23 mayo 2008

parashah: KEDOSIM - La Exaltación, por Malcah 5768

KEDOSIM - La Exaltación, por Malcah 5768
de Josefina Navarro - Friday, 23 de May de 2008, 12:27
  
Shalom amigos
 
Ya saben ustedes que con las festividades de Pésaj, la salud algo tocada de Malcah y las dificultades logísticas presentadas, pues vamos con un cierto retraso y trastorno en el orden con los comentarios semanales. Esperamos que pronto Malcah pueda ponerse al día y mientras tanto, les rogamos paciencia y aun con retraso que disfruten de los comentarios de Malcah. Aquí les dejo el correspondiente a Kedoshim.

B''H

De Malcah para la Quebutzah

 

 

                                                                        Comentario a la Parashah Quedosim

del día 3 de mayo de 2008

 28 de Nisan de 5768

13 del Omer

 

 

 

 

                                                LA EXALTACIÓN

 

 

La Parashah que leeremos el sábado próximo, tiene por título una palabra –cuyo poder, de fulgurante generosidad, va mucho más allá de la emoción, de la belleza e, incluso, de la expresividad. Esta palabra es "Quedoshim…(santos) y el Eterno nos la dirige a nosotros. Los Benei Israel, diciéndonos con ella que Él está dispuesto a considerarnos santos, dignos de serlo. Oír esta palabra, leerla, pronunciarla es abrir el alma a la irrupción de la Absoluta Bondad en su seno, es sentirse envuelto en una espiral de vibraciones que nos transporta directamente al aureo palacio de las sublimes alturas.

 

En el texto, la voz "Quedosim" aparece en el decimocuarto lugar, lo cual nos remite al oro, que en hebreo, se dice "zahav" y se escribe  záin, he, beit, consonantes que suman 14. Está pues, bien claro que la ubicación del título de la parashah recalca la opulencia espiritual del mismo.

 

Dicho lo cual, es legítimo preguntarse si las trece palabras que el capítulo están dotadas de algún significado religioso o, si constituyen una simple fórmula introductoria, una figura estilística.

 

Como ya sabemos, trece es el número que se refiere a la unidad. Bajo esta luz, es fácil entender el escordio, ya tradicional en la Torah, pero nunca desprovisto de significado que precede "Quedoshim", está destinado, como siempre, a renovar el influjo de energía que mantiene a los Benei Israel dentro de la Unidad Divina. El Eterno deja bien patente que se está dirigiendo al conjunto del pueblo, sin ninguna exclusión. Sólo después de este planteamiento empleará el plural, "Quedoshim" que designa a todos los y cada uno de los Benei Israel, esta vez en tanto que individuos, integrados a la congregación, pero dotados de personalidad autónoma. La santidad de la congregación viene a ser la suma de las santidades individuales.

 

 

Con esto y con todo,  la Santidad en singular le está reservada a El. Así lo afirma de inmediato al decir: "Porque Yo Soy Santo". Cada uno de nosotros forma parte de los "Quedoshim", pero el Santo es El.

 

La redacción de este hemistiquio tambien contiene otra indicación de gran importancia, que está encerrada en su palabra inicial: "ki" (porque) la Santidad de nuestro Creador es la razón, la Fuente, de nuestra posibilidad, e incluso de nuestra obligación de ser santos. Al comunicarnos este "ki", Hazme hace gala de la más excelsa generosidad: nos compara con El. Nos dice "Sed como Yo". Es una invitación que suscita en el corazón un entusiasmo indescriptible porque exalta nuestra dignidad hasta la máxima altura. El salva el abismo entre nuestra santidad y la Suya.

 

Vienen a continuación la lista de los mandamientos que permitirán ser Kedoshim a todos los israelitas que podríamos llamar "de base", es decir a todos cuantos no tienen obligaciones suplementarias: levitas, cohanim, nazareos, reyes.., ya se sabe que en el judaísmo no existen los privilegios. Se podrá tener más obligaciones que el resto de los Benei Israel, pero nunca menos.

 

Así que, el fundamento de la santidad será lo estipulado en Quedoshim.

 

Nuestra Parashah, tiene otra característica merecedora de atención: su brevedad. Consta de dos capítulos, el 19 y el 20 de Vayqrá (Levítico) que suman 64 versículos. Aprenderla de memoria no supone ninguna dificultad. La persona que, por cualquier motivo se viera, o temiera verse, privada del texto escrito de la Torah, podría llevarse Quedoshim en la cabeza. Como lo acabamos de mencionar, en total son 64 versículos.

 

El número 64, por cierto, al ser 26,  43,  y 82,  representa un eje muy sólido de los esquemas mentales. Es la suma de las letras que componen el verbo "din" (dalet, yod, nun) que significa "juzgar, estimar" y las de "maim zahav" (aguas de oro). Si recordamos ahora  algo que nos llamó la atención muy pronto al interesarnos por la palabra "Quedoshim" y que es su puesto de decimo-cuarta letra del texto, o sea el número que suman las consonantes de "zahar" (oro) y las de David, el rey a quien Hazme prometió la realeza perpetua, concluiremos inevitablemente que esta parashah que infunde el juicio a quienes aspiran a ser santos, es la vía real que lleva a la Morada de Oro.

 

Por otra parte es asombroso constatar lo fácil que resulta cumplir con los mandamientos que vienen dictados en estos 64 versículos. Estamos todos tan acostumbrados  a oír decir que nada hay tan difícil  para el Ser Humano como alcanzar la santidad que,  a menudo lo llegamos a creer. Sin embargo, cuando leemos "Quedoshim", advertimos que, por lo menos en el judaísmo, no es cierto. Sólo se nos exigen cosas perfectamente ejecutables y que, en su mayoría, son preceptos morales que cualquier persona sensata se puede dictar a si misma: respetar a los padres, no robar, no engañar, etc.., Los preceptos privativos del judaísmo: guardar el sábado , no profanar las ofrendas, etc…, tampoco suponen más dificultad que adoptar cierta organización e informarse sobre el modo de cumplir. Conste que me estoy refiriendo a la vida cotidiana en un entorno hebráico. El judío aislado, que vivía lejos del Templo, no podía hacer las ofrendas, pero éstas se sustituyen  por la Tefilah, sacrificio de los labios (rezo) y las otras prescripciones son fáciles de cumplir. Las relaciones sexuales están reglamentadas de un modo que garantiza tanto la vida de la pareja como la dignidad de los hijos. Su cumplimiento depende del amor que se tiene por la esposa y por el esposo. Solo es posible el adulterio  cuando el concepto del matrimonio está adulterado en su raíz, o sea, cuando cada uno cree que su cónyuge le debe algo y ha de responder a determinadas características. Pero, el cónyuge no es una mercancía cuya calidad puede ser defectuosa, es un ser humano de quien se debe cuidar.

 

Por esto, entre otras cosas, es tan importante educar a los hijos en la práctica de los mandamientos: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo", el prójimo más… próximo es el cónyuge.

 

Las Mitzvots relativas a los frutos son fáciles de cumplir: esperar la quinta recolección para comer los frutos de los árboles nuevos es algo factible y bueno para la tierra, que merece nuestro respeto y nuestros cuidados, bueno –par anuestra alma, porque el consagrar la cuarta cosecha al Eterno nos recuerda que Él es Quien nos alimenta y a quien debemos nuestra devoción y nuestro agradecimiento y es excelente para nuestra psique porque nos enseña a controlarnos, y valorar los dones recibidos.

 

Tampoco resulta difícil de cumplir la prohibición de mezclar las especies. En el mundo moderno, que es el crisol de confusión, donde todo se mezcla con todo sin ningún control y sin ningún reparo, se multiplican las enfermedades, aparecen seres monstruosos, la comida está emponzoñada y las catástrofes naturales, asolan mares y continentes. De haber respetado el sencillo precepto toraico de no mezclar las especies, tal vez careciéramos de muchos productos sintéticos y no pudiéramos soñar, con ir a quitar… el sueño, a los marcianos, pero tendríamos una vida bella y pura.

 

Por lo que se refiere a las mitzvot que concierne al consumo de animales, bástenos con decir que la dieta vegetariana es casher. Es la que tenían nuestros padres en el Gran Edén. Así pues, si alguien no puede disponer de un servicio de carne casher, tampoco es ningún drama. En Madrid,  cuando Diego y yo éramos novios, no había carnicería casher. Comíamos vegetales y pescado. No era ningún problema, realmente nadie se sentía oprimido por esta circunstancia.

 

Espero que estéis de acuerdo conmigo. Respetar las prescripciones de Quedoshim es fácil. No se nos exige ayunos agotadores, flagelaciones desgarradoras, ni peregrinaciones a lugares remotos, ni renuncia a los bienes de este mundo, etc…

 

Quedoshim no se trata bien, mucho mejor que la mayoría de las religiones laicas que suelen a sus adeptos unos esfuerzos considerables. Piénsese por ejemplo en el deporte que no sólo requiere unos entrenamientos bestiales a los campeones, sino también sacrificios, gastos, desplazamientos y angustias a la afición.

 

El sectarismo político violento es otra religión laica que obliga a sus adeptos a exponerse a toda clase de peligros, a vivir en la clandestinidad y a aguantar persecuciones, cautiverios y, a menudo torturas. En cuanto al comunismo que ha sido, y es, la más descollante de las religiones laicas (aún más que el nazismo en algunos aspectos) además de sus procesiones alrededor de un mausoleo transparente cuya momia se idolatraba, exigía a los fieles que se sacrificaran de una forma bestial para "abrir el camino a las generaciones futuras" (algo que se ha hecho siempre y sin tanto martirio)

 

Si empezamos a hablar de religiones laicas, no acabaremos. Lo que sí creo importante resaltar es que todas ellas, la delgadez incluida, aplican un principio generalmente indiscutible y que es el siguiente: hacer el bien es difícil, es muy difícil, exige unos esfuerzos ingentes, una voluntad inquebrantable, una fuerza de ánimo a toda prueba, en suma hacer el bien es un asunto de heroísmo. Todo hay que decirlo, este prejuicio no sólo impera en la religiones laicas en las que tiene un papel muy importante, porque permite manipular y controlar a la gente, sino que tiene mucha aceptación en el mismo judaísmo y, probablemente, en otras religiones "religiosas".

 

Sin embargo, cualquiera que lo piense un poco, llegará a la conclusión que hacer el bien es fácil: es seguir los dictados de la dignidad.

 

¿Por qué entonces se extendió el prejuicio del imprescindible heroísmo?

 

Sin duda es una astucia del Satán cuyo discurso siempre tiende a demostrar que el camino de la santidad es muy difícil y no es rentable. El actúa como buen comerciante, nunca va a decir a nadir: "· Mira lo que te vendo es una mercancía de pésima calidad, su adquisición y su uso te resultarán onerosos y sembrarán de dificultades, a menudo insuperables, el sendero de tu vida. Yo te sacaré de la libertad para llevarte a la esclavitud y aunque me acabes por maldecir, tendré buen cuidado de no dejarte escapar". Por el contrario, presenta sus ofertas como chollos. Dice que lo suyo es el camino de la facilidad. Sí, sí, una facilidad engañosa que lleva a todas las desgracias.

 

Los mayores de entre vosotros recordarán seguramente las enseñanzas de nuestras abuelas, cuando siempre nos decían: "el pecado, al principio es un jardín muy bonito, situado en un terreno ligeramente inclinado hacia abajo. Ni te das cuenta. Pero poco a poco, la pendiente se acentúa hasta que, de repente, caes por un precipicio.

 

Si buscamos la facilidad, nos quedaremos con Quedoshim y bendeciremos a Hazme todos los días de nuestra vida por habérnoslo legado, exaltándonos así hasta Su Propio Trono.

 

 

 

 

        

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