| בס"ד Perashát Koraj - Calvo 66: 1 – 24
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No te dejes engañar por quien te ofrezca un supuesto "Shalóm" material que deja el alma fuera, ni por quien te proponga un "Shalóm" espiritual que se desentiende de tu vida material
Javerím, queridos amigos, Shalóm: Apenas tres versículos antes del comienzo de nuestra parasháh (Bamidbár -Números- 15:39), leímos: "No sigáis a vuestros ojos y a vuestros corazones, porque vosotros os prostituís tras ellos" (el original hebreo de esta frase no admite traducción alguna al español, de modo que traduzco su sentido).
El verbo "liznót", que hemos traducido por "prostituir", aparece muchas veces en la Toráh y los dichos de los profetas; intentaremos despejar su sentido antes de ingresar de lleno en la parasháh de Kóraj. En su fundamento, refiere al mantenimiento de "relaciones sexuales que profanan lo sagrado" (así, en Bereshít -Génesis- 34:31, cuando Dinah es violada por Shjém y éste arguye su voluntad de desposarla, los hermanos de ella se preguntan: "¿Será nuestra hermana tomada por prostituta?", y deciden castigar al violador). En sentido más amplio, refiere a las conductas humanas, en todos los órdenes de la vida, que profanan la naturaleza sagrada del hombre.
El puente conceptual entre ambos sentidos del verbo "liznót" lo hallamos en Vaikrá -Levítico- 19:29 (la traducción, por supuesto, tampoco es "literal"): "No profanarás a tu hija haciendo que se prostituya, para que no se prostituya la tierra y se llene de maldad". El sentido primero de esta orden es oscuro: ¿a qué se refiere la "prostitución" de la hija, y más aún, a qué la de la tierra? ¿Cómo comprenderlo?
Concurre Rash"i en nuestro auxilio, y nos dice: la "znút" de la hija refiere a "hefkerút", a la vida licenciosa, al estado de abandono moral que hace propicio el desenfreno. Rambá"n (Najmánides), por su parte, opina que se trata de "stiáh": no de mero abandono sino de desvío explícito del camino sagrado; un desvío que puede traducirse, por ejemplo, en la acción de un padre que fuerza a su hija a contraer matrimonio con un hombre por el que ella siente repulsa: de así hacerlo, va a estar estimulando a su hija a todas las conductas impúdicas e infieles que hallan campo fértil en la frustración y el descontento; y podrá decirse de ese padre que ha "prostituido" a su hija. En cualquiera de ambos casos, nos resta acercarnos a comprender qué pudiera ser la "prostitución de la tierra".
Toda acción del hombre (aún toda palabra y todo pensamiento) ejerce influencia sobre su mundo; cada acción nuestra se refleja, de algún modo, en los mundos espirituales, y también en el mundo material. De tal modo, nos enseña la Toráh que la reacción "de la tierra" se manifestará en la misma cualidad de la acción que la produce: ¿Desviaste a tu hija, propiciaste que se desviara del camino sagrado? Entonces, la tierra desviará de tí su bendición, y crecerá en la parcela de otros lo que estaba destinado para tí. Tal explica Rash"i, en el Tratado de Sanhedrín 76a. Así como una mujer dispuesta a ejercer el sexo de modo libertino provoca el deseo de los hombres -y el pensamiento tiende a convertirse en acción-, del mismo modo, los Cielos y la tierra permiten que el hombre les oriente en cuanto a qué es bueno para él: si es la suya una vida de Kedusháh, una vida sagrada, le conducen por las sendas de la seguridad y el bien; si de profanación es su camino, de profanación será su destino.
Armados de esta introducción, nos atreveremos por fin a incursionar en la parasháh de Kóraj (Bamidbar -Numeros- 16:1 a 18:32), que comienza diciendo "Y tomó Kóraj". ¿Qué tomó? Según coinciden en explicar Rash"i, el Midrásh Tanjumah y el Midrásh Rabah, lo que Kóraj tomó es "a sí mismo"; y se colocó fuera del colectivo de Israel, por vía de subvertir los valores fundamentales establecidos por la Toráh y empujar a sus seguidores a profanar el mandato de Hashém.
Kóraj pertenece a los rangos más elevados del pueblo de Israel, y así consta al inicio de nuestra parasháh. Es hijo de Its-hár, que es el segundo hijo de Kehát. Kehát es la rama más elevada de la tribu de Leví: son nada menos que los encargados de trasladar el Arón haBrít, el Arca del Pacto, que lleva dentro suyo las Tablas que trajera consigo Moshéh al descender del Monte Sinai. El primogénito de Kehát es Amrám: su familia ya detenta los dos cargos más importantes en la jerarquía de Israel (Aharón y su descendencia, "cohaním"= sacerdotes, y Moshéh, el gran guía del pueblo). Kóraj malentiende la misión de cada jerarquía: él desea y aspira a honor y majestad, y al desafiar a Moshéh, desafía la palabra del Creador (debemos considerar que, a diferencia de en estos días nuestros de exilio espiritual, nos encontrábamos entonces en tiempos de revelación permanente, en los que no cabía dudar de la palabra que nuestros propios oídos percibían, ni de los milagros de que disfrutábamos explícitamente de continuo). Kóraj desea poder; lo desea intensamente para sí.
Comenta el Zohar al inicio de nuestra parasháh: "Todo quien desea algo que no le corresponde, produce que ese algo se aleje de él. Y no sólo ello, sino que también termina perdiendo lo que sí le corresponde a él". Nos fue dicho hace apenas un rato, pocas frases atrás, advirtiéndonos contra toda forma de prostitución: "No te desvíes, porque si lo haces, también la tierra desviará de tí los frutos que te están reservados". A Kóraj no le basta la riqueza ni el honor que posee. Desea más. Desea todo para sí. Su instinto es más fuerte que su razón y que su fe.
Aprendimos ya en los casos de desviación que han ocurrido desde que salimos de Mitsráim (el becerro de oro; el clamor del pueblo por carne; y recién, en la parasháh pasada, el caso de los espías -Rashi reúne estos tres episodios y el presente, bajo el nombre de "sirajón" = hediondez) que cuando un hombre cae en la tentación de desviarse hacia el camino que abren ante él sus ojos y su corazón, cuando pierde sentido de la realidad y de la Verdad y se deja manejar por sus apetitos, sólo podrá salvarlo a tiempo una alerta íntima de arrepentimiento profundo y completo, o contar con mérito previo suficiente como para que Hashém directamente "le tome de los pelos" y modifique por completo su realidad para brindarle la oportunidad de la enmienda. Mas si ni una ni otra ocurren, quien comienza a cavar bajo sus propios pies, no deja de hacerlo hasta haberse perdido ya en la profundidad atroz de los abismos. Ya Onkelús, el gran traductor de la Toráh al idioma arameo, nos lo insinuó, cuando tradujo el versículo "No sigáis a vuestros ojos y a vuestros corazones, porque vosotros os prostituís tras ellos": para "sigáis" y para "prostituís" utilizó el mismo verbo, enseñándonos que, en el mero hecho de "seguir", de ceder "apenas un poquito" a la tentación de los apetitos sensoriales y de la emoción irracional sin asidero en la Verdad, ya allí se encuentra la semilla del desvío completo, de la "znút", la profanación del alma que se manifiesta en "prostitución". Si diste el primer paso, es casi ya como si los hubieras dado todos; y entonces se llaman igual. Y lo que es válido para el mal, lo es, por supuesto, también para el bien.
No hay un Kóraj al que se pueda correr el riesgo de enmendar dejándolo en su sitio. Una situación de "Kóraj" es una emergencia, tal como una plaga o un incendio. ¿Y qué se hace ante una plaga o un incendio? Para empezar, se limita, se cerca, su campo de acción. En el incendio, se impide que nadie entre. En la plaga, se impide que nadie salga. Recién cuando está firme el cerco que divide entre lo sano y lo contaminado, llega la etapa de ocuparse de lo contaminado de acuerdo a cómo corresponda. "Distínganse, distánciense, de este grupo", ordenó Hashém (Bamidbár -Números- 16:21), mientras la plaga amenazaba avanzar y hacer estragos en el pueblo. Kóraj, entretanto, continúa cavando bajo sus propios pies, intentando poner en ridículo a Moshéh (tal explica Rashi el versículo 16:19). Moshéh comienza a controlar la situación; en el versículo 16:26, ordena al pueblo apartarse "de las tiendas de estos hombres malvados". Momentos antes, había rogado misericordia a Hashém (vers. 16:22): "¿Acaso porque un hombre peque, Desplegarás Tu ira sobre toda la congregación?". Y ahora, nos aprestamos a presenciar la ira sagrada del propio Moshéh, que tras haber rogado misericordia, entrará en acción.
Moshéh, el verdadero guía sagrado, conoce su misión y está dispuesto a cumplirla hasta las últimas consecuencias. Ante Hashém, él pedirá misericordia y piedad hasta el límite mismo en que le sea permitido, aún hasta que el Creador le responda "No vuelvas a hablarme de ello" (Devarím -Deuteronomio- 3:26). Mas sólo el celo que despliega sobre la tierra, le habilita a dirigirse de tal modo en dirección a los Cielos. Ahora es el momento de probarlo. Es contra él que ha focalizado Kóraj su acto de subversión (aunque en el fondo no pueda ser sino contra el Creador, que dirige los caminos de Israel). De modo que advertirá ahora Moshéh (Bamidbár -Números- 16:28): "Con ésto sabréis que Hashém me Envió a realizar todas estas acciones", todo lo que he actuado desde antes de que saliéramos de Mitsráim hasta hoy, "y no nacieron en mi corazón" ni las inventé a mi antojo en modo alguno.
Y proseguirá el Hombre Sagrado -Bríndenos Hashém luz de Verdad de tal magnitud pronto, de nuevo, en nuestros días-, y dirá (vers. 30): "Y será, si Hashém generará una realidad nueva, y la tierra abrirá su boca y los tragará a ellos y a cuanto les pertenece, y descendieron vivos al SheOl (...)". Y como era de esperarse, sucede que (vers. 32): "Y abrió" (o, significativamente, "abrirá") "la tierra su boca, y los tragó a ellos y a sus casas, y a todos los hombres de Kóraj y a toda su riqueza". Rabí Aba, en el Zohar, se sorprende de que esté escrito "Y abrió la tierra su boca", y no diga, en su lugar, que fue Hashém quien abrió la boca de la tierra (como está escrito más adelante, en Bamidbár -Números- 22:28, en el episodio de Bil'ám y su mula: "Y abrió Hashém la boca de la mula"). Mas inmediatamente surge la explicación, del propio Rabí Aba: "Aquí, es Moshéh quien decreta que la tierra abra su boca"; Moshéh, con autorización de Hashém, es quien da la orden. Sabemos que toda palabra que pronunciamos incide sobre la realidad; ¡cuánto más la palabra de un hombre sagrado!. Moshéh acaba de decir, en su advertencia (vers. 30): "la tierra abrirá su boca (...)", y las palabras que salieron de su boca tuvieron valor de orden y decreto que la tierra se apresuró a cumplir.
Séame perdonada una disgresión necesaria: decimos cada día en nuestra plegaria "Atáh Kadósh": "Tú eres Sagrado"; y luego decimos "Kedoshím bejól ióm iehalelúja": "los hombres sagrados te alabarán cada día". Y coronamos la frase con la palabra "sélah". Decir "los hombres sagrados" implica que los hombres podemos ser sagrados, cual es Sagrado el Creador. Y tal refuerza la palabra "sélah", que aparece 74 veces en todo el Taná"j (setenta y cuatro se representa en hebreo con las letras ain-dalet, que conforman la palabra "'éd"="testigo"). "Sélah" es un testimonio enfático, que se proyecta a la eternidad: Moshéh, el paradigma de hombre sagrado, es camino posible a seguir, el más alto de los caminos posibles que podamos brindarnos el inmenso privilegio de seguir.
Llegados a este punto, tenemos la oportunidad de preguntarnos: ¿Con qué herramientas cuentan, hoy como ayer, Moshéh y todos quienes aman la Verdad, para defenderse de cada Kóraj que nos ataca? ¿Con qué contamos para sostenernos sagrados a pesar de tanto apetito primitivo infame que nos ataca sin descanso? Dice el sagrado Zohar que la acción de mal de Köraj es sintetizable diciendo que "entró en majlóket", que produjo división y fractura. División en lo alto y en lo bajo. Y quien busca divorciar lo alto de lo bajo, separar la realidad espiritual de la material, evita la enmienda -el Tikún- de la Creación, y se perderá él mismo, en todos los mundos. Por ello, está escrito respecto de Kóraj y los suyos que "descendieron vivos al SheOl". SheOl es uno de los nombres del "lugar" en que las almas expían sus desviaciones, tras haberse separado de sus cuerpos. El propio nombre "sheOl" es raíz del verbo "interrogar" (lishOl): el abismo del "sheOl" es el de la interrogancia, el de la perpetua oscuridad e incertidumbre, que se opone a las alturas de la Teshuváh, de la "Respuesta" verdadera en que reside, para cada uno, la oportunidad cierta del Shalóm. Diremos, entonces, que la herramienta es el Shalóm, y no es sino la Teshuváh el camino que nos lleva hasta él.
Agrega aún el Zohar: "El mundo no existe sino sobre la base del Shalóm. Cuando Hashém creó el mundo, no había modo en que éste se pudiera sostener", no tenía una "solución de continuidad", "hasta que se posó sobre él el Shalóm". El Shalóm, la paz de la plenitud, del funcionamiento armónico y unido de lo alto y de lo bajo, de lo espiritual y lo material, es la característica constitutiva del Shabát: el ciclo completo, la armonía de Todo, Shalóm material que no se opone al Shalóm espiritual, paz interior y exterior que abreva de lo sagrado. Hasta aquí, hemos reunido armas y herramientas suficientes para distinguir eficazmente, en nuestros tiempos turbulentos, entre las propuestas de Shalóm, de "Paz", que pueden ser verdaderas, de aquellas ilusiones engañosas con que intentan seducirnos quienes sólo buscan resolver el apetito de unas u otras mezquindades infames.
Acaso estés pensando: "Muy bonito todo, y aún cierto. ¿Pero cómo llevamos este pensamiento a la práctica, para producir Shalóm en nuestra vida real?". Ven; atendamos juntos a las palabras del sabio Hilél, sabiendo que ninguna parte de su fórmula funcionará eficazmente en ausencia de las demás. Así nos dice Hilél (Tratado de Avót 1:12): "Sé como los discípulos de Aharón: Ama el Shalóm y persigue el Shalóm, ama a las personas y acércalas a la Toráh".
Con vosotros mis brajót, desde Ieshivah.Net, Rab daniEl I. Ginerman Editor Tomado de: http://eduplanet.net/mod/forum/discuss.php?d=411
Los Rebeldes en el Desierto son Tragados Vivos por Rav Avi Geller "Rabino Moshé, si le place, ¡nos gustaría que resolviera este problema!". Pidió Koraj el hijo de Yitzjar, que era primo-hermano de Moshé. En frente de él había 250 hombres vestidos con prendas azules de cuatro puntas. "¿Debemos poner tzizit con el hilo azul en este tipo de prenda?", preguntó Koraj, haciendo ver que ya eran completamente azules. "Tiene cuatro puntas, ¿cierto?", contestó Moshé de manera afirmativa. Ante esto, todos los 250 hombres se rieron a carcajadas: "Si la prenda es de cualquier otro color, un hilo azul cumple la obligación", dijeron los hombres de Koraj, "entonces, ¿por qué una prenda azul no queda liberada de la obligación?". Luego Koraj continuó: "Otra pregunta, Rabino Moshé. ¿Un cuarto lleno de Torot, necesita una Mezuzá en su puerta?". "Definitivamente", respondió Moshé y nuevamente la multitud se rió: "¡Si un pequeño pergamino puede liberar a un cuarto de su obligación, ciertamente un cuarto lleno de rollos de Torá debe ser suficiente!" (Midrash). * * * Rebelión en el Desierto Nuestra parashá cuenta la historia de la primera rebelión. Koraj un gran hombre, pero sumamente ambicioso, se atrevió a desafiar el liderazgo de Moshé. Es importante aclarar de qué cosa "no" se trataba esta rebelión. A pesar de que Koraj buscaba quitarle el poder a Moshé, él nunca negó que Moshé los hubiera sacado de Egipto, ni que hubiera abierto el Mar Rojo, ni que hubiera bajado las tablas ni que fuera un gran profeta. Estos hechos eran de conocimiento popular en esa época y eran imposibles de negar. Koraj sólo afirmaba que no todo lo que decía Moshé venía directamente de Dios. * * * Agitador De Multitudes Koraj, de la familia de Kehat, se unió a sus vecinos de la tribu de Reuven, (llevando al Talmud a exclamar: "¡Desgracia para el malvado y desgracia para su vecino!") que estaban enojados por que su tribu había perdido el privilegio de ser considerados los "primogénitos". Además, los 250 hombres a los que nos referimos anteriormente eran malhumorados "hijos primogénitos" que habían perdido su estatus después del Becerro de Oro. A pesar de que dicen que la política forma extrañas parejas, esta era una coalición bastante peligrosa, cada uno con su propia hacha para destruir. Dice el Talmud que Koraj también tenía una segunda intención. Él estaba celoso de Elitzafan, el hijo de Uziel, que había sido nombrado príncipe de la familia de Kehat. El razonamiento de Koraj fue el siguiente: El hermano mayor Amram tuvo dos hijos, Aarón y Moshé en posiciones de alto liderazgo. El padre de Koraj, Yitzjar, era el siguiente en la línea de Amram, entonces Koraj (como hijo primogénito de Yitzjar) debía haber recibido la siguiente posición disponible, que era la de príncipe. Pero en vez de eso, fue saltado y resultó elegido Elitzafan (el hijo del hermano menor, Uziel). ¡El plan de Koraj era anular los nombramientos de Moshé para tener la oportunidad de convertirse en príncipe! Entonces empezó a agitar a la multitud, declarando que Moshé estaba actuando por su propia cuenta y que estaba asumiendo todo el poder para si mismo. * * * Cumplir con Tu Obligación Koraj desarrolló una filosofía que todavía es común hoy en día. Koraj alegó, "Toda la congregación es santa, entonces, ¿por qué ustedes se elevan por sobre la nación de Dios?" (Números 16:3) (De hecho, todos los judíos "deben ser santos", como vimos la semana pasada - "Deben ser santos" (Números 15:40) - pero la nación aún no alcanza el nivel de santidad que Dios espera. El libro de Números es una larga historia de la distancia entre la que el pueblo estaba y donde se suponía que debía estar). (Rabino Hirsch) Sigamos el razonamiento de Koraj. Los ejemplos de "la prenda azul" y del "cuarto lleno de Torot" tenían la intención de demostrar un principio. Todos tenemos obligaciones que preferimos no cumplir. Muchas personas tienen la actitud de: "Déjame sólo cumplir con mi obligación mínima, tan fácil y rápidamente como pueda. Si el rabino es piadoso, tanto mejor. Él puede ser designado para cumplir con nuestras obligaciones en lugar de nosotros. Así que asegurémonos de que el rabino sea santo y así podremos disfrutar su mérito". En otras palabras, en el caso de los Tzizit, idealmente toda la prenda debía ser confeccionada de tela azul, sin embargo, un solo hilo azul cumple con la obligación. En relación a las Torot, idealmente todo el cuarto debe estar lleno de rollos de Torá y a pesar de eso, una sola mezuzá cumple con la obligación. Entonces, toda la nación debe ser santa, sin embargo, un solo rabino cumple la obligación de toda la comunidad. Por lo tanto, Koraj pensó que si toda la prenda es azul, entonces no se necesitan los Tzizit; si todo el cuarto está lleno de Torot, entonces no necesitamos la Mezuzá y si toda la congregación es santa, ¡entonces no necesitamos al rabino! Conclusión: ¡No necesitamos a Moshé! (Rabino Shlomo Wolbe) (Esta lógica era incorrecta porque sin importar cuán grande es el grupo de personas, aún así necesitan un líder). * * * Desafío a un Duelo Después de tratar de apaciguar a Koraj y sus hombres sin resultado, Moshé los desafió a un "duelo espiritual". Les presentó una oportunidad para cumplir con sus deseos de convertirse en Sumos Sacerdotes. Ellos tenían que llevar incienso al Tabernáculo y Aarón llevaría también. El incienso que fuera aceptado por Dios sería el que determinaría quién estaba en lo correcto. El incienso era la ofrenda más sublime en el servicio del Templo, quemado completamente casi sin dejar residuo, simbolizando la devoción total a Dios. En Iom Kipur, el Sumo Sacerdote debía entrar al Santo Sanctorum con el incienso en la mano para ofrecerlo a Dios. Sin embargo, había un gran riesgo. De hecho, los hijos de Aarón murieron al ofrecer un incienso no autorizado. ¿Acaso estaban Koraj y sus hombres preparados para arriesgar sus vidas por convertirse en "Sumos Sacerdotes"? * * * El Punto Controversial Moshé alegaba que todas sus decisiones – desde designar a Aarón como Sumo Sacerdote, hasta la elección de Elitzafan como príncipe – eran tomadas por Dios. Koraj reclamaba que Moshé estaba influenciado y que era responsable por sus decisiones. La controversia se decidiría al día siguiente y sólo uno sobreviviría. ¡Este era un duelo a muerte! * * * El Error de Koraj Los rabinos preguntan ¿cómo pudo Koraj, un hombre grande y sabio, estar tan equivocado? La respuesta es que su propia grandeza lo engañó. A través de profecía, Koraj fue capaz de ver que tendría eminentes descendientes. Los famosos Levitas, que posteriormente cantarían en el Templo y que compondrían Salmos que comienzan con las palabras: "Una canción a los hijos de Koraj", eran de su progenie. El famoso profeta Shmuel, quien es igualado a Moshé y a Aarón (en el Salmo 99), también era descendiente de Koraj. Koraj pensó: "¡Con toda esta grandeza reservada para mí, debo ser yo el que sobrevivirá!". Sin embargo, Koraj cometió un error fatal: él se equivocó al no considerar que sus hijos, que al comienzo también estaban involucrados en la controversia, posteriormente se arrepentirían y por eso sobrevivirían y alcanzarían grandeza. En la mente de Koraj el concepto de arrepentimiento n |
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