Reflexiónsobre la Parshá Vaeirá: Las plagas como herramientas docentes por Jana Simon
Queridos amigos: Es obvio que cuando la Torá nos narra un acontecimiento dramático podemos y debemos usarlo para aprender y enseñar. Las plagas de Egipto son un acontecimiento muy dramático, por lo que me supongo que tenemos mucho que aprender de ellas. Buscando comentarios sobre las plagas vi que hay dos tipos de comentarios; los que se refieren a lo que los egipcios aprenden, o no les queda más remedio que aprender de las plagas, y lo que nosotros aprendemos de ellas, algo así como el significado interior y el significado exterior. Durante el Séder de Pésaj pronunciamos la famosa fórmula que Rabí Yehuda tiene para agrupar las plagas. "Dtzach Adash Bachav", según las iniciales de cada una. El Abarbanel dice que incluso una lectura superficial de los versos de la Torá revela que estos grupos de Rabí Yehuda son correctos, porque el primero de los grupos (sangre, animales salvajes y granizo) fue precedido por un aviso de Moshé por la mañana temprano. En el segundo grupo (ranas, pestilencia y langostas) tuvieron un aviso pero no se menciona la mañana, sólo HaShem le dice a Moshé, "ve al Paró"; y el tercer grupo (piojos, furúnculos y oscuridad) no reciben aviso y ésto indica un cierto patrón. Casi todos los comentaristas en la Torá y en la Hagadá ofrecen interpretaciones sobre el significado de este orden. El mismo Abarbanel ve las Plagas como antídotos de las tres maneras en las que el Paró se niega a creer en D-os: 1-El Paró niega la existencia de D-os 2-Niega la Divina Providencia 3-Niega la habilidad de D-os de alterar la naturaleza y hacer milagros Así, el primer grupo de plagas es precedido por la declaración "con éstas sabrás que soy D-os". El segundo grupo "porque soy D-os en medio de la tierra" (o sea que me ocupo de los eventos de la humanidad) y el último grupo es introducido por "no hay nadie como Yo en la tierra", significando su habilidad para alterar la naturaleza. Muchos otros aspectos de las plagas también coinciden con esta división. El rabino Saadya Gaón y el Tur dividen las plagas según la dimensión en la que funcionaron. Rabeinu Saadya Gaón nota que sangre, ranas y granizo se relacionan con el agua. Pestilencia, oscuridad y langostas se realizaron a través del aire; furúnculos, piojos y animales salvajes se relacionan con la tierra, y la plaga del primogénito representa el fuego que consume. El Tur y Rabí Yehuda HaLevy también ven las plagas afectando cada aspecto de la naturaleza. Rabí Shimshon Raphael Hirsch divide las plagas según otras tres nociones: 1-Pérdida de independencia de los egipcios. La fuente de su riqueza, el Nilo, no puede ahora ayudarles 2-Esclavitud. Los egipcios aprenden que lejos de ser los amos, son esclavos de insignificantes criaturas 3-Castigo. El último grupo castiga a los egipcios por lo que han hecho a los judíos "Y Aharón lanzó su vara frente al Paró y se transformó en serpiente" (Éxodo, 7-10). El profeta Yejeskel nos revela que el Paró se llamaba a sí mismo "la gran serpiente", queriendo decir que su posición real y su poder se le habían subido a la cabeza, pero HaShem reduce su arrogancia mostrándole que no es nada más que un palo, una herramienta en el Plan Divino. El Paró fue elevado a la grandeza a causa de su contacto con el pueblo judío. Cuando deja de ser un instrumento divino, cae. Hasta aquí lo que las plagas significan para Egipto. Ahora veamos la lección que nosotros tenemos que aprender. El mismo acto de D-os que los egipcios experimentaron como una plaga, los judíos experimentaron como una elevada revelación (Sefer Baal Shem Tov). Los egipcios probaron las aguas, el conocimiento divino, y era sangre; nosotros probamos la sangre y era agua, la Divina Benevolencia (Rabí Nájman, Likutey Moharan 1, 6-2). Los egipcios fueron invadidos por las ranas, tzefardea en hebreo, que entraron a todas partes, en todos los aspectos de sus vidas. Nosotros los judíos aprendimos lo que tenemos que traer a todos los aspectos de nuestras vidas: Tzipor Deá, (Tzipor-Pájaro, Deá/Daat-Conocimiento) la incesante voz del conocimiento de HaShem (Likutey Moharan, 1-3). Rashi dice que eran ranas, mientras que otros dicen que eran cocodrilos. Los magos del Paró no pudieron reproducir la plaga de piojos porque las fuerzas del mal no tienen poder sobre criaturas tan diminutas (Rashi). Los judíos aprendieron de aquí la virtud de la humildad y así sucesivamente aprendimos de las plagas cómo comportarnos (ver la Hagadá de Breslov para una explicación más extensa). Si los judíos aprendieron entonces su lección de la plagas, también nosotros hoy. Esta semana tenemos que aprender la misma lección. Mirando las últimas noticias de Fox News y CNN podemos ver cuáles son las plagas que acosan al mundo: terrorismo, desastres naturales, más terrorismo y de vez en cuando se le da un castigo al terrorista como ocurrió esta semana con la ejecución del hermanastro de Sadam Hussein. ¿Qué aprender?. Está claro que según nuestros comentaristas no todo es tan simple y del mismo hecho se aprenden dos cosas, dependiendo de quién es el que está aprendiendo. Esta semana se castigó a otro malvado y también perdieron la vida 30 personas inocentes en una tempestad de hielo en San Luis, EE.UU. Las dos cosas fueron permitidas por HaShem. Vemos una clara pero no podemos entender la otra; lo único que podemos acertar a ver es que hielo, barad en hebreo, fue una de las plagas. El hielo que contenía fuego por dentro. Tal vez cuando HaShem nos manda hielo otra vez, a pesar de que no entendamos por qué lo mandó a alguien inocente, podremos entender el concepto. Mi brajá de esta semana es que, como en Egipto, podamos oir la incesante voz del Daat, el Conocimiento de HaShem. ¡Saludos desde Yerushalaim! |