El primero de Shvat (37 días antes de su fallecimiento), Moshé comienza su repetición de la Torá para toda la congregación de los Hijos de Israel, repasando los eventos ocurridos y las leyes entregadas en el transcurso del viaje de 40 años desde Egipto a Sinaí y a la Tierra Prometida, amonestando a la gente por sus fallos e iniquidades, y enlistándolos en el cumplimiento de la Torá y la observación de sus preceptos en la tierra que Di-s les está dando como herencia eterna, a la cual ingresarían luego de su muerte.
Moshé recuerda el nombramiento de jueces y magistrados para aliviar la carga de administrar justicia a la gente y enseñarles la palabra de Di-s; el viaje desde Sinaí a través del enorme y temeroso desierto; el enviado de espías y el subsiguiente rechazo de la Tierra Prometida, de manera que Di-s decretó que la toda generación del Éxodo debía perecer en el desierto. *También contra mí,*, dice Moshé, *Di-s se enojó por causa de ustedes, diciendo: Tú, tampoco, entrarás allí*. Moshé también recuerda algunos de los eventos más recientes: la negativa de las naciones de Moab y Amón de permitir al Pueblo Judío pasar por su tierra; la guerra contra los reyes Emoritas Sijón y Og, el asentamiento en sus tierras por las tribus de Reubén, Gad y media tribu de Menashé; y el mensaje de Moshé a su sucesor, Ieoshúa, que llevará al pueblo a la Tierra y los liderará en las batallas por su conquista; *No los teman, porque Di-s, tu Señor, luchará por ti*. Con esta parashá comenzamos la lectura del último libro de nuestra Torá: Devarim (Deuteronomio). Moshé se dirigió al Pueblo reseñando a la nueva generación que entraría a la Tierra de Israel, los acontecimientos y vivencias ocurridos a los Benei Israel durante los cuarenta años de transitar en el desierto. Les recordó cuando en el monte Jórev el Eterno les ordenó levantar el campamento y proseguir su camino hacia la tierra de Canaán. Fue entonces, que Moshé sintió la imposibilidad de continuar sólo soportando la carga del liderazgo, por lo que designó jueces y administradores para ayudarlo en su ardua misión. Así, organizó social y judicialmente al Pueblo y promulgó leyes para los jueces. Moshé les recuerda el momento en que les mostró la Tierra Prometida y designó enviados, uno por cada tribu, para investigar la Tierra, y cuando regresaron los espías, desanimaron al Pueblo de Israel con un informe negativo, hablando mal sobre la Tierra que el Todopoderoso prometió a los Benei Israel y éstos cayeron en el pecado y no confiaron en Hashem. Este hecho provocó el enojo del Todopoderoso, Quien los castigó con no entrar a Eretz Israel que la peregrinación por el desierto se extendiera en el tiempo, lapso en el que murió la vieja generación, salvo Caleb y Yehoshúa. También la irritación fue contra Moshé y nombró como sucesor a Yehoshúa hijo de Nun, quien entraría al Pueblo a la Tierra de Israel. Los israelitas acamparon en el Monte Seír. De allí continuaron su recorrido a través de la tierra de Edom, tierra prometida a los descendientes de Esav, no debiendo guerrear con sus habitantes ni tampoco con los Moab, tierra destinada a los descendientes de Lot. Pero sí tuvieron que luchar contra Sión, rey de Jeshbón, derrotándolo, pues no había permitido el paso del Pueblo por su territorio. Lo mismo ocurrió con Og, rey de Basán. También recordó Moshé que el territorio de Guilad había sido destinado para las tribus de Reuvén, Gad y parte de Menashé, pero con la condición de que debían unirse al resto del Pueblo para conquistar Canaán. Por último, Moshé alentó a Yehoshúa a no temer a las naciones que habitaban en Eretz Israel, ya que el Eterno pelearía por los Benei Israel. Tomado de: es.chabad.org y mesilot.org
Enfoques sobre la Parashá "Mas yo les había manifestado en aquel tiempo diciendo: No voy a poder, yo solo, soportaros a vosotros. Hashem, vuestro Di-s los ha multiplicado, y he aquí que vosotros sois hoy, cual estrellas del cielo en profusión" (Devarim 1:9-10) Los Hijos de Israel son comparados con la arena del mar y con las estrellas de los Cielos. La naturaleza de la arena es que cada grano está ligado a su vecino. Completamente lo contrario son las estrellas del cielo que forzadamente están a años luz unas de otras y cada estrella es un mundo aparte. Cuando los Hijos de Israel están unidos, ligados en una unidad, es todavía posible para Moshé llevar su carga. Pero cuando están divididos y distantes unos de otros, y cada uno es un "mundo aparte", la tensión del que tiene que liderarlos se hace insoportable. (Adaptado de AfikeIehuda)
"No habréis de ser condescendientes, con conocidos, en el juicio. Tanto al pequeño como al grande habréis de escuchar; no habréis de temer por causa de hombre, ya que el juicio ante Di-s es. Empero, el caso que les sea difícil, me lo habréis de presentar a mi y yo lo entenderé". (Devarim1:17) El Ramban dice que cuando una persona es estricta en determinar si la Torá le permite o prohíbe hacer una acción en particular, en primer lugar va a salirse de la situación completamente, imaginando que esto no le está pasando a ella. Solo después podrá clarificar la verdad y determinar si lo que quiere hacer es realmente la voluntad de Di-s. Esto es el significado de este versículo: "Empero, el caso que les sea difícil"--si es difícil para ustedes decidir si es correcto o no hacer algo, "me lo habréis de presentar a mi"--no miren a la situación con sus propios ojos, sino que solamente desde el punto de vista de lo que Di-s quiere, y así la verdad les será revelada. (Sefat Emet)
Moshé le está diciendo al pueblo que los casos difíciles se los lleven a él para juzgar. Pero cuando Itró le dio el mismo consejo a Moshé, viendo que Moshé estaba colmado de casos legales, dijo que los grandes asuntos deben ser traídos a Moshé y los pequeños reclamos deben ser dejados para un sistema legal jerarquizado. Esto marca una interesante distinción entre la ley judía y la ley secular. En el mundo secular, personificado aquí por Itró, un caso es juzgado de acuerdo a la suma de dinero en juego. En los casos que está en juego una gran suma se llega hasta la autoridad judicial suprema del país aunque el procedimiento para ese caso sea rápido y no competa más que a un juez regular. En el judaísmo, sin embargo, si la ley es clara, el caso puede ser resuelto por cualquier autoridad halájica; solo cuando el caso es "difícil" de juzgar es llevado a manos de una autoridad halájica más conocedora y experimentada (aun si el caso es por una pequeña suma de dinero).
"Y lo que te sea demasiado difícil, tráemelo a mí, y yo lo escucharé" (Devarim 1:17) "Problema compartido es medio problema", dice el adagio. En el mundo de la psiquiatría, es bien sabido que parte del proceso de ayudar a la gente con sus problemas es alentarlos a que los verbalicen. El tener alguien que escuche nuestros problemas es en sí un alivio, a pesar de que el problema aun no se haya resuelto. El Rebe de Gur señala que esta idea tiene su origen en las palabras de Moshé: "y lo que te sea demasiado difícil, tráemelo a mí, y yo lo escuchare". Moshé no dice "Yo te resolveré el problema", sino más bien "Yo lo escuchare". El dejar que una persona expresa su problema es terapéutico en sí mismo, y además puede ayudarlo a hallar una solución permanente. (Adaptado de Rabí Abraham J. Twersky)
"Atended a los pleitos entre vuestros hermanos, y juzgareis en forma justa" (1:16) El juez no puede escuchar a un litigante en ausencia de su oponente (Sanhedrin 7b) Un bebé. No hay nada más puro que un bebe. Nada más inocente. Nada que pueda simbolizar todo lo bueno más que un bebe... O... Desde el momento en que el bebe abre la boca y emite sus primeros gritos, expresa un egoísmo sin oposiciones. "¡Quiero comer!" "¡Quiero dormir!" "¡No quiero dormir!" "¡Quiero más de comer!". La vida del bebe no es mas que una letanía incesante de egoísmo. Veinticuatro horas por día. Hasta la edad de 12 o 13 años. Cuando el niño o la niña se transforman en Bar o Bat Mitzvá, el mejor regalo que recibe no es una lapicera a fuente, o una computadora. El mejor regalo que recibe es el ietzer tov (la buena inclinación). Porque hasta ese momento, el ietzer hará (mala inclinación) gobierna sin ninguna oposición. (Rashi Kohelet 4:13). Rabí Jonathan Eybechuetzfue un niño prodigio. Inclusive en su temprana infancia, domino su deseo natural de ir a jugar, y prefirió sumergirse en el estudio de la Tora. Cuando llego su Bar Mitzvá, le preguntaron cómo había podido evitar el ietzer hará cuando todavía era tan pequeño. El pequeño RebJonathan respondió: "La Tora nos enseña que el juez no puede escuchar el testimonio de un litigante si el otro no se encuentra presente. Por eso, cada vez que elhará trataba de incitarme a que me alejara de mis estudios, le decía que no podía escuchar su planteo hasta que cumpliera trece años, y el otro litigante, mi ietzer tov, también pudiera estar presente para exponer su punto de vista".
"Moshé comenzó a explicar esta Torá..." (Devarim 1:5) Cuando Moshé comenzó a explicar la Torá, lo hizo en los 70 idiomas básicos. ¿Para qué? Después de todo, los israelitas sabían la Lengua Santa, y no hacía falta que Moshé tradujera a los otros idiomas... Hashem sabía que el pueblo judío debería atravesar una larga noche de exilio disperso entre las naciones del mundo. Por eso, Moshé explico la Tora en los 70 idiomas, para que cada idioma y cada nación y cada tierra poseyeran una chispa de la Torá. (Jidushei ha Rim)
"Porque el juicio es de Di-s" "Imitatio Dei" no es una cantata de Bach. Ni tampoco es un fresco de Donatello de la Capilla Sixtina. Imitatio Dei es una mitzvá de la Tora, según la cual nuestros actos deben emular a los de Hashem. Dice el Talmud: "Así como Él viste a los que no tienen ropa, uno debe vestir a los que no tienen ropa... Así como Él visita a los enfermos, uno debe visitar a los enfermos... Así como Él consuela al que está de luto, uno debe consolar al que está de luto... Así como Él entierra a los muertos, uno debe enterrar a los muertos. (Sota 13b). Resulta muy interesante que todos los rasgos mencionados en esta guemará son rasgos positivos. Por ejemplo, en ningún momento dice "Así como Él juzga a los malvados, uno debe juzgar a los malvados". No. El énfasis está puesto en nuestra obligación de cumplir con la justicia. ¿Por qué? Porque cuando hablamos de virtudes, debemos parecernos a Di-s lo más posible, ser "imitatio Dei", ser como Hashem. Sin embargo, cuando se trata del juicio, debemos saber que "el juicio es de Di-s". Nosotros no somos más que sus agentes. (Rabí Moshé Eisman, basado en el Ramban, oído de boca de Rabí Moshé Zauderer)
"Y lo que sea demasiado difícil para vosotros..." (Devarim1:17) Moshé le dice al pueblo que le traiga los casos difíciles, para que él los juzgue. Pero cuando Itró aconsejó a Moshé en un tono parecido, al ver que Moshé se veía inundado con tantas demandas legales, le dijo que le trajeran a él los casos grandes, mientras que los casos pequeños deberían ser juzgados por un sistema legal jerárquico. A partir de esto podemos apreciar una interesante distinción entre el sistema legal judío y el sistema legal secular: en el mundo secular, personificado en este caso por Itró, el caso se juzga de acuerdo con la cantidad de dinero que hay en juego. Los casos que tienen que ver con una suma importante de dinero suelen alcanzar a la autoridad judicial suprema, aunque la propia ley sea muy clara y dentro del margen de competencia de un juez corriente. Sin embargo, en el judaísmo, si la ley es clara, puede ser arbitrada por cualquier autoridad halájica calificada. Pero si el caso es "difícil", si exige una fina delineación y una profunda evaluación, entonces puede llegar a los más encumbrados árbitros halájicos, aunque estén en juego solamente unos pocos pesos... (Rabí Mordejai Perlman)
"Ya no puedo transportaros yo solo. Que Hashem, vuestro Di-s, os incremente, y os coloque hoy como las estrellas del Firmamento por su número". (Devarim 1:9,10)
Shabat Jazón
Este Shabat es conocido como "Shabat Jazón" por la Haftará que comienza con las palabras "Jazón Yeshayau", donde se lamenta la destrucción del Beth Hamikdash y de Yerushalaim. El día de Tishá Be Av, el cual siempre cae en la semana después de "Shabat Jazón", se considera "Moed" (Festivo), por lo cuál no se dice Tajanun. Dicha Halajá merece una explicación, ya que sabemos que Tishá Be Av no es una fiesta, sino un día de luto nacional. ¿Por qué no se dice Tajanun en este día, que es precisamente de luto? El Talmud Ierushalmi nos relata sobre un yehudí que estaba arando la tierra y de repente escuchó el mugido de un toro, justo cuando un sajen pasó por allí y le dijo: Deja de arar la tierra y siéntate sobre el suelo, puesto que hoy se destruyó el Beth Hamikdash. El toro volvió a mugir y el sajen le dijo: levántate porque en este momento nació el Mashiaj. Nuestros sabios explican que éste es el motivo por el cual Tishá Be Av se considera día festivo, ya que la Gueulá comienza el mismo día de la destrucción. Pero aún seguimos preguntando: ¿Por qué era necesario que el Mashiaj naciese el mismo día de la destrucción? La respuesta es que por Halajá está prohibido destruir un Templo, aún cuando la intención sea construir otro en su lugar, es decir, primero hay que construir el nuevo y después se puede destruir el anterior. Por lo tanto, cabe la pregunta: ¿Cómo es posible que D'os destruyó los dos Batei Mikdash, si aún no se encontraba construido el tercero? La respuesta se encuentra en el nacimiento del Mashiaj el mismo día de la destrucción, puesto que esto es el principio de la construcción del tercer Bet Hamikdash. Para Reflexionar.....
¿Ascenso o Descenso?
| Al respecto de este Shabat, Shabat Jazón (llamado así por la Haftará de Shabat, que comienza *Jazón Ishaiahu...*) hay una enseñanza de Rabi Leví Itzjak de Berditchev, de bendita memoria, que en Shabat Jazón se muestra a cada uno de nosotros el Tercer Templo. La palabra *jazón* significa visión. En el judaísmo no existen las casualidades. Todo tiene un significado y un orden determinado. La parashá Devarím siempre se lee en el Shabat anterior al 9 de Av (día de la destrucción de los dos Templos, entre otras calamidades), Shabat Jazón. Por lo cual debe haber una conexión intrínseca entre estos dos asuntos (parashat Devarím y Shabat Jazón). De acuerdo a esta enseñanza entenderemos la conexión. Con la parashat Devarím comienza el Mishné Torá, la repetición de la Tora de Moshé Rabeinu. Una de las diferencias entre los primeros cuatro libros de la Torá y el último, es que Devarím fue dicho para la generación que ingresó a la Tierra de Israel, por lo que era necesario advertirlos de ciertos asuntos relevantes a la misma. La diferencia entre la generación del desierto y la que ingresó a la Tierra de Israel es que, la del desierto se caracterizaba por ser una generación de *conocimiento* , se encontraban en el nivel espiritual de Moshé Rabeinu, que tuvo un contacto con Di-s en forma de *visión*. Por otro lado, la generación que ingresó en la Tierra Prometida, dado que tuvieron que involucrarse con el mundo físico (arar, sembrar, cosechar la tierra, etc.) automáticamente se encontraba en un nivel espiritual inferior. Ellos tenían *audición*. La diferencia entre "visión" y "audición" es, que cuando uno ve algo, es infinito, es decir, no hay nada que pueda introducir en uno dudas sobre el asunto, porque uno mismo lo vio. Sin embargo en el caso de la *audición*, cuando uno oye algo, a pesar de que en el momento en que uno lo escuchó está claro en la razón, a través de preguntas uno puede comenzar a dudar de la veracidad del asunto. Esto demuestra que, aún en el momento en que uno lo oyó e internalizó, el asunto era limitado. Es por eso que en el Mishné Torá, que fue entregado a la generación que ingresó a la Tierra, que se encontraba en el nivel espiritual de *audición*, fue necesario advertir sobre temas como el auto sacrificio, mientras que no fue imperioso advertir de los mismos temas a la generación del desierto. Sin embargo, hubo una ventaja en la generación que entró en la Tierra, por lo cual está escrito sobre la generación del desierto *porque no llegaron ahora a la paz y la herencia* (Devarím 12:9), que se refiere al Tabernáculo de Shiló y el Templo de Jerusalén, que sólo fueron erigidos una vez que entraron en la Tierra Prometida. La Cabalá explica que *El comienzo está unido al fin*. Es específicamente en los niveles más bajos, en el mundo físico y material, donde puede encontrarse la esencia de Di-s. Esa fue la ventaja de la generación que entró a la Tierra de Israel, porque sólo a través del descenso, el involucrarse en asuntos físicos y materiales, pudieron llegar al objetivo, la paz (Shiló) y la herencia (Jerusalén). El Shabat de parashat Devarím indica la unión de dos asuntos opuestos: 1) es un gran descenso (el involucrarse en asuntos materiales). 2) a través de ese descenso se llega a una verdadera elevación (la esencia de Di-s). El mismo concepto es expresado por Shabat Jazón, en el cual se encuentran los dos extremos opuestos: 1) es parte de los nueve días en los cuales se destruyó el Templo de Jerusalén. 2) a través de la destrucción es que se llegará a la última elevación; como mencionado en nombre del Rabi Leví Itzjak de Berditchev, de bendita memoria, que en Shabat Jazón nos muestran el Tercer Templo, que es más elevado que los dos previos, sea construido rápido en nuestros días a través de nuestro Justo Mashíaj. Tomado de: es.chabad.org
El sucesor
El 5 de Menajem Av es el Iortzait (Aniversario de fallecimiento) de Rabí Itzjak Luria, conocido como el santo Arí, gran cabalista que vivió en la ciudad de Tzfat. Relatamos aquí los detalles de su revelación como guía y líder del movimiento Cabalista.
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Uno de los grandes Cabalistas fue Rabí Moshé Cordovero, nacido en la ciudad de Tzfat en el año 1522. Ya de muy joven había ganado reputación como gran erudito talmúdico, filósofo y cabalista.
Más conocido como el Ramak (acróstico formado por las iniciales de su nombre). Una de sus obras más importantes es el libro "Pardes Rimonim" (¡lo escribió a los 22 años!) en donde sistematizó todo pensamiento cabalístico, conciliando otras escuelas de Cabalá con las enseñanzas del Zohar- base de la Torá de la Cabalá . En 1550 fundó una academia de Cabalá en Tzfat. Este grupo de místicos pasaba largas horas en los campos meditando y rezando. Cuando el Arí llegó a Tzfat, se unió al grupo de Cabalistas, comportándose con humildad y modestia, tratando de ocultar su grandeza. Sólo el Ramak, con su pura visión, sabía de su grandiosidad.
Antes de fallecer en 1570, el Ramak dijo: "Pronto dejaré este mundo. Luego de mi fallecimiento alguien tomará mi lugar. Deben saber que mi reemplazante tiene una chispa del alma de Rabí Shimón Bar Iojai (autor del Zohar). ¡Quien se le oponga, se opone a la Divina Presencia!"
"¿Cuál es su nombre?" preguntaron los discípulos.
"Ahora no puedo revelarlo. Pero les daré una señal: El que vea la nube que precederá a mi ataúd en mi funeral, será mi sucesor" dijo el Ramak.
Unas semanas después, Rabí Moshé Cordovero devolvió su alma a Di-s. Todos estaban amargamente compungidos. El Arí Z"L, que recién acababa de arribar a la ciudad después de un largo viaje, participó del funeral. Cuando llegaron al cementerio decidieron sepultarlo al lado de otros Sabios. En ese momento, el Arí Z"L gritó: "¡No lo entierren allí. La nube que precede al ataúd sigue otro camino. Seguramente nos indicará dónde debe ser inhumado". Al escuchar estas palabras, todos se petrificaron. Ahora conocían la identidad de su nuevo líder... Tomado de: http://www.jabad.org.ar/notasdetail.asp?idnota=1078
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Los Bnei Israel se comparan con la arena del mar y las estrellas del Cielo. La naturaleza de la arena es que cada grano esta unido a su vecino. Con las estrellas del cielo ocurre exactamente lo contrario, pues allí cada una está separada de la otra por millones de años luz, y cada estrella es un mundo entero en sí misma. Cuando el pueblo judío esta unido, conformando una sola unidad, Moshé puede transportar su peso; pero cuando están divididos y distantes los unos de los otros, y cada uno es un mundo en sí mismo, entonces aquel que debe conducirlos siente que la carga es insoportable. (Afiki Yehuda)
"Estas son las palabras que Moshé le dijo a todo Israel, del otro lado del Jordán, respecto del Desierto, respecto de la Arava, frente al Mar Rojo, entre Paran y Tofel y Lavan, y Jatzerot y Dei Zahav" (Devarim 1:1) Cuando uno le tiene que decir a alguien algo que no es precisamente un elogio, lo peor que puede hacer es decírselo en forma directa. El oyente inmediatamente se opondrá a lo que percibe como un ataque, apelando a todo tipo de justificativos. Mucho mejor es aludir al tema en forma sutil, implantando una inferencia en el inconsciente del oyente. De ese modo, no activa su mecanismo de defensa, y la idea queda implantada en su inconsciente, donde podrá crecer igual que una semilla que ha sido enterrada. Eso es lo que hace Moshé en las primeras frases del Libro de Devarim. Los nombres de los lugares que se mencionan son los sitios donde se registraron todo tipo de pecados y rebeliones del pueblo judío: "respecto del desierto" (cuando codiciaban las ollas de carne de Egipto); "respecto de la Arava" (cuando se comportaron en forma inmoral con las hijas de Moab); "frente al Mar Rojo" (cuando no tuvieron confianza en Hashem para cruzar el mar); "entre Parán y Tofel y Lavan" (todas sus quejas acerca de la comida milagrosa, el Man) "y Jatzerot" (la rebelión de Kóraj); "y Dei Zahav" (el becerro de oro). Moshé se dirige a Bnei Israel en las últimas cinco semanas de su vida. Les quiere dejar un mensaje potente y duradero: que tengan cuidado con tendencias inherentes que ya en el pasado les causaron un enfrentamiento con Hashem. Pero en vez de atacar el tema en forma directa, arriesgándose a que lo negaran de plano, Moshé planta las semillas del auto-examen en la psiquis colectiva del pueblo judío, para que, mucho después de su partida, aquellas todavía sigan dando frutos. (Rashi, Jatam Sofer, oído de boca de Rabí Naftali Falk)
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