11 noviembre 2008

parashah: Fragancias del Alma, por Rav Mordejai Maarabi - Nóaj: Arribar al Jardín

Fragancias del Alma, por Rav Mordejai Maarabi - Nóaj: Arribar al Jardín
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Monday, 10 de November de 2008, 23:55
 

BHN"V

Fragancias del Alma…

"Bati leganí ajotí jalá…" anuncia el amado su inesperado arribo. 'He llegado a mi jardín, mi hermana, mi novia…'. Todos los momentos se reúnen en un instante. El arribo –el llegar al otro- se torna en una improvisada melodía de esperanza y amor. Todas las expectativas rodean las memorias de un encuentro. Porque para los que se aman, cada encuentro renueva el saberse esperado. Y en un mundo extraviado en esperas, la posibilidad del allegarse al otro expresa una suerte de creación.

"Ariti mori im besamí, ajalti ia'ri im divshí…". De repente aromas únicos se desprenden de ese jardín. Perfumes que nacen de un tiempo pasado y regresan para inundar el escenario de la vida. El sabor dulce de la miel se abre su camino entre el paladar de los amados. Todo parece querer retornar como antes…Como siempre. 'Pude oler el bálsamo y la mirra, entonces sentí dentro de mí, la dulzura de la miel' recoge el versículo la sensación del encuentro…

Hay un mundo que vuelve a recrearse. El Amado busca entre los hombres, quien Lo ame. Volver a caminar por una tierra devastada que debe volver a ser. Que requiere revestirse de verde y de óleos, de fragancias que inspiran y de vida que prolongue la vida. Un mundo donde 'arribar al jardín' supere la tentación de la transgresión e infunda veneración y dignidad.

Arribamos la presente semana a un tiempo donde el equilibrio pugna por restablecer el sentido de un mundo y de una humanidad. El Creador 'sufre' por Su Mundo. Pero los hombres del mundo no hacen nada por el sufrimiento de los demás. Mucho menos se han preocupado por El Creador. Distancias. Indiferencias. Silencios. No hay un jardín al cual llegar. No hay amor que expresar. El mundo exhala aromas de descomposición. La miel se ha tornado hiel… La desesperanza parece haber ganado la partida…

Destrucción. Diluvio. Pérdida. Volver a fojas cero. No hay hombre alguno entre los hombres. El Creador ha sido 'expulsado' de Su Mundo. Nadie se anima a llegar al jardín. Lo inevitable, conjuga nuevamente lo inevitable. Oscuridad y precipicios regresan a su 'posición'. Por entre todo y todos, un hombre. Un nombre. Una familia. Una esperanza… Aquel que conjuga el consuelo, él mismo, traerá la esperanza. Alguien que regrese 'al jardín'… Que se anime a reconfortarse entre los aromas eternos de lo 'perdido'…Alguien para quien el mundo sepa de nuevo a miel…

Noaj es el hombre. Como su nombre parece insinuarlo, todo descansará en él. Y habrá de sobrevivir para ser historia. Para volver a escribirla. Y allí está. Tras los días –meses- y hasta nos animaríamos a definirlo como eternidad del encierro, Noaj desciende del arca. Y más allá de los temores, se anima a acompañarnos en el versículo del Cantar de los Cantares que inspira nuestra escritura hoy.

Todo está preparado para la reconciliación. Un mundo que reanuda su vivir. Que espera volver a ser junto al hombre. Y exhala aromas de un entonces y trae sabores eternos. Noaj está invitado a compartir. A ser parte y arte del mundo en construcción. El arca fue sólo el diseño primero para sobrevivir. Ahora es tiempo de erigir un santuario… Edificar el hogar. Dar vida a quienes engendró y regir los destinos de lo que será llamada humanidad a partir de él mismo…

¿Y qué hace entonces Noaj? Los invito a continuar con nuestro conmovedor versículo. Su segundo hemistiquio dice: "shatiti ieini im jalaví; ijlú re'ím, shetú veshijrú dodím…".

Para el poeta rey del Shir haShirím, hallar al amado –volver a la vida que destila quien ama- es poder embriagarse de sus sabores y contemplar el mundo desde los ojos de la felicidad… De la alegría profunda y sincera que el brindar junto al vino les depara a los amados el poder 'brindarse'…

'He bebido mi vino junto a la leche; comed mis amigos, bebed hasta la embriaguez, mis amados…'.

Noaj había llevado consigo un fruto único de acuerdo a los sabios del Midrash. Había atesorado junto a él una herencia milenaria…Desde que Adám harishón –el primer ser humano- fue expulsado de aquel jardín maravilloso. Una rama de vid… De aquel Edén que parecía más y más lejos. Y plantó una viña en su nuevo mundo…

Nada mejor. Nada más halagüeño diremos. El hombre en su intento de acercarse a D's, para cumplir Su Voluntad y poder descubrir la propia. Entre los aromas deliciosos del jardín, junto al sabor delicado de la miel, el vino se agrega junto a la blanca leche, para recrear un tiempo pasado que puede –debe- tornarse presente… Como presente y como regalo…

Los amados del Cantar beben hasta la embriaguez… Pero se aman. Cuidemos el vínculo parece insinuar el poema. El éxtasis del encuentro no debe verse agotado por la pérdida de la razón… Por la decadencia. Por el estado cuando el hombre abandona su condición de tal e ingresa en lo infrahumano, que degrada, de denigra, que posterga y que finaliza desdibujando la Imagen y la Semejanza.

Noaj –lejos de los amados- con su vino renuncia al Nombre. Pierde el propio y se aleja de D's. Siente el 'llamado del amado'…'He bebido mi vino junto a la leche; comed mis amigos, bebed hasta la embriaguez, mis amados…'.

El Creador 'permaneció' aguardando por su amado en el jardín… Todo estaba preparado para una gran fiesta. La fiesta del reencuentro. Noaj cayó presa de su vino. Bebió hasta la borrachera. Y allí perdió su sentido. Sus sentidos. Por la vida. Por la construcción del futuro. Por la transmisión de un valor: la alegría que genera el vivir en compañía… Entonces el que fue amado pasa a ser olvidado. Olvidado entre los escombros de una construcción hecha pedazos por su propia mano.

Desde entonces y para siempre, cuando la mano sostiene al vino, la santificación por la palabra propone el 'límite' para la vida… ¡Lejaim!

¡¡Shabat Shalom uMeboraj!

Bebircat Jodesh Tov


Mordejai Maarabi

Centro Comunitario de Punta del Este




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