Barranquilla Cali Honrar al Shabat encendiendo velas 18 minutos antes de la puesta del sol del viernes.Este mandamiento único, confiado a la mujer judía, es rico en significados y contenidos. Es muy importante saber la hora exacta del encendido de velas, ya que bajo ninguna circunstancia esta permitido encenderlas después de la puesta del sol. ç Resumen de la Parashá Nos relata esta parashá el momento en que Yaacobescapándose de Esav,camino de Beer Sheva a Jarán ala casa de la familia de su madre, estuvo en el Monte Moriá,el lugar donde su padre Itzjak fue llevado como una ofrenda, y el futuro sitio del Bet Hamikdash (Templo), donde durmió una noche. Tuvo un sueño proféticoen el que por una escalera que llegaba hasta el cielo, ángeles ascendían y descendían. Entonces se le apareció el Todopoderoso prometiéndole la Tierra de Israel, que entregaría a su descendencia, la cual sería como el polvo de la tierra y que él sería el padre de una gran nación, cuidada por la protección Divina. Al despertarse, Yaacob tomó la piedra que le sirvió de almohada y la puso como un altar al Eterno. Llamó a ese lugar Bet El. Asimismo prometió que al regresar a la casa de su padre, daría a Hashem el diezmo de todos sus bienes. Yaacob en su camino a Jarán encontró un pozo de agua, y observó tres rebaños de ovejas alrededor del pozo junto a sus pastores. A ellos les preguntó de dónde eran y si conocían a Labán. Y ellos dijeron conocerlo y le señalaron que también ahí se encontraba su hija Rajel con sus ovejas. Se acercó Rajel al ser vista por Yaacob y él le dio de beber a sus ovejas y se presentó como familiar que era. Ella fue corriendo a avisar a su padre, y le dio la bienvenida a Yaacob y como éste se había enamorado de Rajel, Labán le impuso que trabajara para él durante siete años para posteriormente casarse con Rajel. Yaacob después de esos siete años de labores, fue engañado por Labán pues al momento de casarse le cambió a Rajel por su hermana Leá. Yaacob no obstante se casó con Leá y después otros siete años de trabajos para Labán, se casó con Rajel. Leá dio a luz a Reuvén, Shimón, Leví y Yehudá, las cuatro primeras tribus de Israel. Dado que Rajel era estéril y le da a Yaacob su dama de compañía Bilha,y ésta concibe a Dan y a Naftali. También tuvo hijos con la sirvienta de Leá, Zilpá, y así nacieron Gad y Asher. Posteriormente Leá volvió a tener hijos, naciendo Isajar, Zebulún y Dina. El Eterno escuchó las plegarias de Rajel y la bendijo con el nacimiento de Yosef. Yaacob se convirtió en una persona muy rica. Y decidió que ya era tiempo de alejarse de Labán y así, en su ausencia, tomó a sus esposas, hijos y todos sus bienes y volvió a su hogar, a la tierra de Israel. Pero al enterarse, Labán lo persiguió alcanzándolo en las montañas de Guilad. Pero Hashem se le apareció en un sueño durante la noche y le advirtió que no intentara hacer regresar a Yaacob a Jarán. No obstante Labán le inquirió sobre el haber partido tan rápidamente y también lo acusó por haberle robado sus idolatrías, asunto sobre el que Yaacob no sabía pues fue Rajel quien lo hizo para evitar que su padre continuara con esas prácticas. Labán a pesar de haber tratado de encontrarlas, no lo logró. Yaacob y Labán acordaron pacíficamente, y se separaron. Yaacob continuó su viaje hacia el enfrentamiento con su hermano Esavy en su camino encontró ángeles del Todopoderoso y a ese lugar lo llamó Majanaim. Tomado de: http://www.mesilot.org/esp/resumen/vayetze.htm Vaiesé - Estirar las alas y volar... "Vaiajalom, vehiné sulam musab arsa, vebroshó maguía hashamaima; vehiné malajé Elokim olim veioredim bo; vehiné Hashem nisab alav, vaiomer hiné Hashem… vehiné Anojí imaj, ushmartija vejol asher telej... lo eezveja ad asher im asiti et asher dibarti laj." "Y soñó, que había una escalera apoyada en la tierra y su cabecera llegaba hasta el cielo; y los ángeles de Elokim subían y bajaban por ella; Y Hashem estaba sobre el y le dijo: Yo soy Hashem... voy a estar contigo y voy a cuidarte en todo lo que andes... no te abandonaré hasta que haga lo que dije respecto a ti" (Bereshit 28:12, 13, 15) Un niño observaba la oruga de una mariposa que intentaba abrirse paso a través de una pequeña abertura en el capullo. Estuvo largo rato contemplando cómo se esforzaba. Al ver su gran esfuerzo, decidió ayudarla y con una tijera ensanchó el orificio del capullo y la mariposa salió fácilmente. Pero su cuerpo estaba blanquecino, era pequeño y tenía las alas aplastadas. El niño esperaba que, en cualquier momento, sus alas se abrieran y se echaría a volar. Pero no. La mariposa se arrastraba lastimosamente su cuerpo débil y sus alas encogidas y al las pocas horas quedó sin vida. Aquel niño no comprendió que el esfuerzo era necesario para que la circulación sanguínea de su cuerpo llegara a las alas y todas sus extremidades. Justamente, es el esfuerzo lo que necesitamos en nuestra vida. Si Hashem nos permitiese vivir sin obstáculos, quedaríamos inválidos. Nunca llegaríamos a nuestra plenitud. Y enseña el Rebe Najman de Breslev, que esto no es solamente para temas físicos o materiales, sino principalmente en temas espirituales. Existen fuerzas de tumá (impureza) que impiden al Iehudí acercarse a Hashem, como la cáscara que rodea a la fruta. Estas cáscaras que nos rodean se presentan como deseos físicos o materiales, inconvenientes y complicaciones. Nublan nuestra percepción de Hashem, de Su presencia y Sus favores, y nos confunden respecto de la apreciación del mundo y de la vida. Uno de los principales ejemplos de esta confusión, es respecto de la definición del éxito. Solemos creer que el éxito se mide en función de los logros; cuantos mas logros uno obtiene, más exitoso es. De esta manera, no importa el esfuerzo, ni los intentos fallidos, ni tampoco importa los "medios" para obtener los logros. Esto puede ser más o menos aceptable cuando se trata de asuntos materiales, siempre y cuando sea lícito dentro de la Halajá (ley Judía), éticamente correcto y respete las normas legales del país. Pero aplicar esta "regla" para medir los logros espirituales, es un rotundo error. Nuestros Sabios nos enseñaron que el éxito se mide según el esfuerzo, mientras que el logro es solo un regalo de Hashem, un estímulo para seguir invirtiendo nuestros esfuerzos en Avodat Hashem (servicio al Creador). En caso de no poder lograr el objetivo deseado, esto no es debido a que no sea para nosotros o que Hashem nos esté rechazado, sino a que Él quiere nuestro esfuerzo y solamente debemos persistir. El Rebe Najman va más allá, y nos enseña que, para que la persona pueda ascender espiritualmente, es natural pasar por un descenso, donde se incrementan los pensamientos negativos y las dificultades. Esto es debido a que las fuerzas de la impureza se "despiertan" y se refuerzan para no permitirle ascender. Y en esto se pueden equivocar los que quieren servir a Hashem, cuando ven que se acrecientan las dificultades. Y así, cuando la persona se mantiene en su voluntad de servir a Hashem y se fortalece a pesar de su descenso y vence a sus deseos y sortea los inconvenientes, se produce el crecimiento espiritual. Pero si la persona cree que Hashem no quiere su servicio, y se desanima, entonces el descenso se convierte en una caída. En esencia, el descenso es un Jesed (bondad) de Hashem, para que logremos el objetivo a través de nuestro propio esfuerzo. Pera fortalecernos en la voluntad de servir a Hashem y romper con la kelipot que nos rodean, y así poder acceder al siguiente nivel, el Rebe nos aconseja: recordar la grandeza de Hashem, los favores que hizo con nosotros hasta ahora, los logros que nos hizo "saborear", alegrarnos por ello y alegrarnos con alegría de Mizvá (preceptos), alegrarnos al recordar que tuvimos el mérito de haberLo servido, aunque sea poco, en lo que logramos servirLo, de habernos podido acercar a los Sadiké Emet (verdaderos Justos) y las Mizvot (preceptos) que logramos hacer hasta ahora, las palabras de Tefilá (plegaria) que pudimos decir o el estudio de Torá que logramos. Y esto es lo que Rabí Natan encontró en el sueño de Iaacov: Y soñó, que había una escalera apoyada en la tierra y su cabecera llegaba hasta el cielo, este es el camino de Iehudí desde el nivel inferior hasta el superior en el que debe ascender nivel a nivel, escalón a escalón, como en una escalera; y los ángeles de Elokim, que son los servidores de Hashem, o sea, nosotros, subían y bajaban por ella, los que se mantienen fuertes, los que aprovechan los descensos para crecer, ellos suben por ella, mientras que los que se rinden y no se fortalecen ante los descensos, bajan por ella misma; Y Hashem estaba sobre el y le dijo, nos hizo saber muchas veces mediante los Sadikim: Yo soy Hashem, yo puedo hacer esto que te estoy diciendo, ... voy a estar contigo y voy a cuidarte en todo lo que andes, Hashem nos garantiza que cuando nos ponemos fuertes y nos esforzamos a pesar de los descensos, Él va a ayudarnos hasta que lleguemos al nivel superior... no te abandonaré hasta que haga lo que dije. Basado en las enseñanzas del Rebe Najman de Breslev (Likuté Moharán I:25 - Likuté Halajot - hiljot Mataná 4) AHORA O NUNCA Vamos a estudiar algo que siempre trae cuestionamientos, siempre dijimos que nosotros debemos "comenzar", hacer el primer esfuerzo, y que Hakadosh Baruj Hu se ocupará del resto, la pregunta que siempre hacemos es hasta dónde llega nuestra parte... Y también lo aprendemos de Iaacov Avinu. Dice la Guemara en el tratado de Julin (91b) que en el versículo "y salió Iaacov de Beer Sheva y fue a Jarana" nos afirma que Iaacov ya ha llegado a Jaran. Y la Guemara le pregunta a esta afirmación: ¿cómo podemos decir que llegó a Jaran si en el versículo siguiente dice que Iaacov "se encontró en El Lugar (el Har Hamoria, donde se constuiría el Beit Hamikdash) y durmió allí", dándonos a entender que este encuentro fue en el camino y no después de llegar a destino.
| La Guemara contesta que Iaacov llegó a Jaran y allí dijo: ¿pasé por El Lugar donde rezaron mis padres y no me detuve a rezar? En el momento en que decidió regresar, Hashem "movió" la tierra e inmediatamente se encontró en El Lugar. Ahora la pregunta es nuestra: ¿por qué Hakadosh Baruj Hu esperó hasta que Iaacov llegó a Jaran, y recién allí lo hizo volver mediante un milagro, acortándole el camino? ¿No podía Hashem haberle hecho recordar que ese era el momento y el lugar para rezar cuando pasó por allí la primera vez? De aquí aprendemos algo muy importante que está escrito en el tratado de Shabat (104a): "el que viene a purificarse, recibe ayuda..." Solamente cuando surge la necesidad en la persona, cuando resolvemos emprender el objetivo y estamos en el estado de "ba leitaer", venir a purificarnos, entonces aparece la "siata dishmaia". El primer paso es nuestro, por eso, todo tiempo que Iaacov Avinu no pensó ni resolvió que debía rezar allí, no tuvo ayuda de parte del Cielo. Y esto resulta muy significativo, la parte que nos toca, el comienzo de una acción, o simplemente nuestra firme decisión puede ser algo muy pero muy pequeño. Jazal nos enseñaron: "abrime una pequeña puerta como el agujerito de una aguja...", a Iaacov Avinu le alcanzó con tomar la firme decisión de volver para que la siata dishmaia le acortara el camino de vuelta. Y cuando llegó allí, Hakadosh Baruj Hu cambió la naturaleza e hizo que oscureciera antes de tiempo para que Iaacov pueda dormir y hablar con Hashem en sueños. Y en esa conversación, el Bore Olam le garantiza a Iaacov cosas para su futuro y para las próximas generaciones del pueblo de Israel. Todo esto hubiera perdido sin ese "despertar", sin esa necesidad y convicción para volver al lugar donde rezaron sus padres. Muy difícil es para nosotros pensar que si se nos presentara la misma situación haríamos lo mismo que hizo Iaacov Avinu. Después de una travesía de catorce años, de haber estado estudiando sin descanso en la Ieshiva de Ever y haber llegado a Jaran, seguro que no vamos a resolver volver hacia atrás en un camino tan largo. No podemos negar que nos sentiremos muy apenados por no haber rezado en el mismo lugar que rezaron nuestros padres, pero de ahí a decidir emprender la vuelta estamos muy lejos. Como mucho, podemos comprometernos para el futuro, que si volvemos a pasar por allí, tratemos de no olvidarnos nuevamente, pero no más que esto. ¿Y por qué Iaacov Avinu no se comportó como nosotros hubiéramos hecho? Esto tiene relación con lo que escribimos al principio. Un hombre que se considera "servidor de Hashem" tiene la voluntad de llegar a alcanzar una categoría muy alta, y no le tiene miedo a los desafíos. Cuando Iaacov recuerda haber pasado por donde rezaron sus padres siente la inmediata necesidad de volver y toma la resolución sin demorarse. Esa firme decisión es lo que llamamos abrir el agujerito tan pequeño como el agujerito de la aguja y así la persona entra en el estado de "ir a purificarse", lo que la hace merecedora de la siata dishmaia. Este es el secreto del éxito. Lo primero, como ya nos extendimos el año pasado, el reconocimiento de nuestras grandes posibilidades de realización, como se dice "querer es poder". Con la voluntad verdadera aparecen las fuerzas, y con ellas podemos "construir enormes mundos espirituales". Ahora, cuando queremos y resolvemos entrar en acción, ya vimos que aparece la siata dishmaia. Por otra parte, es probable que en el Cielo estén esperándonos tesoros gigantescos de siata dishmaia y nosotros, "durmiendo" dejamos pasar nuestra oportunidad. Es lo que casi le pasó a Iaacov Avinu cuando pasó la primera vez por El Lugar que rezaron sus padres y no se dio cuenta. También puede ser que todo se resolvería solamente después de haber pasado y haber resuelto volver. Y esto nos demuestra que entre el fracaso y el éxito hay una distancia muy pequeña, y que todo depende de nosotros y de nuestra volundad. Pero ojo, decir que depende de nosotros no quiere decir que dependa de nuestra fuerza, sino sólo de nuestra decisión, dar el primer paso, no pensemos ni por un momento que el éxito es nuestro, El Unico que hace TODO, después de nuestro primer empujón es Hakadosh Baruj Hu. Lekaj Tov. EL ARMA MAS PODEROSA ESTA EN NUESTRO PODER "Y salió Iaacov..." (Bereshit 28,1) Explica Rashi: salió de allí, y con él se fue el brillo, la belleza, el esplendor... No llamamos a una cosa hermosa o esplendorosa sino cuando fue realizada sin fallas, como encontramos en la orden que Hashem nos hace en cuanto al etrog: "el hermoso fruto del árbol", es el etrog, y todos sabemos cuanto buscamos cada año, cuanto nos preocupamos por conseguir un lindo etrog, no solamente que sea apto para la bendición, sino que sea más, que podamos llamarlo esplendoroso, muchas veces sin importar desembolsar más dinero del que pensábamos. Hay otra cualidad que llamamos "presencia", algo que cuando los demás ven, sienten que influye sobre ellos. Y una tercera, que tiene la propiedad de "encender" la llama que está a veces apagada, en el interior de la gente. Iaacov Avinu tenía estas tres características, y, debemos decir que para que un talmid jajam se considere como tal, es obligatorio que también las tenga. El rab hagaon Eliahu Lapian ztz"l viajaba en un tren con un alumno desde Ierushalaim hasta Haifa, y el alumno le preguntó con toda su inocencia si era necesario recitar el "Tefilat Haderej", la bendición para el camino. El rab, sorprendido le contestó, en forma de pregunta: ¿Qué pensabas? Seguro que hay que bendecir. Un rato más tarde, el rab fue al baño y al salir le hizo una seña a uno de los guardianes del tren para que reuna a todos los guardianes. De pronto, al ver a todos los guardianes juntos, los pasajeros que estaban cerca supusieron que algo ocurría. El rab les dijo: yo voy ahora a bendecir "Asher Iatzar" (que recitamos, por ejemplo, después de hacer nuestras necesidades corporales) y ustedes contestarán "Amen". Para mayor sorpresa de todos los que ya escuchaban sorprendidos la insólita petición del rab, los guardianes aceptaron la propuesta con gusto. Y el rab, dijo su bendición como su costumbre, palabra por palabra, en voz alta, y todos contestaron en grupo con un fuerte "Amen". Cada uno de los guardianes volvió a su puesto y el rab a su asiento para continuar con su estudio. Como media hora después, el tren frenó en forma muy súbita. Después aclararon sobre el gran milagro que ocurrió: había una bomba en las vías y cuando el conductor se percató atinó a detener el tren, y logró frenarlo sólo a unos pocos metros de la bomba. Ahora, ya habían desmantelado el artefacto pero nadie quería pensar lo que podría haber pasado. Había mucho "murmullo" en todos los vagones, y todas las miradas ahora se dirigían al rab Eliahu, que seguía estudiando como si nada hubiera pasado. Todos atribuían el milagro a la fuerza de la bendición que el rab había pronunciado media hora antes. El rab, sentía que algo pasaba, y le pidió a su alumno que le explicara por qué la gente hablaba en voz tan alta. Cuando supo qué pasaba, el rab intentó desviar los pensamientos de la gente (echarle a otro la "culpa" del milagro) y le dijo al alumno: ¿Y?, ahora decime vos, ¿hace falta o no recitar la Tefilat Haderej?!! El que no estuvo en ese tren nunca vio la influencia de un talmid jajam sobre la gente. Uno de los guardianes dijo más tarde: solamente con la bendición "Asher Iatzar" de rabi Eliahu es posible lograr el retorno a nuestras fuentes en forma completa... Este relato, lo contó el rab hagaon Itzjak Silverstein Shlita a su nieto, después de haber pasado una situación comprometida al estar muy cerca de un atentado. El niño sentía mucho miedo y preguntó: "Abuelo, ¿cómo podemos sentirnos fuertes con estos malvados?" Por eso, el abuelo le contó sobre la bendición del rab Lapian, para tranquilizarlo. Querido, le contestó, tenemos un "escudo invencible", hasta ahora creía que al sentir miedo decíamos "Shir Hamaalot Mimaamakim..." (Tehilim 130), ahora sé que también podemos bendecir "Asher Iatzar" con concentración. ...y contestar Amen... Alenu Leshabeaj. Tomado de: http://www.judaismohoy.com/article.php?article_id=1073 El misterio de los cuatro mundos La sección de la Torá denominada "Salió" –Vaietzé-, contiene una gran cantidad de misterios encerrados en los versículos que la integran. Los mismos tienen que ver con diferente aspectos de la creación. Uno de esos misterios revela las dimensiones del mundo, incluyéndose una proyección gradual hasta el nivel más alto de los Cielos. Asimismo se encuentra aludido el misterio de la plegaria y el enorme efecto que la misma produce. Ya que al emanar del corazón del individuo y salir por su boca, atraviesa todos los mundos de la creación, hasta llegar al Cielo. Y en el caso en que hubiere sido pronunciada con la debida concentración, servirá de ascensor incluso a los ángeles celestiales. Una cita reveladora Veamos inicialmente lo que nos revelan los primeros versículos de la sección, y después comenzaremos a analizarlos para develar los misterios anunciados. Está escrito: Jacob salió de Beer Sheba y se dirigió hacia Jarán. Se topó con el lugar y allí pasó la noche, pues el sol se había puesto; tomó de las piedras del lugar y las dispuso en derredor de su cabeza, y se recostó en aquel lugar. Y soñó, y he aquí que había una escalera colocada sobre la tierra cuyo extremo llegaba hasta los Cielos; y he aquí que ángeles de Dios subían y bajaban por ella. Y he aquí que El Eterno estaba parado sobre él y dijo: «Yo soy El Eterno, Dios de Abraham, tu padre, y Dios de Isaac; la tierra sobre la cual yaces a ti te la daré y a tus descendientes. Tu simiente será como el polvo de la tierra y te extenderás, hacia el oeste, el este, el norte, y el sur; y todas las familias de la tierra se bendecirán en ti y en tu descendencia. He aquí que Yo estoy contigo; te guardaré dondequiera que vayas y te devolveré a esta tierra; pues no te abandonaré hasta que haya hecho lo que he hablado a tu respecto». Jacob se despertó de su sueño y dijo: «Ciertamente El Eterno está presente en este lugar, ¡y yo no lo sabía!». Y tuvo miedo, y dijo: «¡Qué terrible es este lugar! ¡Ésta no es otra que la Casa de Dios, y ésta es la puerta de los Cielos!». Jacob se levantó temprano a la mañana y tomó la piedra que había colocado en derredor de su cabeza y la puso como pilar; y vertió aceite en su cúspide, y llamó al lugar Bet-El; sin embargo, Luz era el nombre original de la ciudad. Jacob hizo un voto, diciendo: «Si Dios ha de estar conmigo, ha de guardarme por este camino que voy; dándome pan que comer y ropa que vestir; y si retornare en paz a la casa de mi padre, y si El Eterno ha de ser un Dios para mí, entonces, esta piedra que he colocado como pilar será la casa de Dios y todo lo que me des habré de diezmarlo para Ti» (Génesis 28:10:22). El enigma de la topada Apreciamos que la sección comienza con la declaración: "Jacob salió de Beer Sheba y se dirigió hacia Jarán. Se topó con el lugar y allí pasó la noche, pues el sol se había puesto" (Génesis 28:10-11). Observemos detenidamente la expresión: "se topó con el lugar". Advertimos que no consta el nombre del lugar con el que se topó. Sin embargo, observando la forma en que está puntualizada la preposición que antecede a esta palabra en el original hebreo, obtenemos un dato concreto. Apreciamos que aparece la vocal denominada "pataj". Esta puntualización indica que se refiere a un lugar en especial, el cual fue mencionado en otra cita. En otras palabras: la expresión: "con el lugar", en el original hebreo, está escrita de este modo: "bamakom". Y la letra inicial de este término, que es "bet", está vocalizada con el símbolo denominado "pataj". Esta puntualización, como se dijo, posee un significado lingüístico particular, es decir, indica un lugar en especial, mencionado en otro sitio. Y este lugar es el Monte Moriá, en el cual Dios le había ordenado a Abraham presentar a su hijo Isaac. Como está escrito: Y fue después de estos hechos que Dios puso a prueba a Abraham, y le dijo: «Abraham», y él respondió: «Heme aquí». Y Él dijo: «Toma por favor a tu hijo, a tu único hijo, a quien amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriá; ofrécelo allí como ofrenda sobre una de las montañas que te diré». Y Abraham se levantó temprano a la mañana y ensilló su asno; llevó con él a sus dos jóvenes y a Itzjak (Isaac), su hijo; partió leña para la ofrenda y se paró y fue al sitio acerca del cual le había hablado Dios. Al tercer día, Abraham alzó sus ojos y vio el lugar desde lejos (Génesis 22:1-4) (Gur Arie en Génesis 28:11). Revelación tras revelación Ya sabemos que "el lugar" alude al Monte Moriá. Veamos ahora que significa "se topó". Este concepto en el original hebreo está escrito: "vaifgá". Y el mismo posee dos connotaciones: una es toparse, tal como consta en el libro de Josué: "se topó -ufagá- con Davashet" (Josué 19:11). Y también significa "orar". Tal como consta en el libro del profeta Jeremías: "no te dirijas a mi en oración -tifgá-" (Jeremías 7:16). De acuerdo con la segunda connotación se aprende que Jacob estableció en ese momento la plegaria nocturna (Talmud, tratado de Berajot 26b). Ahora bien. Si el término "vaifgá" posee dos connotaciones, y una de ellas es "orar" que es la que se aplica en este caso, ¿por qué no está escrito directamente "vaitpalel" que significa únicamente "orar" y no posee una doble connotación? Enseña que fue la intención indicar también una enseñanza respecto a la otra connotación de la palabra "vaifgá", que es toparse. Esta enseñanza se refiere al trayecto recorrido. Indica que se le acortó el camino y la Tierra se comprimió y fue hacia él. Es decir, Jacob se dirigió hacia allí, y la Tierra –del Monte Moriá- fue hacia él y él se topó con ella (Rashi; Lebush Haorá). El día que el sol se puso antes A continuación está escrito: "pues el sol se había puesto". Es decir, llanamente significaría que la puesta del sol fue la causa por la cual Jacob se acostó en ese lugar. Sin embargo, no es posible decir que la intención del versículo era esa, pues es natural en los caminantes que procedan de ese modo cuando cae la tarde. Siendo así, ni siquiera era necesario escribirlo. Y es más, si en realidad esa hubiese sido la intención de la cita, debería estar escrito: "se puso el sol y durmió allí". Entonces, ¿qué indica en realidad esta declaración? Se aprende que, el hecho de que sol se puso fue la causa por la que Jacob durmió allí; pero no se puso del modo habitual, sino repentinamente, antes de su tiempo habitual, para que Jacob pasase la noche allí (Rashi, Mizraji). Una fusión de piedras Seguidamente está escrito: "Tomó de las piedras del lugar y las dispuso en derredor de su cabeza, y se recostó en aquel lugar" (Génesis 28:11). Y más adelante está escrito: "Jacob se levantó temprano a la mañana y tomó la piedra que había colocado en derredor de su cabeza y la puso como pilar; y vertió aceite en su cúspide" (Génesis 28:18). Se observa que arriba está escrito: "tomó de las piedras" en plural; y a continuación: "tomó la piedra", en singular. ¿Qué significa esta incoherencia? Enseña que dispuso varias piedras en derredor de su cuerpo para protegerse de las fieras salvajes. Pero en medio de la noche, éstas contendieron entre sí. Una decía: "que este justo coloque su cabeza sobre mi", y la otra decía: "que este justo coloque su cabeza sobre mi". Esto causó que inmediatamente Dios las convierta en una sola piedra (Rashi; Midrash Tanjuma Vaietzé). Una revelación singular y auténtica A continuación está escrito: "y se recostó en aquel lugar" (Génesis 28:11). Otra novedad asombrosa. Se trata de un disminución. Es decir, en aquel lugar sí se acostó, pero los catorce años que estuvo en casa de Ever no durmió por la noche, porque se ocupaba de la Torá (Rashi). Es decir, jamás se acostaba a dormir en una cama, sino solamente dormitaba un poco, y seguía estudiando (véase Maskil le David). ¿Y de dónde se sabe que estuvo en la casa de Ever estudiando Torá? Esa dato lo recibieron los sabios por tradición, como fue estudiado en el tratado talmúdico de Meguilá: nuestro patriarca Jacob estuvo oculto en la casa de estudios de Ever catorce años (Meguilá 17a). No obstante, este dato también está aludido en los versículos de nuestra sección. Observad lo que está escrito al comienzo de nuestra sección: "Jacob salió de Beer Sheba". "Salió de Beer Sheba" en el original hebreo está escrito así: Se aprecia que las letras finales de estas palabras forman el nombre: "Ever". Indica que Jacob estuvo oculto en casa de Ever (Baal Haturim). Además, calculando el valor de las letras finales de la expresión: "Jacob salió de Beer Sheba" más la inicial de "Sheba" es posible observar que Jacob estuvo en casa de Ever 14 años (véase Baahl Haturim, Génesis 28:10). El sueño de Jacob Seguidamente se describe en la Torá lo acontecido durante el tiempo que Jacob estuvo acostado en el lugar: "Y soñó, y he aquí que había una escalera colocada sobre la tierra cuyo extremo llegaba hasta los Cielos; y he aquí que ángeles de Dios subían y bajaban por ella" (Génesis 28:12). Esta escalera avistada por Jacob revela secretos trascendentales. Observemos un par de ellos: Ángeles está en plural. O sea que se trata de al menos dos. Y como había ángeles que subían y ángeles que bajaban, significa que eran por lo menos cuatro (Talmud, Julín 91b). Ahora bien, considerando que el ancho que abarca un ángel equivale a 2.000 parasangas, resulta que el ancho de la escalera era igual a 8.0000 parasangas. En otras palabras una parasanga equivale en medidas actuales a 3,84 kilómetros, por lo que 8.000 parasangas equivalen a 30.720 kilómetros. Ese era el ancho de la escalera. O sea el diámetro total del mundo en el que vivimos, incluyéndose el espacio de la atmósfera de la Tierra, hasta la frontera donde se expande el aire terrestre. O sea, esta escalera revela el ancho del mundo. Otro detalle La escalera llegaba desde la Tierra hasta el Cielo. Es decir, se revela aquí la altura de la escalera y paralelamente la de la creación. Un dato realmente trascendental. Para conocer los pormenores de este detalle nos dirigimos al Talmud. En el tratado de Jaguigá consta: El rey Nabucodonosor no se conformaba con reinar sobre el mundo y decidió ascender a los Cielos. Dijo: «Subiré sobre las alturas de la nube, y seré semejante al Altísimo» (Isaías 14:14). Rabán Iojanán ben Zakai señaló: Cuando dijo esto surgió un eco celestial que le respondió: «Malvado, hijo de un malvado, descendiente del perverso Nimrod: ¿Cuánto vive una persona? ¡Setenta años! Como está escrito: Los días de nuestra vida son setenta años, y si son fuertes ochenta años (Salmos 90:10). ¿En ese breve lapso de tiempo pretendes llegar hasta lo Alto?» Seguidamente se narra acerca del momento en el que del Cielo le comunicaron la distancia que debería recorrer para llegar a destino, lo cual es imposible para una persona común: Desde la Tierra hasta el Cielo –inferior– hay una distancia de quinientos años. En tanto el espesor del Cielo es también igual a una distancia de quinientos años. Y lo mismo acontece con cada uno de los Cielos, hay entre ellos una distancia igual a quinientos años (Talmud, tratado de Jaguigá 13a). Esta distancia es considerada de acuerdo con lo que un individuo medio camina diariamente. Es decir, diez parasangas (Talmud, tratado de Pesajim 94a). Siendo así, quinientos años equivalen a 1.825.000 parasangas. Y una parasanga equivale a 8.000 codos, lo que traducido a una unidad de medida actual sería aproximadamente 3,65 kilómetros. En otras palabras en quinientos años un individuo recorre aproximadamente 6.661.250 kilómetros. Ahora bien, dado que existen siete Cielos, y hay ocho espacios entre ellos, cuyas distancias son equidistantes, resulta que en total hay desde la Tierra hasta el final del último espacio del último Cielo, quince espacios de quinientos años (Tosafot). Un mundo extraordinario Seguidamente se prosigue en el Talmud con la descripción de las distancias que existen tras atravesar todos estos Cielos. Para ello se describen los panoramas que suceden a este sistema mencionado. Se comienza con el detalle de los seres vivientes avistados por Ezequiel en la maravillosa visión Divina que le había sobrevenido. Como está escrito: Aconteció en el año treinta, en el mes cuarto, a los cinco días del mes, en momentos en que estaba yo en medio del exilio junto al río Kevar, que los Cielos se abrieron, y vi visiones de Dios. A los cinco días del mes, durante el quinto año de la deportación del rey Joaquín, sobrevino la palabra de El Eterno a Ezequiel hijo de Buzi, el sacerdote, en la tierra de los caldeos, junto al río Kevar y sobrevino sobre él el poder de El Eterno. A continuación está escrito: Observé, y he aquí que un viento tempestuoso venía del norte, y una gran nube con un fuego calcinante, y alrededor un brillo resplandeciente, y en su interior una deflagración de fuego refulgente. Y en su interior el aspecto de cuatro seres vivientes. Y esta era su apariencia: poseían semejanza de hombre. Cada uno poseía cuatro caras y cada uno poseía cuatro alas. Sus pies eran un pie alineado, y la planta de sus pies como planta de pie de becerro; y centelleaban como cobre resplandeciente. Poseían manos de hombre debajo de sus alas a sus cuatro flancos, y sus caras y sus alas por los cuatro flancos. Sus alas se juntaban una con la otra –para cubrirse el rostro–. No giraban cuando marchaban, sino que cada uno caminaba en dirección de su rostro –pues poseían un rostro en cada flanco, y no necesitaban girar para marchar en cualquier dirección–" (Ezequiel 1:1–28). En el Talmud se señala: Estas son las medidas de los seres vivientes avistados por Ezequiel: Por encima de los Cielos se encuentran los seres vivientes sagrados. Sus pies poseen una medida equivalente a todos los Cielos. Los tobillos de los seres vivientes poseen una medida equivalente a todos. Las piernas de los seres vivientes poseen una medida equivalente a todos. Los muslos de los seres vivientes poseen una medida equivalente a todos. Las caderas de los seres vivientes poseen una medida equivalente a todos. Los troncos de los seres vivientes poseen una medida equivalente a todos. Los cuellos de los seres vivientes poseen una medida equivalente a todos. Las cabezas de los seres vivientes poseen una medida equivalente a todos. Los cuernos de los seres vivientes poseen una medida equivalente a todos. Lo declarado indica que cada parte del cuerpo de los seres vivientes sagrados se duplica íntegramente. Es decir, dobla completamente la distancia que hay hasta la parte precedente. En otras palabras, la medida de los pies de los seres vivientes sagrados equivale a las medidas de los siete Cielos, más los ocho espacios que hay entre ellos. Los tobillos de los seres vivientes sagrados equivalen a las medidas de los siete Cielos, más los ocho espacios que hay entre ellos, y la medida de los pies. Y del mismo modo, cada una de las partes subsiguientes dobla a todo lo anterior (véase Mijtav Mieliahu jelek 3). Una imagen realista de un aspecto abstracto Si uno tratase de imaginar el aspecto de estos seres vivientes supondría que se trata de seres deformes. Pues los tobillos miden el doble que los pies, las piernas el doble que los tobillos, los muslos el doble que las piernas, las caderas el doble que los muslos, el tronco el doble que las caderas, la cabeza el doble que el tronco, y los cuernos el doble que la cabeza. Sin embargo, esta focalización que uno podría intentar disiente de la realidad. Ya que en verdad los seres se van volviendo cada vez más espirituales. Por eso las distancias se duplican constantemente durante el ascenso. Se trata de la visualización esquemática de lo material en proyección gradual, orientando hacia un plano netamente espiritual. La conversión absoluta de lo material Seguidamente se prosigue en el Talmud con lo que hay por encima de los cuernos de los seres vivientes: Por encima de ellos se encuentra el Trono de Gloria. Las patas del Trono de Gloria poseen una medida equivalente a todos –los espacios anteriormente mencionados–. El Trono de Gloria mismo posee una medida equivalente a todos. La manifestación del Altísimo Rey viviente, ensalzado y encumbrado mora sobre todos ellos. «¿Y tú –Nabucodonosor– dices: Subiré sobre las alturas de la nube, y seré semejante al Altísimo? Al sepulcro descenderás, a los confines del pozo» (Isaías 14:15). (Talmud, tratado de Jaguigá 13a). Revelaciones sensacionales Hemos apreciado la altura que hay desde la Tierra hasta la cúspide de lo Alto. Y este asunto está aludido en la escalera del sueño de Jacob. Y también estaba incluida la dimensión de toda la Tierra. Y si analizamos un poco más profundamente el asunto, hallamos un dato más que es sumamente relevante: Dios plegó debajo de Jacob toda la Tierra de Israel. Esto se lo aprende del versículo que narra el sueño de Jacob en el que aparecía esta maravillosa escalera: "Y he aquí que El Eterno estaba parado sobre él y dijo: «Yo soy El Eterno, Dios de Abraham, tu padre, y Dios de Itzjak (Isaac); la tierra sobre la cual yaces a ti te la daré y a tus descendientes" (Génesis 28:13). Se aprecia que está escrito: "la tierra sobre la cual yaces". Indica que Dios plegó toda la Tierra que le daría debajo de Jacob (Talmud, tratado de Julín 91b). Secretos de la escalera Evidentemente que el sueño era extraordinario y la visión de la escalera contenía secretos magníficos y trascendentales. Veamos como combinar estas revelaciones mencionadas para aplicarlas y ascender al Cielo como en el sueño de Jacob. Se mencionaron cuatro ángeles, los cuales requieren cuatro peldaños, en una escalera que subía al Cielo. Y previamente, antes del sueño de Jacob, se habló de la instauración de la plegaria nocturna, que completaba las tres plegarias diarias. Pues sus ancestros habían instaurado ya dos, tal como se lo enseña en el Talmud: Abraham había instaurado la plegaria matutina, y Isaac la vespertina; y ahora Jacob había completado el régimen con la plegaria nocturna. En otras palabras, se alude aquí a la escalera mediante la cual se puede subir al Cielo a través de la plegaria. Para ello deben atravesarse los cuatro peldaños, que aluden a cuatro mundos espirituales. Entonces sí, a través de esta plegaria emitida por nuestras bocas, podrán subir los peldaños incluso los ángeles celestiales. Pues la voz de los justos conforma una escalera para que suban por ella los ángeles celestiales (Baal Haturim Génesis 28:12; Zohar I 266b). Veamos más detenidamente lo relacionado con los cuatro mundos espirituales y el modo mediante el cual la plegaria emitida por nosotros asciende a lo Alto |
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