09 noviembre 2006

parashah: Noaj

Noaj
de Patricia Starkloff - Thursday, 9 de November de 2006, 20:24
 

BS"D

Noaj

El Rebe explica que el Mabul (diluvio), no fue un castigo sino una purificación. Sumergiendo al mundo entero en una Tevilá (baño ritual), el Todopoderoso lo libró de toda corrupción y lo volvió nuevamente apto.(Tevilá y vitul tienen las mismas letras hebreas, y comparten el sentido esencial de "anulación")

Por otra parte, el Baal Shem Tov, explica la orden que HaShem le diera a Noaj: "Entra a la Teivá" (arca), como "Entra a la palabra", significando "Ante el diluvio, entra a las palabras de Torá y Tefilá".

El ser humano, ha sido creado por Di-s con la ilusión de sentirse "independiente".

Entre varios de los pecados cometidos por la generación del Diluvio, se hallaban el asesinato, la promiscuidad, y el robo. Los habitantes del mundo, escucharon y vieron la advertencia Divina, a lo largo de 120 años, durante la construcción del arca en manos de Noaj y sus hijos. Di-s estaba enojado. Y Lo ignoraron. Se sentían "independientes"...

Si miramos nuestro mundo actual, no deberían sorprendernos los cataclismos y los avisos desde el Cielo. Es más, deberíamos tomarnos bien en serio la urgencia de cambios en nuestras conductas. Sin embargo, también actuamos como si Di-s no nos viera, o peor, como si Di-s estuviera en deuda con nosotros.

Di-s nos gesta dentro del útero materno, sujetos a un cordón, rodeados de líquido, nos dice: "Dependes de Mi voluntad..." Luego nos hace nacer absolutamente desnudos, desprotegidos y nos vuelve a aclarar: "Dependes de Mi Voluntad..." No tenemos, ningún contrato privado firmado por el Todopoderoso, donde Se comprometa a darnos, salud, amor, dinero, inteligencia, casa, comida, amigos, estudio, profesión, etc. Por el contrario, nos dice: "Dependes de Mi Voluntad..."

Cuando insistimos en "Yo se, yo puedo, yo quiero, yo merezco!", no comprendemos que dependemos enteramente de Su criterio y Su Voluntad.

Y Di-s, luego de una larga y paciente espera, y al ver que continuamos con nuestros egoísmos al día, nuestro mal hablar sobre otros, nuestras insensateces, nos envía un diluvio particular. Primero unas gotas, un chaparrón, un granizo... En algún momento, se sumergen nuestras vanidades y quejas. Finalmente hundidos, percibimos que no existe ninguna salida visible para nuestros pesares; se vuelve inútil nuestra rebeldía y, entonces, a regañadientes, aceptamos que dependemos de Su Voluntad, en intentamos alguna enmienda...

Esta es la purificación que provoca el diluvio, un refinamiento a la fuerza. Cuando nuestro ego ya no puede convencernos que "tenemos el poder de hacer lo que queremos", cuando reconocemos que somos como bebés necesitando de Di-s, cuando admitimos nuestra "nada", llega la purificación y volvemos a estar aptos para la tarea que vinimos hacer en la tierra.

Sin embargo, Él espera que esta dependencia nos genere confianza y alegría...

No es Su intención, que "bajemos" la cabeza, sino que la "alcemos" porque somos Sus hijos, porque Él nos elige y nos ama, y porque venimos a santificar el mundo con nuestras acciones. Porque Él nos entregó Su Manual para lograrlo. Cada respiración nuestra, es un certificado de Su actualizada confianza en nosotros.

Con piadosa voz nos invita: "No es necesario una lluvia de angustia, ni un diluvio de problemas, ni una tormenta de escasez para que Me recuerdes, para que recuerdes que dependes de Mí, para que retornes a Mí. Puedes llegar a esa humildad, a esa auto-anulación, de una manera resguardada, alegre, dulce, puedes lograrlo metiéndote en la Teivá, en el estudio de Torá, cumpliendo Mis mandatos, amando a tus prójimos, pronunciando tus plegarias y agradeciéndoMe cada cosa, con toda tu alma... Entonces, cuando Me sonrías con tu corazón, Yo te concederé un mundo nuevo para habitar, un mundo inundado de conocimiento Divino, sin pruebas, sin dolor, y Yo, personalmente, te consolaré y borraré las lágrimas de tus mejillas".

Que así sea. Amen.

Patriicia (Deborah) Starkloff


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