10 noviembre 2006

parashah: Lej Lejá

Lej Lejá
de Patricia Starkloff - Thursday, 9 de November de 2006, 20:25
 

BS"D

Lej Lejá

 

El Rebe comenta que una de las diez pruebas que enfrenta Abraham Avinu, es la orden que el Todopoderoso le diera: "Lej Lejá me artzeja...", que se traduce como "Vete para ti, de tu tierra...", Ésta orden, explica el Rebe, es la misma que Di-s le da al alma, que se encuentra bajo el Trono de Gloria, para que abandone su lugar, su residencia, y descienda a este mundo a cumplir su misión.

Y si bien todos tendemos a instalarnos donde nos sentimos cómodos, donde hemos invertido, donde hemos sembrado, donde percibimos, es "nuestro hogar", Di-s, ya desde el inicio de nuestro recorrido, le ordena a nuestra alma: "Muévete, toma lo que has conquistado hasta ahora, y llévalo contigo, porque debes salir e iluminar el mundo..."

El alma Divina, es enviada aquí, ella debe investirse dentro de un cuerpo vivificado por otra alma (el alma animal), y a su vez, es insertada dentro de un entorno (hogar, cultura, tiempo), para que complete su misión.

Si pensamos al alma como un actor, esta orden Divina funcionaría, como si el director deseara que un determinado integrante del elenco produzca cierto cambio esencial en el escenario, entonces le da a este actor, un entrenamiento, un personaje y escenas que lo fortalecerán y provocarán el cambio esperado.

El actor, un buen actor, toma esta propuesta como un desafío estimulante. Un actor mediocre, se siente perturbado por la exigencia y experimenta esta propuesta con apatía, enojo o desesperación.

El alma divina es ese actor. Para que ella pueda, "completar su misión", "elevarse de su nivel", debe bajar a la tierra, investirse en un cuerpo (personaje), y cumplir diferentes y variadas tareas (escenas), tiene compañeros de elenco (familia, entorno), herramientas para concretar el guión (capacidades, talentos, profesión), y por supuesto se enfrenta a obstáculos y pruebas (conflicto dramático) que, con creatividad, deberá abordar, madurar y con la ayuda Divina, resolver (final de escena y aplausos).

El Rebe anterior nos enseña que Lej Lejá es Di-s ordenándonos ir por el mundo para purificar las chispas que le corresponde a cada alma.

Cada vez que un iehudí toma algo en este mundo material (escenario, utilería, escenografía, vestuario, colegas, etc.) y realiza un acto de Torah, dice una bendición, ayuda al prójimo, santifica un vínculo, habla palabras alentadoras o de consuelo, etc.; este iehudí, está literalmente reviviendo a los muertos. Ya que esas chispas de Divinidad, que están apresadas en ese plato de carne, en ese libro, en esas monedas, en la mano necesitada, no pueden ser liberadas hasta que él llega y hace una mitzvá con ellos.

Por eso el "hebreo" debe moverse, por eso la vida judía es tan intensa, por eso un judío observante debe ser tan valiente y tener tanto coraje, porque Di-s, desde el principio, desde la orden dada al primer ivrí, nos obliga a caminar el mundo para despertar la Luz Divina que Él mismo dispersó en el comienzo...

También un buen actor sabrá que si el entrenador, le pone "nuevamente" la misma escena, es porque hay algo en la esencia misma de la escena, que todavía no ha sido depurado, que todavía falta más sabiduría, más imaginación y/o más fe en el Director. Y en lugar de quejarse, irá a los libros, y a los actores experimentados, a estudiar, a investigar cómo abordar este conflicto, intentará y probará y ensayará con todos los recursos que tenga a mano, y cuando ya no tenga recursos, se presentará en la oficina del Director y elevará un pedido (rezo) para que se le administre más ayuda, más herramientas, más tiempo...

Todos los actores quieren el protagónico, y las almas Divinas, "son" las protagónicas absolutas, lideran la liberación de las chispas que Di-s les ha asignado a cada una y son las capacitadas para traer la Redención final.

Pero, el alma animal es nuestro eterno contrincante, y nos llenará la cabeza con "no vale la pena", "por qué justo a mí me toca esto", "hoy no, mañana... tal vez", "esta prueba es demasiado para mí" y otras frases célebres que nos llevan (Di-s no lo permita), a la depresión, a la confusión y a la falta de sentido.

Abraham fue una carroza de Di-s, se vació de ego, y jugó su rol con la maximización del potencial que Di-s había puesto en él.

El judío tiene la herencia de Abraham en su alma y en su cuerpo también, sólo es cuestión de entender que a este escenario se vino a practicar, a intentar, a esforzarse, a ser creativo, a ayudar a los compañeros, a gozar con la tarea, a equivocarse y retornar a las consignas, en síntesis, a este mundo se vino a trabajar.

Los actores sabemos, que aún la escena más dramática de nuestra trayectoria llega a su fin, y por eso somos capaces de llorar, de gritar, hacernos los payasos, sufrir o bailar, porque sabemos que finalmente, cuando culminemos la escena que vinimos a representar, se habrá liberado luz Divina, habremos crecido y estaremos más cerca de la fiesta preparada por el Director para "todo el elenco".

Y es fundamental saber, que ese es el objetivo, elevar el mundo a través de nuestro accionar en él, a través de la ejecución de la Voluntad Divina aquí, para luego pasar al mundo donde todo sea Verdad de Di-s sin ocultamientos.

Para cumplir nuestra labor, para concretar los preceptos, debemos recordar que en la actuación, no existen pequeños papeles, sino actores que, aunque tengan pocas líneas asignadas en el guión, pueden hacer de su tarea, algo memorable.

Nosotros, somos herederos de Abraham Avinu, y a pesar de que sus contemporáneos lo tildaron de "mula estéril" (cuando aún no tenía herederos), nuestro Patriarca no se dejó amedrentar, y selló en su caminar el tiempo y el espacio, una impronta de bondad para toda la humanidad. Aferrado al Director y Guionista Original, Abraham triunfó en su misión de iluminar al mundo, el monoteísmo se instaló como Verdad, y la genética hebrea se vio exaltada por la rebeldía de este primer "ivrí", que sigue manifestándose en cada uno de sus descendientes.

Que seamos dignos hijos de Abraham Avinu, cumpliendo nuestra misión de despertar la luz Divina, luz de Torah, en cada uno de nuestros pasos. Amén.

Shabat Shalom

Patriicia (Déborah) Starkloff


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