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Rabi...aproximadamente 110 años desde el congreso de Basilea hasta hoy...... De lo que era Israel en esa epoca, como territorio y como pueblo que habitaba en el, a lo que tenemos hoy..... podemos ver este desarrollo como una Bendicion que origina en un estado adverso...no es la gran bendicion ni la manifestacion total de ella . Y lo que vemos hoy puede ser el principio de algo mas grande para Israel. Creo que la Bendicion va llegando y creciendo generacion a generacion.. Toda Victor Mostrar mensaje anterior | Responder al foro |
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Bendito sea el ETERNO por la magnifica sabiduria que da a sus hijos...esta expociciòn cabalistica del significado de las montañas es nueva para mi y me ha impactado mi neshamà..gracias por este regalo de Shabat.....!!Shalom Ruth Zucchiatti Mostrar mensaje anterior | Responder al foro |
parashah » Foros » Comentarios de la Parashah » Parashat ReEh, por Gal Einai
Parashat ReEh, por Gal Einai | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Ree Las Montañas Místicas por Rav Jaim Frim a partir de las enseñanzas de Rav Itsjak Ginsburgh, reproducido con autorización de "La dimensión Interior de Israel" La montaña representa la imagen de los Patriarcas. A partir de la fe en Di-s que ellos cimentaron, el Pueblo Judío recibió su misión Divina de traer el conocimiento del Creador al mundo entero. Este es un sumario de una audio-meditación donde el rabino Ginsburgh se explaya acerca de la imagen de las dos montañas mencionadas en nuestra porción semanal de la Torá y su conexión intrínseca con la Torá, el Templo, el Mashíaj y la misión del Pueblo Judío de diseminar el conocimiento de la Nada Divina por el mundo.
La Perashá Virtual de la Torá Ree significa "ve". Luego del ingreso del Pueblo Judío a la Tierra de Israel, el primer lugar donde se les ordenó detenerse fue en la ciudad de Shejem, donde los sacerdotes y los levitas habrían de expresar las bendiciones que Di-s les concedería cuando hayan de cumplir con la Torá, y la maldición de Di-s en el caso contrario. A seis tribus se les encomendó ascender al monte Grizim, al sur de Shejem, para recibir la bendición y a las otras seis ascender al monte Eival, al norte, para recibir la maldición. La bendición y la maldición son apreciables a simple vista en los montes mismos, ya que el Grizim, la montaña de la bendición, es verde y frondoso.
El Monte Eival, de la maldición, es gris y árido En cabalá, aprendemos que estas dos montañas representan a los dos ojos. Grizim al ojo derecho correspondiente a la sabiduría, de donde emana la bendición pura. El monte Eival, por su parte, representa el ojo izquierdo del entendimiento, por donde se manifiestan los juicios, hasta los más severos. El Origen de la Maldición El hecho de que en el monte Eival se pararan seis tribus significa que allí se encontraba el elemento positivo de la maldición. En hebreo, esta palabra se dice klalá, kuf- lamed- lamed- hei, cuya raíz es kalal, kuf-lamed-lamed, que significa "luz brillante y resplandeciente", como en la expresión nejoshet kalal, "cobre brillante". En su origen, una maldición es una luz brillante y resplandeciente, cuyo brillo puede enceguecedor puede llegar a ser imposible de entender e incorporar a nuestra conciencia. Aunque es el resultado de una trasgresión, no es un castigo o una expresión de revancha Divina, Di-s lo prohíba, antes bien, cuando proviene de la Torá, es de un origen muy elevado cuyo propósito es el de rectificar las almas de aquellos que han trasgredido. Justamente por la naturaleza sublime de la maldición, el altar sagrado construido una vez llevada a cabo la ceremonia de las dos montañas fue erigido específicamente en el monte Eival, el lugar más apropiado para el resplandor cegador de la maldición. Obviamente, Di-s desea que nos regocijemos sólo con el bien manifiesto, para lo cual nos dio la Torá y los mandamientos como guía para alcanzarlo. Pero sin embargo, a un nivel más profundo, la interacción entre la bendición y la maldición crea un estado de equilibrio y estabilidad en la conciencia y el alma del pueblo judío que hace necesarias a ambas.
La Corona Sobre los Ojos La perashá Devarim discute acerca del monte Jermón, al norte de Israel. Esta es la primera montaña que ha de ser vista por el pueblo judío al retornar a Israel en los tiempos mesiánicos. Es una montaña alta, cuyo pico está cubierto de nieve en el invierno, representando el cenit de la fe en el nivel supraconciente de la corona del pueblo judío. Junto con el Grizim y el Eival, el Jermón forma un trío con forma de triángulo, llamado segolta. El Jermón representa la corona del pueblo judío y está en el vértice superior del triángulo. Puede ser percibido como el tercer ojo en medio de la frente, que visualiza la corona. El monte Grizim, representando la sabiduría del ojo derecho, está en la esquina derecha, mientras que el Eival, que representa el ojo izquierdo, está a su izquierda. Esta imagen también puede ser visualizada en colores. Arriba la nieve blanca del Jermón, a la derecha el verde y floreciente Grizim y a la izquierda el gris y árido Eival. El gris está más cerca del blanco que el verde, implicando que aquí hay un ciclo que comienza en el Jermón, sigue con el Grizim, el Eival volviendo nuevamente al Jermón.
Matemática Montañosa El valor numérico de los nombres de las tres montañas es como sigue: . Jermón: 304 . Grizim: 260 . Eival: 112 Como ya vimos, el Eival se conecta con el Jermón, sumando ambos 416, que equivale a 16 veces 26, siendo este último el Nombre esencial de Di-s, Havaiá, como ya se dijo muchas veces. El valor de Grizim es 260, 10 veces 26. Las cuatro letras del Nombre Havaiá son:
Las 10 veces 26 del Grizim corresponden a la iud del Nombre, que representa la sabiduría, mientras que 16 veces Havaiá de Jermón y Eival corresponden a las tres letras restantes. Todo junto suma 676, 26 veces 26, el número más completo, Havaiá al cuadrado!!
Las Series Cuadráticas Como el valor numérico de los nombre de las montañas descienden en orden, crean una secuencia cuadrática simple. Esta es creada calculando las diferencias entre una serie de números dados. Nuestra serie es como se ve a continuación (las diferencias entre los números están en rojo, las diferencias entre la segunda hilera de números está en azul)
En esta serie hay 5 números positivos: las tres montañas, que suman 676, 26 al cuadrado, y dos números agregados que continúan la serie, 244 y 80, que suman 324, 18 al cuadrado. Entonces, 26 al cuadrado más 18 al cuadrado suman 1000, 10 al cubo!! Esta serie cuadrática puede ser graficada como una parábola, con el cenit en 304.
El Perfecto y el Duo Amigable Los valores numéricos de estas series nos brindan otro asombroso fenómeno. La suma de los números primero, tercero y quinto de la serie -112, 304, 80 el Jermón, el Eival y su reflejo oculto- equivale a 496, el valor numérico de maljut, el reinado. Los números restantes, el segundo y el cuarto -260 y 244- el Grizim y su reflejo oculto- equivalen a 504. 496 es un número perfecto, esto es, aquel cuya suma de sus divisores suman el número mismo. El primer número perfecto es el 1, seguido por el 6, cuyos divisores son el 1, el 2 y el 3, que a su vez suman 6. El siguiente es el 28 (1, 2, 4, 7 y 14) y a continuación está el 496. (El siguiente es el 8128, seguido por el 2096128 ). Otro concepto en matemáticas es el de números amigos. Este es un par de números tal que todos los divisores de uno de ellos equivale a la suma del otro y viceversa. Hasta hace aproximadamente 100 años atrás, el único par conocido que tenía estas características era el 220-284, que suman 504. El valor numérico de liviatán ("Leviatán, solitario -perfecto por sí mismo- porque su macho fue muerto en el comienzo de la creación) es 496, que al agregarle una jet se forma liviat jen, "una pareja con gracia", que asombrosamente suma 504. 496 y 504 son los valores numéricos de las montañas, como ya vimos, que suman 1000. Vemos entonces que el origen de la maldición (Eival, y su reflejo [el número agregado] junto con su origen supraconciente, el Jermón) está en la singularidad del Leviatán, mientras que la fuente de la bendición (Grizim y su reflejo) está en el secreto de "una pareja con gracia".
"Elevo Mis Ojos a las Montañas" En los Salmos (121:1) está escrito: Esá Einai el heharim, meain iavó ezrí Elevo mis ojos hacia las montañas, ¿de dónde vendrá mi ayuda? Este verso alude a nuestras dos montañas. Los sacerdotes y los levitas se pararon en el valle entre ambas, elevando sus ojos primero hacia la derecha y luego hacia la izquierda, al expresar la bendición y la maldición. En hebreo, "de donde" es meain, como en el verso citado. Esta palabra también puede ser interpretada como "desde el ain", desde la Nada Divina, la esencia interior del ojo (también se pronuncia ain). Cuando elevamos nuestros ojos materiales hacia los Cielos, alcanzamos la visión de la Nada Divina, que es la fuente de toda ayuda y salvación. En Job (28:12) está escrito: Vehajojmá meain timatzé ¿Y la sabiduría de dónde será encontrada? El jasidut ilumina este verso con una luz profunda: la Jojmá viene del ain, de la Nada Divina. La cabalá y el Jasidut explican que jojmá, la sabiduría representada por el monte Grizim, viene a la existencia cuando se une con el entendimiento, la biná del monte Eival. A pesar de que Grizim representa la bendición palpable, tiene una unión oculta con la maldición del Eival, que balancea el secreto de la bendición.
El Monte Moriá En el Salmo 121 antes citado, la palabra para "las montañas" es heharim, que reacomodando sus letras se transforma en hamoriá, el Templo del Monte en Jerusalem. Moriá significa "incienso" o "enseñanza", aludiendo a la palabra de Di-s al Pueblo de Israel y a toda la humanidad que emana del templo santo en el Monte Moriá, la "enseñanza", y a la unión y el servicio más elevados a Di-s en el Santo Templo, el "incienso". Ahora se ve claramente, Hamoriá vale 260, como Grizim. De acuerdo con el principio que afirma que la izquierda está incluida en la derecha, el Eival está incluido en el Grizim y ambos unidos así al Moriá. En cabalá, el monte Moriá corresponde a otro punto más en la configuración geométrica de las montañas. El Jermón es la corona en la cima, el Grizim y el Eival los dos ojos de jojmá y biná, a la derecha e izquierda, y el monte Moriá corresponde a daat, "conocimiento". La cabalá enseña que este se encuentra en el punto medio entre los hombros. El Templo Santo en Jerusalem estaba situado en una depresión entre los hombros de las montañas que lo rodean. Esta imagen es llamada daat, el poder que conecta la mente (la sabiduría) con las emociones del corazón (el entendimiento). Cuando algo conecta dos facultades aparentemente opuestas, su origen es más elevado que las facultades que conecta. Entonces, el origen de daat es superior al de sabiduría y entendimiento. Deriva de la corona del Monte Jermón. El punto del Monte Moriá refleja la corona y está situado entre y debajo de los montes Eival y Grizim, directamente opuesto al Jermón. Moriá es la culminación de las otras tres montañas.
El Monte Sinaí Las cuatro montañas mencionadas corresponden a las sefirot de keter, jojmá, biná y daat. Todas están en la Tierra de Israel. Pero hay aún otra montaña de profundo significado para el Pueblo de Israel, el Monte Sinaí, donde Di-s nos dio la Torá. El monte Moriá, que representa la manifestación de la Torá en este mundo, debe tener una relación con el Sinaí, donde la Torá fue entregada. El valor numérico de Sinaí es 130, 5 veces 26, valor numérico de ain, "ojo", y la mitad de Moriá. La relación de Sinaí y Moriá es el profundo secreto cabalístico del medio en relación al todo. Hemos meditado acerca de cinco montañas, cuya progresión es desde la Torá hasta el Templo, el Mashíaj y la misión del Pueblo Judío de diseminar el conocimiento de la Nada Divina en el mundo. |
Matók MiDvásh: prensa electrónica de Ieshivah.Net - Edición No. XLII
Menajem-Av 5765, Parasha't 'ReEh, desde Jerusalem
Edición dedicada a la pronta y completa recuperación de Moshéh ben-Sarah y a la felicidad plena, suya y de los suyos,
y a despertar a los corazones de Israel, a abrir ojos del alma, a derribar a los opresores de Israel y producir la GueUláh
Edición Web: Foro Matok MiDvash (nos interesan tus comentarios)
"... y os Icé sobre alas de águilas, y os traje hacia Mí..."
"Mira: Yo entrego ante vosotros hoy..." (Devarím 11:26)
La necesidad de uno es cuestión de todos
Javerím, queridos amigos, Shalóm:
Lecturas imprescindibles para parashát ReEh (Devarim -Deuteronomio- 11:26 a 16:17)
* Parashát ReEh: clase de daniEl I. Ginerman en el Beit-Midrásh virtual
* Matók MiDvásh #22 a b c d e
* Parashát ReEh, por Gal Einai
* Parashát ReEh, por Rav Shlomo Wahnon en Mesilot.Org
* Parashát ReEh, por Rav Shimon Elituv
* Parashát ReEh, por Rav Pynchas Brener
* Haftarát ReEh, con fonética, canto y traducción
Nuestra parasháh nos dice (Devarím 14:7) que si hubiere alguien sufriendo de necesidad entre nosotros, no debemos endurecer el propio corazón ni retirar nuestra mano, sino que (14:8) "abrirás tu mano para él", y le darás, ya sea en obsequio o en calidad de préstamo, en cantidad suficiente para cubrir lo que le falta.
Este precepto, regulador de relaciones sociales y económicas entre los hombres, surge de un contexto que, a primera vista, no parece que le sea apropiado. Previamente en nuestra parasháh se ha hablado de cómo la vida sagrada del pueblo de Israel producirá bendición, y cómo, por el contrario, la profanación del pacto sagrado atraerá la maldición sobre nosotros. Tras ello, se abundó en los peligros y la represión de la idolatría, y pasó a tratar la Toráh temas relativos a los sacrificios, y a qué animales son aptos para la alimentación de quien elige una vida sagrada, y cuáles no. Desde dentro de estas temáticas, atinentes a la relación entre el hombre y el Creador, salta (¿salta?) el texto de nuestra parasháh, para comenzar a diseñar un entramado socioeconómico capaz de producir justicia por vía de una sólida red solidaria de la que nadie resulte excluido. Se nos explica que la tribu de Leví no es dueña de tierras, sino que ejerce un oficio espiritual, distribuida entre todas las tribus; y que por consiguiente debe ser sostenida económicamente por ellas. Se reglamentan las leyes de diezmos. Y entonces....
Entonces, arribamos al párrafo sobre el que hemos elegido concentrarnos hoy. El Or Hajaím haKadósh explica la palabra "bejá" = "en tí" ("si hubiera en tí un menesteroso", se le dice al pueblo), aduciendo que la pobreza de un hombre es una oportunidad de mérito que pone Hashém a disposición de quien le redima de ella. Esto es: una situación de pobreza tiene relación espiritual íntima con su directo protagonista, con quien la sufre (se relaciona con "tikuním" = enmiendas, que dependen de algún modo de él), pero tiene también por co-protagonista a quien está convocado a recibir el mérito de dar al pobre redención, y poner coto a su sufrimiento y su pesar. Dicho en términos sencillos: la pobreza de uno es cuestión de todos; y como tal la define la Toráh.
La Toráh establece un sistema de justicia social paradigmática, "a priori" de toda acción de nuestra parte. Hay una porción de riqueza destinada a cada quien desde antes de nacer, tal como su alma gemela le es determinada cuarenta días antes de llegar al mundo. Pero así como alguien sumido en la oscuridad puede no advertir a su alma gemela, y deambular en una vida signada por el desencuentro, así también, algunas veces, la justicia de Hashém determina que la porción de riqueza de uno se encuentre en manos de otro. Y ésto, en una vasta gama de posibilidades, paralelas a lo que sucedía en el desierto con el "man", el maná milagroso que hallábamos cada mañana al despertar, protegido entre dos capas de rocío: había quienes lo hallaban junto a su tienda; había otros que debían caminar y esforzarse hasta dar con su porción. De algún modo, a cada quien corresponde un "precio" distinto para hacerse de su porción de este mundo, dependiendo de la condición y el trabajo de su alma, y de su propio desempeño en cada instancia de la vida.
Así vuelve a explicarnos el Or HaJaím haKadósh, reiterando lo que ya nos enseñó respecto de Shemót -Exodo- 22:24 : "La porción del necesitado, la deposita Hashém en manos del rico. Y esa es la riqueza del rico: el depósito a su custodia de monedas que pertenecen a los menesterosos". Y agrega: "Algunas veces, depositará Hashém la porción del pobre en manos de alguien que le es próximo, y entonces, el pobre no sufrirá humillación alguna al recibir sustento de él, y tampoco tendrá que deambular suplicando la dadivosidad ajena. Y hay ocasiones en que, con justicia (relacionada con el alma y la vida del pobre mismo), Hashém deposita su porción de riqueza algo más lejos, en manos de un desconocido, y aún físicamente distante; y entonces, quien tiene menester deberá rodar de ciudad en ciudad, hasta hallar dónde dispuso Hashém el alimento destinado para él". Respecto de todas estas opciones, nos dice la Toráh: "no cerrarás tu mano", y repite que "debes darle", porque en realidad, si acude a tí, es porque algo de lo que tú tienes hoy, le corresponde.
Aún nos advertirá la Toráh (Devarím -Deuteronomio- 15:9): "Ten cuidado", no sea cosa que tu corazón se llene de miedo y mezquindad, y te digas, con precaución: "se acerca el año sabático" (en el que no se cultiva ni se recoge la siembra, sino que se vive del cultivo previo), y entonces verás con malos ojos "a tu hermano necesitado, y no le darás", y él implorará a Hashém y gritará que no le diste, "y habrá un pecado en tí" a los ojos del Creador. No sea cosa que, cuando viene la "temporada baja" en que habrá que recurrir a los ahorros, dejes de ser conciente de que el necesitado depende de tí, y parte de tus ahorros le pertenecen. El Zohar haNigléh vincula este versículo con la siguiente explicación de Rabi Shim'ón bar-Iojai (Zohar Itró 86b): "No hay plegaria superior a la de un menesteroso": Dado que la Creación toda se sostiene a partir de los modos en que las creaturas se conectan con el Creador (porque sólo la elevación de los mundos inferiores abre las puertas del "shefa", del flujo vital que proviene del Mundo Superior), "el mundo se sostiene y obtiene existencia a partir de la plegaria del necesitado, cuando no hay otros méritos sagrados que le provean" la oportunidad de ser.
Todo, en la Toráh, es coherente y consistente. Las piezas del puzzle material se corresponden y complementan con precisión perfecta con las piezas del puzzle espiritual; así también, las del individuo y la sociedad, las del tiempo y el espacio, las del día y las de la noche. Nuestro círculo se cierra, entonces, con la enunciación de una causalidad precisa (Devarím -Deuteronomio- 15:10): "Le darás, y no habrá mal en tu corazón al darle, porque en virtud de ello te bendecirá Hashém tu E-lokím en todas tus acciones, y en todo lo que emprenda tu mano". Puesto que la porción correspondiente a cada uno está signada desde un inicio, es a partir de su correcto y armónico fluir, de la activación de la solidaridad con objetivo de justicia, que el esfuerzo que dediques a tu sustento prosperará.
"Claro", me diréis: "pero hay hombres buenos y solidarios a los que no les va bien". Y responderé: hay muchos otros componentes, desde el paradigma trascendental de la Toráh, que determinan las condiciones de la vida de un hombre, y hemos abundado respecto de varios de ellos en escritos previos. La Toráh requiere de nosotros ser sagrados de modo completo, y cada dimensión de nuestra vida incide en todas las demás. Hoy, gracias a la oportunidad que nos brinda parashát ReEh, hemos aprendido la importancia crucial de la solidaridad, no ya únicamente para la trascendencia del bien, sino incluso, para la operación de nuestros propios negocios y menesteres, en la vida que nos ganamos cada día.
Quien desee leer entre líneas acerca de cómo nos ordena la Toráh conducir también la economía de una nación, o de una comunidad de cualquier tipo, hallará sin duda muchas claves desde las que debemos actuar para hacer patente nuestra voluntad de Verdad, de Luz, de Redención.
Shabát Shalóm para todos,
daniEl I. Ginerman
Editor
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Parashát ReEh, por Rav Pynchas Brener | |
Título: Reé - Centralidad de Yerushaláyim Autor: Pynchas Brener Fecha: 03/09/2005 Uno de los temas fundamentales de los últimos discursos de Moshé se refiere a la obliteración de la idolatría. Incluso en los Diez Mandamientos, sobresale el segundo de ellos: Lo taasé lejá pésel, No harás un ídolo para tí. Si excluimos momentáneamente la opinión de Rambam que sostiene que Anojí HaShem Eloheja asher hotsetija meÉrets Mitsráyim, Yo soy tu Dios quien te saco de la tierra de Egipto, una afirmación-mandamiento acerca de la existencia de un solo Dios, encontramos que el primer instructivo es, en realidad, una orden negativa: no hacer ídolos. El judaísmo considera que la idolatría es la base de la mayoría de los males que azotan a la Humanidad. Lleva al paganismo que, a su vez, conduce al egoísmo, a una visión de dioses caprichosos que son sobornables por el hombre. Aunque la guerra contra la idolatría y sus practicantes se convirtiera en un proyecto importante, el mensaje fundamental del judaísmo es la enseñanza acerca de la soberanía de Dios y su consecuencia crucial: la hermandad entre los seres humanos que fueron creados por este Dios único, con la consecuente responsabilidad de los unos por los otros que ello implica. No hay duda que la solidaridad con el prójimo exige sacrificio, dar sin esperar algo a cambio. Este principio se manifiesta con toda claridad en el servicio de las ofrendas que se realizaba en el Beit HaMikdash. A través del Korbán, el sacrificio, el hombre se desprende de un bien para elevarlo a la Divinidad, demostrando de esta manera su disposición de compartir con el Creador y por ende, con su prójimo. Nuestros capítulos enseñan que el Korbán debía ser ofrendado en el Makom, un lugar que será especificado. ¿Por qué no señala, con toda claridad, cuál es el sitio en el que se debe hacer la ofrenda, tal como lo hace en otras oportunidades? Aunque la respuesta tradicional es Yerushaláyim, la Torá debería haberlo expresado así para evitar cualquier confusión futura. Rambam ofrece varias razones para ello. Primero, se hace así para que ningún otro pueblo ocupe ese lugar privilegiado, ya que el pueblo judío había identificado el sitio desde los días de Avraham, cuando se dirigió a ofrendar a su hijo Yitsjak en el Har HaMoriyá, que es otro nombre del Har HaBáyit, el monte sobre el cual se erigirá, siglos más tarde, el Beit HaMikdash en la ciudad de Yerushaláyim. Rambam considera la posibilidad de que los otros pueblos hayan destruido ese monte para evitar que el pueblo hebreo lo utilizara para el Korbán, el acercamiento a Dios. Por ello, la Torá no menciona el lugar con la debida precisión. De acuerdo a Rabí Yosef Karó, ello podría haber conducido a un enfrentamiento feroz entre las naciones, porque al saber que es un lugar propicio para elevar oraciones al Todopoderoso, podría haberse desatado una guerra santa y sangrienta para conquistar el lugar. Una tercera razón tiene que ver con el pueblo hebreo. El lugar no fue especificado para evitar la riña entre las tribus, porque cada una de ellas hubiera preferido que Yerushaláyim fuera su herencia, integrada a su parte durante la distribución de la Tierra Prometida. Una interpretación alterna recuerda que el pueblo hebreo tenía una triple tarea después de conquistar la tierra. Primero, nombrar un rey. Segundo, eliminar cualquier vestigio de la descendencia de Amalek. Tercero, la construcción del Beit HaMikdash. Para lograr el tercer cometido era necesario que se estableciera la monarquía y se librara la guerra contra la estirpe de Amalek. Sobre todo, el Beit HaMikdash diferenciaba el proceder del pueblo judío de la idolatría en varios aspectos. Mientras que el ídolo se podía adorar en cualquier lugar, el Beit HaMikdash tenía una ubicación única en la ciudad de Yerushaláyim. Solamente el Kohén, descendiente de Aharón, podía oficiar, asistido por los integrantes de la tribu de Leví que acompañaban con salmos y cantos el sacrificio. Tal vez, la insistencia de la Torá sobre el Makom, el lugar específico que sería señalado o revelado, es una alusión a Dios, quien también es conocido como Makom. Tal como dice el Midrash, Dios es el Makom del universo, pero el universo no es el Makom de Dios. O sea que Dios puede albergar al universo, pero el universo no puede darle cabida a Dios. El universo no puede contener a Dios. Dios está más allá de los confines del espacio físico. Mientras que el universo no puede contener a Dios, el fervor de un corazón humano le puede dar albergue. Tal vez Makom no sea un concepto material o físico, sino un concepto metafísico, netamente espiritual, al cual sólo puede acercarse el ser humano, el ser que fue creado a través del soplo Divino. Tal como reza la Torá en Bereshit: Vayipaj beapav nishmat jayim, Y le insufló en sus narices con el soplo de la vida. Rashí explica: Lo hizo de lo terrenal y celestial, el cuerpo de lo terrenal y el espíritu de lo celestial. |
mesajudia » Foros » Cocina Judía » En Rosh Hashana
En Rosh Hashana | |
En Rosh Hashana, ¿cuáles son las comidas y platos más frecuentes y cual es el orden de presentación en el caso que este exista? ¿Cuáles serían lo cuidados que se deberían tener en la preparación de los alimentos relativos a esta fecha (así como se tiene cuidado en Pésaj de no usar levadura, cual debería ser en esta fecha)? |
parashah » Foros » Comentarios de la Parashah » Parashát Ekev, por Gal Einai
Parashát Ekev, por Gal Einai | |
Parasha Ekev La Tierra de la Corona Suprema por Rav Jaim Frim a partir de las enseñanzas de Rav Itsjak Guinzburgh reproducido con autorización de "La dimensión interior de Israel" La Misión más importante del Pueblo Judío es revelar que todo es Di-s y Di-s es todo. El lugar desde donde esta misión debe ser llevada a cabo es la Tierra de Israel, donde se vuelve manifiesto el propósito de Di-s al crear el mundo. En esta meditación extractada de una lectura en inglés, el rabino Ginsburgh nos guía a través de las alabanzas a la Tierra de Israel, creando una profunda comprensión de que las cualidades físicas de esa tierra son en realidad un reflejo de su naturaleza esencialmente Divina. Un Microcosmos de la Belleza Natural del Mundo La imagen más importante de la porción de la Torá Ekev es la descripción de Eretz Israel, "La Tierra de Israel". Es un territorio con variados fenómenos naturales. Allí Di-s concentró toda la belleza de la naturaleza dentro de sus límites. Meditemos sobre la descripción de la Tierra de Israel, y descubriremos que la manifestación física de su no es más que una insinuación de su majestuosidad espiritual interior. La Tierra de las Aguas Los cuatro versos de alabanza a la Tierra de Israel están en Deuteronomio 8:7-10. Significativamente, la palabra eretz, "tierra", se repite en estos versos siete veces, en paralelo con los siete atributos del corazón. En el versículo 7 se menciona dos veces. Primero como una introducción general, que Di-s está trayendo al pueblo judío a una buena tierra. El versículo continúa con que Israel es una tierra donde fluye el agua, desde sus arroyos, manantiales y surgentes subterráneos, desde los valles y las montañas. La Tierra Bendecida con Frutos El versículo 8 describe las 7 especies de frutos por los cuales Eretz Israel es bendecida. Nuevamente, eretz aparece aquí dos veces, primero como la tierra de las cinco especies: trigo y cebada y uvas, higos y granadas, y nuevamente como una tierra de las dos especies restantes, aceite de olivo y miel de los dátiles. La Tierra del Hierro y el Cobre En el versículo 9 eretz también figura dos veces: abre con una promesa de que allí no nos ha de faltar nada; es una tierra cuyas piedras son hierro y de sus montañas podremos extraer cobre. Una Tierra Buena En estos tres versos, la palabra "tierra" está escrita como "eretz". En el versículo 10, "tierra" aparece sólo una vez y lo hace como haaretz, "la tierra". Esta mención final de eretz corresponde al séptimo atributo del corazón, maljut. Resume y concluye las descripciones de la Tierra de los tres anteriores. Aquí, Eretz Israel es descripta como una tierra de abundancia, donde comeremos y seremos saciados y bendeciremos a Di-s por la buena tierra que El nos ha dado. El final de este conjunto de versos, con su referencia a la buena tierra, está inserto en el comienzo, donde Eretz Israel está descripta como una buena tierra. La Montaña de las Luces Celestiales Este conjunto de versículos posee 55 palabras, que es el triángulo de 10 (la suma de todos los números desde 1 a 10). Esto significa que estas palabras pueden escribirse formando un triángulo con su pico para arriba o para abajo. Este triángulo tiene 10 niveles, correspondientes a las 10 luces divinas (sefirot) con las que Di-s creó el mundo. Cuando la punta está arriba, los versículos crean una imagen de Eretz Israel como una montaña de 10 luces divinas. (ver diagrama en www.dimensiones.org) Antes de la primera mención de eretz figuran 5 palabras al comienzo de estos versos, seguidas por otras 50. Las últimas 2 palabras de este triángulo son natán ("dio", de valor numérico 500) y laj ("a ti", que totaliza 50). Esto es 550, 10 veces las 55 palabras. Vemos así, que estas dos palabras finales describen la tierra que Di-s "te dio a ti" como patria eterna, abarcando la forma completa del texto. La Conexión con la Creación Hay 203 letras en esta unidad de versos describiendo la Tierra de Israel. Este es el valor numérico de la segunda palabra de la Torá, bará, "creó". Esta palabra está compuesta por las letras bet, reish, alef , que también son las primeras letras de la primera palabra de la Torá, bereshit. El hecho de que este conjunto tiene bará (203) letras nos señala claramente hacia la creación del mundo, y particularmente el primer día, donde aparece por primera vez bará. En el relato completo de los seis días de la creación, el Nombre de Di-s, Elokim (cuyo valor numérico es 86 = teva "naturaleza"), está escrito 32 veces. En cabalá aprendemos que la esencia interior de este Nombre, que representa la naturaleza, es el Nombre esencial de Di-s, Havaiá. La relación entre estos dos Nombres está expresada en los Salmos (84:12): El sol y su escudo es Havaiá Elokim Havaiá está conectado con el sol y a Elokim se lo menciona como su escudo. La esencia del sol, las luces infinitas del Nombre esencial de Di-s, Havaiá , está oculta por el escudo de la naturaleza. Dentro de las 32 veces que Elokim está escrito en los pasajes de la creación, Havaiá, de valor numérico 26, está en su núcleo interior. 32 veces 26 equivale a 832, el valor numérico de Eretz Israel. Esta es la esencia de nuestra meditación y la esencia de la Tierra de Israel. La belleza de la naturaleza concentrada en este territorio refleja el propósito de Di-s al crear el mundo. La misión del Pueblo judío es la de unirse con su Tierra y reflejar la luz esencial e infinita de Di-s que está oculta dentro de ella, a toda la creación. La Luz de la Tierra de Israel Hemos visto que la Tierra de Israel es el microcosmos físico de la creación y el lugar donde se manifiesta su propósito espiritual. La séptima palabra (nuestros sabios enseñan que "todo séptimo es querido") en el relato de la creación es la palabra eretz, reflejando las siete veces que esta palabra aparece en la descripción de la Tierra de Israel. En el tercer verso del relato de la creación, Di-s dice: Iehí or, "Que haya luz". Las primeras dos letras de eretz, alef y reish, forman la palabra or, "luz", mientras que la restante, tzadik, representa al tzadik, la persona justa, como en el versículo de Isaías (60:21): Y tu pueblo son todas personas justas, ellos heredarán la Tierra eternamente La cabalá explica que la Tierra de Israel es el secreto del verso de los Salmos (97:11): Or zarúa latzadik (Una luz sembrada en el tzadik) El primer versículo de la creación finaliza con la palabra aretz (igual que eretz). La finalidad de la luz creada en el primer día no es que permanezca en los cielos, sino que llegue hasta la tierra para ser sembrada en ella. Esta es la luz esencial y sublime de Di-s, manifestada en la Torá: Cuando el Pueblo Judío mora en Eretz Israel de acuerdo con las leyes de la Torá, son todos tzadikim. Entonces se unifican con la luz Divina inherente a la tierra, reflejándola en todas la creación y cumpliendo el propósito por el cual Di-s creó el mundo. Di-s es Uno El primer día de la creación es mencionado en la Torá como "un día", y no como el "primer día". Esto refleja la unidad absoluta de Di-s. En este primer día no existía la pluralidad. La conciencia del mundo era puramente la de la Unidad de Di-s, como Di-s lo deseaba cuando lo creó. Cuando la nación única de Israel entró a la Tierra de Israel, recibió la habilidad de manifestar el hecho de que la pluralidad aparente en la creación es en realidad el Di-s Único de Israel. La misión del Pueblo Judío en la tierra es traer el conocimiento de que todo es Di-s y Di-s es todo para todo ser creado. La Tierra de la Corona Divina El relato del primer día de la creación es el prefacio a los versículos que describen la bendición y la belleza de la tierra de Israel en nuestra porción de la Torá. Consta de 197 letras, que cuando se agregan a las 203 ( bará) letras de la descripción de la Tierra de Israel, obtenemos 400, 20 al cuadrado. 20 representa la corona supra conciente, la manifestación en nuestro mundo de la luz infinita de Di-s por encima y más allá de la creación. En cabalá aprendemos que la "luz de la corona", or haketer, tiene el valor numérico de 832, que como ya explicamos es exactamente Eretz Israel. La unión del primer día de la creación con la Tierra de Israel es la unión consumada de la luz infinita de la corona Divina tal como se manifiesta en la creación, en la Santa Tierra de Israel. |