02 octubre 2008

parashah: parashat Vaielej, por Rav Moti Maarabi - Vestirnos de personas simples

parashat Vaielej, por Rav Moti Maarabi - Vestirnos de personas simples
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Thursday, 2 de October de 2008, 14:03
 

Parashat Vaielej
Vestirnos de personas simples
por Rav Moti Maarabi

Rabí Levi Itzjak de Berdichev, uno de los más conocidos y queridos primeros líderes del jasidismo, contaba la siguiente parábola para ilustrar la relación entre el Toque del Shofar en Rosh HaShaná y el toque de Shofar en el Monte Sinaí cuando recibimos la Torá: "Una vez, mientras estaba cazando, un rey pasó por un bosque denso y grande. Cuando se encontraba en lo más profundo del bosque se perdió y no pudo encontrar el camino de regreso a casa. El monarca vio varios aldeanos y labriegos, pero cuando les pidió que lo guiaran, éstos no lo reconocieron porque nunca habían viajado por el camino del rey y no estaban familiarizados con él.

"Entonces, el rey se encontró con un hombre sabio y comprensivo y, tan pronto como el monarca le preguntó acerca de la ruta, ese hombre se dio cuenta de que se trataba del rey en persona. Con gran reverencia y respeto el hombre obedeció a su rey inmediatamente. Por ser muy sabio, conocía cada vuelta del camino principal; guió al rey de vuelta al palacio y se ocupó de que éste tomara el lugar que le correspondía en el trono.

"El rey se sintió complacido con este hombre tan sabio; lo designó para ocupar una posición muy importante, más alta que la de todos los otros príncipes y nobles; lo hizo vestir con las mejores ropas y ordenó que sus viejas ropas fueran guardadas como recuerdo entre los tesoros reales.

"Pasaron muchos años. El hombre sabio cometió un serio pecado en contra del rey. Éste se enfureció y ordenó a los principales príncipes y nobles que juzgaran a su antiguo amigo como rebelde en contra del rey. Ahora el hombre sabio se encontraba en una situación desesperante, porque sabía que aquellos que se rebelaban en contra del rey recibían la pena de muerte. El acusado cayó de rodillas ante el rey y le pidió e imploró que, antes de que se dictara la sentencia, se le concediera un último favor: que se le permitiera vestirse con las viejas ropas que había usado muchos años atrás, cuando había conocido al rey en el bosque y que el rey también se vistiera con las ropas que había usado en aquella ocasión.

"El rey accedió a su pedido. Cuando el sabio se puso sus viejas ropas y el rey, a su vez, se vistió con su antiguo traje de cacería, el rey recordó la enorme bondad demostrada por el hombre sabio tantos años atrás. Se acordó de cómo éste lo había llevado de vuelta a palacio y lo había devuelto a su trono; sintió piedad y compasión, y perdonó a su viejo amigo totalmente, devolviéndole su anterior puesto".

"Así ocurrió con nosotros, el pueblo de Israel" -asevera el autor de Kedushat Leví- "en el momento de la Entrega de la Torá, en que el Todopoderoso se la presentó a todas las naciones del mundo, mas éstas se negaron a aceptarla. Pero nosotros, los hijos de Israel, aceptamos la Torá con tal alegría y placer que hasta nos comprometimos a 'obedecerla antes de entenderla'. Asumimos con responsabilidad el 'Yugo del Reinado de D-s', lo hicimos Rey nuestro y nos comprometimos a obedecer Sus mandamientos, Sus estatutos y Su Sagrada Torá" (de la misma manera que el sabio en el bosque devolviera al rey a su reinado).

Todo esto ocurrió hace miles de años, en tiempos de Matán Torá. Y desde entonces hemos transgredido Su Voluntad, y nos hemos rebelado contra Él rutinariamente. Al acercarse Rosh HaShaná, sabemos que nos enfrentaremos a un Juicio, "Iom Ha-Dín". Sabemos también que el juicio tiene "dos caras": la del rigor y la de la misericordia.Y sentimos temor frente a ese juicio que se ha iniciado durante Rosh HaShaná, y que llegará a su fin en el sagrado día de Iom Ha-Kipurím -el Día del Perdón-, pues sabemos también, que Él nos juzgará por todas nuestras faltas expuestas, aunque también por aquellas que no habremos de pronunciar, nuestras "transgresiones ocultas", que de acuerdo al texto de nuestro majzor "también tienes presente ante Ti"...

Del mismo modo que el amigo del rey conocía el castigo correspondiente a un rebelde, así también conocemos que, por derecho, cada hombre debe ser juzgado estrictamente de acuerdo a lo que hizo. Por eso hacemos sonar el Shofar en Rosh HaShaná y en la conclusión de Iom Ha-Kipurím (entre otros motivos): nos "vestimos" con los mismos ropajes que cuando ocurrió la entrega de la Torá, para que D-s recuerde que nosotros la aceptamos y que en el Monte Sinai lo coronamos Rey, por medio del sonido del Shofar...

Estamos en Shabat Shuvá. El sábado intermedio. Nos hallamos transitando los primeros días del año, días que reciben un nombre propio: "aseret iemé teshuvá", los diez días del arrepentimiento. Hacia un lado Rosh HaShaná: el tiempo en que el Rey vino a nuestro encuentro, en palabras del relato.

Hacia el otro lado Iom HaKipurim: el tiempo en que cada uno de nosotros se dirige al encuentro con D-s...

Uno me habla de Juicio y Reino de D-s. El otro me está insinuando el profundo misterio del arrepentimiento sincero... No olvidemos, por favor, ni por un instanste, que este Iom Kipur nos trae a nuestra memoria un nuevo Matán Torá: las tablas de la Ley, las enteras, fueron entregadas el mismísimo día de Kipur... En silencio, en quietud, en plegaria, cada uno elevando su oración hacia el Todopoderoso para que olvide, borre, y erradique definitivamente los aspectos negativos que hicieron a nuestra existencia hasta el momento...

En medio de estas "dos montañas", un Shabat. El tiempo para reflexionar, y volver a mostrarnos tal cual somos, tal como queremos ser, tal como lo soñamos algún día... Un Shabat para elegir "el vestuario más simple, más honesto y adecuado" que nos permita llegar al día de Kipur y, que cuando nos enfrentemos en nuestra soledad con D-s, Él nos reconozca, nos recuerde, y recuerde aquel momento, cuando solemnemente, casi estremecidos y aturdidos, confundidos y emocionados, lo "acompañábamos" a Él a ser Rey, y nosotros su ministro principal.

Es tiempo de Teshuvá. De respuestas múltiples y de toma de iniciativas. Es tiempo de "Shuvá": de retornar, de volver. Volver a ese entonces y volver a vestirnos con las ropas más simples -que no por ello dejan de ser las más bellas-, para lograr el reconocimiento de D-s únicamente. Para que nos permita ligarnos a la vida, al libro de la bendición, la paz, y el sustento. Eso quería insinuar el Rabí de Berdichev. ¿Cómo habremos de presentarnos el próximo Iom Kipur? ¿Qué ropas elegiremos? ¿Cómo haremos para que el Rey nos reconozca? Hay muchas preguntas por cierto. Quiera D-s que también haya respuestas. Por nosotros. Por la vida. Por todo lo que empieza. Para no perdernos más en la espesura de nuestras propias contradicciones, indecisiones y actitudes rebeldes, que no hacen más que alejarnos de un Rey, un Amigo Verdadero, que nos dio todo el poder y la decisión, para hacer de nuestras vidas todo lo feliz que deseamos hacer de ella, o que al menos decimos que queremos hacer de la misma. He aquí el punto de unión. Sólo nosotros sabemos dónde va colocado el "acento"...

"¡Guemar jatimá tová!"


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