07 marzo 2008

contextos: Re: La Mujer sin Nombre

Re: La Mujer sin Nombre
de Josefina Navarro - Friday, 7 de March de 2008, 17:28
 

B''H

QUERIDO FISHEL TE TOMO PRESTADAS AHORA LAS MAYUSCULAS Y DIGO

¿DONDE ESTÁN LOS JASIDIM?

EN EL CORAZON DEL PUEBLO DEL LIBRO TODO UNO

PONGAN LOS NOMBRES DE LOS 8 EN SUS PLEGARIAS

ELEVENLAS ARRIBA ARRIBA ARRIBA

CON FUERZA FUERZA FUERZA

SEAMOS UNO AQUI ABAJO

Y DEJEMOS QUE HASHEM EN SU INFINITA JUSTICIA Y MISERICORDIA AL TIEMPO HAGA JUSTICIA Y HAGA MISERICORDIA

PERMANEZCAMOS AHORA MÁS QUE NUNCA

COMO UNO SOLO

UN SOLO NOMBRE

UNO

HASHEM¡

BARUJ HASHEM¡

firmado: sin nombre¡

parashah: Re: PEQUDÉ - La Cámara Nupcial, por Malcah 5768

Re: PEQUDÉ - La Cámara Nupcial, por Malcah 5768
de Antonio gonzalez - Friday, 7 de March de 2008, 06:22
 

B"H

¿ cual es la edad propicia para el casamiento de los jobenes y cual es la diferencia de edades correcta entre ellos, hombre y mujer?

shalom

06 marzo 2008

parashah: Re: PEQUDÉ - La Cámara Nupcial, por Malcah 5768

Re: PEQUDÉ - La Cámara Nupcial, por Malcah 5768
de Josefina Navarro - Thursday, 6 March 2008, 18:03
 

B''H

Y que en su infinita Misericordia sepa perdonar nuestros errores... así como por ejemplo, los errores de transcripción, fruto de las prisas, fruto de las labores varias a que alguien que trabaja debe someterse... mientras el Dió Bendicho así tenga determinado¡

Shabbat shalom leculam¡

Josefina

parashah: PEQUDÉ - La Cámara Nupcial, por Malcah 5768

PEQUDÉ - La Cámara Nupcial, por Malcah 5768
de Josefina Navarro - Thursday, 6 de March de 2008, 15:07
 
B''H
De Malcah para la Quebutzah
Sábado 8 de Marzo de 2008
1º de Adar II de 5768
PEQUDÉ
LA CÁMARA NUPCIAL
 
               Si quisiéramos resumir en una sola palabra todas las que constituyen el espectro semántico del verto "paqad", origen de "pequdé", título de la parashah que cierra el libro de Shemot (Éxodo), nos decantaremos por "controlar".  En efecto, el significado básico de "paqad" es determinar el destino de algo o de alguien.  Luego vienen: poner, colocar, ordenar, enumerar, contar, censar, alistar, inspeccionar y un largúisimo etc. ... en el que siempre se trata de tener las riendas de una situación.
 
               Pues bien, la parashah que leeremos el próximo sábdo se inicia con la expresión "ele pequdé hamishkán" (éstas son las cuentas del Santuario) y, a continuación se enumeran los gastos efectuados para la construcción y decoración del Mishkán (Santuario), así como para el ajuar de los sacerdotes.  Se repite metódicamente la lista de objetos, utensilios, herramientas, tejidos, etc. ... facilitada por el Eteno en los capítulos precedentes, con su precio.  No hay ninguna razón para extrañarse por semejante repetición.  Las amas de casa solemos ir a la compra con una lista de los productos que necesitamos y volver a casa con estos productos y un ticket de caja en el cual vienen mencionados, cada uno con su precio.  Esto nos facilita el control de nuestra economía.No faltaría quienes objeten con filosófica sorna que el Todopoderoso no va al supermercado.  Les contestaremos que la Torah se caracteriza siempre por un realismo de soberana sencillez que deja a los melindrosos de pensamiento en ridículo, con sus tiquismiquis y cursiladas.
 
              Esto, de entrada, pero, además, la filosofía de ama de casa que preside a la elaboración de cuentas claras y precisas, toma un relieve especial cuando nos fijamos en la tercera palabra del texto, que es "hamishkán", que traducimos por "santuario", con total acierto, porque es lo que designa, pero sin olvidar que, etimológicamente es "residencia, morada".  Dicho en términos aplicables a la vida diaria, lo que Hashem nos pide es que llevemos las cuentas de Su casa y que, Se las presentemos o no (este último detalle no parece importar-Le), las conozcamos con claridad y precisión.  O sea, tiene la actitud de un esposo que confía en el buen criterio de su mujer.
 
               Ya lo hemos dicho en repetidas ocasiones, las relaciones de Hashem con el Pueblo-Elegido, son de tipo matrimonial.  En el momento de la promulgación de los Mandamientos, se firmó la ketubah (el acta, el contrato de matrimonio).  Ahora, la primera necesidad de la pareja es disponer de una morada.  Esto, después del incomparable don del amor mutuo, es la primera bendición de la ida conyugal: disponer de una tienda (para la pareja nómada, como lo son todavía el Eterno y la Congregación de israel en el desierto) o de una casa, en fin, una morada propia en la que son dueños y señores.  Carecer de esta comodidad es, a menudo, una verdadera desgracia.  ¡Que se lo digan a todos estos jóvenes actuales que no pueden casarse o tienen que aceptar hacerlo al precio de cohabitar con los padres de uno u otro cónyuge!  Se dice, en castellano: "El casado casa quiere".  En las familias judías sefarditas, la tradición exige que los consuegros costeen a los recién casados los gastos ocasionados por la ocupación de vivienda propia durante un año.  Esto supone que los consuegros superen sus revalidades más o menos pueriles, para atender al bienestar de los hijos que es bastante más importante que las exclamaciones de aufana perspicacia, tales como: ¡Sí, sí, lo que quieren los padres de él (o de ella) es que yo no corra con los gastos que no me corresponden!  ¡Me quieren tomar por tonto!  Como siempre, en el judaísmo, está todo previsto para proteger a las generaciones jóvenes y a los niños que, be'ezrat Hashem (con la ayuda del Eterno) perpetuarán el estirpe y tienen derecho a la protección de sus ascendentes contra tensiones e incomodidades, dentro de lo posible.  Si nuestros consuegros no quieren gastarse e dinero ¡allá ellos!  ¡Lo haremos nosotros!  Si me perdonáis un ejemplo personal, os lo daré a continuación, porque el compartir vivencias y recuerdos en un gran factor de unión entre nosotros.  Ya sabéis que la Kebutzah siempre os está abierta para que participéis en este acopio de reflexiones y relatos dignos de conformar nuestra riqueza.  Pues bien, hace unos años una hija nuestra nos anunció su próxima boda con un joen cuya familia, dinerada y asimilada a la sociedad atea, no quería saber nada de nosotros que íbamos a contaminar a su hijo con nuestra retrógrada religiosidad.  Mi futura consuegra se puso tajante por teléfono: ella no daría un céntimo.  Mi marido y yo aceptamos clases muy mal pagada en academias muy distantes las unas de las otras... nos cansamos, nos privamos, pero a la niña le pudimos costear todo.  El novio y ella se pusieron a trabajar, cualeds judíos retrógrados... ahora viven en Madrid.  El oo di estuvo la suegra en mi casa y cuando vio a nuestro nietecito común ponerse una kipá en la cabeza para recitar la shemáh, me sonrió.  Así como lo digo: me sonrió.
 
               Hay que velar para que los casados tengan casa y esto es algo muy prosaico que no viene dictado por la magnificencia del relato toraico en el que Haqadosh Baruj Hu, envuelto en Su sinfonía de luz, de letras, de palabras, de números, de medidas, de colores, de tejidos, de flores, frutos, árboles y obras de arte, encarga al pueblo objeto de Su apasionado Amor la confección del santuario, del mishkán, la Casa en la que se van a consumar las nupcias santas y se irá desarrollando a lo largo de los siglos la vida conyugal cuyo climax se alcanzará con la celebración de los diversos ritos y sacrificios, símbolos y representación material de la virtud de una congregación amante de su Creador, y por lo tanto, practicante de su Torah.
 
               El santuario, pues, es la morada de dos esposos, el Eterno y la Congregación de Israel.  Es fundamental entender que los esponsales del Monte Sinai y la boda con Israel en el Mishkan son mucho más que una representación: son la salvación de la Humanidad, porque Haqadosh Baruj Hu, al penetrar en el seno de la doncella amada ente todas, la Rosa de Sharón, la Azucena de los Valles, anula para todas las colectividades humanas que así lo aceptan, la ruptura consumad por el ultraje perpetuada en el Gan Eden.
 
               Así dirá la Amada del Cantar de los Cantares: "Las jóvenes te aman por esto", es decir "por el amor que tienes a mi".  El goce del Eterno en el seno de Israel, libera la simiente de la salvación universal.
 
               Nos queda ahora por contemplar un hecho bastante asombroso del relato toraico y que se halla mencionado en el versículo 35 del capítulo 40 de Shemot, o sea, a muy poca distancia de la expresión: "bejol mas'ehen" que cierra este segundo libro de nuestra Torah.  Moshé quiere entrar en el Mishckán ya terminado y cuya perfección él mismo habrá comprobado, pero no puede hacerlo porque "la nube posaba sobre la tienda de Asignación (es decir el Mishkán) y la Gloria del Eterno llenaba el Santuario.
 
               ¡Moshé no pudo entrar en la Santa Morada cuya constucción había dirigido con incomparables escrúpulos!  El Eterno no se lo permitió.  El interior del Santuario lo estaba llenando El y no quedaba espacio ni para el mismísimo Moshé.  Realmente, no se entiende.
 
               Sí, se entiende.  La clave se encuentra en los versículo 42 y 43 del capítulo precedente donde se dice: "Conforme a lo que Hashem había ordenado a Moshé llevaron a cabo los Hijos de Israel toda la obra y Moshé vio que toda la obra la habían realizado según lo ordenado por Hashem, así lo habían hecho y los bendijo".
 
              Moshé bendijo a los Hijos de Israel por lo que ellos habían hecho.  Al pronunciar su bendición él los unió a él que había transmitido de continuo las órdenes divinas.  El en tanto que director y ellos en tanto que ejecutantes, fueron uno, no solo el pueblo, la Congregación de Israel, la novia de Hashem.
 
               Aunque no nos ha dado tiempo a comentarlo, es cierto que, en el curso del relato, se mencionan varios personajes cuyos nombres no deben borrarse de nuestra memoria, Aarón y sus hijos y artesanos geniales como Betzalel y Aholiav que realizaron las obras maestras.  Sin embargo, a la hora de la dicha suprema, ni Moshe ni ellos ocuparon un lugar especial.  La kalah, la novia es toda la Congregación de Israel.  Moshe forma parte de ella, por supuesto, como todos, pero fundido en la unidad.  Por esto, no puede entrar en el Santuario.  Moshe, Aarón o Betzales son seres excepcionales dentro de su pueblo, pero la gran protagonista que penetra en la cámara nupcial para entregarse al abrazo del Esposo Enamorado Que Se manifiesta en el misterio del "anan", la nube, aspecto visible de la deseada y temida Presencia, es la Congregación de Israel entera, completa, unificada.
 
               La palaba "anan", por cierto se componed de dos consonantes: 'ayin y nun, la segunda redoblada que, juntas suman 170, como Yitah Pesaj, el trigo de Pesaj.  El Mishkán se inauguró el 1º de Nisan, el mes de Pesaj.
 
               ¡Benditgo Sea Hashem por Su Amor y Su Perfección!

parashah: Re: VAYAKHEL- PEKUDEH - Volver a Empezar, por Malcah 5767

Re: VAYAKHEL- PEKUDEH - Volver a Empezar, por Malcah 5767
de Antonio gonzalez - Thursday, 6 de March de 2008, 06:58
 

B"H. esta muy bello. que transfiere un rayo de luz mas a mi conciencia.

shalom.

05 marzo 2008

Barranquilla: ALEGRIAS Y BENDICIONES EN :Rosh Jodesh Adar II,Shabat Shekalim , shabat Jazak y Purim

ALEGRIAS Y BENDICIONES EN :Rosh Jodesh Adar II,Shabat Shekalim , shabat Jazak y Purim
de Edwin Asher Ben Eliyahu - Wednesday, 5 de March de 2008, 03:36
 BS''D
 
 Al anochecer de este Jueves 6 de Marzo estaremos be`Ezrat HASHEM, entrando en el mes de Adar Bet o Segundo Adar. Rosh Jodesh Adar este año 5768 sera los dias 7 y 8 de Marzo de 2008

Jueves 6 de Marzo, 7:00 PM
Rezo de Arvit de Rosh Jodesh y Seuda
por favor Traer algun alimento y/o refresco para compartir
 

 
Este Shabat donde leeremos la Parasha Pekudei ee denominado Shabat Jazak ya que concluimos la lectura del Sefer/ Libro de Shemot/ Exodo, se denomina Jazak ya que concluir el ultimo versiculo del libros toda la congregacion se levanta y dide:
JAZAK , JAZAK VENITZJAZEK......Se Fuerte, Se Fuerte y nos Fortaleceremos; debemos tener mas fortaleza en el estduio y la observancia de la nuestra Torah ahora que nos aprestamos a entrar a leer el libro de Vayikra/Levitico.
 
Este Año 5768 coincide la lectura de la Parasha Pekudei con el SHABAT SHEKALIM
 
Shekalim - La unidad de Israel


Las cuatro Parshiot son las siguientes: 1-Shekalim. Se lee en el Shabat anterior a Rosh Jodesh (comienzo de mes) Adar; y si Rosh Jodesh cae en Shabat, se lee la perasha ese mismo día. 2-Zajor. Se lee el Shabat anterior a Purim. 3-Pará. Se lee el Shabat anterior a la perashá de Hajodesh 4-Hajodesh. Se lee siempre el Shabat anterior a Rosh Jodesh Nisan (mes en el que festejamos Pesaj), y si este cae en Shabat se lee ese mismo día.
 

       
Estas secciones bíblicas se agregan a la lectura normal del Shabat correspondiente.

La Parashá de Shekalim se encuentra en el Libro de Shemot en el capítulo 30 versículo 11 hasta el 16. Esta sección trata acerca de la donación del medio shekel (ciclo de plata) que debían aportar todos los varones mayores de veinte años. Dicho dinero era utilizado para los menesteres del Santuario.

Conozcamos más detalles

En la época del Gran Templo, cada judío debía aportar medio shekel anualmente -lo que constituía una mitzvá positiva-, utilizado para adquirir los sacrificios comunitarios que se ofrecían diariamente. Estos sacrificios eran adquiridos con la donación del medio shekel de ese año, y de ningún otro.
Todos tenían el deber de cumplir esta mitzvá, aun el pobre que obtenía su sustento mediante la caridad. Si la persona no tenía medio shékel debía pedir dinero prestado, o empeñar o vender alguna de sus prendas, pues el versículo expresa (Éxodo 30:15): "El rico no dará más y el pobre no dará menos, de medio shékel." Asimismo, el medio shékel no podía ser pagado en cuotas.
Todas las contribuciones de medio shékel debían llegar al Gran Templo antes de Rosh Jodesh Nisán, pues en esa fecha se hacían las asignaciones del tesoro para la compra de los sacrificios comunales que se traían durante el año. De igual forma, era necesario que cada judío participara de esos sacrificios puesto que servían de expiación para el pueblo entero.
Se solían realizar anuncios públicos -desde Rosh Jodesh Adar-recordando a la gente que trajera su medio shékel, de modo que cada uno tuviera tiempo suficiente para reunir los fondos y dar su contribución en el momento apropiado. El 15 de Adar, los recolectores comenzaban a establecerse en cada ciudad y solicitaban que se les trajeran las contribuciones. Quien no traía el medio shékel en ese momento, no era obligado a hacerlo. El 25 de Adar los recolectores se instalaban en el Gran Templo, y a partir de esa fecha, aquellos que no hubiesen traído su contribución eran forzados a hacerlo.
Los Sabios estipularon que en el Shabat inmediatamente anterior a Adar o en Rosh Jodesh mismo, si fuera Shabat- debía leerse la sección de la Torá que trata acerca del medio shékel, pues en Shabat la nación entera se reúne en las sinagogas y casas de estudio para escuchar la lectura de la Torá. La Parshat Shkalim que se leía entonces servía como el primer llamado para el cumplimiento de la mitzvá en el momento apropiado.
Hoy en día, cuando no tenemos el Beit HaMikdash, los sacrificios, ni la mitzvá del medio shékel, leemos no obstante Parshat Shkalim en la época correspondiente para que por medio de su lectura nos sea considerado como si realmente hubiésemos cumplido la mitzvá, como expresa el versículo (Hoshéa 14:3): Te tributaremos la plegaria de nuestros labios en lugar del sacrificio de novillos; es decir, nuestras plegarias ocuparán el lugar de los animales que ya no podemos sacrificar -y del mismo modo, de las mitzvot que no podemos cumplir-.
Existe otra razón: los Sabios ordenaron que la sección de Shekalím fuera leída en su momento adecuado aun hoy día, ya que dado que oramos por la pronta reconstrucción del Beit HaMikdash, es nuestro deber familiarizarnos con la forma correcta de cumplir este precepto.
La mitzvá del medio shékel es muy apreciada por el pueblo de Israel, pues nos enseña a amar inmensamente a nuestros semejantes, puesto que todos somos iguales ante Di-s, y el más importante de los servicios Divinos -la ofrenda de los sacrificios comunales- era cumplido por igual por todo el pueblo. No existen ricos o pobres delante de Di-s, ni favorecidos o desfavorecidos. Todos están próximos a Él y Él recibe con agrado los sacrificios que ofrecen, expiando todos sus pecados.

¿Por qué prescribe la Torá dar medio shekel y no uno entero? La mitzvá del medio shekel ("majatzít hashékel") sirve de expiación por el pecado del Becerro de Oro. Puesto que el pueblo de Israel fue culpable de este pecado sólo durante medio día -desde la séptima hora del día cuarenta desde que Moshé ascendiera a Di-s, hasta esa noche-, Di-s dijo: "Durante seis horas han venerado a un ídolo mientras obtenían sustento de Mí. Por lo tanto, ahora deben devolver aquel provecho que obtuvieron y dedicarlo a Mi servicio". Los Sabios explicaron: "Puesto que pecaron medio día, deben dar medio shekel" (Talmud Ierushalmi; Peá 2).
Los Sabios posteriores, en relación con el hecho de que la mitzvá es traer medio shékel y no uno entero, han encontrado varias alusiones que guían al hombre hacia el amor y el temor a Di-s.
La obligación de traer medio shekel enseña al hombre que aun con toda su devoción hacia Di-s, ¡no Lo ha servido más que con la mitad de su capacidad! Uno nunca debe proclamar con arrogancia que ha servido a Di-s con toda su fuerza. Incluso cuando se engaña a sí mismo creyendo que ha entregado toda su alma al servicio a Di-s, en realidad esto no es más que "medio shékel" en hebreo, la palabra shékel tiene el mismo valor numérico que nefesh - alma (430)].

Los shekalim son traídos como expiación por el pecado del Becerro de Oro. Las mujeres, sin embargo, no participaron de este pecado; y dado que un hombre sin una esposa es sólo media persona, resulta suficiente con traer sólo medio shékel.
Alternativamente, desde un principio se requería sólo media expiación, pues únicamente la mitad corpórea del hombre peca, en tanto que su otra mitad -la esencia espiritual-perdura inmaculada.
El hombre pose tanto raíces como ramas. Sus raíces están en el Cielo, el alma pura implantada en su interior, tomada de las más excelsas alturas y perdurando siempre incorruptible. Sus ramas se encuentran en la tierra, siendo los poderes que manifiesta y los medios a través de los cuales lleva a cabo múltiples acciones. Cualquier falta que el hombre comete, sólo afecta las ramas, separándolas de sus raíces celestiales. Así, al arrepentirse de sus pecados, sólo precisa volver a conectar estas ramas con sus raíces en lo Alto, elevando sus fuerzas y acciones y acercándolas hacia aquello que su alma añora. Por eso, en la sección de Shekalim el versículo expresa (Éxodo 30:12): Cuando cuentes -literalmente "eleves" (Kí Tisú)- las cabezas de los Hijos de Israel... Nuestros Sabios explicaron que la Torá nos exhorta a elevar nuestras acciones a fin de adherirías a las raíces de nuestra alma, para que una vez más se tornen un entero. No hay necesidad de que los hombres sean creados de nuevo luego de haber pecado, pues una parte de ellos -sus raíces supernas- siempre continúan puras e integras. Por lo tanto, sólo deben entregar medio shékel como herramienta de expiación Y de este modo, el medio shékel con el cual son evaluados por Di-s, se vuelve uno, entero.
Este pensamiento es una poderosa fuente de estímulo para quienes persiguen la teshuvá -arrepentimiento y retorno a Di-s-. La Torá dice al penitente: Comprende que tú, por intermedio de tu alma, siempre estás ligado al "mérito puro", y el pecado sólo puede causar un defecto en una parte de ti. ¡Rectifica esta parte, y estarás totalmente libre de mancha!

UNA MONEDA DE FUEGO
Aquel que comete una transgresión severa y es condenado a muerte por las autoridades, ¿puede redimirse con dinero? Y aunque fuera posible lograr salvación tras ser sentenciado por un rey de carne y hueso, ¿existe algún medio de redención si ha sido encontrado culpable por Di-s, el supremo Rey de reyes? Y aunque le fuera permitido redimirse por dinero, ¿es posible dar una pequeña moneda y obtener expiación por su intermedio? ¿Qué valor posee esta moneda para que pueda redimir al hombre? El pueblo de Israel fue encontrado imputable de la pena de muerte y sin embargo, ¡Di-s le ordenó traer sólo medio shékel!
A Moshé esto le resultaba difícil de comprender. ¿Cómo era posible que una diminuta moneda pudiera servir como medio de expiación para quienes se habían prosternado ante el Becerro de Oro declarando (Éxodo 32:8): ¡Este es tu Di-s, Israel, quien te sacó de la tierra de Egipto!?
Rabí Meir explicó: Di-s extrajo de debajo del Trono de Su Gloria una suerte de moneda de fuego y la mostró a Moshé, diciéndole: "Esto es lo que darán (ibid 30:13)-similar a esto" (Talmud Ierushalmi, Shekalím 1:6).
Lo anterior nos enseña que a veces sucede que las personas contribuyen con cuantiosa plata y oro, y con todo sus pecados no son en absoluto expiados. ¿Cuándo ocurre esto? Cuando no se arrepienten de su errado proceder y continúan sumidos en sus pecados. Por otra parte, están aquellos que aportan una pequeña moneda para redimir su alma y obtienen expiación plena. ¿Cuándo se cumple esto? Cuando se alejan completamente del pecado y se arrepienten de todo corazón. En tales casos, incluso una inánime moneda de plata asciende como el fuego que se eleva, y logra la expiación. Entonces Di-s la toma y la atesora debajo de Su Trono de Gloria, pues así dicen nuestros Sabios: "Grande es la teshuvá, pues llega hasta el Trono de Gloria".
Este es el significado de las palabras: Esto es lo que darán - similar a esto; es decir, una pequeña moneda entregada por un corazón colmado de intenso amor hacia Di-s y lleno de fuego Divino.

LA UNIDAD DE ISRAEL
La Torá nos dice: Esto es lo que darán todos los censados: medio shékel. ¿Por qué fue necesario agregar el rico no dará más ni el pobre dará menos (Éxodo 30:15)? ¿Es posible que diferenciemos al rico del pobre cuando la Torá no nos ordena hacerlo?
Más bien, la Torá- se dirigía a la gente generosa del pueblo, aquellos que son dadivosos y están dispuestos a dar todo lo que tienen para lograr expiación. La Torá les dice que no pueden dar más de medio shékel. Si les fuera permitido hacerlo, los parsimoniosos de la nación retendrían sus contribuciones completamente, pues dirían que el único aporte aceptable es el patrimonio personal entero. La nación quedaría, de esta forma, dividida en dos: los generosos y los mezquinos.
Dijo por eso la Torá: Que la persona con amplios deseos de contribuir se restrinja y muestre su generosidad (para con los demás) dando sólo medio shékel. De esta forma abrirá una puerta de bondad en quienes son duros de corazón, los que no darán menos de esta suma. Ellos dirán: Si esto es lo único que se demanda del generoso, también yo contribuiré. Así, el pueblo entero estará unido por la virtud de la benevolencia.
Esto también nos permite observar que una mitzvá pequeña, pero realizada por todo el pueblo de Israel en unidad, le es más preciada a Di-s que una mitzvá importante cumplida sólo por grandes hombres, pues así especifica la Torá: El rico no dará más -para que de esta forma- ni el pobre dará menos.

Tomado de: www.jabad.org.ar

En este shabat se sacan 2 Sifrei Torah del Aron Kodesh y en el primero se lee la parasha correspondiente (Pekudei) en el segundo se da lectura a la porcion de la Torah que habla sobre el medio Shekel que era dado al Beit Ha Mikdash

 

ASI QUE BARUJ HASHEM ESTE SHABAT TENEMOS MUCHAS COSAS POR LAS CUALES ESTAR MAS QUE ALEGRES COINCIDEN SHABAT SHEKALIM CON LA FINALIZACION DEL LIBRO DE SHEMOT Y TODO ESTO EN EL MES DE ADAR QUE ES EL MES DE LA ALEGRIA Y EL JUBILO PARA TODO EL PUEBLO DE ISRAEL.



 

Este Viernes 21 de Marzo es PURIM( empezando el jueves 20 al anochecer)

por tal razon nuestra comunidad se viste de gozo y alegria y te invita ala gran Fiesta para celebrar la Victoria de nuestro pueblo sobre sus enemigos , ven y disfruta con tu familia este gran dia,Disfrazate y asiste ala lectuta de la Meguilah en nuestra sinagoga asi mismo como al almuerzo del dia 21.

esta atento a mas informacion que estaremos enviendo.

 

JODESH TOV UMEBORAJ

 

JAG PURIM SAMEAJ !!!!!!!!!!!!

 

FELIZ PURIM!!!!!!!!!


04 marzo 2008

parashah: VAYAKHEL- PEKUDEH - Volver a Empezar, por Malcah 5767

VAYAKHEL- PEKUDEH - Volver a Empezar, por Malcah 5767
de Josefina Navarro - Tuesday, 4 de March de 2008, 15:38
 

B''H

 

De Malcah para la Quebutzah

 

Shabbat 27 de Adar de 5767

17 de marzo de 2007

 

 

VAYAKHEL – PEKUDEH

 

VOLVER A EMPEZAR

 

 

                                              

                                               Aunque no se leen las dos parashiot de Vayakhel y Pekudah juntas todos los años, realmente forman una unidad. Este año las leemos una tras otra, el sábado por la mañana y una vez más, lo comprobaremos. Describen la construcción del Mishcan (el Tabernáculo) con una precisión absoluta. Sin embargo, lo más asombroso de este texto es que repite, casi palabra por palabra, todas las indicaciones dadas en las parashiot de Terumá y Tetzaveh, además de buena parte del capítulo 30 y de todo el 31 de Shemot. Desde luego, se trata del santuario y todos comprendemos que es asunto de suma importancia: el Mishcan recrea en la tierra estructuras celestes por lo que cada material, con sus vibraciones y su energía propia debe ser correctamente fabricado y colocado para que la santidad pueda fluir libre y totalmente por todos los conductos que ella exige y utiliza. Esto queda bien claro y cualquier ingeniero de nuestra época nos confirmará que donde hay movimiento energético, vibratorio, ondulatorio… los canales deben estar en perfecto estado de composición, distribución y funcionamiento. ¡Y esto que ellos nos estarán hablando sólo de movimientos esencialmente materialistas! Pues bien, hasta aquí entendemos la meticulosidad del enunciado. Pues bien, al llegar a la parashah de Vayakhel, es decir, al capítulo 35, nos embarga la extrañeza porque, después de una muy severa admonestación referida al mandato de guardar el shabbat proferida por Moshé, entramos de nuevo en la descripción de cómo se ha de hacer el Mishcán. Todos nos preguntamos por qué tal repetición.

 

                                               Para contestar a esta pregunta, disponemos de algunas indicaciones en el mismísimo texto. Primero: la referencia al sábado que encabeza Vayakhel, también precedía el episodio del Becerro de Oro. Segundo: este episodio del Becerro de Oro media entre la primera y la segunda descripción de la obra Mishcan. Tercero: cuando vio el Becerro de Oro, Moshé se enfureció y rompió las Lujot (Tablas de la Ley), de forma que hubo de volver al Monte y ayunar durante cuarenta días y cuarenta noches para recibir un duplicado de las primeras Lujot.

 

                                               Como es fácil constatar, la característica de la sidrah es la repetición de algo que ya ha costado muchísima atención y no pocos esfuerzos. Después del gran ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, el mismo Moshé peca: en un acceso de ira muy justificado y comprensible pero descontrol al fin y al cabo, que contrasta con su actitud tan generosa del capítulo 32 (¡32, el corazón!) versículo 11, el incomparable guía de Israel rompe las dos Tablas escritas por el Dedo de Hashem  y tiene que volver a ayunar para tener una nueva entrevista con la Divinidad y poder presentar las Tablas, esta vez escritas por su propia mano, que contienen los Diez Mandamientos. Bajó del Monte Sinai, no sólo lavado de su pecado, sino aureolado por el brillo de una especial bendición que le obligó a velarse la cara para no cegar al pueblo con su brillo. Moshé es un ser humano dotado de una psique humana, con sus defectos y sus cualidades. Es un hombre honrado, valeroso, trabajador, con un enorme sentido de la solidaridad, muy responsable y muy leal, pero es violento, a menudo impaciente, intransigente y duro en sus exigencias espirituales… en suma: todo un jefe. Carismático y terrible, desprovisto de ego, nunca pide nada para sí o para los suyos. ¡Como debe ser!  Un jefe cabal y consumado, que merece la confianza del Eterno y del pueblo. Es más que un simple humano corriente, es el ser humano en su gloria.

 

                                               La pregunta que nos asedia ahora es la siguiente: ¿Cómo tuvo el irrisorio Becerro de Oro la potencia suficiente para hacer pecar a Moshé? La respuesta es que el pecado no lo provocó el Becerro, que no era sino una grotesca imagen fundida en un molde y no tenía poder alguno excepto el que le prestaban los consumidores de imagen. El pecado lo provocó el pueblo con su cobardía y su irresponsabilidad. Porque al pueblo, Moshé le quería, le amaba, se sacrificaba por él cual padre/madre que no regatea los desvelos para garantizarles un porvenir a los hijos, bastante frívolos y atiborrados de pretensión que siempre se dejan liar por los desaprensivos más cínicos y luego quieren explicar a los ancianos sesudos y experimentados cómo es "la vida verdadera" y que la culpa de sus desmanes… si es que hay desmanes… la tienen sus padres que… que han tardado demasiado y luego aburren a todo el mundo con sus ayunos y sus excursiones.

 

                                               Esta es la situación de Moshé cuando se ve en el brete de volver a empezar. Ahora, si nos preguntamos cuál era la del pueblo, nos respondemos de inmediato que era volver a esperar. ¿Significa esto que el episodio del Becerro había sido simplemente la nada? Sí y no. Desde luego, un ídolo es la nada. Acabamos de señalar que la imagen se caracteriza por su total impotencia, refleja el miedo a la autenticidad y a la responsabilidad de quien lo adora. Sin embargo, el episodio del Becerro, que obligó a los Hebreos a repetir la experiencia de una expectativa angustiosa, les enseñó a reflexionar. Tuvo que haber allí una especie de introspección colectiva. Nos dice el texto, todavía en Ki Tisá, que unos tres mil varones fueron condenados a muerte, o sea que no todos eran culpables en el mismo grado. No había unanimidad, ni mucho menos y la muerte de tres mil hombres no deja indiferente a una colectividad que, como mucho, llegaba a los dos millones de personas (si los 600.000 peatones que salieron de Egipto eran sólo los cabeza de familia).

 

                                               El episodio del Becerro obligó a los Hebreos a enjuiciar los acontecimientos que se han venido sucediendo de forma espontáneamente caótica desde la salida de Egipto y a valorar su propia actitud. En este sentido, es positivo. Volvemos siempre a lo mismo. Ellos habrán sido esclavos, y el esclavo no está adiestrado en el arte de la responsabilidad. La introspección colectiva no tiene ningún lugar en su vida porque al esclavo se le tiene prohibido asumir responsabilidades. La responsabilidad es lo propio del hombre libre.

 

                                               Vuelven a esperar y Moshé vuelve a bajar con dos tablas de piedra en las manos, pero esta vez no podrán mirarle de frente porque él irradia luz. A Moshé ya no pueden mirarle a la cara… ni falta que hace. Su misión, su luz, ellos las van interiorizando. Esta es la gran lección: han pasado de la teoría que se enunciaba en los capítulos que preceden el episodio del Becerro a la práctica. Esta vez no se les dice qué van a hacer y cómo, sino que hacen, obran, actúan. La pesadez de la repetición refleja la lentitud de una realización escrupulosa y fatigosa pero pura y santa.

 

                                               Nos queda por examinar, con reverencial temor, por supuesto, un hecho llamativo: cuando Moisés baja por segunda vez  del Monte Sinai, tan resplandeciente de la Divina Inspiración que debe velarse la cara, se dirige a los Hijos de Israel para encarecerles la observancia del Shabbat, exactamente como antes, justo antes, de la fundición del Becerro de Oro. Evidentemente hay una conexión muy estrecha entre ambas menciones del cuarto mandamiento.

 

                                               Dijimos la semana pasada que el shabbat es un tiempo negativo. Todos entendemos que está destinado a abrir un espacio a la reflexión, incluso al cuidado del mundo emocional. Está prohibida la tristeza en shabbat, incluso el llanto por los seres queridos que acaban de abandonar este mundo porque, si bien es cierto que nos duele su desaparición, no lo es menos que ellos ya se encuentran en el seno de la Misericordia Suprema, descubriendo la verdad sobre si mismo y sobre su vida en la dimensión que ya han abandonado y nuestra alegría sabática representa un homenaje al Todopoderoso, tal vez el mayor Kavod (honra, homenaje, agasajo) que podamos hacerle: reconocer que Él siempre actúa perfectamente y proclamar que nuestro ser querido goza de un privilegio al encontrarse en Su Seno.

 

                                               Desde esta reflexión podemos entrever una de las causas que explican el recuerdo de la obligación sabática antes y después del Becerro de Oro. ¿Qué mal hicieron los hebreos para decidir la fundición de un ídolo? Pues estar tristes y desesperarse. Adulteraron el compás de espera que representa el polo negativo del tiempo. Tuvieron que volver a empezar. Y, la segunda vez lo hicieron todo bien.

 

                                               Así hicieron el santuario. Nosotros también, cuando comprendemos que, a veces la práctica es muy dura comparada con la teoría y que, otras veces volvemos a empezar porque hemos pecado, nuestro empeño en llegar al bien, siempre recibe la Santa Bendición de Haqadosh Baruj Hu.

 

Y recordarnos a todos en nuestros corazones, que no vinimos a este mundo a tener razón, sino a traer el shalom¡

03 marzo 2008

contextos: Re: La Mujer sin Nombre

Re: La Mujer sin Nombre
de fishel david friedman - Monday, 3 de March de 2008, 20:16
 RELATAR HISTORIAS SOBRE TZADIKIM
TRAE AL MUNDO LA LUZ DEL MASHIAJ
Y ELIMINA MUCHA OSCURIDAD
Y DOLOR.
EL RELATOR ES TAMBIÉN ES RECOMPENSADO
CON HERMOSAS VESTIMENTAS
SHALOM UBRAJA JAVERA JOSEFINA NAVARRRO DE ALICANTE DE EL JAVER FISHEL DEL MACCHUPICCHU INDIGENA DEL PERU

contextos: Re: La Mujer sin Nombre

Re: La Mujer sin Nombre
de fishel david friedman - Monday, 3 de March de 2008, 20:10
 

shana yova muchas gracias por este estudio de la mujer e iaacov

lo que me gusto es este tu comentario que seria bueno lo apliquemos todos -me imagino que tu querida josefina y diego de alicante ya lo aplicas

lo transcribo literalmente

Si mis lectores me perdonan el tomarme una libertad que quizás parezca incongruente en medio de tan serio análisis, introduciré aquí dos reflexiones que, a mi entender, guardan estrecha relación con la observación que venimos haciendo. La primera la hizo una compañera, hace unos años, en una reunión de la CEMI y era: "Mi marido, que era periodista, me decía a menudo: "cuando tú lees un periódico, no te fijes nunca en lo que dice, esto tiene muy poca importancia, fíjate en lo que no dice, esto es lo importante", " Y la segunda salió de la boca de un psiquiatra y psicoanalista israelí que me dijo el verano pasado: "a ti, en tanto que lingüista, te apasiona estudiar lo que la gente dice, pero a mí casi siempre, me importa más lo que calla que lo que dice". Ahora al escribir estas líneas sobre el silencio de Job, pienso que se las enviaré ¡a ver... lo que dice

ojala que sepas leer mis entrelineas y lo que no digo

como yo contigo josefina si lo hago

shalom,,,,

fishel david friedman kilimajer  de macchupicchu -peru

contextos: Re: La Mujer sin Nombre

Re: La Mujer sin Nombre
de Josefina Navarro - Monday, 3 de March de 2008, 02:11
 

B''H

Y para finalizar nuestro estudio sobre LA MUJER SIN NOMBRE

la última perla del biendecir de Malcah y Diego Yacoov¡

Job efectúa pues una regresión a los orígenes y lo hace empleando palabras cuyo género gramatical es masculino, pero que evocan el femenino: v.g.ירחyareaj- por ser la luna y elnombre אלהEloah- por su terminación que suena en el registro del femenino. A esta confusión inicial entre masculino y femenino sucede la aparición de la luz (capitulo XXXI, versículo 3). En el versículo 5, el nombre Eloah deja lugar a la forma שדי -shaddai- que si bien es masculina, no deja de encerrar la palabra שד  -shad-que significa "mama, ubre" y se encuentra profusamente en Shir Hashirim. Job se aferra a la seguridad que le infunde la presencia femenina oculta, encubierta, pero eficiente que hizo de él un hombre fecundo, un padre... y aquí llegamos a la primera y única mención algo cariñosa que Job hace de sus hijos. De sus hijas no habla….

Si mis lectores me perdonan el tomarme una libertad que quizás parezca incongruente en medio de tan serio análisis, introduciré aquí dos reflexiones que, a mi entender, guardan estrecha relación con la observación que venimos haciendo. La primera la hizo una compañera, hace unos años, en una reunión de la CEMI y era: "Mi marido, que era periodista, me decía a menudo: "cuando tú lees un periódico, no te fijes nunca en lo que dice, esto tiene muy poca importancia, fíjate en lo que no dice, esto es lo importante", " Y la segunda salió de la boca de un psiquiatra y psicoanalista israelí que me dijo el verano pasado: "a ti, en tanto que lingüista, te apasiona estudiar lo que la gente dice, pero a mí casi siempre, me importa más lo que calla que lo que dice". Ahora al escribir estas líneas sobre el silencio de Job, pienso que se las enviaré ¡a ver... lo que dice!

Mientras tanto vamos a volver a nuestro personaje. Él que había entonado su endecha maldiciendo su condición de varón (CapítuloIII, versículo3), inicia su labor de reconstitución personal buscando la clave del éxito en los tiempos de la esperanza, pero sin llegar a identificar lo femenino en el regazo del alma humana.

Semejante a Adán cuando era capaz de nombrar las criaturas que encontraba a su paso, pero era incapaz de comunicar consigo mismo, Job consigue nombrar y enumerar sus acciones y comportamientos, verse con los ojos de quienes se beneficiaron de sus mercedes, pero no consigue encontrar significado alguno a su destino, cuya fugacidad había atribuido en elIer versículo del capítuloXIV al hecho de haber nacido de mujer y que asume ahora como voluntad Divina inexorable (CapítuloXXX, versículo 23).

Hay en este versículo tan noblemente patético en el cual Job acepta la muerte que puede sobrevenirle sin que haya llegado a entender el sentido de su vida, algo muy emocionante que nos remite al sentimiento que, probablemente, fue el de Adán cuando Di-s le adormeció.

El caso es que, a partir de esta sumisión a la sentencia de muerte, Job cambia imperceptible pero inexorablemente de registro y se adentra en el examen de conciencia propiamente dicho. Durante los ocho últimos versículos del capitulo XXIX, se expresa en lenguaje de agonizante:"esperé luz y me llegó oscuridad" pero, entre estertores y espasmos, acaba por abrirse paso la exclamación que yacía en las profundidades del inconsciente con la misma fuerza con la que habla brotado, al principio del relato, el grito de su esposa cuando le incitó a morir.

Igual que Adán en su despertar, Job se encuentra ahora frente a lo femenino pero, contrariamente a nuestro Primer Antepasado que pudo gozarse sin trabas en la contemplación de su mujer, él que es un varón inscrito en el devenir de la Humanidad fuera del Gan Edén, debe empezar por reconocer y proclamar su inocencia: nunca ha seducido a una mujer ni ha sido adúltero. Esto es lo que le permite desafiar al Juez Supremo exclamando: "¡ Si yo he pecado que se extinga mi descendencia!", o sea "que desaparezca el fruto de mi virilidad" y, a continuación: "si me he dejado seducir por una mujer... ¡que mi mujer muela para otro y que otros la cubran!

Hemos llegado al versículo 10 del capítuloXXXI, es decir a la última mención que Job hace de su mujer.

'" Una primera lectura del versículo en toda su crudeza no permite, desde luego, ver en la arrogancia de Job frente al Creador, el menor impulso de amor por la esposa que, como ya hemos señalado, comparte su desgracia y nunca le abandona. Más que alma genela y objeto de apasionada entrega, él parece considerarla una moneda de cambio, posible esclava y trofeo de un vencedor, hipótesis reforzada por el versículo 12 que describe la calamidad engendrada por el pecado sexual en términos materialistas.

Sin embargo, entre el versículo 10 y el 12, está el 11 que, a los ojos de varios traductores y comentaristas constituye una glosa sin importancia, apenas merecedora de figurar entre paréntesis. Actitud tan despectiva ante un versículo bíblico es tanto más difícil de entender cuanto que el versículo en cuestión lo forma una secuencia de palabras muy cargadas de significado y cuya ambigüedad intrigó a los mismos masoretas. Textualmente dice: "Pues se trata de una infamia y de una trasgresión capital" pero lo dice en unos términos algo desconcertantes:  En efecto la palabra  זמה  -zimah- que designa la infamia y es femenina viene acompañada por el pronombre הוא  .hu-que es masculino mientrasque la palabra que es masculina, viene acompañada por el pronombre  היא  -hi- que es femenino. Los dos hemistiquios están unidos por la letra  ו  -vav- que, en hebreo, es la conjunción copulativa ("y") que representa el número seis. Por otra parte las dos consonantes "ו" y "י" que distinguen ambos pronombres personales, "él" y "ella" figuran cada una tres veces en el versículo, sumando pues seis entre las dos grafías.  Tal vez sea un acierto pensar que es un modo de atraer la atención sobre la "ו" que une los hemistiquios.

El caso es que, según las reglas de la gramática hebraica deberíamos encontrar "hi zamah vehu 'avón" pero tenemos un trastrueque evidente que nos sugiere la siguiente pregunta: ¿No será el mensaje del texto que anteponer lo masculino a lo femenino es un pecado que acarrea la consunción de bienes y frutos? No es imposible que Job esté viendo en su desprecio del derecho y del poder femenino el origen de todos sus males. En este caso deberíamos entender los tres versículos (10,II y 12) del capítuloXXXI referidos al adulterio, forzado o voluntario como representando el colmo del horror para un esposo que, tras la aparente frialdad del trato que da a su mujer, esconde un amor intacto cuya pureza se ve ahora realzada por el descubrimiento que él acaba de hacer de todo lo que ella significa. En semejante contexto, el anonimato de la esposa, que hasta el momento había sido la marca,  la señal indiscutible de  su otredad (el Otro... la Inquisición y el Nazismo nos  lo enseñaron… ni tiene identidad real ni tiene derecho a defenderse, ni tiene derecho a ser sino materia prima o abono), este anonimato se transforma ahora en privilegio de una mujer amada con una pasión profunda y pudorosa. Su anonimato es el velo que cubre el rostro de la  כלה–kalah- la novia que su Amado ya ha reconocido.

 Sí, incluso en que se encara con espanto la idea de que si él hubiera fallado, ella podría estar en brazos de otros, Job sigue ocultando a los oídos ajenos la identidad de su esposa.

Dejaremos ahora a nuestro personaje concluir su examen de conciencia con legítima satisfacción, terminándolo por dos palabras femeninas y nosotros constataremos que la Mujer sin Nombre ha cumplido

Con la misión que el Creador encomendó aחוה  -Javah- (Eva): ser una ayuda enfrente (incluso "en contra" de él), o sea, asumir su otredad.

Que Job lo advirtió y-se lo agradeció, nos lo revela el epilogo del poema donde se nos dice que la nueva dicha de la Job (la mujer permanece invisible, cual la rabanit en algunas congregaciones) se vio coronada por el nacimiento de catorce hijos que no son identificados y de tres hijas  a quienes su padre nombra con poéticos apelativos y concede parte de su herencia, como a los varones, además de enorgullecerse de su belleza, todo lo cual no deja lugar a dudas sobre la ferviente ternura y la admiración  que ha despertado en él el descubrimiento de la femenina magnanimidad.

El triunfo de Job lo constituye pues el hecho de haber engendrado lo femenino.  Seria interesante indagar en la implicaciones que encierra el numero 140 de los años que Job vive de los acontecimientos relatados en el texto, pero este modesto estudio debe tener término, así que nos limitaremos a observar que la primera y la ultima letra de este texto forman la palabra  אמא, es decir "Madre"

¡Bendito sea el Eterno que confió a la sagacidad de nuestros corazones espléndidos escritos de su Sabiduría!

Dicho queda, éste es el texto, aquí paró, pero ustedes pueden continuar el estudio¡¡

Bienvenidos al estudio de Job y su esposa, la mujer del paciente

Malcah y Diego Yacoov¡¡

Bendita sea Malcah y bendita la Memoria de Diego Yacoov¡¡

Baruj HaShem¡

02 marzo 2008

contextos: Re: La Mujer sin Nombre

Re: La Mujer sin Nombre
de Josefina Navarro - Sunday, 2 de March de 2008, 02:48
 

B''H

Y continúan Malcah y su esposo Diego Yacoov, bendita sea su memoria¡,ya que juntos firmaron este precioso estudio:

A diferencia de los idiomas románicos, el hebreo asigna a cada una de estas palabras. Voluntad y esperanza, un género gramatical distinto: רצון  -ratzón- que significa voluntad, pertenece al masculino mientras que תקוה–tiqvah- que significa esperanza, es el femenino, lo cual traduce a la perfección una realidadinnegable, que se hace bien patente en el momento de la pubertad. El hombre a partir de entonces, va a tener la obligación de estar continuamente decidiendo lo que quiere hacer con su virilidad. Él es quien va a disponer de los impulsos y deseos que la naturaleza le entrega. La mujer púber, en cambio, inicia una vida adulta amoldada por la esperanza. Estará pendiente de que su ciclo menstrual le favorezca unas relaciones conyugales dichosas, de que este ciclo se desvanezca a tiempo para dar paso a lo que se he convenido en llamar "un estado de buena esperanza" y reaparezca después del parto para garantizarle la posibilidad de volver a ser madre.

Como la Luna, símbolo de la esperanza sigue presente en el cielo, incluso en los momentos de su mínima visibilidad, la fe en la perpetua victoria de la existencia sobre la aniquilación, del amos sobre la indiferencia y, por ende, del Bien sobre el mal, resplandece en el alma femenina.

Esta es la energía que su mujer consigue transmitir a Job y que va a actuar dentro de él con la rapidez de unas vibraciones altamente vigorizantes como lo demuestra la demanda de compasión que dirige a sus interlocutores. Un cambio todavía poco perceptible, pero incontestable, se está operando dentro de él. Ya piensa que puede esperar algo de losdemás. Aunque sigue y seguirá clamando al Cielo ha dejado de ser el agonizante cuya endecha se resumía en el gemido del capituloXVII: "¿Qué voy a esperar yo si el Sheol es mi morada?'' Era entonces un ser prácticamente aniquilado,

mientras que, ahora, se va irguiendo de nuevo y es cuando su alegato adquiere acentos proféticos que confieren a los versículos 25, 26 y 27 del capituloXIX una majestuosidad impresionante.

En estos versículos Job expresa su recién recobrada fe en la vida al decir: "Yo sé que mi defensor vive" y en el eje temporal al afirmar, en el 2° hemistiquio del mismo versículo 25: "Y al final, se alzará sobre el polvo". Está expresando su confianza en el tiempo, es decir, en la santidad del tiempo, porque el tiempo es santo, lo sabemos desde ¡a institución del shabbat, el tiempo nunca ha fallado, ni falla, ni fallará y está ligado a la virilidad. En efecto, el acto de recordar, que indica la asunción del tiempo por la psique, se enuncia, en hebreo por la misma palabra que el adjetivo "masculino": זכר  -zajar-. Job vuelve a aceptar gozosamente su virilidad como lo manifiesta en el texto la secuencia de vocablos masculinos en el versículo 25.

A partir de ahora, el comportamiento de Job será menos egocéntrico. Su unidad interior se está recomponiendo en el diálogo fluido de los elementos masculinos y femeninos. Dicho de otro modo, nuestro personaje ya no es el esclavo de un ego que rehuye o sobredimensiona, sino el dueño de un ego que controla y del cual dispone. Situado en este dominio, se va interesando por los sufrimientos ajenos y sus discursos toman la dimensión de un alegato social cuyos acentos proféticos y revolucionarios resultan extremadamente conmovedores. Y si alguien piensa que el adjetivo "revolucionario" no tiene lugar en el comentario de un texto sagrado, te invito a releer el capítuloXXIV del Libro de Job y a preguntarle con toda sinceridad si puede encontrar en toda la literatura política un discurso más conciso, más punzante y más virulento contra los abusos de poder, la explotación despiadada del hombre por el hombre y la cruel indiferencia de los pudientes ante los sufrimientos de los humildes a quienes oprimen y despojan.

Al recobrar la esperanza, Job ha recobrado interés por el destino de la Humanidad. Antes, era un hombre caritativo, ahora es un hombre solidario ya en posesión de una afectividad cohesionada por este elemento integrador que es la esperanza, Job recobra confianza en su carisma y afirma (capitulo XXVIII, versículo 8) que esta mismísima esperanza es la prueba de su inocencia puesto que el perverso no puede acceder a ella.

De todas formas, vuelve a examinar y a reivindicar su conducta pasada en un discurso que ya no constituye realmente una respuesta a las disertaciones de sus amigos sino, más bien, un monólogo al principio del cual añora los días de su otoño, lo cual demuestra que su quebranto anímico tenía su origen en una necesidad de maduración psíquica que, una vez alcanzada, provoca, como es natural, la aspiración del personaje al disfrute de las bendiciones que acompañaron su edad provecta.

En su último discurso, Job va a hacer un examen de conciencia sistemático a partir de su desastrosa situación actual que, evidentemente le sigue martirizando, aunque ya dispone de los medios psíquicos que le permiten reestructurarse en tanto que criatura reflejo del Eterno. A este respecto, es digno de mención el hecho de ser este discurso de Job, encabezado por la designación משל  -mashal- que le confiere una categoría de suma importancia, la de la comparación, ejemplo o apotegma, el décimo de cuantos pronuncia. La palabra Mashal nos induce a observar que existe cierto paralelismo entre la reconstrucción interna que Job está llevando a cabo y las Diez Palabras de la Creación.

Seguirán envíadonos mensajes Diego Yaacov y Malcah? sonrisa

Atentos¡

Buena Semanada mos dé el Dió Bendicho¡

contextos: Re: La Mujer sin Nombre

Re: La Mujer sin Nombre
de Josefina Navarro - Saturday, 1 de March de 2008, 23:13
 

Job, sin embargo no alcanza a salir del agujero negro que le está engullendo. En el inicio de su sexto discurso (Capítulo XIX), le vemos abrumado por la estolidez de los razonamientos ajenos y por su propio descalabro, que se expresa y traduce en la imagen del árbol arrancado de cuajo, sin posibilidad alguna de revivir. El hombre martirizado, antes de hundirse completamente en el abismo del espanto, mira alrededor suyo buscando a quien agarrarse, pero todos: hermanos, amigos, incluso invitados y criados, todos se apartan de él y es entonces cuando por fin, invoca a su mujer diciendo, en el versículo 17:"A mi mujer, le repugna mi aliento". Un psicoanalista profundamente amante de nuestra religión sería la persona adecuada para estudiar y valorar con acierto esta vivencia de una regresión a los temores del joven casadero que tiene el sentimiento de no caber ya por más tiempo en el seno de la familia parental y se asusta ante la posibilidad de ser rechazado por la esposa, regresión probablemente inducida por un hecho real: el movimiento de repulsión de la Mujer Sin Nombre ante el fétido aliento de su esposo. Pero el verdadero temor de Job no apunta al mal aliento sino al mismísimo soplo vital que, de resultar odioso a la esposa, sería señal de una condena inapelable. Si la esposa le rechaza, el novio no llegará a su madurez de varón.

La prueba de que Job se encuentra ahora en el clímax del dolor nos la proporciona el 2º hemistiquio del versículo, que ha sido objeto de muy sabios y lógicos comentarios, pero que, a mi entender, indica bien a las claras que este hombre es presa de un delirio referido a su relación con la esposa y los hijos. Evoca a sus hijos… que han muerto (puede que hable de sus nietos, pero dice "los hijos de mi vientre" lo cual es bastante elocuente), asociando su imagen a la de unos pilluelos que se han reído de él. Las caras infantiles, de todas formas se van imponiendo a su visión… los niños, o sea el mañana, el porvenir… una llamita se está reavivando bajo las cenizas, entre los escombros de su alma mientras acaba de describir su desgracia y, por eso, recobra una levísima confianza en la posibilidad de conseguir alguna compasión de los seres humanos. Es entonces cuando, después de un exordio que ocupa los versículos 23 y 24  y es una adjuración a la humanidad para que no olvide sus palabras (ya cree en el futuro), proclama: " yo sé que mi defensor vive y, al final, se levantará sobre le tierra", para terminar con una visión apoteósica en la cual afirma: "yo veré al Eterno, yo con mis propios ojos, no un extraño".

Esta exclamación llama poderosamente la atención, no sólo por su vigorosa belleza, por el aura de dignidad que la envuelve y por la generosa confianza de la víctima en el Todopoderosao, en el Padre que parece haber abandonado, no por decir traicionado al más fiel y al más leal de entre sus hijos, sino por su ubicación a muy poca distancia, ocho versículos exactamente, del versículo 17 que vamos a seguir comentando ya que contiene la primera mención que nuestro personaje hace de su esposa.

El primer hemistiquio de este versículo reza, como lo hemos visto: "Mi aliento repugna a mi mujer". En hebreo son tres palabras, todas femeninas cuyo significado exotérico nos ofrece la imagen del esposo tratando de besar a la Amada, la cual, pudiendo contener el asco, se aparta instintivamente. Estamos en las antípodas del Cantar de los Cantares en el que la Amada exclama: "¡Béseme él con los besos de su boca!". El soplo, seña se alegre vitalidad, se ha convertido en un flujo hediondo que, en el sentido etimológico de la palabrahebrea זר–zar-"extraña" a los esposos, los hace extraños, desconocidos el uno para el otro.

Si recordamos que desde la unión de Adán y Eva, el amor conyugal se plasma en el conocimiento, comprendemos que la relación entre Job y su mujer se encuentra en su nadir Job emplea para indicar la repugnancia el verbo  זרzar-que es una forma de זור–zur- y tiene unas connotaciones terribles: indica la diferencia insuperable, la desviación, la perversión y, también el asco, la repulsión. Se emplea para nombrar el hecho de percibir algo situado en el grado máximo de alteridad.

Por otra parte, este rugido del esposo destrozado: "mi aliento repugna mi mujer" encierra una llamada a la compasión mujeril. Ya hemos visto que las tres palabras que lo componen son femeninas. Job intuye que está falto de un elemento esencial para recobrar aliento y fe en su capacidad de salir airoso del trance por el que esta pasando, pero no alcanzar a vislumbrar cuál es este momento misterioso.  Se

encuentra a punto de deshacerse en lamentos estériles. La voluntad que acostumbra a utilizar para poder desplazarse hacia el polo positivo del comportamiento y que como cualquier varón, suele considerar el único muelle de este viaje, no le sirve para nada.

Entonces acude a su mujer. Implícitamente, al expresar su frustración le pide auxilio a ella, a la compañera de toda la vida, a la poseedora del secreto y ella no le falla: le insufle la esperanza que es el motor más potente del quehacer humano. Sin la esperanza, la voluntas enflaquece, se debilita y muere. Voluntas y esperanza se entrelazan en el eje de la vitalidad como el varón y la hembra se abrazan en el amor que origina la vida.