EMOR - El Pilar del Rigor, por Malcah 5768 de Josefina Navarro - Friday, 16 de May de 2008, 12:32 | |
B''H De Malcah para la Quebutzah Comentario a la Parashah Emor 10 de Mayo de 2008 5 de Iyar de 5768 20 de 'Omer EL PILAR DEL RIGOR Hay dos pilares en el judaísmo. Se encuentran a ambos lados de la columna central que constituye el canal de la relación entre Israel y Hashem. En la parasháh Quedoshim visitamos el pilar de la Benevolencia, regido por la dulce bondad. En la parashah Emor, en cambio, trabamos conocimiento con el pilar del rigor donde impera la severidad. Con esta característica, no es de extrañar que los capítulos 31, 32, 33 y 34 de Vayqrá, es decir los que la compnen, vayan dedicados en buena parte a los Cohanim para quienes la Torah, como ya hemos tenido oportunidad de constatarlo, es extremadamente exigente. Buena prueba de rigor es la prescripción de la cuenta del 'Omer que figura en el capítulo 23 (versículos 15 y 16) ¿Hay acaso, algo más riguroso que una cuenta? Además el 'Omer es un período de luto. Después de la alegría de Pésaj, la progresiva recogida de la nueva cosecha está asociada a la tristeza. Puede que este mandamiento de asumir algo paradójico esté ligado a la remembranza de todo lo que se ha dejado atrás, incluso en una liberación. Por otra parte, la cuenta creciente potencia la sensación de alejamiento. Muy a menudo se ha relacionado el paso del Mar Rojo con un parto y la Sefirat Ha'Omer con los días de purificación de la mujer, porque el Zohar, libro básico de la Kabbalah, publicado por primera vez en el Siglo XIII por Moisés de León, y en Sefarad, así lo interpreta. En este sentido, el período del 'Omer se podría comparar con la depresión post parto, que es a la vez nostalgia del embarazo y cierta angustia ante la responsabilidad de sacar adelante al recién nacido. Tanto en el caso de la maternidad, como en la travesía del desierto, la depresión es adaptativa, permite caminar con paso firme y dentro de una senda recta hacia la asunción dichosa de las nuevas condiciones de vida. Los días que median entre Pésaj y Shavuot son también días de gran unión entre el pueblo y los levitas y cohanim, porque la cuenta del 'Omer la hacen todos los tres estratos de Israel. El pueblo esta vez participa muy directamente en la vida de rigurosas exigencias impuesta por el Eterno a la descendencia de Aarón. Mientras van recogiendo la nueva cosecha y preparando la gavilla de la ofrenda vegetal, los Benei Israel constatan, con agradecimiento infinito al Eterno, que la tierra ha dado su producto (así se dice en el Salmo 67 que se reza cada noche despué de la cuenta) y los cohanim recuerdan que con el trigo nuevo se va a hacer el pan de santidad que ellos comerán después de presentarlos al Eterno. La verdad es que se podría indagar muchísimo más en esta relación tan profunda que se establece entre Israel y los sacerdotes durante la marcha hacia la fiesta de Shavuot y, como siempre en el judaísmo, a cada paso, se encontrarían implicaciones más hermosas y asombrosas. Por hoy, tendremos que limitarnos a estas modestas reflexiones cuyo objeto es simplemente permitirnos ampiar un poquito nuestra admiración por la sabiduría de Hashem y nuestra gratitud por Su magnánima condescendencia. ¿Quienes seremos nosotros, pobres criaturas pecadoras, pretenciosas, reivindicativas y egoístas para que El, El Todopoderoso, cuya Sabiduría es total y absoluta, El, El Eterno que resplandece en la infinitud de Su Propia Expresión, tenga la suprema Bondad de dirigirnos la palabra y de cuidarnos? Lo único que podemos decir es que, a pesar de nuestras deficiencias, en numerosas ocasiones, tratamos sinceramente de obeecer-Le y que, en el fondo del alma, sabemos muy bien que, en la religión no hay nunca ninguna prescripción fantasista, simplemente pintoresca o folclórica. Comprendemos que el Pilar del Rigor es tan hermoso y fecundo como el Pilar de la Benevolencia y que ambos flanquean el tronco del Árbol de la Vida. ¡Bendito Sea Hashem, Cuyo Rigor nos mantiene en la consciencia de que El nos hace capaces de venerar-Le! Queridos amigos, este año la fiesta de Pésaj ha coincidido con una serie de fiestas laicas que han dificultado las compras... en fin, que estuvieron a punto de dar al traste con la organización doméstica de una judía pobre. Además una lumbalgia muy dolorosa me atacó sin previo aviso. El resultado es que llevo retraso en mis escritos. Os ruego que me lo perdonéis y que confiéis en mi testarudez para recuperar el ritmo cuanto antes. Con mi agradecimiento os mando un cariñoso abrazo a todos. Malcah |
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