son evidencias de segundo nivel. Eventos que viven en el seno del pueblo, y cuyos detalles son transmitidos de generación en generación, son los que gozan de la mayor de las pruebas: la prueba construida sobre una intensa cadena de transmisión que no cesa.


Los eventos fundamentales en la historia del pueblo judío, los acontecidos en Mitsráim primero, y luego en el desierto, gozan de ambos tipos de evidencia. Repasaremos ambos aspectos, yendo de lo sencillo a lo complejo. Comenzaremos pues por las pruebas históricas, basadas en los hallazgos de la arqueología, y luego recién, nos ocuparemos de cómo los testimonios fueron transmitidos y preservados generación tras generación.



La Arqueología


La investigación arqueológica halla, poco a poco, los eventos del Tanáj en las profundidades de la tierra. Entre vasijas y papiros, reviven los hechos que ya estaban vivos, de por sí, todo el tiempo, cada año, a flor de tierra, en los corazones de los judíos.


No todo es hallable o deducible de las vasijas de barro. Sólo acontecimientos que dejan rastros materiales, son comprobables en las ruinas. La entrega de la Toráh en el monte Sinái, por ejemplo, no es un evento que dejara huellas materiales; por consiguiente, no es la arqueología una herramienta relevante para aprender sobre él. La salida de Mitsráim, por el contrario, y el tránsito por el desierto, son eventos de los que sí es esperable que hayan dejado rastros. La salida de Mitsráim implicó un proceso a cuyo través un imperio poderoso y reconocido sufrió una serie de catástrofes devastadoras, y no por fuerza de ejército enemigo alguno. Un acontecimiento de este tipo tiene que dejar todo tipo de impresiones, ya en la literatura de la época, en las memorias reales, y en los sobrevivientes. No obstante, la falta de evidencias materiales no prueba nada, por dos razones:

1. En primer término, es posible que no se haya excavado y buscado en los lugares correctos, donde las evidencias acaso esperan a que un investigador las revele.

2. Era habitual en la antigüedad que los reyes evitaran dejar todo rastro de sus derrotas. Deseaban ser recordados en el futuro como triunfadores, y no como quienes fracasaron en la defensa de sus pueblos y sus países. No llama al asombro, por consiguiente, que durante muchos años no se haya hallado en Mitsráim señal alguna de los diez azotes, ni de la redención de los hebreos.


Por consiguiente, aún durante todo el tiempo en que no se hallaron restos arqueológicos de aquellos eventos, no había cuestionamiento alguno que fuera válido hacer.

Mas la investigación ha progresado mucho. Y han comenzado a suceder todo tipo de hallazgos que relatan la salida de Mitsráim desde el punto de vista de los egipcios, y desde el punto de vista de la naturaleza muda en la zona de los hechos.


Ante los ojos de los investigadores comienzan a presentarse elementos aislados que, al combinarse, conforman una imagen muy clara, paralela a la descripta en el Taná"j y a la que llegó hasta nosotros por medio de la tradición judía.


Escribe William F. Allbright ("De la Edad de Piedra hasta el Cristianismo", pág. 152): "De acuerdo a nuestros conocimientos actuales sobre topografía del delta oriental, no hay duda de que la descripción del éxodo de quienes salieron de Egipto, tal como se encuentra en el libro del Exodo (Shemót), es perfectamente correcta". El filósofo e historiador Will Durant, por su parte, resume los acontecimientos narrados en la Toráh y dice ("The story of civilization"): "El relato de los judíos, tal como se encuentra en el Tan"áj, ha superado las pruebas de la crítica y de la arqueología. Cada año se agregan nuevas pruebas, a partir de testimonios, monumentos y excavaciones".  Tal como ellos, numerosos historiadores se manifiestan en idéntico sentido. Personalidades académicas como Abraham Melamed, Prof. Nelson Glück, Prof. Mazar y otros muchos, suscriben la misma posición. Para resumir, podemos tomar las palabras del Dr. Iojanán Aharóni ("La tierra de Israel en la época cananea tardía", ed. Min. de Defensa de Israel): "Los nuevos descubrimientos cambiarán por completo la postura tradicional de los investigadores respecto de la Toráh. Ahora, ven en ella una fuente histórica de primer nivel. Su postura no cambió solamente porque entretanto hayan sido descubiertas nuevas fuentes de conocimiento histórico que refrendan los relatos de la Toráh desde el punto de vista egipcio, asirio o cananeo, sino porque las propias descripciones de la Toráh ya no están solas a la hora de comprender cómo era el mundo en ese tiempo. Actualmente, conocemos bien el mapa humano y político del mundo en que tuvieron lugar los hechos, conocemos las costumbres y las normas de entonces tal como están descriptas en la Toráh, los nombres de las personas y los mismos lugares que la Toráh menciona, y todo es coherente con la época y el devenir histórico que la Toráh señala. Ningún escritor o editor podría haber compuesto ni inventado estos relatos, cientos de años después de acontecidos. No queda ningún investigador serio que pueda dudar aún de que el relato tradicional fue transmitido de generación en generación con sorprendente fidelidad hata nuestros días".   


Una de las revelaciones más impresionantes es un papiro egipcio con las lamentaciones de un poeta de nombre "Ifuár", que describe los diez azotes que se abatieron sobre Mitsráim. Iehoshúa Etzion, en su libro "El Taná"j Perdido", describe el papiro de este modo: "En la colección egipcia del museo de Leyden, en Holanda, se encuentra un papiro egipcio antiguo, que fue traducido al inglés por el egiptólogo Alan Gardiner, bajo el título "Admoniciones de un sabio egipcio". El papiro describe una situación de destrucción y devastación, y al parecer de Gardiner, ésto es la descripción del derrumbe que sufrió el antiguo reinado egipcio. Fue Velikovsky quien descubrió la gran similitud entre esta descripción y la narración de los diez azotes que provee la Toráh. El texto egipcio antiguo habla de sangre en la tierra, de ríos de los que se eleva un olor fétido, de edificaciones destruidas por el fuego, de oscuridad y de gran mortandad en la población del lugar".


El papiro desdcribe el modo en que los egipcios sufrieron catástrofes terribles. La descripción atrapa, y corta la respiración. Y su similitud con el relato Toraico de la salida de Mitsráim deja boquiabierto al buen entendedor. A modo de ejemplo: "Plagas en toda la tierra, sangre por todos lados... *3* (...) El río es sangre... (...) Los hombres están sedientos de agua"  *4*.  Y luego: "Los animales lloran en su corazón; el ganado muge y solloza" *5*.  "Fue devastado todo lo que aún ayer se podía ver; la tierra ha quedado como luego de la cosecha del lino"  *6*. Ciertamente, los hijos de los príncipes fueron arrojados al otro lado de las paredes *7*. Las cárceles fueron destuidas; ha habido un gran grito en Mitsráim" *8*.


En el papiro, se lee también que "las sirvientas visten las joyas de las señoras", tal como está escrito (Shemót -Exodo- 3:22): "Y solicitó cada mujer de su vecina y de la que vive en su casa utensilios de plata y utensilios de oro y vestidos".


También la columna de fuego que encabeza el campamento de Israel, se halla descripto en el papiro: "Vé como el fuego se ha alzado alto alto, y su llama va contra los enemigos de la tierra"  *9*.


Persiste aún la polémica acerca de la datación del papiro; pero son cada día más los expertos que se convencen y adoptan la posición según la cual, el papiro fue escrito en la época de la salida de Mitsráim, tal como sostienen Prof. Velkovsky, Iehoshua Etzion y otros.


En su libro "Generaciones en el caos", abunda aún más el Prof. Velkovsky, y relata sobre una piedra que fue hallada en la frontera de Egipto, al lado de El-Arish. Los árabes la utilizaban como pesebre para su ganado. Sobre la piedra se halla grabado, en el lenguaje de los magos egipcios, un escrito que describe, de hecho, el azote de la oscuridad: "La tierra fue gravemente dañada; muy malo fue lo que recibió. Hubo gran pánico y confusión en el palacio. Durante los días del pánico hubo una tempestad tan fuerte, que ni hombre ni deidad podían ver el rostro de su prójimo".


En la continuación, se describe la marcha de Faraón y sus legiones, y allí se consigna que llegaron hasta un sitio llamado "Pí haJirót", tal como especifica la Toráh (Shemót -Exodo- 14:2), ¡que el pueblo de Israel acampó frente a "Pí haJirót"!


En su libro "El Taná"j Perdido", Iehoshua Etzion describe los hallazgos que prueban el largo tránsito del pueblo de Israel por el desierto. Los investigadores descubrieron restos de asentamientos que, de acuerdo a su opinión, no estuvieron habitados por más de una generación, y habitaba en ellos un gran número de gente. El hallazgo más destacado son las numerosas tumbas, y se destaca también la ausencia de fuentes de agua y de graneros. De igual modo, los restos de utensilios hallados corresponden a la época en que el pueblo de Israel permaneció en Mitsráim. Explica Iehoshua Etzion: "El pueblo de Israel salió de Mitsráim, y llevaba consigo utensilios tomados de allí. Esos son los utensilios que han sido hallados en el desierto. Las numerosas tumbas pertenecen a quienes fueron muriendo en el desierto. Está claro, también, por qué no fueron hallados restos de silos para granos ni de fuentes de agua: los hijos de Israel se alimentaban del rocío y bebían agua de un pozo milagroso...".


La salida de Mitsráim y el tránsito por el desierto están, por consiguiente, bien probados y testimoniados. De este modo, provee la arqueología su parte al recuerdo de nuestra salida de Mitsráim.



LA PRUEBA HISTORICA


¿Cómo pasa el relato de generación en generación sin distorsionarse? ¿Cómo podemos asegurarnos de que, con el correr de las generaciones, no se fueron agregando detalles al relato original?


Tomemos como ejemplo el conocido juego infantil llamado "teléfono descompuesto". En este juego, se sientan varios niños uno junto a otro; el primero le susurra una palabra a quien está a su lado, y éste la pasa al siguiente, siempre en secreto; hasta llegar al último, a quien le toca decir la palabra que le llegó en voz alta. Es divertido observar los cambios que fue sufriendo la palabra a medida que se alejó de su fuente original, hasta llegar con frecuencia a ser una palabra completamente distinta una vez completada la ronda. De aquí, la pregunta: ¿Qué impidió que se dieran este tipo de distorsiones progresivas, en la transmisión de los testimonios históricos fundacionales del pueblo judío? ¿Qué "sistemas de defensa" se construyó para evitar que sucediera? Hay ocho sistemas de defensa que es posible construir, y cada uno de ellos se basta para asegurarnos que no se infiltre distorsión alguna en la transmisión del mensaje.


Volvamos al ejemplo del "teléfono descompuesto"; intentaremos construir en derredor suyo nuestros sistemas de defensa, para que sea la palabra original, la que salió del primer niño, la que diga en voz alta el último de ellos al final.


Sistema de defensa número 1: cada niño transmite, junto con la palabra, el objeto que la misma designa. Si la palabra, por ejemplo, es "silla", al tiempo de susurrarla al oído del otro, le entrega una silla. Si quien "recibe", entiende algo diferente de "silla", sabrá inmediatamente que tiene que revisar qué es lo que le fue dicho, desde que hay una descoordinación entre la palabra y el objeto que llegaron hasta él. Un juego de "teléfono" administrado de acuerdo a estas reglas no podrá estar "descompuesto": es seguro que la palabra transmitida por el primer eslabón de la cadena llegará precisa e intacta al final del circuito.


Sistema de defensa número 2: El primer niño, además de transmitir la palabra, entregará al segundo una nota con pistas o mnemotecnias de la palabra elegida.


Sistema de defensa número 3: Cada niño dice la palabra al que le sigue, cincuenta veces. Bajo tales condiciones, seguramente la palabra será recibida y recordada de modo preciso. Puesto que, aún si diez de las cincuenta veces el segundo niño oyera variaciones diversas de la palabra transmitida, en la mayoría de las veces la escuchará correctamente sin duda. Y de la comparación de todas las versiones recibidas emergerá seguramente la palabra correcta; y si así no fuere, tras tanto esfuerzo, pedirá que le sea aclarada cuál es realmente la palabra que debe transmitir a su vez. Bajo tales condiciones, seguramente el juego llegará a su término sin distorsión alguna de la palabra inicial.


Sistema de defensa número 4: Formaremos diez grupos de cinco niños cada uno. Los niños que se encuentran en el primer lugar de cada uno, convendrán entre ellos una misma palabra con la que iniciarán el juego. Si al llegar al quinto niño de cada grupo, todos los "quintos" dicen la misma palabra, sabremos que estamos en lo correcto.


Sistema de defensa número 5: Repetiremos el ejercicio, día tras día de modo idéntico, durante diez días. Cada día con sus estados de ánimo y la capacidad de concentración de cada quien en él. Si al cabo, llegaron todos a los mismos resultados, sabremos que éstos son correctos; y de lo contrario, habrá que revisar.


Sistema de defensa número 6: Se advertirá a los niños que quien falle en transmitir fidedignamente la palabra recibida, será severamente castigado; y por el contrario, quien colabore a preservar la transmisión sin fallas, será generosamente premiado. El temor al castigo y el ansia del premio surtirán su efecto, de resultas del cual todos los niños pondrán su mejor empeño en que no haya ninguna distorsión a lo largo de toda la cadena.


Sistema de defensa número 7: Estimularemos la motivación de los participantes a través de desarrollar en ellos un sentido de responsabilidad, explicándoles cuán importante será su aporte a la sociedad, a la humanidad, etc., si logran ser precisos y no distorsionar la palabra que habrán de recibir. Con ello, nos aseguraremos de qué pondrán lo mejor de sí para cumplir eficazmente con el cometido.


Sistema de defensa número 8: Se requerirá de cada niño comprobar que efectivamente entendió bien lo que le fue dicho. O sea: tras escuchar la palabra del niño anterior, se volverá a él y le preguntará: "¿Acaso has dicho la palabra "silla"?". En este caso, no ha lugar a distorsión alguna.


De hecho, cada uno de estos sistemas de defensa se bastaría para reducir a un mínimo la sospecha de distorsiones en la transmisión. De ahí que, si lográramos crear un juego en que los ocho sistemas funcionaran a una vez.... los niños dirán la palabra, pasarán el objeto, repetirán la palabra cincuenta veces por día durante diez días corridos, se repartirán en diez grupos que llevarán a cabo el ejercicio en paralelo; y todo ésto tras disponer todos de una motivación muy desarrollada para ser fieles a la palabra original, y tras haber recibido nuestra promesa de retribución por el triunfo -y la amenaza del castigo en caso de fracasar-; y también sabrán previamente la importancia trascendente de su misión, y sabemos que pondrán todo de sí para que la transmisión recorra el circuito entero sin sufrir distorsión alguna... agregado a todo ello, junto con la transmisión de la palabra, entregarán cada uno a quien le sigue una nota con mnemotecnias o pistas capaces de despejar toda duda. Bajo tales condiciones, la distorsión se tornará sencillamente imposible.


He aquí que la Toráh, precisamente, fue transmitida de generación en generación, garantida por todos éstos (y otros) sistemas "de defensa", que garantizan sobradamente que nada ha sido falseado ni distorsionado en ningún punto del trayecto.


La continuidad histórica es la "palabra clave" de la investigación histórica, y es la principal causa de que aceptemos acontecimientos del pasado como hechos históricos ciertos. Acontecimientos que se suceden en continuidad, son considerados ciertos. La biografía de alguien como Alejandro Magno, pasa de generación en generación como una historia que se desarrolla ante multitudes. Si fuera un invento posterior, y nadie lo hubiera visto a él en realidad, sería difícil explicarnos cómo fue posible inventarlo, insertarlo en la historia, y convencer a tanta gente de que realmente existió.


La Toráh de Israel llegó hasta nosotros, a través de una continuidad histórica que no tiene parangón en ningún pueblo y en ninguna cultura: no hay relato histórico alguno cuya cadena de transmisión sea comparable a la de la Toráh. No existe un hombre en el mundo que pueda citar, por sus nombres, a las personas de cada generación encargadas de transmitir la biografía de Alejandro Magno. La continuidad histórica en la transmisión de su biografía es completamente vaga; en tanto, la continuidad en la transmisión de la Toráh es nominativa hasta el último detalle: sabemos exactamente quiénes fueron los líderes de cada generación, encargados de transmitir la Toráh a la generación siguiente; sabemos entre qué fechas lideraron al pueblo, y en qué fecha falleció cada uno de ellos y transmitió el báculo de mando a su sucesor. Una sucesión histórica de tan perfecta y clara continuidad, por sí sola, convierte en imposible todo intento de insertar en la transmisión histórica algo que no fue.


Los nombres de los líderes del pueblo, que lideraron la dinastía de la Cabaláh, nos son conocidos, generación por generación. Contamos también con información personal sobre ellos: sobre sus personalidades, sobre lo que solían decir, sobre acontecimientos de que participaron tanto en su vida pública como privada; y en algunos casos, han llegado hasta nosotros incluso descripciones de sus aspectos físicos. Dado tal nivel de detalle, no hay modo de presumir que pudieran insertarse, en ningún punto de la transmisión, relatos tan complejos como el de la salida de Mitsráim, la entrega de la Toráh y el tránsito por el desierto, sin dejar rastros obvios.


La Toráh relata estos eventos hasta el más mínimo detalle. Quienes arguyen que alguien inventó sobre la marcha estos relatos, olvidan que que habría pesado sobre quien así hiciera una misión pesada y tremendamente difícil: convencer a su público acerca de la veracidad de todos los detalles del relato. En general, las narraciones históricas con que contamos proveen información numérica general: cuando se nos habla de las dinastías del antiguo Egipto, tal como los investigadores han concluido que se sucedieron, se nos habla en números "redondos": 2.000 a 3.000 años antes del calendario occidental, por ejemplo. ¿Cómo sería posible, en tales condiciones, precisar más tarde detalles, a nivel de números específicos?


La Toráh, en cambio, está inundada de cifras exactas. La Toráh nos informa el número exacto de soldados con que cuenta cada una de las tribus, tanto cuando ingresan al desierto como cuando salen de él *10*. Si los números no hubieran sido consignados al momento de un censo, y no hubieran sido consignados de modo preciso, ¿cómo habrían producido luego esas cifras, y cómo hubieran convencido a las multitudes de que son reales y de que se las debía tomar por tales?


El relato de la salida de Mitsráim y de la entrega de la Toráh pasan de generación en generación como una continuidad conceptual, apoyada en acciones que son llevadas a cabo sin pausa de modo cotidiano, y en objetos que acompañan a tales acciones (matsáh, hierbas amargas, tefilín, shofár, luláv, etc.) -sistema de defensa número 1-.


Si sabemos que el sistema de defensa de "transmisión del objeto" aseguraría una que el "teléfono" se "compusiera", ¡vaya si podemos estar seguros, cuando contamos con un sistema de defensa tanto más rico y complejo! Nos ponemos cada día los mismos tefilín que se ponían nuestros ancestros. Cada niño, al llegar a su bar-mitsváh, recibe de su padre los tefilín, y se los pone del mismo modo en que su padre lo hace. No es algo que pueda sufrir cambios. Imaginemos a un hombre que llegue hasta la sinagoga, y se ponga tefilín con las "retsu'ót" (las cintas de cuero) hechas de oro.... y que cuando le pregunten el sentido de la singularidad, responda: "es una nueva moda". ¡Lo expulsarán de la sinagoga!. La mishnáh, en el Tratado de Sucáh (cap. 4, mishnáh 9) relata que una vez, en la festividad de Sucót, un Cohén hizo el "nésej" del agua (la libación, que se realiza como ofrenda sobre el altar en Sucót) sobre sus pies en lugar de hacerla sobre el altar, y "todo el pueblo le arrojó frutos de etróg".


Y no se trata de un precepto, ni de una acción individual. Se trata de un sistema completo de acciones realizadas en continuidad, generación tras generación. ¿Cómo sería posible instilar cambios, aún si mínimos, en un sistema que pasa por la realización incesante de acciones idénticas?


Estos testimonios, aún, son acompañados por la transmisión de un documento escrito, que contiene la información fundamental de todos los elementos involucrados -sistema de defensa número 2-. Los testimonios son estudiados una y otra vez, días tras día a lo largo de la historia -sistema de defensa número 3-, tal como lo ordena la Toráh: "y las repetirás a tus hijos"; y como indica la profecía de Iesha'aiáhu (Iesha'aiáhu -Isaías- 59:21): "Y Yo, éste es mi pacto hacia ellos dijo Hashém, Mi espíritu que está sobre tí, y Mis palabras que puse en tu boca, no se aparten de tu boca ni de la boca de tu simiente ni de la boca de la simiente de tu simiente, dijo Hashém, desde ahora y mientras haya mundo", tal como ese sistema de defensa en el que el niño repite la palabra que recibe cincuenta veces. De este modo, no hubo un año en la historia en que no se compusieran cientos de textos que se ocupan, entre otros, de estos temas a partir de la Toráh. No pasó un sólo día sin que miles de niños judíos, sus padres y sus maestros, se ocuparan de estos temas que estamos tratando.


La cadena de generaciones a cuyo través se transmiten estos testimonios no es una única cadena, sino una red de cadenas, distribuida por el mundo entero -sistema de defensa número 4-, parte de las cuales estuvieron desconectadas del resto durante muchos siglos, y aún así, pasado ese tiempo retornaron todos, provistos de la misma Toráh escrita, la misma Toráh oral, los mismos seis órdenes de Mishnáh y el mismo Talmud Bablí, los mismos 613 preceptos y los mismos fundamentos de fe. El caso se asemeja al ejemplo de los varios grupos paralelos en el juego del "teléfono descompuesto": no tiene sentido pensar que, simultáneamente, acaeció la misma distorsión en todos y cada uno de los grupos.


Cada día, retornan los judíos a las mismas plegarias, y a los mismos preceptos -sistema de defensa número 5-, y así cada shabát, y cada inicio de mes, exactamente tal como en el ejemplo del "teléfono", cuando el mismo ejercicio es repetido durante varios días de corrido y siempre con el mismo resultado: eso probará que el mensaje fue transmitido de modo preciso.


Los transmisores de la Toráh se ocuparon de su misión con una seriedad y dedicación supremas -sistema de defensa número 6-. Dijo Rabí Ishma'El a su discípulo Rabí Meir, que era "sofér stá'm" (escriba de los textos sagrados): "Hijo, sé muy cuidadoso en tu labor, pues tu labor es trabajo del firmamento; si llegaras a poner una letra de menos, o una letra de más, estarías destruyendo el mundo entero" (Talmud de Babilonia, Tratado de Eruvín, hoja 13).


Los transmisores de la Toráh entendieron siempre la importancia extrema de su función, y se dispusieron a todo esfuerzo necesario para que su transmisión fuera perfecta y precisa. Tuvieron éxito más allá de toda expectativa razonable, si consideramos que la copia de la Toráh es realizada manualmente, letra por letra. Considerando que la Toráh incluye más de trescientas mil letras, cada copia de semejante documento es posible que traiga consigo cierto número de errores, que se multiplicarían con el número de las copias. Al cabo de algunos años, sería esperable hallar gran número de "versiones", que tienen letras y aún palabras diferentes entre sí. De hecho, en otros libros copiados, entre ellos libros cuyos copistas tenían un alto interés en conservar la precisión, aparecieron con el tiempo muchas distorsiones, cambios, y con ellos, distintas versiones. El Evangelio, por ejemplo, libro fundamental del cristianismo, es un libro relativamente corto (unos ciento cuarenta mil caracteres), y su edad no pasa de los novecientos años. ¡Existen hoy día ciento cincuenta mil versiones del Evangelio!. Y la Toráh de Moshéh, el doble de largo y de edad varias veces mayor, fue preservado completo, en todas las etnias y en todas las comunidades de Israel, sin diferencias sustantivas *12*.


Hay numerosos testimonios, a lo largo de la historia, de judíos dispuestos a perder todas sus posesiones con tal de salvar un ejemplar de la Toráh. Judíos que saltaron en medio de las llamas para salvar la Toráh de un incendio.


El judaísmo desarrolló una motivación extraordinaria por transmitir el mensaje de modo exacto y preciso -sistema de defensa número 7-, y se pronunció abundantemente acerca del mérito radicado en el estudio y la transmisión exacta. Esta motivación se expresó, a lo largo de toda la historia y en todas las comunidades de Israel, en la completa entrega de los judíos al cumplimiento de cada detalle de los preceptos. Las madres judías construyeron alrededor de la Toráh de Israel una muralla defensiva magnífica, llamada "mesirút néfesh" (entrega completa de sí). Estas madres educaron a sus hijos y les dijeron: "Si vinieran enemigos y les dijeran: cumplan con todos los preceptos, estudien Toráh; solamente borren una única letra de la Toráh; y eso para demostrar que no estáis completa y plenamente involucrados y comprometidos en la completitud absoluta de la Toráh....", dijeron las madres a sus hijos: "Antes morid, mas no cambiéis nada"....


Para nuestro gran dolor, fueron concedidas al pueblo judío innúmeras oportunidades para probar con sangre su entrega a la Toráh de Israel y al E-lokím de Israel; un nivel de entrega al que no se pudieron sobreponer ni los cristianos ni los musulmanes, ni sus decretos ni sus reyes despóticos; ninguno de ellos pudo vencer la entrega suprema de Israel a su Toráh. Abundan los relatos de "mesirút néfesh" que acompañan a la historia judía, como el de aquellos cuatrocientos niños que se arrojaron al mar antes que transgredir severas prohibiciones de la Toráh, en la época del dominio romano; tal como se encuentra descripto en el Midrásh Rabáh sobre Eijáh (Lamentaciones). Y en el medio, las cruzadas y todas las expulsiones, épocas en que los medios de supervivencia de los judíos fueron degradados hasta el mínimo y aún debajo de él, cuando bastaba con un gesto, con una palabra apenas, para disfrutar de todos los beneficios que aguardaban a quien renegara de la Toráh... Muchos fueron condenados a muerte por los opresores, por "traición", por mantenerse en la Toráh y no cejar. Y no sólo grandes sabios de la Toráh, sino también muchos "hombres simples", hombres del pueblo a quien nadie podía doblegar y apartar de la Toráh. También en nuestros tiempos, en los días oscuros y terribles de la ShoAh (Holocausto), muchos judíos continuaron elevando su plegaria, estudiando Toráh y cumpliendo los preceptos... ni las prohibiciones ni la amenaza de muerte y torturas aún más amargas que la muerte, pudieron con ellos: también bajo las condiciones más duras y terribles, continuaron los judíos estudiando Toráh y cumpliendo las mitsvót   *13*.


Estas descripciones no son sólo relatos de vigor y firmeza, ni testimonios de la personalidad de un pueblo que es fiel a sus valores. Estos relatos concurren a probar la exactitud y la precisión del modo en que la Toráh es transmitida: si se entregaron siempre por completo a la Toráh y no estuvieron dispuestos a ceder un sólo detalle ni una sóla letra, ¿cómo podría suceder que los preceptos de la Toráh sufrieran alguna distorsión? Y si alguien hubiera intentado agregar algún detalle a algún precepto (y ni hablar de inventar un precepto nuevo por completo), habría sido inmediatamente desplazado. ¡Ni una letra se habría permitido nunca agregar a la Toráh!


Todos estos elementos se unieron para conformar un sistema de defensa incomparable en términos de fortaleza, y de certificación de que no puede haber habido la más mínima posibilidad de cambio, de falseo, ni de distorsión.


Y al llegar la noche del Séder de Pésaj (la noche de "pascua"), cuando nos sentamos ante una mesa servida y comemos la misma Matsáh (el pan ázimo) y el mismo Marór (las hierbas amargas), y bebemos las mismas cuatro copas de vino, tal como hicieron durante todas las generaciones.... comenzamos con el relato de la Hagadáh, sabiendo que cuanto se halla escrito en la Hagadáh, junto a todos los símbolos que nos rodean, no sólo estuvieron siempre en el pasado, sino que también están vivos y presentes en nuestro corazón, hoy.... y para siempre.



Notas:


1. Relatos Jasídicos de la Shoáh, en inglés, Iafah Eliach.

2. En realidad, ésto no debe maravillarnos, considerando que intentan dar por no ocurrida la propia Shoáh (el Holocausto nazi), cuando aún viven entre nosotros decenas de miles de sobrevivientes que pueden brindar su testimonio personal; y muchos de quienes ya no se hallan entre nosotros llegaron a prestar también su propio testimonio. La razón de ésto es sencilla: quienes intentan refutar la Shoáh, son con quienes intentan sustraerse a las conclusiones obligadas de ella. Eventos históricos como la salida de Mitsráim y la entrega de la Toráh en el monte Sinái, obligan; y por tanto, es cómodo para muchos cuestionarlos en un intento de sustraerse a ellos.

3. página 2, líneas 5-6

4. id., línea 10

5. página 5, línea 5

6. id., línea 12

7. página 4, línea 3

8. página 12, línea 10

9. página 7, línea 1

10. Por ejemplo, en el libro Bamidbár -Números- cap. 2, vers. 5-6: "Y quienes acampan sobre él, la tribu de Isasjár.... y su ejército... cuatro y cincuenta mil y cuatrocientos" (!!!); o en el versículo 15, el conteo de la tribu de Dan: "Y su ejército y sus subordinados cinco y cuarenta mil y seiscientos y cincuenta", y así en el caso de todas las tribus.

11. Mediante esta idea es posible responder, de paso, a una pregunta muy frecuente: ¿por qué se nos ordenó orar de acuerdo a una fórmula fija, y realizar los mismos preceptos, las mismas actividades cada día? De hecho, eso produce que la rutina nos debilite. ¿No sería mejor que el culto al Creador fuera espontáneo, y emergiera naturalmente del corazón? Sin que ésta sea la razón profunda para la práctica de las fórmulas fijas, de hecho, descubrimos que hechos y enseñanzas que vuelven permanentemente sobre sí mismos representan un sistema de defensa potente, que asegura la transmisión exacta de la Toráh, sin distorsión alguna.

12. Hay casos de letras específicas en lugares específicos, que no cambian en absoluto ni el sentido del texto ni la cantidad de palabras de la Toráh, que se han hallado cambiadas en algunas comunidades.

13. Revisar en el libro de Iechiel Gernteschtajn "HaGuevuráh haAjéret", y en la serie de libros de Iehoshúa Aibshitz, "Bikdusháh ubigvuráh".


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parashah: Parashát Bó, por Rav Pynchas Brener - Atributos de Moshéh

Parashát Bó, por Rav Pynchas Brener - Atributos de Moshéh
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Wednesday, 1 de February de 2006, 22:45
 
Parashát Bó
Atributos de Moshé

por Rav Pynchas Brener

Dios le asegura a Moshé que el faraón tiene un corazón “endurecido” y, por lo tanto, no permitirá el éxodo de los hebreos del país. Este hecho a su vez, permitirá que se azote a Egipto con las plagas en una clara demostración de la superioridad del Dios de los hebreos por encima de las deidades egipcias. Además, la extraordinaria demostración del poderío de Dios servirá para asegurar a los hebreos que no deben temer a sus capataces, porque no obstante el desarrollo de la cultura egipcia, Dios es realmente quien guía el destino de la Humanidad y con el éxodo instruirá, incluso a las generaciones futuras, acerca de la perversidad de la esclavitud, del yugo que un pueblo impone sobre otro.
Los patriarcas fueron los antepasados del pueblo hebreo, pero quien asumió la responsabilidad mayor de formar la nación y dejó estampada por siempre su personalidad sobre este pueblo fue Moshé, el célebre legislador y libertador. Los hechos históricos más contundentes fueron el éxodo de Egipto, la entrega de la Torá en el monte Sinaí y la conquista de la Tierra Prometida. Moshé protagonizó los primeros dos episodios y sentó las bases para el tercero de ellos.
¿Cuáles fueron las características de la personalidad de Moshé? La Torá solo relata un par de episodios de sus años formativos. Resalta el denominador común de su preocupación por la suerte del prójimo, especialmente por el débil y una reacción visceral frente a la injusticia. Estas características se manifiestan cuando mata al capataz egipcio que golpeaba despiadadamente al esclavo hebreo, sin tomar en cuenta las posibles consecuencias sobre su persona. Defiende a unas jóvenes pastoras que desean conseguir agua para sus rebaños. ¿Dónde aprendió estas cualidades: la solidaridad con el perseguido y el compromiso ineludible con la justicia?
Aunque Moshé fue amamantado por su madre, gracias a la intervención de su hermana Miryam, la hija del faraón lo crió, fue su madre adoptiva. En el palacio del faraón aprendió a actuar, y tal vez pensar desde un prisma real porque recibió la educación de un príncipe. Sin embargo, cuando salió del palacio para indagar la suerte de los hebreos, no privó la tipología de la nobleza real que suele permanecer imperturbable frente al sufrimiento ajeno, al contrario, la nobleza de su carácter lo condujo a arriesgar su seguridad personal en el palacio cuando sintió que era menester rescatar a una víctima hebrea.
Moshé demostró que aparentemente se requiere al menos tres elementos para el liderazgo: visión, pasión y compasión. El cometido del líder por los valores no puede ser tibio, a medias tintas. Su actuación debe estar acompañada por la firmeza de su decisión. El líder debe actuar con entrega total, con pasión a su cometido.
En el episodio del S’né, la zarza ardiente del desierto que no se consumía, Moshé se negó en un principio a cumplir la tarea que Dios le quiere imponer, porque no creía estar preparado para la misión, consideró que no poseía las cualidades indispensables para el liderazgo. Cuán diferente es el ambiente actual donde se enseña a tener excesiva confianza en las habilidades personales. Moshé demuestra modestia, porque sabe que el liderazgo es el resultado de la confianza que otros deben depositar sobre la persona. Los jasidim son quienes convierten al letrado en su Rebe.
Incluso en los momentos de mayor dificultad, frente a la negativa del faraón que impuso mayores limitaciones sobre los esclavos hebreos al exigirles el mismo número de ladrillos sin ofrecer los insumos que anteriormente otorgaba, no obstante las diferentes rebeliones por el descontento del pueblo hebreo durante la larga travesía por el desierto, Moshé siempre vio con claridad cuál era la misión del pueblo, su visión nunca quedó nublada.
De acuerdo con la visión de Moshé, el objetivo se centró en el bienestar del sufrido pueblo hebreo. Probablemente desatendió su propia familia porque sus hijos no figuran luego en el desarrollo de los eventos. Todo su desempeño se dirigió a resolver los problemas del colectivo, su pueblo. La visión para actuar estaba enmarcada en la pasión, que a su vez estuvo acompañada por la compasión y la solidaridad con el prójimo.

parashah: Parashát vaErá, por Rav Daniel Oppenheimer - Vínculos

Parashát vaErá, por Rav Daniel Oppenheimer - Vínculos
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Wednesday, 1 de February de 2006, 23:05
 Parashát vaErá
VINCULOS


por Rav Daniel Oppenheimer

Faltaban pocas semanas para el Bar Mitzvá del hijo de R. Reuven Feinstein shlit”a, Rosh Ieshivá de Tiferet Ierushalaim en Staten Island (hijo del muy famoso R. Moshé Feinstein sz”l (fall. 1986) quien fue considerado la máxima autoridad en todo el espectro de la Halajá (ley judía) y líder indiscutido de la posguerra). Si bien el Bar Mitzvá es un hito importante en la vida, los preparativos para aquel evento no contemplaban las extravagancias que redundan en el despilfarro de sumas astronómicas a las que estamos acostumbrados en ciertos círculos. Más bien, giraban alrededor de la preparación del niño durante trece años hacia sus deberes que le incumben como judío. Esta simplicidad en lo material no suprime, sino que, por el contrario, realza el valor de lo que verdaderamente se quiere celebrar. Para cada niño, su Bar Mitzvá es especial.
 
Agudat Israel de EE.UU. realiza desde hace muchos años un congreso multitudinario anual con conferencias de los Rabanim más famosos de los EE.UU. y del exterior en el cual se tocan los temas más trascendentes del momento, para proveer al auditorio de guía moral en un mundo carente de brújula ética. Un gran público anticipa con gran interés esta asamblea y, con el tiempo, este congreso se fue convirtiendo en un momento de inspiración muy esperado. La fecha para tan eminente evento, se elige tomando en cuenta que sea un día conveniente para el mayor número de personas posible.
 
¿Qué sucedió? La fecha del congreso coincidió con la fecha del Bar Mitzvá del nieto de R. Moshé. ¿Qué hizo R. Reuven? El día jueves anterior, cuando su hijo de Bar Mitzvá leería la Torá (los Ashkenazim no suelen hacer una “ceremonia” de colocación de los Tefilín), harían un pequeño Lejaim después de Shajarit, en el cual el abuelo pudiera decirle algunas palabras al nieto. Y así se hizo.
 
Una persona se acercó a R. Reuven y le preguntó cómo se sentía por el hecho de que su padre no asistiera al Bar Mitzvá del nieto: ¿no le parecía a él que su papá había priorizado las obligaciones comunitarias a los afectos familiares?
 
R. Reuven le respondió relatándole tres experiencias relacionadas con su niñez que ponía bien en claro en dónde estaban los sentimientos de su padre aun en situaciones como esta en la cual debía ausentarse en un acontecimiento familiar importante. Y lo que comentó fue lo siguiente:
“Cuando yo era niño, mi padre (que siempre se levantaba a las cuatro de la madrugada para estudiar tres horas sin ser interrumpido hasta la hora de Shajarit) me despertaba para ir a la escuela. Sin embargo, hacía mucho frío y la calefacción era muy débil. ¿Qué hacía él? Ponía mis vestimentas sobre el radiador durante unos minutos y me la traía a la cama para que me la ponga sintiéndola más agradable.
“En distintas oportunidades hubieron huéspedes en casa para las comidas de Shabbat. Mi lugar en la mesa era invariablemente al lado de mi papá, sin importar quién fuese el invitado. Mi lugar no se cambiaba salvo que se tratara muy esporádicamente de un Gadol HaDor (persona encumbrada en Torá, escasa en una generación).
“Cuando nos íbamos de vacaciones, parábamos en una Colonia de bungalows. No habían oportunidades de entretenimiento para los niños en aquellas épocas, y la única diversión en el día, era cuando el encargado del lugar iba al pueblo con su carro para hacer las compras y los niños nos subíamos al mismo para participar de aquel paseo. Para nosotros no había nada más “divertido” que eso. Mi papá estudiaba conmigo diariamente. Sin embargo, si veía que estaba por salir el encargado, me hacía cerrar la Guemará y me decía que cuando regresara íbamos a seguir estudiando.
“Nunca dudé acerca de los sentimientos de mi papá y yo sé que si no va a participar de nuestro Bar Mitzvá, esto se debe a su responsabilidad por el cargo que ocupa”.
 
Muchas veces relaté esta historia delante del público, pues me impresionó por la sencillez de las circunstancias y lo valiosos y eficaces que fueron los gestos del padre hacia su hijo. Frecuentemente se puede percibir que no es fácil, especialmente para personas que están muy requeridas por la gente, ocuparse de sus hijos como realmente quisieran hacerlo. Uno puede llegar a pensar que para tener influencia sobre el quehacer de los hijos hay “que estarles encima” continuamente, o hay que “emplear mano dura”, etc.
Realmente: ¿Tenemos los padres ingerencia en la educación de nuestros hijos? ¿Tienen ellos en cuenta nuestra opinión en caso de enfrentarse con decisiones difíciles, cuando lo que suponen o saben que lo que nosotros pensamos contradice lo que ellos mismos opinan?
¿Qué conducta podemos proponernos los padres para tener más “llegada” a nuestros hijos y para que les quede nuestra experiencia y convicción?

(Lo que sigue es por cierto no más que una pequeña parte de un programa educativo, pero espero que sea de utilidad como base para formar una idea propia en la creación de los vínculos padres-hijos.)
Es muy posible que la relación con nuestros hijos se vea afectada por tres pilares que son esenciales:
 
Firmeza: uno de los puntos álgidos en la transmisión, es la claridad de convencimiento en lo que pregonamos. Más de una vez, sostenemos cierta premisa, que muy posiblemente nunca hayamos pensado cabalmente, pero que superficialmente “creemos que es así”, quizás porque en alguna oportunidad leímos algo al respecto, o porque todos opinan de ese modo, o, simplemente porque nos gusta o nos es cómodo pensar así porque es a lo que estamos acostumbrados . Cuando nuestros hijos desafían esa idea, en un primer momento nos sentimos molestos porque no nos gusta que nos cuestionen, o porque parece ser que dejamos de ser autoridad frente a los propios. Sin embargo, cuando ellos insisten, entonces colapsamos y “con tal de no perderlos” o “que sean felices” no estamos dispuestos a sostener lo que antiguamente opinábamos y les damos el gusto. ¿Es correcta esta actitud?
Obviamente, esto no es una invitación a la terquedad. Nadie quiere incitar a sostener las cosas “porque sí”. Cada persona tiene la libertad y, por ende, la obligación de replantearse honesta y objetivamente sus creencias, las veces que sean necesarias, no ser falso con su conciencia y modificar y rectificar lo que está mal, aun si la crítica viniera de sus hijos. Esto no permite, sin embargo, ser falso y aceptar lo que uno cree inadmisible, por el mero hecho de haber sido discutido por sus hijos.
Obviamente, la falta de objetivos claros en la vida de uno, elimina la posibilidad de educar y adiestrar a los hijos a tener objetivos propios...
 
Afecto: El próximo paso está relacionado con el afecto. La mayoría de los padres estarían ofendidos si uno les cuestionara el afecto dispensado a sus propios hijos. Los mismos padres que creen defender a sus hijos “a muerte” si un tercero los molestara de algún modo, son frecuentemente los que más daño les hacen. Esto se puede comprobar mediante un simple ejercicio: activar un grabador y dejarlo funcionando desde el momento en que llegan a sus casas a la tarde y hasta que se retiran a dormir. Si así lo hicieran y se escucharan luego, esto les permitiría conocer más objetivamente su relación con la familia.
¿Cuánto diálogo hay? ¿Cuántas ideas se cruzan? ¿Cuántas palabras enojadas se dicen?
Es interesante que la Torá, que es muy rica en disposiciones de lo que se debe y no se debe hacer incluso en lo sentimental (P.ej. no guardar rencor, juzgar para bien, amar al prójimo), cuando habla de los hijos nos ordena educarlos y transmitirles enseñanzas, pero no nos exige amarlos. Seguramente, la razón es que el cariño a los hijos no es un fin en sí mismo, sino un medio para que las enseñanzas que se deben transmitir realmente tengan acceso a su corazón. Un clima frío, distante e impersonal, obstruye la confianza que debe ser la vía por la cual uno guía a sus hijos hacia una vida de abnegación, generosidad y empeño. Si esta vía es estrecha o infrecuente, el contacto se reduce y las oportunidades disminuyen.
 
Tranquilidad: Las dos ideas enunciadas anteriormente deben estar acompañadas por un temperamento calmo. En particular, se debe tener en cuenta que se requiere muchísima paciencia, si se quiere ser escuchado.
Un clima de gritos, un carácter exaltado y la ansiedad, no convencen a nadie. Los niños pequeños obedecerán las consignas inmediatas por miedo. Con el tiempo, sin embargo, aquella presión inicial solo irá en contra de los padres y los hijos estarán progresivamente más y más alejados y retirados.
El que cree que puede emitir una opinión o una orden y ser seguido al pie de la letra por toda la vida, seguramente causará más daño que beneficio a sus hijos. “Las palabras sabias (lit. ‘de los Sabios’) se escuchan a través de la suavidad” – dice en Kohelet (Eclesiastés) 9:17. R. Israel Salanter, en sus 13 máximas de conducta, incluye la serenidad como parte imprescindible del método de crecimiento de la persona. La experiencia demostró una y otra vez, que hubo gente que tenía las ideas correctas, pero que no fueron atendidas porque no eligieron el momento y la manera ideal para enunciarlas. Son las oportunidades que se pierden.
La falta de tranquilidad en la manera de hablar, es a menudo el resultado de la inseguridad de los padres acerca de si lo que están diciendo es correcto , por hacerse cargo de los fiascos de sus hijos y considerarlos como fracasos propios, con la consiguiente (supuesta) vergüenza ante la gente.
Que se entienda bien: Tranquilidad no es indolencia ni resignación. Es paciencia, tolerancia y entereza en la dura tarea de enseñar.
 
Estas tres pautas son solamente el comienzo. Funcionan dentro de un marco de equilibrio en el cual se le permita el espacio proporcional y armonioso dentro del resto de una conducta correcta. ¡Que tengamos la Asistencia Di-vina para poder cumplir correctamente nuestro rol de padres!

parashah: Parashát Bó, por Rav Daniel Oppenheimer - Se busca un líder

Parashát Bó, por Rav Daniel Oppenheimer - Se busca un líder
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Wednesday, 1 de February de 2006, 22:54
 
Parashát Bó
SE BUSCA UN LIDER

por Rav Daniel Oppenheimer, para ajdut.com.ar

En carácter de ciudadanos de una democracia, sabemos de nuestro derecho y deber cívico de elegir la administración y las autoridades del país cada tantos años.  Nos habituamos también al hecho que, ni bien se saben los resultados de un sufragio, ya se van posicionando los candidatos en miras a la próxima elección.  Todo hace parecer que ejercer la autoridad fuera una aspiración anhelada, pues quienes se postulan como candidatos no escatiman esfuerzos y palabras huecas para llegar al poder.
¿No notamos, acaso, el esmero que hacen todos los políticos para limar su imagen frente a las cámaras?  ¿No advertimos como llenan las calles de posters con sus fotos antiguas y maquilladas de cuando eran 20 años más jóvenes...?  ¿No percibimos como miden sus palabras para presentarse ante el público interno y externo como estadistas confiables (que van a pagar la deuda externa sin subir los impuestos)?  ¿No vemos como inventan eslóganes que no dicen nada sustancioso, pero parecen atraer a multitudes (“se puede”, “síganme, que no los voy a defraudar”, “por un futuro mejor”, “todos unidos triunfaremos”, etc.)
 
Como votantes veteranos, frente a las urnas, votamos al...  que menos daño pensamos que nos va a ocasionar.  Las palabras de los políticos frecuentemente no nos convencen y, menos aun, creemos que alguno de ellos tenga realmente vocación de estar al “servicio de la comunidad” como pregonan, por ejemplo, los letreros de la policía...
¿Es realmente “bueno” ser autoridad?  Los Sabios ya nos advirtieron que hay que “odiar la aspiración (propia) de convertirse en patrón” (Pirkei Avot 1).  El Tana”j y nuestra historia nos muestran cómo los verdaderamente “grandes” hicieron todo lo posible para liberarse de la obligación de ejercer el mando.  De esto, existen muchos ejemplos, pero a quien nos queremos dedicar hoy es a Moshé, nuestro maestro.  Siete días estuvo D”s convenciéndolo que asumiera la misión de ir frente del Faraón para exigirle que permitiera la salida del pueblo de Israel “para festejar a D”s en el desierto” (Shmot 4:10).  Moshé se resistía.  No confiaba en ser el más indicado.
¿Por qué tanta insistencia por parte de D”s?  ¿Era Moshé un buen estratega militar?  ¿Inspiraba confianza con su dialéctica?  ¿Sabía enardecer a las masas?  No.
 
Moshé reunía las características que requiere una persona para que D”s lo vea apto para transmitir Su palabra.  Estas condiciones no se redujeron a la persona de Moshé, sino que fueron requisitos para todos los profetas que le siguieron.  No obstante, la misión de Moshé sería única (no sólo debería llevar a cabo las plagas y maravillas en Egipto frente al Faraón y al pueblo, sino que debería conducir a una nación sumamente rebelde hasta la tierra de Israel, y - la misión más trascendente de todas - transmitirles las leyes de la Torá y adiestrarlos para que las observen).
Nunca más volvería a repetirse un profeta en Israel con la grandeza de Moshé (este es el séptimo de los 13 artículos de fe cardinales de la fe judía).
 
¿Cuáles fueron estas particularidades de Moshé?  Estudiemos un poco lo que la Torá narra sobre él.  Moshé se crió en la corte del Faraón.  No carecía de nada material.  Había ascendido hasta llegar a ser el responsable del palacio del Faraón (Rash”i).  No estaba sujeto a las tareas de esclavitud que debían cumplir los demás hebreos y tenía lo que se llamaría un “buen pasar”.  Moshé salió del palacio y observó el padecimiento de sus hermanos.
Ahora bien, querido lector, debo aclararle que hay distintas maneras de “ver” las cosas.  Todos los que no somos ciegos, advertimos muchas circunstancias a diario.  Algunas nos impresionan y otras no nos “mueven un pelo”.  Simplemente las vimos, y seguimos de largo con lo nuestro.  Moshé, en cambio, vio a sus hermanos y...  actuó acorde a lo que vio.  Sintió el dolor del sufrimiento de cada uno de ellos (Shmot 2:11).  Intentó, según el Midrash, ayudar a sostener la pesada carga que debían soportar.  Se solidarizó.  Al ver cómo un supervisor egipcio cruel estaba maltratando sádicamente e injustamente a un hebreo indefenso, fue inmediatamente a socorrerlo y eliminó al agresor (Shmot 2:17).  Cuando, ya en Midián, se encontró apenas llegó con la coyuntura en que los pastores molestaban a las hijas de Itró, volvió a brindar su apoyo por las mujeres indefensas.  Esta es una cualidad de Moshé: Solidaridad frente al dolor y la necesidad ajenos.
 
Al día siguiente del episodio con el egipcio, encontró a dos hebreos peleando.  Moshé cuestionó: “¿Por qué le pegas a tu compañero?” (Shmot 2:13).  Esta fue su convicción.  Le sería muy necesaria en el futuro cuando estaría enfrentado al pueblo entero para hacer valer la palabra de D”s en contra de la voluntad y el ánimo popular.
D”s le ofrece a Moshé el cargo de guía del pueblo.  “¿Quién soy yo para merecer tal honor?” (Shmot 3:11) Modestia.  No hubo persona modesta como Moshé en toda la historia de la humanidad.  Modestia no significa desconocer las propias facultades y habilidades para emprender una tarea.  Eso es haraganería.  Modestia sí es el reconocimiento de que le falta mucho a uno para ser lo que verdaderamente podría llegar a ser.
 
El Talmud aprende de Moshé que D”s hace morar su profecía sobre personas que son “sabias, fuertes, ricas y modestas”.  Lo de “sabio” tiene que ver con el deseo de hacer uso de la inteligencia que D”s nos brindó y “aprender de cada persona” - sin mostrar soberbia.  Sobre Moshé dice, al momento de equivocarse: “reconoció, sin sentir vergüenza”.  “Fuerte”, desde lo físico, implica que ve claramente lo que D”s le quiere mostrar y no se confunde con alucinaciones.  “Rico” es aquel que no necesita obsequios ajenos y, por lo tanto, será difícil de sobornar.  El “modesto” transmite objetivamente aquello que se le encargó y no intenta “incluirse” en los libros de historia.
Sólo una persona como Moshé puede “implorar”, “clamar” y “extender sus manos en súplicas” por el dolor del Faraón y el de los egipcios (Shmot 8:8-26, 9:33), cuando les ocurrían las plagas.  Cualquier persona de menos calibre, si no se deleitara en ver sufrir a estos malvados sádicos, al menos estaría de acuerdo en que se les aplique el rigor de la Justicia Di-vina por obrar como lo habían hecho los egipcios.
 
Sin embargo, es importante no omitir una reflexión.  Por grande que fuese Moshé, no estuvo “por encima de la ley”.  Nadie escapa a la exigencia minuciosa de D”s...  y aun menos los grandes tzadikim (lo cual contradice totalmente el concepto moderno del poder).  En camino a Egipto, Moshé dilató el cumplimiento del Brit Milá de su segundo hijo, quien había nacido justo antes de partir (Shmot 4:24).  D”s estuvo dispuesto a prescindir de Moshé por esta negligencia (a pesar de haber estado insistiéndole siete días en que aceptara el cargo) y Moshé se salvó únicamente porque Tziporá - su esposa -circuncidó a su hijo en aquel momento.  No hay mayor grandeza en el ser humano que ser fiel cumplidor de la ley Di-vina, y esto también lo aprendemos de Moshé (R.Sh.R.  Hirsch).
 
En todo grupo humano, encontramos algunas personas que tienen un carisma especial.  A veces nos parece que hubiesen nacido para ser líderes, posiblemente porque todos los escuchan y los siguen.  En realidad tener esta aptitud (la de atraer con facilidad a los demás o la de ser un modelo nato para otros) es una tremenda responsabilidad.  Si bien, en última instancia, cada persona es responsable de si mismo, quien ejerce un liderazgo negativo, también se le atribuye responsabilidad por quienes se copiaron de sus errores.  (Pirkei Avot cap.  5, en referencia a Ieravam ben Nevat).  Está en manos de los educadores, hacerle ver a quienes son influyentes, aquella responsabilidad que les cabe para ejercerla para el bien.
 
Y, al margen de todo lo que dijimos y volviendo a la persona de Moshé, no debemos olvidar las palabras del Ramba”m quien nos recuerda que, aunque no nos toque nunca ese rol de liderazgo, “todos podemos ser santos como Moshé”.  El Talmud busca un indicio de Moshé en la Torá (fuera de donde expresamente está mencionado) y lo encuentra en “Beshagam hu basar” (= pues aun él es carne - en referencia a la fracasada generación del diluvio).  La libertad (y la oportunidad) de ser santos como Moshé se extiende hasta a la población corrupta del diluvio.
Hablar de Moshé es hablar, entonces, de nuestro propio potencial y el de todo ser humano, aun si no fuera necesariamente en su capacidad intelectual y liderazgo, sí, sin embargo, en la oportunidad infinita de grandeza moral.

parashah: Parashát Bó, por Rav Menajem Abdeljak - Salida de Emergencia

Parashát Bó, por Rav Menajem Abdeljak - Salida de Emergencia
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Thursday, 2 de February de 2006, 00:57
 

Parashát Bó
SALIDA DE EMERGENCIA


por Rav Menajem Abdeljak
 

- Buenas tardes señores y señoras, les habla el comandante. Estamos visualizando un principio de incendio en el ala izquierda de la aeronave. Les rogamos mantener la calma y atender las instrucciones de la tripulación.

 

El aparato comienza a sacudirse fuertemente y el parlante deja oír nuevamente la voz del capitán de a bordo: Señores pasajeros, les pedimos dejar todas las pertenencias en el aeroplano, hacerse cada uno de su paracaídas y acercase a la salida más próxima.

 

Caos, pánico y convulsión. Cada quien se dirige, tal cual lo indicó el capitán, a la salida cercana. En el fondo, alguien se resiste a salir y hace fallidos esfuerzos por extraer de la gaveta superior su reproductor de Mp3. –Para escuchar música en el camino, le explicó al sorprendido tripulante que le instaba acercarse a la puerta.

 

Finalmente, el avión pudo aproximarse a diez metros del suelo en una pista de aterrizaje improvisada mientras los pasajeros se dejaban caer con sus paracaídas y se alejaron lo suficiente antes de oír el imponente estallido de la máquina y su destrozo.

 

Felizmente no hubo que lamentar pérdidas de vidas. O mejor dicho, casi, no hubo que lamentar. ¿Ya adivinó? Nuestro amigo del Mp3 fue la excepción.

 

Llega la hora de salir de Egipto. Familias enteras están a punto de salir a una ruta larga y desconocida. Hay que llevar alimentos para tiempo indefinido. Sin embargo, no vemos que lo hayan hecho. Es más, la Torá lo dice claramente: “y aún víveres no prepararon”

 

Deberíamos entender porqué Hashem no les dio tiempo para preparar algo de comer y por ende descubrir el mensaje que encierra esto para nosotros.

 

Como bien sabemos, la cuestión egipcia no se limitaba a lo material. Nuestros sabios nos enseñan que existen cincuenta niveles espiritualidad de pureza y paralelamente, otros tantos de impureza. Mitzraim era el centro de toda inmoralidad y concupiscencias y el pueblo judío llegó a emponzoñarse hasta sumirse en cuarenta y nueve de estos grados.

 

Cuando llegó el momento de la salida, no había tiempo que perder, la situación apremiaba. Si permanecían allí aunque sea unos instantes más, hubieran precipitado al último nivel y ya era prácticamente imposible remediarlos. Hashem evidentemente podía darles tiempo para aprontar algo, pero corrían un severo riesgo. Entonces, dice la Torá: “Y no pudieron demorarse y ni siquiera prepararon víveres”

 

Era una cuestión de tiempo, de apremio, de apuro, era ahora o nunca. ¿Y quién tiene tiempo en ese momento para pensar en un pedazo de pan o una porción de carne?

 

Cuando Hashem nos envió al mundo, nos dispuso una misión. Para llevarla a cabo, nos proveyó todos los instrumentos necesarios y nos dio la Torá, para que estudiándola y ahondando en ella podamos descubrir cómo desarrollarla. Sin embargo, la gran parte de la humanidad fracasa en el desempeño de su tarea y pasa por éste mundo sin hacer nada en dicho sentido.

 

Esto se debe a que el ser humano se encuentra en Mitzraim. La palabra MiTZRaim proviene de MeTZaR que significa límite. Sí, tenemos límites. La sociedad, la familia, las obligaciones laborales, las vacaciones, las adquisiciones materiales, etc. A ciencia cierta son justamente estos mismos los instrumentos que Hashem nos adjudicó, pero son un arma de doble filo, ya que al malversarlos se convierten en obstáculos para nuestra gestión.

 

Entonces el ser humano se acomoda en sus obstáculos y comienza a vivir en una burbuja en la cual todo figura dificultoso para la realización de su compromiso para con Hashem.

-No puedo ir al curso, tengo que ayudar a mi mujer en casa.

-No puedo empezar con el Kasher o mejorar el Tzeniut, mi esposo no quiere saber nada.

-No puedo colaborar…estoy muy apretado.de los chicos que ya tiene más de un año)

-Por mi, lo hubiera hecho hace rato, el tema es que no puedo aislarme de la familia. Si dejo de viajar en Shabat, no voy a poder ir más de mis padres, familiares, etc.

-Me cuesta levantarme, estoy terminando muy cansado.

 

Irónicamente, son todos pretextos reales. Pero “casualmente” siempre surgen a la hora de una Mitzvá. Durante un largo período le insistí a una persona para que venga de mañana temprano a Tefilá. Al cabo de un tiempo, al ver que no daba resultado, deje de llamarle la atención. Un día, sorpresivamente, cuando llegué al Bet Hakeneset, lo vi sentado ya con el Tefilín colocado y esperando el comienzo de la Tefilá. -¡Te felicito! – exclamé. –No piense mal – me respondió – hoy me levanté temprano por que se jugaban las eliminatorias en Corea y por la diferencia de horario acá empezó a las cinco de la madrugada.

 

Evidentemente, cuando decía que no podía levantarse para Tefilá, estaba en Mitzraim. Estaba encerrado en límites virtuales. Ya que si realmente estaba imposibilitado, entonces nada lo podía haber sacado de la cama. Pero él no tenía tan claro que la Tefilá es importante por lo menos tanto como un encuentro futbolístico. El partido logró atravesar la barrera del sueño, el servicio de Hashem no. Es cuestión de actualizar la escala de valores.

 

Esta es la intención de la salida apresurada de Mitzraim sin dar tiempo a aprontar víveres. El mensaje es: Cuando hay que escapar del peligro, no hay tiempo para pormenores. Cuando se huye de las manos del mal, no se puede volver la vista atrás, hay que alejarse sin demoras.

 

Es por esto que en Pesaj, la única obligación que la Torá nos encomendó, es ingerir Matzá ya que esta es el símbolo de de la salida urgida. Por ende, éste es el espíritu de Pesaj, “La Festividad De La Libertad”. La libertad por excelencia, es la de cada Iehudí de sus propios límites imaginarios. ¿Y que mejor que el pan que no se dejó leudar al salir de prisa? Es el claro mensaje de la importancia de arrinconar los pequeñeces a la hora de los peligros espirituales.

 

SHABAT SHALOM


parashah: Parashát Bó, por Abraham Leib Berenstein - Libre elección

Parashát Bó, por Abraham Leib Berenstein - Libre elección
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Thursday, 2 de February de 2006, 00:04
 PARASHA BO
LIBRE ELECCION

por Abraham Leib Berenstein

Asi comienza la parasha: "ven al Faraon, pues yo he endurecido su corazon"; 
dice Rashi que Hashem lo mando a Moshe para advertirle. Preguntan los sabios para que manda a advertirle que deje salir al pueblo para que sirva a
Hashem, si se sabe que la advertencia no iba a servir de nada, ya que mas
adelante dice el versiculo que Hashem le endurecion el corazon al Faraon.
Entonces que Hashem le mande la plaga sin advertirle directamente.

Todos los profetas que hubo en la historia fueron para advertirle al pueblo
de Israel que haga teshuva y si habia un decreto malo se podia anular.
El profeta va, si el pueblo es capaz de escuchar, sin embargo ¿que sentido
tiene de advertirle a alguien que se sabe que ningun resultado se obtiene?
No solo eso, sino que Hashem luego de las cinco primeras plagas le endurecio
el corazon al Faraon para que no deje salir al pueblo de Israel de la
esclavitud.
Una de las respuestas es que para cuando vengan las plagas no digan que es
casualidad, la naturaleza, o cosas por el estilo, sino que sepan que todo
viene de Hashem.
Mas adelante en el segundo versiculo dice que todo esto es para que se
cuente a los hijos y a los hijos de los hijos que Hashem se burlo de los
egipcios y de los milagros que hizo.
Hashem sabia que el Faraon no iba a escuchar, sin embargo todo fue para que
toda la descendencia del pueblo judio sepa que Hashem se burlo de los
egipcios y nos hizo milagros.
El Faraon era advertido antes de cada plaga para que, como dijimos antes, no
pueda decir que es una plaga de casualidad, una peste, un virus ,etc, sino
para que sepa que Hashem es el que lo causa.
Escribe el Rey Salomon en Mishle 20,12 "el oido escucha y el ojo ve, Hashem
hace tambien las dos cosas".
El Rey Salomon dice que es importante el escuchar antes de ver, ya que de
esa forma cuando la persona vea va a ser todo mucho mas claro, de lo que
pasa porque pasa.
Si Hashem le endurecio el corazon al Faraon, entonces por que fue castigado?
Solo despues de la quinta plaga Hashem le saco la libre eleccion al Faraon y
fue castigado por todo lo que hizo y dijo que le endurecio el corazon.
Asi escribe el Rambam en las halajot de teshuva perek 6, que toda persona
tiene libre eleccion en todo momento, tanto para bien como para mal, tanto
para volver hacia el camino bueno como viceversa.
Toda persona puede hacer lo que quiere en todo momento, hay personas que
Hashem las ayuda y hay otras que como al Faraon, que les saca la eleccion.
Tenemos que aprovechar cada momento para pensar lo que hacemos, de donde venimos y a donde vamos para poder asi seguir creciendo dia a dia, y como dijo el Gaon de Vilna: la persona vino principalmente a este mundo a corregir sus cualidades; sino es asi, ¿para que vino?.
Por eso antes que anda hay que saber que es bueno y que es malo, y una vez
que sabemos lo que es bueno , saber como alcanzarlo para tratar de crecer y
alcanzar el maximo de nuestro potencial.
Para terminar recordar lo que dice la guemara "por el camino que la
persona quiere ir , por ahi lo guian".

SHABAT SHALOM
A.L.B