15 diciembre 2005

parashah: Parashát Vaishláj, por Rav Menajem Abdeljak: ¡Decí Gracias!

Parashát Vaishláj, por Rav Menajem Abdeljak: ¡Decí Gracias!
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Wednesday, 14 de December de 2005, 23:36
 
Parashát Vaishláj
¡Decí Gracias!

por Rav Menajem Abdeljak

En las últimas semanas estuvimos hablando sobre el tema del Hitbodedut, la necesidad de dirigirse diariamente a Hashem pidiendo y rogando sobre todas nuestras necesidades, espirituales y materiales. Pero el Hitbodedut no consiste sólo en plegarias y oraciones. Es muy importante también, agradecer detalladamente a Hashem por todo los favores que ha hecho con nosotros tanto en lo material como en lo espiritual.
 
Cuando uno sabe únicamente exigir pero nunca agradece es considerado un desagradecido, y, por consiguiente, está más lejos de que sus pedidos les sean concedidos. Además, al no pensar en serio en las bondades que Hashem hizo con él, esto lo desanima de seguir pidiendo ya que le parece que nada de lo que pidió se le otorgó. Sin embargo, si se toma el tiempo para agradecer, se fortalece y sigue esperando la ayuda de Hashem.
 
-¿Sobre que se agradece?  -¡Sobre todo!!
Que triste que solo notamos las cosas buenas cuando se ausentan.
El enfermo -valora la salud y sabe agradecer por ella.  El necesitado-aprecia la abundancia.
 
Si dejáramos de recibir los favores como sobrentendidos, nos vamos a dar cuenta que debemos agradecer por un trozo de pan y una vestimenta, por un techo y una calefacción en el invierno, por la salud y hasta por el sólo hecho de vivir.
 
Cuando oímos que en una determinada zona del planeta hay gente que por distintas razones como guerras, catástrofes ecológicas, etc., carece de las necesidades mínimas para subsistir, o muere de maneras estremecedoras, enseguida valoramos lo que tenemos aunque sea muy poco. Pero mi pregunta es ¿No somos acaso suficientemente capaces para comprender esto sin que nada extraordinario suceda?
 
Si hay alguien que considera que no tiene sobre que dar gracias, le sugeriría que se detenga un par de segundos a pensar en todas las cosas que ocurren en el mundo que a diario vemos y oímos.
 
Continuamente recibimos noticias escalofriantes de distintas partes del globo sobre tragedias de diferentes magnitudes, gente enferma, necesitada de un trozo de pan, de un pedazo de tela, desamparada, sin familias, sin alguien de quien escuchar una palabra de aliento, y como estos podría mencionar más ejemplos tristes y estremecedores, pero confío en su imaginación.
 
Ahora, volviendo a usted, querido amigo, que está en este momento leyendo estas líneas, y gracias al Todopoderoso sus ojos pueden leer y su mente interpretar, sobre la faz de la tierra y no debajo de ella, ¿No encontró aún sobre qué agradecer a su Padre Celestial?
 
Estimado hermano: Haga memoria cuantos contratiempos le tocaron vivir y a pesar de todo hoy se encuentra aquí, acuérdese de situaciones en las cuales todo figuraba que estaba perdido y con la ayuda de Hashem el desenlace fue agradable. Tiene compañeros, familiares, hay quien le pueda dar una mano en un momento difícil. Y si tuvo la felicidad de formar un hogar o traer hijos al mundo ¿No son acaso maravillas y grandiosidades? ¿O por ser cosas comunes cualquiera las obtiene fácilmente?
 
Si se detiene unos instantes a repasar todos sus sucesos, descubrirá que no sólo sería un malagradecido si considera que no tiene razón para alabar a Hashem, sino que no le alcanzará el tiempo para enaltecer y glorificar al misericordioso y benévolo Creador.
 
Ycomo hemos dicho anteriormente, se debe agradecer también por los favores espirituales. Tengamos en cuenta que cada palabra de Torá o Tefilá que tuvimos oportunidad de pronunciar, cada centésimo que dimos a Tzedaká, cada acto de bondad que realizamos, se lo debemos a Hashem. Lo mismo cuando logramos escapar de un pecado, cada ocasión que nos negamos a desobedecer los preceptos de Hashem, cada vez que logramos cuidar nuestros ojos, nuestro pensamiento o nuestra boca, de lo que Hashem prohibió, es gracias a su ayuda.
 
Más allá del hecho que en nuestras manos está la posibilidad de elegir si hacer el mal o el bien, nuestros sabios nos enseñan: El Ietzer Hará se fortalece diariamente para vencer al ser humano y si no fuese que Hashem lo ayuda no pudiera contra él (talmud-kidushín 30b).
 
Es muy posible que a esta altura diga: es cierto, Hashem me dio muchas cosas y tendría que agradecerle, pero yo sinceramente no siento nada, yo estoy acostumbrado a ver sólo lo que me falta, continuamente me doy cuenta únicamente de lo que no tengo y siempre me siento incompleto y confundido. ¿Entonces por que voy a ser falso y agradecer por algo que no siento? ¿No sería un descaro dirigirse a Hashem hipócritamente?
 
Para esta pregunta le daría dos respuestas, primero le diría que busque algo que sí le conforma, algún tema en particular que le llega al corazón y empiece por lo menos con eso y gradualmente descubrirá que su alma comenzó a percibir las bondades de Hashem en diversos aspectos de la vida.
 
Como segundo le revelaré un secreto que enseñó el Rebe Najman de Breslev:
Nuestra insensibilidad a las bondades del Todopoderoso, se debe a que los pecados envuelven y entorpecen nuestros sentimientos.Con nuestra boca, pronunciando palabras santas de Tefilá podemos suavizar el más duro y adormecido de los corazones.

 
Si vamos a postergar la adopción de esta preciosa costumbre hasta que nuestro corazón "se abra" y luego comenzaremos, podremos llegar a esperar eternamente. Sin embargo, si obedecemos y seguimos las lecciones de los Tzadikim, que nos enseñan a rezar con los recursos que disponemos, entonces nuestras Tefilot van a atravesar la más solidificada de las envolturas del alma, y sentiremos la luz y el resplandor de Hashem. En ese momento súbitamente surgirán de lo más profundo de nosotros palabras de oraciones puras y sagradas.
 
Y como siempre, Maasé Abot Simán Labanim – la conducta de nuestros padres son una guía para nosotros. Fíjese como habló nuestro padre Iaakob cuando necesita la ayuda de Hashem ante el inminente encuentro con su hermano, el malvado Esav:
“Pequeños son mis méritos frente a todas las misericordias y toda la verdad que has hecho para con tu siervo, pues con mi cayado (sólo, sin nada más que el bastón) crucé éste Jordán, y ahora poseo ya dos campamentos. Líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esav, porque le temo; no venga acaso y me hiera las madres con los hijos” (Bereshit 32 -11,12). las palabras hablan por si solas. Primero digo gracias después pido más.
 
SHABAT SHALOM

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