27 agosto 2008

parashah: EQUEV - El Punto Sensible, por Malcah 5768

EQUEV - El Punto Sensible, por Malcah 5768
de Josefina Navarro - Wednesday, 27 de August de 2008, 02:58
 
B''H

Queridos Amigos


Aquí les comparto el comentario de Malcah a la porción de Equev (el shabbat que viene leemos la porción de Re'eh, cuyo comentario llegará más adelante, tan pronto sea posible). Todavía arrastramos un pequeño retraso que esperamos en pocas semanas poder solucionar y ponernos definitivamente al día con la porción correspondiente a cada semana.

Asimismo, les adjunto abajo las palabras de Malcah que acompañaban a su envío del texto.

Reciban un muy cordial saludo





Queridos Amigos, la parashah Equev, además de ser muy hermosa, tiene un gran valor sentimental para mí, de forma que no es imposible que se note en el comentario: Os agradezo vuestra comprensión y os envío un fuerte abrazo. Malcah.



Parashah Équev – El Punto Sensible –

B"H

Sábado 23 de Agosto de 2008, que es el 22 de Ab de la Creación del Mundo por Haqadosh Baruj Hu

De Malcah

 

 

 En tanto que segunda palabra de la parashah que a la que sirve de título, la palabra ´équev es una conjunción consecutiva. Significa básicamente. "Por lo tanto", "puesto que" o "por consiguiente" de forma que la primera frase de nuestro texto se traduce con exactitud así: "Como consecuencia de que escuchéis estos preceptos y los guardéis, el Eterno, tu Elohim, guardará el Pacto y te otorgará Su Merced como se lo juró a tus padres" Empleado en este sentido, "´équev" no constituye ningún motivo especial de reflexión. Sin embargo, es una voz extremadamente llamativa porque, además de este su primer sentido, tiene un amplio espectro semántico que suscita muchas meditaciones y que tiene en la Torah una presencia insistente, tan marcada como la sonoridad de contrabajo de sus consonantes, presentes en la etimología de numerosas palabras, la del nombre de Ya´acov Abinu, en particular (el patriarca Jacob).

 

 En tanto que sustantivo, significa "talón, calcañar", incluso puede ser la planta del pie. En tanto que verbo, puede ser "poner la zancadilla, suplantar, distorsionar, falsear, engañar, sujetar, impedir… y muchas cosas más, pero también tiene acepciones positivas, tales como "consecuencia, resultado, gratificación, salario, recompensa". Realmente, no sería muy exacto calificarle de palabra polifacética, porque todos los significados que adopta tienen un lazo muy estrecho entre ellos, siempre se refieren a las consecuencias de pensamientos y acciones, en particular, de las originadas por el uso del punto débil, propio o ajeno, materializado anatómicamente en el talón. Os diré, de paso que la expresión "El talón de Aquiles" existe en hebreo. Es "´´Equev-Ajiles" ¡Para que luego nos venga a reprochar el tener en poco a los griegos!

 

 La primera vez que esta palabra aparece en la Torah es en el versículo 15 del tercer capítulo de Bereshit, cuando el Elohim, amonesta a la serpiente comunicándole Su decisión: "Ella te pisoteará la cabeza y tú le herirás el talón". La mujer, a pesar de su pecado, mantiene la dignidad propia del ser humano, ella dirigirá su agresividad a la cabeza, pero la serpiente deberá asumir las consecuencias de su vileza. Usó el engaño, o sea que atacó a la mujer en su vulnerabilidad, en el talón. Por esto, tendrá que hacerlo siempre así. Hemos mencionado hace poco que el engañar es una acción que se puede expresar por el verbo ´Áyin, qof, beit (´aqav).

 

 Siglos más tarde, fue Ya'acov Abinu (el patriarca Jacob) quien invirtió la tendencia al nacer, porque apareció trabando el talón de su hermano Esau que había nacido el primero, pero que, con los años, se revelaría materialista y superficial, totalmente inepto para asumir responsabilidades de jefe espiritual. El episodio del plato de lentejas, que se plasma como el nudo del asunto es revelador. A Esau, su hermano ni le roba la primogenitura, ni se la quita por la fuerza, le propone un trato y él lo acepta con sumo desprecio por el derecho que está vendiendo. Su hermano es más inteligente que él, le agarra por su punto débil, por el talón que se hubiese transformado en el asiento de su fuerza, si no hubiera cedido. La consecuencia de su firmeza habría sido una recompensa, el incremento de la dignidad que le hubiera designado como apto para el mand0. Se nos ofrece aquí un valioso ejemplo de este rasgo tan genial de la lengua hebraica que puede conferir a una sola palabra los significados más opuestos sin incurrir en contradicciones. La lección que se desprende de aquel episodio tan relevante de la historia humana es que las circunstancias en sí no determinan nuestra historia.

 

 El suplantador, Ya'acov, nuestro tercer patriarca, por la fuerza interior que le confirieron las virtudes de los dos anteriores, supo coger por el talón al hermano de mentalidad grosera, que sólo veía el llamado "lado práctico" de las cosas, lo inmediato lo concreto y tenía afectivamente sojuzgado a su padre, como suelen hacerlo los amantes de la fuerza bruta con los meditativos que ven en ellos a invencibles dominadores, vencedores de las contingencias. Ya´acov, que nació dispuesto a ser dueño de la autoridad, comprendió que el poder radica en la voluntad y no en una circunstancia como el hecho de salir el primero del vientre materno. Con esto, se hizo digno de engendrar los jefes de las doce tribus que, andando el tiempo, constituirían nuestro pueblo. Pero, para hacerlo, tuvo que recurrir a un engaño, asumiendo de esta manera, la necesidad de remediar un engaño malintencionado con otro, necesario y muy gratificante para él, pero doloroso, porque engañar a su propio padre no debe ser ningún plato de gusto. Ya´acov lo asumió como asumió siempre todo y durante toda su vida. Lo suyo era "Equev", o sea, agarrar r el talón, suplantar y asumir las consecuencias, al precio, por cierto, de ser él también víctima de un engaño cuando su boda, puesto que una hermana suplantó a la otra. Esto también lo supo asumir porque las exigencias del "Equev" las llevaba siempre activadas en el alma: Es algo que nos legó a sus descendientes, porque, a trancas y barrancas, en algunas ocasiones y con inflexible fidelidad en muchas otras, hemos sabido seguir existiendo a lo largo de los siglos, asumiendo todas las consecuencias de ser "un pueblo aparte, que no se puede contar entre las naciones." Para conseguirlo, nos hemos visto a menudo en el brete de recurrir a alguna jocosa astucia. Os citaré una de ellas porque se refiere directamente al patriarca Ya´acov y a mi esposo de bendita memoria que se llamaba Diego, según una tradición familiar que se remonta a la alta Edad Media, cuando se formaron las lenguas peninsulares. El nombre Ya´acov, por efecto de una evolución fonética normal, se transformó en "yago", de forma que los cristianos gallegos llamaron a su apóstol Santo Yago pronunciándolo "Santiago", que algunos cortaron erróneamente, creyendo que era San Tiago. .Loa Judíos, deseosos de dar a nuestros niños un nombre que reconociéramos fácilmente, sonorizamos la "t" y fabricamos el nombre "Diego" que, durante tiempo no llevaron los cristianos.

 

 Ahora, dejándonos de anécdotas y resumiendo lo anterior podemos afirmar que el secreto de "Equev" es que se puede transformar la debilidad en fuerza, con tal de asumir los propios compromisos. Esto es precisamente lo que El Todopoderoso explica a los Benei-Israel por el órgano de Moshé, desde el principio de nuestra parashah, cuando insiste sobre la proporcionalidad que lógicamente, debería existir entre la obediencia a la Torah y las bendiciones recibidas del Cielo, siendo las segundas efecto de la primera, cosa que va a resultar imposible por la costumbre que tiene el Pueblo Elegido de apartarse de la senda marcada y rebelarse contra los Mandamientos divinos, haciéndose acreedor a la humillación de deber su bienestar a la depravación de otros pueblos, idólatras y degenerados. Moshé lo deja bien patente en su discurso.

 

 De todas formas, si Israel se muestra capaz de portarse decentemente, como se lo manda su Elohim, lo cual, por cierto, es muy fácil, porque el Eterno nunca exige nada que no sea factible con un mínimo esfuerzo e, incluso, sin él todas las bendiciones le envolverán en un manto de dicha. Esto, por cierto, es muy fácil. Practicar la Torah está al alcance de cualquier persona o grupo de buena voluntad. El Eterno no exige ni sacrificios horribles, como el Moloj, ni privaciones, ni flagelaciones, ni esterilidad voluntaria, ni la renuncia a ninguno de los placeres de la vida, siempre que el ser humano no los transforme en vicios. La Torah es muy fácil de cumplir: Si nos molestáramos en hacerlo, lo comprobaríamos en seguida. Las dificultades, las angustias y las tensiones, las introducimos nosotros en nuestras vidas, primero por las perpetuas dudas a las que dejamos agarrarnos por el talón: Nos preguntamos si el Eterno, por casualidad, no sería injusto al tolerar que unos nazcan pobres o enfermos mientras que otros disfrutan de los privilegios que nos están negados a nosotros, sin advertir que semejantes "privilegios" son casi siempre el "talón", el punto débil de quienes los reciben, pero son incapaces de disfrutarlos. ¡Cuántos niños nacidos y criados en países ricos, cubiertos de toda clase de bienes materiales, e incluso, instruidos en la religión, están siempre descontentos, aburridos, necesitados de cuidados psicológicos y acaban deshaciéndose la salud con drogas o alcohol! No se preguntan qué va a ser de sus propios hijos. Conozco a una guapetona veinteañera, culta, políglota y capaz de tocar muy bien el violín, que tiene un buen empleo en una empresa prestigiosa. Ella no tiene vicios y no se droga, pero reprocha a sus padres, en los términos más soeces, el haberla "aburrido y oprimido con la práctica religiosa que le prohibía comer cerdo, como todo el mundo e ir a la discoteca en Shabbat". Cuando la madre le objetó: Mira el mal ejemplo que estás dando a tu hijito, ella contestó que su hijo no podrá reprocharle semejantes malos tratos, porque ella no se los inflige. No llega a imaginar que, igual, sin llegar a reprochárselo, porque no es imposible que él, sí respete a sus padres, lamentará no haber recibido una educación religiosa y buenos ejemplos. Esto será la consecuencia de haber entregado el talón a la frivolidad y a las rabietas de todos los mimados. También conozco a un hombre que se aproxima a los sesenta años y que padeció poliomielitis de pequeño. No podía jugar con los demás niños que, en muchas ocasiones se reían de él y le hacían sufrir físicamente. De una u otra dolencia, ha estado casi toda su vida enfermo, lo cual no le impidió cursar estudios y convertirse en ingeniero químico. Su mujer y él se quieren como el primer día o más, porque llevan muchos años de amor. Tienen hijos y nietos: Ahora mismo, el pobre hombre tiene que aguantar una quimioterapia muy desagradable: Es un ser encantador, culto, inteligente, bondadoso, cuyas reflexiones sobre la Torah son de una profundidad admirable y ser amiga suya es todo un privilegio. Siempre le insto a que escriba sus vivencias y reflexiones, pero, de momento, su modestia se lo impide. Cuento con vosotros para pedir a Hashem que se la disminuya un poco.

 

 Si estos dos ejemplos sirven para ilustrar el mensaje básico de nuestra parashah, habré alcanzado mi objetivo al referíroslos. Creo que muestran como nuestra vida es consecuencia del modo que elegimos de utilizar nuestros puntos débiles. Podemos ceder a la presión de la moda y de los discursos delirantes que instan a nuestros contemporáneos a poner sus caprichos por delante de todo y a enfurecerse cuando encuentran alguna traba en el camino del egoísmo y de la autocomplacencia, pero que les acarreará una insatisfacción cada día mayor y un auto desprecio creciente. ¿No sería, acaso, más sensato asumir la responsabilidad de considerar la adversidad a la que El Todopoderoso nos somete como una oportunidad de superar el dolor y el desaliento?. La Torah es un camino, es dictada a Israel a lo largo de un camino. Tachar al Eterno de injusto cuando no nos gustan nuestras circunstancias es presentar nuestro talón a la mano desaprensiva del Satán, que no tardará ni un segundo en asirlo.

 

 Por otra parte, como lo acabamos de mencionar, la Torah es fácil de practicar, no nos exige nunca nada que no sea factible por cualquier ser humano, incluso el que no está dotado de facultades intelectuales superiores. No exige la renuncia a nada, nos permite gozar de todas nuestras funciones fisiológicas siempre que no nos entreguemos a la perversión, no nos exige privaciones. En lo único que se muestra algo restrictiva es en el consumo de animales. Ahora bien, si se compara la dieta casher, que se puede respetar siendo vegetariano, lo cual es la solución cuando no se tiene alguna carnicería judía a mano, sin contar que se puede echar Mano, también de muchos pescados que se venden por todas partes, si se compara, digo, con las estrambóticas dietas recomendadas por algunos nutricionistas, la cashrut es un mimo. Quienes se quejan de sus exigencias, no deben de recordar loa años de la guerra, cuando los niños de tres años suplicaban por tener un trocito de pan. Un día, mi hermanita dijo:" Sólo quiero un trozo de pan, un trozo pequeño." Y yo contesté:"¡Yo me comería la mesa!"Con respecto a la comida, es importante recalcar que si bien es tradición en el judaísmo el observar varios días de ayuno repartidos a lo largo del año, ésta no es una imposición toraica y quien no se encuentra en condiciones de hacerlo, está exento. Me contó un rabino que, en una ocasión se desplazó hasta un hospital para exigir a una anciana en exceso cumplidora que se alimentara el día de Yom Kipur. La Torah exige que los Benei-Israel se humillen en Yom Kipur, no que ayunen. Os estoy hablando de la Torah Escrita. No manda nada que no pueda hacer cualquiera. La Torah es la expresión de la Bondad, del humanitarismo más acendrado y del Amor, el sublime Amor de Hashem por sus criaturas. 

 

 Hashem sabe que su Torah es perfecta y fácil de observar. El la ha hecho, precisamente, para que la humanidad la tenga al alcance de la mano cual utensilio inalterable que le oriente en el camino y le conduzca por vía segura hasta la puerta del Paraíso que siempre está abierta a quienes saben amar-Le, es decir obedecer-Le disfrutando de todos los dones de la vida. Ha elegido a un pueblo con la intención de implantar en este mundo una colectividad ideal y ejemplar. El cumplimiento de la Torah no es asunto individual, sino colectivo. Se entiende, porque los asuntos individuales no se extienden a todos los ámbitos de la existencia, no abarcan, por ejemplo, la organización administrativa ni, sobre todo, el trabajo conjunto, sin el cual ninguna sociedad puede mantenerse en pie. El individuo no puede sobrevivir sin los demás cuyo trabajo le permite cubrir sus necesidades. Son éstas reflexiones triviales, que pueden parecer infantiles, pero que no son ociosas en una época como la nuestra en la que mucha gente, al disponer en su hogar y en su puesto de trabajo de toda clase de aparatos personales, cree n o necesitar a sus congéneres, olvidando que los aparatos se los tiene que hacer alguien, como el pan. La regla de vida ha de enfocarse en el marco de la colectividad y, por lo tanto dar un lugar privilegiado a la solidaridad. Por poco que lo pensemos, comprenderemos que, en realidad, el individuo tiene una existencia muy precaria. Ya lo hemos subrayado en otras ocasiones: "Aní" que es el pronombre "yo" y "Ain" que significa "no existe" están formados por las mismas letras. Todos juntos constituimos una unidad que es la Humanidad, por lo que está dicho:"Amarás a tu prójimo como a ti mismo" y, en el seno de la Humanidad, debemos ser la colectividad santa, Israel. Israel es Ya´acov, el que suplanta a los idólatras, porque si no fuera así la idolatría seguiría teniendo derecho de residencia en este mundo. Si me objetan que a que a los judíos nos han suplantado en innumerables ocasiones, contestaré que no. Nos han usurpado, es innegable, pero la usurpación supone la imitación. Se podrán desvirtuar nuestros valores y nuestras costumbres, pero no suplantarlos, porque el Equev es nuestra fuerza.

 

 Nos queda por constatar que el Eterno tiene confianza en Israel. Todas las advertencias de Moshé lo demuestran. Nadie previene de un peligro a quien está inhabilitado para soslayarlo. Se nos previene porque podemos ser vencedores y, hablando en términos familiarmente humanos, podemos justificar el Optimismo del Eterno con respecto a nosotros. Lo haremos, nos portaremos bien, justificaremos el segundo párrafo de la Shem´á que, con el añadido de unos versículos que prometen las victorias militares y la invencibilidad al pueblo cumplidor, clausura la parashah, describiéndonos como tendremos de todo en abundancia, si sabemos cumplir con la Santa Torah por cuyo don bendecimos Hashem.

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