DECONSTRUYENDO LA JUDEOFOBIA: FUNDAMENTOS DEL (NEO)ANTISEMITISMO CONTEMPORÁNEO | |
DECONSTRUYENDO LA JUDEOFOBIA: FUNDAMENTOS DEL (NEO)ANTISEMITISMO CONTEMPORÁNEO. publicado enhttp://es.groups.yahoo.com/group/Sefaradi/ Lic. Patricio A. Brodsky 25/11/ 2005
...la novedad de este antisemitismo radica, Alejandro Baer La amalgama perversa del gobierno de Israel, Fernando Escalante Gonzalbo Hace exactamente sesenta años un horrorizado mundo descubría los efectos de su abandono hacia los judíos de Europa al abrir las puertas del infierno que los nazis construyeron para exterminar a los judíos europeos. En ese momento se pensaba, tal vez ingenuamente, que luego del horror nazi la judeofobiadesaparecería (o al menos no tendría expresión pública); pero, lamentablemente, los hechos nos han demostrado que el antijudaísmo es una sociopatía autoinmune y con una veloz capacidad de mutación; una patología social que tiene más de 2500 años de existencia y que casi como una pandemia social ha generado al pueblo judío millones de muertos.
Hoy en día vemos con horror que las sombras de Hitler crecen hasta teñirlo de negro todo: en Argentina se presentan candidatos nazis, en Irán su presidente llama abiertamente al exterminio judío, mientras que intelectuales claman en contra de una supuesta conspiración judía y un coro de izquierdistas[1], derechistas e integristas islámicos clama por la destrucción del mal absoluto (los judíos).
En los últimos años, acentuándose esta tendencia a partir de la segunda Intifada, podemos apreciar el surgimiento de una neojudeofobia cada vez más desembozada y que básicamente consiste en una alianza tácita de tres sectores:
a) la derecha radical, sector éste históricamente antisemita b) la izquierda radical, este es un hecho novedoso, la izquierda, vanguardia histórica de la lucha contra la discriminación racial, con la excusa de combatir a la globalización y de apoyar la causa palestinase ha tornado cada vez más abiertamente judeófoba c) el mundo islámico (tanto en su versión nacionalista como en su versión integrista) es hoy en día el sector más judeófobo.
Estos sectores confluirán ideológicamente en una serie de ejes ideológicos cuyo sentido final será la búsqueda de la descalificación, de la deslegitimación del Estado judío. Estos ejes se construirán, básicamente, alrededor de tres falacias:
a) la existencia de un supuesto lobby judío (sionista, israelí, etc.) con el objetivo de la dominación global (de la política, la economía, los EE.UU., etc.) b) la negación del Holocausto (en su versión de derecha neonazi) o la banalización, la relativización del mismo (en su versión de izquierda) c) la supuesta conducta criminal de Israel (este Estado como nazi, genocida, etc.)
La mixtura que da forma a la neojudeofobiaha fraguado a partir de los presupuestos que nombramos arriba, lo curioso del caso es la plena coincidencia discursiva de las tres formas de antisemitismo ya descriptas, antaño el antisemitismo era privativo de la extrema derecha y como tal era repudiado, hoy, el antijudaísmo ha logrado investirse de un lenguaje políticamente correcto y no se puede ser progresista sin repudiar al Estado de Israel (estableciendo una marcada segregación contra dicho Estado).
Intelectuales y activistas de derechos civiles tratan de explicar que los ataques a judíos y el terrorismo contra Israel son, de hecho, culpa de Israel. Sus análisis combinan la deslegitimización del Estado de Israel con el tradicional antisemitismo y sus estereotipos. De acuerdo a cualquier criterio objetivo, esta es una nueva oleada de antijudíos, sin precedentes desde el final de la segunda guerra mundial, y hasta el momento es difícil encontrar cualquier sentido de responsabilidad por ello entre estadistas e intelectuales. El efecto agregado de la violencia contra judíos, expresiones de odio - incluidos gritos de "Muerte a los judíos" en las calles y campus universitarios de Europa y en otras partes del mundo - junto al estruendoso silencio o entreveradas explicaciones que culpan a Israel por los hechos, caracterizan lo que hoy comienza a llamarse "el nuevo antisemitismo".[2]
La neojudeofobiatiene, entre sus características, en sus formas de izquierda y de derecha, no sólo la peculiaridad de compartir discursos, sino, además, argumentaciones retóricas. Entendemos que la elección de las palabras a utilizar en un discurso no es azarosa sino que tiene una íntima relación ideológica con el pensamiento detentado, los conceptos no son palabras huecas, sino representaciones discursivas a través de las cuales los sujetos se apropian del mundo circundante. Israel, el sionismo y los judíos son odiados de tal forma que, tanto a izquierda como a derecha, son segregados del resto de la humanidad y reciben un trato discriminatorio.
El sionismo es un movimiento de liberación nacional, idéntico en la mayoría de los aspectos a los que los izquierdistas y progresistas de todo el mundo -casi con la única excepción de este caso- apoyan fervientemente. Lo excepcional de este caso también puede comprobarse en el otro extremo del espectro político. Conservadores como Patrick Buchanan se oponen a los movimientos de liberación nacional bajo la influencia del marxismo y comprometidos con los métodos violentos. Pero hacen una excepción con el de los palestinos en contra de los judíos. La oposición simultánea a una patria judía desde los dos extremos del espectro político identifica el problema para cuya solución nació el sionismo.[3]
Este odio perenne hoy aparece transvestidocon ropajes antisionistas, podríamos trazar una analogía entre la judeofobia y la construcción teórica que Sigmund Freud ha construido para explicar funcionamiento del inconsciente; Freud dice que lo inconsciente, lo reprimido, busca aflorar a la conciencia y lo hace a través de retoños del inconsciente (que son formas enmascaradas), cada vez que es censurado, lo inconsciente cambia su investidura e intenta nuevamente aflorar a la conciencia a través de un nuevo retoño. La particularidad de la judeofobia es que al tener cierto grado de sanción social el judeófobo niega su odio y lo desvincula de otras formas históricas del antisemitismo encontrando siempre la justificación racional para su odio.
El judeófobo de hoy boicotea a Israel, y sólo a Israel, pero no admite su judeofobia, del mismo modo que no la reconocían los judeófobos pretéritos. Un inquisidor del siglo XVI, si se hubiera horrorizado de las matanzas de judíos en 1391, no habría sido capaz de notar que él mismo encarnaba la continuación de aquella cruzada judeofóbica. "¿Cómo puede usted comparar? espetaría. Ferrant Martínez masacró inocentes arbitrariamente. Nuestra Inquisición, por el contrario, tiene el noble objeto de proteger la unidad religiosa, y además otorga a las víctimas la opción de la fe antes de la hoguera".
Quien durante el siglo XIX se enterara con estupor de las torturas inquisitoriales no aceptaría que ese odio tuviera relación con la discriminación e injurias que durante su propia época padecían los descendientes de judíos: "¿Cómo se puede equiparar la brutalidad medieval exclamaría con la autodefensa de la sociedad actual frente a las perniciosas influencias judaicas?".
La judeofobia es singular: no sólo porque sea el odio más antiguo, universal, profundo, persistente, obsesivo, quimérico y eficaz que haya existido, sino porque quien lo porta raramente lo asume conscientemente. De entre los españoles de hoy, también pocos proclamarían abiertamente odiarnos, pero la mayoría de ellos guarda, aun en el más cálido de los corazones, un gélido rincón para "el judío de los países".[4]
El eje común de todas las formas y mutaciones históricas de la judeofobiasiempre ha sido la asimilación de los judíos a lo temido y lo odiado por los demás grupos humanos, siempre se le destinó el lugar de encarnadura del mal. Entonces es casi natural que hoy, sesenta años después de la Shoá, era casi lógico esperar que los judeófobos apelaran a la figura histórica más abyecta y desacreditada de la postguerra para continuar con esta tradición; así es cómo los judíos (Israel, los israelíes, los sionistas, etc.) hoy son catalogados por los anti(semitas)sionistas como nazis. Pero, debido al anecdótico hecho que el exterminio de los judíos ha sido el eje principal, casi excluyente, de la política nazi; mal podría ser nazi un judío (dado que la identidad nazi implica abogar por el exterminio judío), por ello esta acusación denota dos cuestiones: a) un profundo desconocimiento de la historia y b) una profunda judeofobia que los lleva a continuar la histórica tendencia de demonización de los judíos.
En realidad, la acusación contra Israel (el sionismo, los israelíes, sus dirigentes, etc.) de ser nazis funciona como un placebo para el judeófobo; en efecto, si los judíos son nazis, entonces ¡¡¡Es lícito odiarlos sin ser racista!!!; por este maravilloso mecanismo de desplazamiento el racismo propio queda transferido al objeto odiado. Éste es el motivo por el cual, en toda época y lugar, se asoció siempre a los judíos con lo odiado y lo temido por cada sociedad; de esta manera, se puede eludir la culpa propia introyectando en el objeto odiado (El Judío, Israel, el sionismo, etc.) lo repudiado en uno mismo (El pensamiento del judeófobo podría resumirse: ¿Cómo se puede ser racista si, precisamente, se odia a los judíos por serlo?).
LAS TRES FORMAS BÁSICAS DEL ODIO ANTIJUDÍO
A continuación expondremos ejemplos de los propios discursos de los sujetos sociales en donde podemos expresar las fantasías judeofóbicasy, sobre todo como se ha naturalizado el uso de dichas falacias con el objetivo último de deslegitimar al Estado judío. El eje de la siguiente exposición de citas será mostrar en forma comparada las similitudes discursivas[5] entre los discursos dimanados de las ya citadas tres fuentes de la judeofobia contemporánea. Las falacias que expondremos son las tres que describimos en el párrafo de más arriba:
a) En documentos y discursos de la izquierda radical
El subsecretario de Defensa de Estados Unidos, Paúl Wolfowitz...Está señalado como el operador de las empresas del lobby judío que actúan en el negocio de las guerras y de la "reconstrucción", y se lo sindica como el principal introductor de la técnicas de tortura en la prisiones iraquíes de la ocupación.[6]
Ganó Bush y también lo hizo el lobby sionista que lo sostiene en cada una de sus acciones de apoyo al criminal premier israelí Sharon. Perdió Kerry y el lobby sionista que también repartió millones de dólares en su canasta electoral, sabe que cuenta con un aliado de hierro a la hora de entorpecer cualquier salida de autodeterminación del pueblo palestino, a la sazón el invadido, el agredido, el desterrado, pero jamás el vencido...[7]
Unos pocos escritores señalan en "exceso de influencia" que el gobierno israelí ejerce en la política del gobierno norteamericano a través de los poderosos lobbys y personalidades judíos respecto a los medios y a círculos financieros y políticos.[8]
Mientras Estados Unidos siga esta secuencia de conquistas que van desde Afganistán, Irak y ahora amenazando Irán y Corea con guerras, nadie podrá estar muy seguro. Porque ya los medios masivos están tocando los tambores por una nueva guerra contra Irán y cualquier otro país que se oponga a Israel en Medio Oriente. No podemos subestimar la poderosa influencia que tiene el lobby israelí en la política de Estados Unidos.[9]
Sería lógico que estuvieran aquí los cascos azules. Pero el gobierno israelí no lo permite. A mí lo que me indigna, y no puedo callarme, es la cobardía de la comunidad internacional que se deja acallar. Ni siquiera hablo de Estados Unidos, del lobby judío, de todo eso que es más que conocido...[10]
Lo que es absolutamente claro es que mientras Tel Aviv conserve su peso en el lobby judío en Washington y con el apoyo de Bush, las resoluciones de Naciones Unidas, las convenciones de Ginebra y los llamados de Europa seguirán siendo completamente ignorados.[11]
...las corrientes fundamentalistas, entre las cuales está el sionismo o fundamentalismo judío interesado en presionar mediante su "lobby" judeoamericano a la Administración Bush en que lleve a cabo la guerra de agresión imperialista contra Irak para que así el holocausto palestino pase a un segundo plano...[12]
La mayoría de la prensa en Estados Unidos, que rebota en todo el mundo, es israelí, está en manos de los judíos. Y ellos tienen muchísima habilidad para sensibilizar y preparar al mundo, haciendo de los palestinos terroristas y de los judíos víctimas. Y la gente todo el día sentada mirando esa máquina feroz que es la televisión, se lo cree. Entonces hay un montón de 'víctimas' que son las que bombardean, las que torturan, las que matan, porque Israel es un estado terrorista.[13]
¿Los judíos tienen las finanzas internacionales en sus manos? "Controlan una gran parte de las finanzas del mundo." ¿Así que el capitalismo globalizado es muy controlado por los judíos? "Ya que hablamos francamente, le voy a contar otra cosa. El pueblo judío controla la mayoría de las grandes orquestas sinfónicas del mundo. Cuando escribí el himno nacional palestino, la Boston Symphony estaba preparando una producción de mi trabajo. Es controlada por judíos. No permitieron que tuviera lugar el concierto. Desde entonces no puedo trabajar con ninguna gran orquesta. Me rechazan." ¿Le sucede lo mismo con otras orquestas? "Dondequiera que hay judíos. Dondequiera que hay orquestas controladas por judíos, boicotean mis obras." ¿Usted considera realmente que los judíos controlan gran parte del mundo musical? "Sí." "En EE.UU. la comunidad judía es muy fuerte. Controla gran parte de la economía. Ciertamente los medios de masas. "Quiero que se me entienda bien: Cuando se estableció el Estado de Israel, estuvimos de parte de Israel. Existía mucha simpatía por el sionismo por lo que habían sufrido en la guerra. Es un lado de los judíos. Pero la comunidad judía internacional es también un fenómeno negativo. Los judíos parecen controlar los grandes bancos. Y a menudo los gobiernos. Así que todo lo malo o negativo que proviene de los gobiernos, es natural que la gente de a pie lo asocie con el pueblo judío." ¿Usted piensa que los judíos, la comunidad judía internacional, controla los bancos, Wall Street, los medios de masas? "Sí." "Creo que la guerra en Irak y la actitud agresiva contra Irán son influenciadas en gran parte por los servicios secretos israelíes." ¿Tienen tanto poder los judíos que pueden dirigir la política de la única superpotencia del mundo? "No. Están delante." ¿Así que EE.UU., la gran superpotencia, está realmente controlada por los judíos en la actualidad?
...el lobby israelí, a través de los medios de comunicación que controla en EEUU y otros países "occidentales", pretende ocultar lo que el profesor de la Universidad de Jerusalén Yeshayahou Leibowitz expresó descarnadamente: " La fuerza del puño judío proviene del guante de acero que le recubre, y de los dólares que le acolchan".[15]
b) En documentos y discursos del mundo islámico
El papel norteamericano con respecto a los intereses del Estado Israel ha experimentando importantes modificaciones por el creciente refuerzo de la relación de intereses, de la relación bilateral, de coordinación en todos los campos militar, logístico, económico, de espionaje entre el gobierno de Bush y el Estado Israel. Bush ha sido posiblemente el presidente que más y con mayor claridad se ha manifestado a favor de la política partidista del gobierno de Sharon. Bush, bajo la influencia del lobby sionista, plagado de neoconservadores norteamericanos con un cómodo movimiento en el Pentágono y en el departamento de Relaciones Exteriores, es el presidente que más ha contribuido a esta agresividad, nunca vista por parte de los gobiernos de Israel contra nuestro pueblo.[16]
Los objetivos alcanzados por el pueblo judío son del dominio público: Estados Unidos controla el universo y el lobby judío de Nueva York , determina quién accederá a la presidencia de Estados Unidos.[17]
Toda figura política estadounidense de importancia, sea un agente electoral en un pequeño distrito en el norte del estado de Nueva York o un candidato presidencial, ha tenido que declararse partidario o partidaria incondicional de Israel, por el poder del lobby israelí y por el hecho de que hay una comunidad de partidarios de Israel muy activa y políticamente hábil y colocada en sitios sensibles.[18]
c) En documentos y discursos de la derecha extrema
El equívoco en la aplicación por parte de los EEUU de la vía militar en Somalía o en Haití, en Panamá o Irak, por sobre la salida política negociada, recuerda en buena medida - salvando coyunturas - el episodio de Vietnam. No alcanza muchas veces con ser el "más fuerte" para vencer. Y ello es especialmente cierto en esta fase de total hegemonía del lobby judío-norteamericano. Su extraordinaria potencia aparente es su gran debilidad, ya que la política exterior de este imperio sui generis depende de la viabilidad de un micro-Estado: el de Israel. No hay ninguna analogía posible con Roma. La ausencia de claridad estratégica es, sin dudas, el mayor enemigo actual de la misma nación norteamericana.[19]
El lobby israelita tiene muchos "tanques de pensadores" que proveen los futuros consejeros a las varias administraciones, republicanas y demócratas... Fue una política constante por parte del Estado de Israel y desde mucho antes de su independencia como Estado en May.48, el mantener distintos grupos de presión dentro de EEUU, y con base en una numerosa, y muchas veces adinerada, colectividad judía.[20]
Sobre este concepto de lobby judío como se puede apreciar en las citas de arriba subyace el concepto de una antigua fantasía acerca de una supuesta conspiración judía para la dominación del mundo. Esta fantasía tiene su literatura propia, a principios del siglo XX, la policía secreta del Zar de Rusia elaboró apócrifamente un panfleto llamado Protocolos de los Sabios de Sión el cual fue hecho pasar como las supuestas actas del Primer Congreso Sionista realizado en Basilea en 1897. Argentina a principios de la década de 1970 apareció el correlato criollo de este pasquín en un inmundo libelo llamado Plan Andinia, ambos infamantes brulotes pueden hallarse navegando por Internet en decenas de páginas neonazis y judeofóbicas como prueba de la supuesta conspiración judía.
El término Lobby Judío es antisemita en sí mismo, ya que se funda en la suposición que hay una única organización unificada o grupo que ejercita un poder particular (y usualmente inmenso y siniestro) en este país y (en el pensamiento de algunos) en todas partes del mundo.[21]
Karl Marx decía que la historia se repite dos veces, una como tragedia y la otra como comedia, cuando nos enfrentamos a esta uniformidad discursiva, a esta fantasía de la dominación judía global, no podemos menos que alarmarnos pues esta música ya la oímos:
Se me ocurre que ingentes esfuerzos deberían invertirse en despertar a España de la pesadilla judeofóbica que la enferma; antes de que una buena parte de Europa, fría, hipócrita y suicida, sea capaz de perpetrar un pequeño Holocausto más, al mismo tiempo que le reproche a Israel ser nazi y asesino. Así operó el nazismo: mientras destruía al pueblo judío, explicaba su genocidio como un acto de autodefensa frente a las maquinaciones del «lobby judío».[22]
El concepto de Conspiración Judía ha hecho carne en el sentido común de la opinión pública europea, tal es así que la Liga Anti-Difamación realiza una encuesta anual en doce países de Europa con el objetivo de indagar las posiciones en relación a los judíos de los europeos, en estas encuestas se incluyen una serie de afirmaciones sobre las cuales se interroga acerca del grado de acuerdo o de desacuerdo con las mismas, los resultados de la encuesta del 2005 fueron los que siguen:
§ Un tercio de los europeos piensa que los judíos tienen demasiado poder en el mundo de los negocios. § Una cantidad similar de encuestados cree que los judíos tienen demasiado poder en el mercado financiero internacional.
2. Negación/Banalización de la Shoá
Los muros de la vergüenza se han derrumbado. Durante años era ilegítimo negar el Holocausto, ser antisemita era una vergüenza, ahora, de repente, ya no lo es Avner Shaley
a) En documentos y discursos del progresismo
( ) No veo implicaciones antisemitas en el hecho de negar la existencia de las cámaras de gas o incluso en el de negar el Holocausto. Ni tampoco es una implicación antisemita, per se, decir que se está aprovechando el Holocausto (crea uno que ocurrió o no) de forma agresiva, por parte de apologistas de la violencia y la represión israelíes ( )[23]
"Holocausto" es una palabra de connotaciones bíblicas que sirve muy bien a los propósitos sionistas, aunque tergiversa el sentido histórico de la barbarie nazifascista. A pesar del carácter apócrifo de gran parte del Diario de Ana Frank, sigue presentándoselo como "documento histórico". Presentar como "genocidio" a la represión nazi contra los judíos ("genocidio" significa el exterminio de un pueblo o una comunidad étnica, y la comunidad judía no fue exterminada sino que a partir de 1945 conoció un auge extraordinario), y hablar del "mayor genocidio de la historia", sirve para borrar la atención de los grandes genocidios que ensucian la memoria de los vencedores de la guerra: la diezma de indios en América, la matanza de esclavos africanos, las represiones salvajes de Stalin... ¡60 millones de indígenas (sobre un total de 80 millones) fueron asesinados en Sudamérica desde la conquista! ¡Y la propia segunda guerra mundial causó 50 millones de muertos, 20 de los cuales eran soviéticos y casi 10 millones alemanes! ¿Quién se acuerda hoy de la matanza de Dresde del 13 de febrero de 1945, cuando las bombas de fósforo anglonorteamericanas se cobraron 200.000 víctimas civiles en pocas horas?[24]
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27 noviembre 2005
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