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 | Dolor, dolor quién calmará y consolará este dolor. |
| Dolor, dolor quién calmará y consolará este dolor. No es la opinión de un experto, pero tampoco la de un ciego. Dolor, dolor es el que se experimenta al ver las imágenes de la televisión transmitiendo el desalojo. Junto con mi esposa lloramos como dos niños, y tan lejos que estamos (Chile), mientras los noticieros presentaban la desocupación como un avance para la paz, paz que cada vez se ve más distante a pesar de los esfuerzos que han realizado las autoridades para conseguirlo. ¿Por qué a pesar de todo, la paz no llega? ¿Quién puede explicar que soldados judíos entraran a casa de judíos para desalojar a sus hermanos judíos? Es casi inconcebible que después de tanto tiempo las autoridades israelíes no comprendan que el camino de paz que ellos han trazado se distancia cada vez más de la paz que se requiere. No es la entrega de fragmentos de la tierra de Israel la que va a garantizar el bienestar y un proceso de paz verdadero. ¿Qué obra puede prosperar cuando se aleja de la Toráh? No nos engañemos ninguna, por muy gloriosa que esta parezca. El desalojo puso en la mirada internacional, la suspicacia: “Por alguna razón les pasa, es que esa tierra no es de ellos” tirando por la borda no sólo el sacrificio de miles de familias judías, sino más terrible aún validó el discurso engañoso de los árabes empeñados en ocupar la tierra que le es propia a Israel. Israel no se entiende sin su tierra, déjenme señalar lo siguiente, aunque las palabras fueron proferidas con odio hacia los judíos ponen de relieve la relación indiscutida del Pueblo Judío con la Tierra de Israel (Las palabras del enemigo se pueden transformar en bendición así como las palabras de Balaam. Harían bien nuestros enemigos prestar atención al menos a las mulas, ya que hablan más sabiamente y pueden aprender de ellas). Dijo Fichte en una ocasión: “…reconquistad la tierra prometida (Erezt Israel) y enviadlos a todos allí”. Aunque los propósitos fueron otros vale en cuanto a establecer la relación de Judíos con Erezt Israel. Por tanto, ¿Qué lógica persigue ceder y ceder terreno que legítimamente fue ganado, que además las pruebas históricas respaldan ampliamente su pertenencia y pertinencia? Sin embargo, esto no es lo más relevante, lo más significativo es el distanciamiento de la Toráh, y claro está de la voluntad de HaShem, que he indicado con anterioridad. Es esa la razón más determinante que da fe que este intento por conquistar la paz será inútil. A pesar de lo que he expuesto, respecto a la inutilidad de esta iniciativa gubernamental israelí por generar un proceso de paz, creo con toda firmeza que HaShem está encendiendo en nuestro corazón la fe para volver y afirmarnos en sus palabras y finalmente experimentar el tiempo de la Geuláh.
Elgar Utreras Solano. Chile. |
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