26 setiembre 2005

Kolót: La viuda de Lindsay, un terrorista del 7-J, culpa a las mezquitas de «envenenar» la mente de su marido

La viuda de Lindsay, un terrorista del 7-J, culpa a las mezquitas de «envenenar» la mente de su marido
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Sunday, 25 de September de 2005, 13:55
  «Algún día tendré que contar a mis hijos lo que ha hecho su padre»
http://www.larazon.es/noticias/noti_int77720.htm

La viuda de Lindsay, un terrorista del 7-J, culpa a las mezquitas de «envenenar» la mente de su marido

Gonzalo Suárez

La viuda del terrorista suicida
«The Sun» sacó ayer en portada la entrevista en exclusiva con la viuda de Lindsay

Londres- La viuda de uno de los terroristas del 7-J rompió ayer su silencio para mostrar su «repulsión absoluta» por las acciones de su marido, que asesinó a 26 personas en el atentado de King’s Cross.

En una entrevista en el diario «The Sun», Samantha Lewthwaite acusó a las mezquitas radicales de «envenenar la mente» de su esposo Germaine Lindsay, un «hombre inocente, ingenuo y sencillo» que cambió repentinamente de carácter meses antes de la matanza. «Algún día tendré que contar a mis niños lo que hizo su padre», dijo la joven, que hace quince días tuvo su segundo hijo.

Samantha reconoció que «el mundo se hundió bajo sus pies» cuando la Policía le informó de que Germaine era uno de los cuatro suicidas que mataron a 52 inocentes en la red de transportes londinense. Sólo entonces comprendió plenamente el profundo giro en la personalidad de su marido, «un hombre pacífico que adoraba a todo el mundo», desde que a finales de 2004 comenzó a frecuentar distintas mezquitas del norte de Londres. «No tengo ninguna duda de que allí le retorcieron la mente y le convirtieron en una persona irreconocible», declaró al diario la mujer, de nacionalidad británica.

Horas antes de los atentados, Samantha había echado de casa a su marido, harta de sus constantes de-sapariciones de los últimos meses, que la habían hecho sospechar que la engañaba con otra mujer. Esa madrugada, le oyó entrar en casa a escondidas y dirigirse al dormitorio de Abdullah, su hijo mayor. Al cabo de un rato, dejó las llaves sobre la mesa de la cocina y salió de la casa al encuentro de sus tres compañeros de célula terrorista. «Estoy segura de que no podría haber cometido los atentados sin ver a su hijo por última vez», explicó la mujer, de 21 años de edad. «Le dio un beso y luego se escabulló para volar por los aires en King’s Cross».

En la mañana del 7-J, Samantha recibió un misterioso mensaje en su móvil. «Siempre te querré, siempre estaremos juntos si Alá quiere», le escribió Germaine. Aunque al principio se extrañó por esta inusual muestra de cariño, en ningún momento sospechó de los planes de su marido, ni siquiera cuando saltó la noticia de los atentados. «No le di demasiadas vueltas porque su comportamiento en las últimas semanas había sido muy raro, simplemente le dije que se metiera en una mezquita y no regresara hasta que volviera a ser el hombre con el que me casé», señaló al diario.

Sin embargo, comenzó a preocuparse cuando pasaron varios días y seguía sin recibir noticias de su marido. Así, trató de llamarle al móvil, pero estaba desconectado. Samantha se consoló pensando que su esposo estaría en una mezquita, reflexionando sobre sus problemas matrimoniales. El 13 de julio, los informativos de televisión dijeron que la Policía había encontrado vínculos entre los terroristas y Londres, Luton y el norte de Inglaterra. La joven comenzó a temerse lo peor y llamó a Scotland Yard para denunciar la desaparición de su esposo. Minutos después, su casa estaba rodeada de agentes antiterroristas que la llevaron a la comisaría para interrogarla.

Tras la sorpresa inicial, la joven ha comenzado a asumir las acciones de su marido, al que conoció por correo electrónico en 2002. Ambos se acababan de convertir al Islam y quedaron por primera vez en febrero de 2003, durante una multitudinaria manifestación contra la guerra de Iraq en Hyde Park (Londres). Desde el primer minuto conectaron a la perfección, así que poco después decidieron casarse en una modesta ceremonia en casa de una amiga y vivir en Huddersfield, cerca de Leeds, la ciudad de los otros tres suicidas: Shehzad Tanweer, Hasib Hussain y Mohammed Sidique Khan, supuesto líder del comando.

Durante unos meses el matrimonio funcionó a la perfección. Hace año y medio, ambos tuvieron su primer niño y poco después se mudaron a los alrededores de Londres. Allí, Lindsay entró en contacto con un círculo de radicales islámicos y comenzó su repentina transformación en un sanguinario terrorista. «Cuando nos casamos éramos uña y carne, creía que había encontrado al mejor marido del mundo», explicó. «¿Qué pudo ocurrir para que se convirtiera en una persona capaz de meter una bomba en un metro y matar a la gente?»

Tras el 7-J, Samantha se encontró sola con un niño de 17 meses y un bebé a punto de nacer. Sin embargo, asegura que apenas ha tenido tiempo para llorar su pérdida. «Cuando pienso en los 52 muertos y en los centenares de heridos, no puedo recrearme demasiado en mi dolor», reflexiona.

Ahora, el máximo deseo para esta mujer es que sus dos hijos puedan crecer en paz, sin sufrir discriminaciones por las acciones de su padre. «Mi marido es responsable al cien por cien de lo que hizo y lo condeno con todo mi corazón», explicó a los reporteros del periódico. «Pero espero que la gente entienda que yo no tuve nada que ver. Yo también soy una víctima».





No hay comentarios.: