11 julio 2008

parashah: Parasha:Balak /7 Tamuz 5768

Parasha:Balak /7 Tamuz 5768
de yesid conde - Friday, 11 de July de 2008, 01:59
 

Perasha Balak

 

Cuando Bilam, el profeta de los gentiles, se encuentra por vez primera frente a los campamentos donde moraba el pueblo de Israel, inspirado por este maravilloso y espléndido espectáculo que se presentaba a su vista, se olvida de su pérfida misión de maldecir al pueblo de Israel y en un arrebato de admiración y éxtasis, dice en uno de los pasajes de su primer discurso: "Porque de la cima de las peñas lo veo, de los collados lo contemplo:He aquí un pueblo que a solas mora y entre las naciones no es considerado".

Rashí en su comentario, dice: "Las peñas y los collados son los patriarcas y matriarcas de los hijos de Israel". Las peñas serían Abraham, Isaac y Iaacob y los collados, Sará, Ribcá, Rahel y Lea. Desde ellos los contempla Bilam, desde sus propias raíces, desde sus mismos orígenes. El autor del Séfer "Netivot Olam", destaca que la fortaleza espiritual, para resistir las corrientes asimilatorias y las hordas devastadoras, se debe a que ellos están firmemente cimentados sobre sus mismos orígenes. Abraham, Isaac y Iaacob, son sus cimientos; Sará, Ribcá, Rahel y Lea, sus basamentos.El origen real del pueblo de Israel fue Aram: Terah fue el padre de Abraham, Betuel el de Ribcá y Labán el de Rahel y Lea. Labán disputa a Iaacob, a sus hijos y le dice: "…Las hijas son mis hijas y los hijos son mis hijos…"

Más Iaacob no cede, considera él que sus hijos no tienen nada en común con Labán, ya han cortado por completo todo lazo que los ataba aún con Aram. La historia del pueblo de Israel, principia con Abraham y no con Terah. Y se continúa a través de Isaac y no de Betuel, y a través de Iaacob y no de Labán. En esta controversia, tercia Bilam el profeta de los gentiles, el sabio del oriente, el Arameo de origen.

"Cómo maldeciré a quien no ha maldecido Di-s y cómo execraré a quien no execró el Eterno"

La bendición de Israel consiste, en mantener la pureza de sus ideales y claridad de sus objetivos, perseverando en sus valores y preservando en su cultura milenaria.

Cuando Israel a solas mora: "Cuán buenas son tus tiendas, oh Iaacob, tus moradas, oh Israel! Como torrentes se extienden, como jardines junto al río, como álces que plantó el Eterno, como cedros a orillas de las aguas".En cambio, cuando Israel no mora a solas y se establece en Shitim, mezclándose con las hijas de Moab: "Y ligóse Israel a "baal-peor" y encendióse la ira del Eterno contra Israel"; No es Israel más ejemplo, no es más bendita, no es más bella y admirada; Terah, Betuel y Labán resucitan y se oye su clamor. "…las hijas son mis hijas y los hijos son mi hijos..:" pero ahí no se detienen, piden más aún:"…las ovejas son mis ovejas y todo lo que tu ves,mío es…" Al pueblo le toca decidir, morar a solas y ser, realizándose plenamente o asimilarse y no ser.No cabe la menor duda, el pueblo decidirá por lo primero, porque: "No es Di-s hombre para que mienta, ni hijo de hombre, para que se arrepienta. Si Él dijo, no lo hará? Y si habló, no lo cumplirá? He aquí que bendición tomé y los bendije y no lo revocaré".

La sección de la Torá que leemos esta semana en las sinagogas de todo el mundo se intitula "Balak". Es por el rey de Moab, quien así se llamaba, y tuvo cierto protagonismo en el seno del pueblo judío, tal como lo veremos enseguida.

Balak vio todo lo que había hecho Israel a los emorreos, quienes eran una de las principales potencias mundiales en aquellos tiempos. Sin embargo, a pesar del semejante poderío del enemigo, los judíos los derrotaron terminantemente. Al ver a la gran nación vencida, el pueblo de Moab temió mucho y decidió aconsejarse con los ancianos de Midián.

Cabe aclarar, que en realidad, Moab y Midián eran dos naciones que jamás se habían llevado bien entre ellas. Pero aun así, por causa del gran temor que sintieron por el avasallante avance de Israel, quienes triunfaban en la batalla de manera sobrenatural, decidieron unirse para buscar una solución al problema.

Los representantes de Moab preguntaron a los de Midián acerca de las características del líder judío, que era Moshé, para saber en que se basa su fuerza.

Los medianitas revelan el dato

Los medianitas contaban con ese dato porque Moshé había crecido en el país de ellos. Por eso, enseguida dijeron a los moabitas: "¡La fuerza de él está en su boca!".

De inmediato sentenciaron: "Llamemos a Bilam, que también tiene mucha fuerza en su boca".

Así fue como decidieron enviar mensajeros a "Petor", una ciudad que se ubicaba junto al río, para llamar a Bilam que vivía allí.

Reflexionando

Después de haber escuchado esto uno se pregunta: ¿Por qué razón el Todopoderoso dio a los gentiles profetas tan grandes como los que otorgó al pueblo de Israel?. Pues de aquí se ve que Bilam era muy poderoso en ese aspecto, similar a Moshé.

Lo que ocurre es, que Di-s no quiso dejar a las naciones del mundo, las cuales no aceptaron la Torá, la posibilidad de abrir la boca en el futuro, en el día del gran juicio. Pues en ese momento ellos podrían aludir que no hicieron la voluntad de Di-s porque carecieron de líderes y profetas como los que tuvo el pueblo judío.

Por esta razón, para que en el futuro no haya quejas ni protestas, el Todopoderoso dio a Israel un rey muy sabio como lo fue Shelomo (Salomón), y también a las naciones dio un rey muy sabio, que fue Nabucodonosor.

Sin embargo, fue muy diferente la manera en que ambos se comportaron durante su paso por el mundo. El rey Shelomó empleó su sabiduría para componer innumerables alabanzas y cánticos en honor del Creador. Además, construyó el Templo Sagrado.

Nabucodonosor en cambio, utilizó la enorme capacidad con la que fue dotado por Di-s para desterrar al pueblo judío y destruir el Templo Sagrado que construyó Shelomó.

Este es el detalle de los acontecimientos, que culminó con la funesta acción de Nabucodonosor.

El detalle

Entre los reyes que gobernaron en Jerusalem antes de la destrucción del Templo Sagrado, hallamos a Yoash. Este monarca se condujo por la senda del bien todo el tiempo que estuvo con vida Yeoyadá el Cohen. Luego que este último falleció a la edad de 130 años, el rey se dejó influenciar por los hombres de Yehuda quienes le propusieron escuchar todos sus mandatos con la condición que les permita ser como los demás pueblos, quienes adoran a los diversos ídolos.

Tras este convenio el rey se apartó del camino de Di-s, y también el pueblo lo hizo. Los hijos de Israel comenzaron a cometer actos idólatras, abandonando al Todopoderoso. Por eso, el hijo de Yeoyadá, de nombre Zejariá, sobre quien se había posado el espíritu de Di-s, salió a reprender al pueblo, les dijo: "Así dijo Di-s: ¿por qué transgredís los preceptos del Todopoderoso, y no tendréis éxito (en lo que hagáis), pues abandonasteis a Di-s, y por eso El os abandonará?".

El pueblo no hizo caso a las palabras de Zejariá, y lo mataron a pedradas en el interior del Templo Sagrado por orden del rey. (2 Crónicas 24: 17 a 21)   

En ese día, al realizar el macabro acto recién citado, los malvados que había en el pueblo de Israel cometieron siete transgresiones:

1.    Mataron un -Cohen- oficiante del Templo Sagrado (pues Zejariá era Cohen)

2.    Mataron un Profeta (pues Zejariá lo era)

3.    Mataron un Juez (pues Zejariá lo era)

4.    Derramaron sangre inocente (es un pecado independiente, sin tomar en cuenta la honorabilidad de la persona)

5.    Profanaron el nombre de Di-s (matando a su maestro, Cohen, y profeta a la vista de los no judíos en un lugar tan sagrado y en un día tan sagrado)

6.    Impurificaron la Azará (el atrio del Templo - con un muerto)

7.    Profanaron el Shabat (ese día era Shabat)

8.    Profanaron el día de Yom Kipur (ese día era también Yom Kipur)

Yoash no actuó como lo hicieron los reyes justos que hubo en Israel, quienes no solo se condujeron acorde a la voluntad Divina, sino que cuando lo necesitaron solicitaron socorro a Di-s en vez de confiar en sus propias fuerzas, Yoash se comportó bien diferente.

Rememorando

En Israel hubo cuatro reyes justos que pidieron ayuda al Todopoderoso para enfrentar a sus enemigos. Ellos fueron: David, Asa, que era el nieto de Shelomó, Ioshafat hijo de Asa, y Jizkiahu.

El Todopoderoso ayudó a ellos, y triunfaron en la batalla. Además, algo digno de destacar es, que cada uno de ellos, en orden progresivo pensaba que no es digno él ni su generación como lo eran las pasadas, por eso cada uno pidió más ayuda a Di-s que la que había solicitado su antecesor.

David pidió a Di-s: "Ayúdame, entonces perseguiré a mis enemigos, los alcanzaré y no tornaré hasta exterminarlos".

Di-s le respondió: "¡Yo actuaré (tal como pediste)!". Y así aconteció.

El rey Asa pidió al Todopoderoso: "Yo no tengo fuerza para matar a las huestes enemigas, por eso yo los perseguiré y Tú actuarás".

Di-s le respondió: "¡Yo actuaré (tal como pediste)!". Y así aconteció.

Posteriormente Ieoshafat pidió: "Yo no tengo fuerza para matar a las huestes enemigas ni para perseguirlos, por eso yo entonaré una alabanza y Tú actuarás".

Di-s le respondió: "¡Yo actuaré (tal como pediste)!". Y así aconteció.

Jizkiahu pidió al Todopoderoso: "Amo del universo: Yo no tengo fuerza para matar a las huestes enemigas ni para perseguirlos, y tampoco para entonar alabanza, por eso me acostaré a dormir en mi cama y Tú actuarás".

Di-s le respondió: "¡Yo actuaré (tal como pediste)!". Y así aconteció.

Los versículos narran como ocurrió este último suceso que mencionamos: (2 Reyes 19: 35): "Aconteció en esa noche, que salió el ángel de Di-s y aniquiló al campamento de Ashur (donde era rey Sanjeriv). Los eliminados fueron 185.000 hombres (comandantes de tropas). Por la mañana (los pocos que quedaron vivos) se levantaron y encontraron a todos los jefes muertos, y también a los soldados que estaban con ellos.

Los sobrevivientes que se salvaron fueron muy pocos, no siendo más que catorce hombres. Entre ellos se encontraban Nabucodonosor y Navuzradán.

Lo que ocurrió luego

Años después, cuando la tribu de Yehudá provocó la rebelión de Israel contra Di-s, tal como lo mencionamos arriba, en ese entonces el Todopoderoso dijo a Nabucodonosor: "Sube y destruye el Templo Sagrado".

Nabucodonosor pensó: "Di-s quiere arrastrarme para que haga la guerra en Jerusalem y luego hacerme lo mismo que hizo a mi abuelo Sanjeriv, el rey de Ashur, cuando pretendió guerrear con Jizkiahu".

Nabucodonosor no creía que Di-s destruiría Jerusalem, pues ¿quién puede pensar semejante cosa después de todos los milagros que el Todopoderoso había hecho con el poderosísimo ejército de Sanjeriv?.

Lo que hizo entonces fue aguardar en Dafne, que quedaba en Antioquia, entre Babilonia e Israel. En tanto envió a Navuzradán, ministro de su ejército, para que destruya Jerusalem.

Navuzradán sitió a Jerusalem durante tres años y medio. Cada día, rondaba para ver si sus tropas consiguieron abrir una brecha en la muralla que protegía la ciudad. Pero pese a la insistencia no lograron hacer allí ninguna mella. Por eso Navuzradán decidió abandonar la misión, y regresar.

En ese momento, el Todopoderoso introdujo una idea en el corazón de Navuzradán: medir la altura de la muralla cada día.

Al poner en práctica esta idea, comprobó que la altura de la muralla decrecía cada día dos puños y medio, eso indicaba que poco a poco se estaba hundiendo en la tierra.

Esto prosiguió así hasta que la misma desapareció por completo. En ese momento el invasor ingresó a Jerusalem, rompiendo todos los pronósticos que existían, pues ninguno de todos los reyes que había sobre la faz de la tierra esperaba que alguien pueda penetrar a la ciudad de Jerusalem. Solo un milagro podía hacer que eso suceda. Al ser que el pueblo judío pecó, posibilitó ese milagro, siendo los hijos de Israel enviados al exilio por esa causa.

Un dato importante

Nabucodonosor  había ordenado a Navuzradán: El Di-s de ellos acepta a los arrepentidos, y los recibe con las manos abiertas, por eso, cuando conquistes la ciudad, no les permitas orar y pedir clemencia a su Di-s, pues si lo hacen este hombre (Nabucodonosor  en referencia a él mismo) correrá la misma suerte que Sanjeriv. No desprecies la fuerza de ellos que está en sus bocas y corazones, a pesar de que estén encadenados. Has de ser cuidadoso en no dejarles ninguna opción.

Navuzradán finalmente conquistó Jerusalem y cumplió la orden del rey  azotando al pueblo judío para que marche sin detenerse. Cuando alguien desobedecía, y no podía seguir, lo tomaba, cortaba su cuerpo en pedazos y lo arrojaba delante de los hijos de Israel. Ellos, al ver esta escena, caminaban sin parar todo el tiempo que sus fuerzas les permitían hacerlo.

Recién pudieron descansar cuando llegaron al río Perat. En ese lugar Navuzradán ordenó a sus soldados dejar al pueblo judío hacer un alto porque sabía que "desde aquí en más, Di-s ya no tornará a ellos para regresarlos a su tierra".

Un alto en el camino

Los hijos de Israel se hallaban sedientos y bebieron de las aguas del río Perat. Solo que ellos estaban habituados a beber aguas de lluvia y manantial, por eso, ante el brusco cambio, muchos perdieron la vida en ese lugar. Es por eso que el libro de los Salmos declara (137: 1): "Sobre los ríos de Babilonia, allí reposamos, y también lloramos".

El motivo del llanto era por los que fueron matados por el ejército de Nabucodonosor, pero también lloraban por los muertos en el camino, a quienes los soldados no permitieron dar sepultura, y ahora los que fallecieron por beber las aguas del río Perat.

Pero eso no fue todo. Nabucodonosor se encontraba allí navegando en una embarcación junto a sus ministros. Mientras los reyes de Yehudá totalmente desnudos, con sus manos sujetadas por detrás con cadenas de hierro,  caminaban por la orilla del río, formando parte de la gran caravana de judíos exiliados.

En ese momento Nabucodonosor alza sus ojos y contempla la escena. Inmediatamente después de ver eso pregunta a sus hombres: ¿Por qué esos caminan erguidos sin ninguna carga?. ¿No tienen ustedes nada para poner sobre sus cuellos?.

Los siervos de Nabucodonosor  enseguida trajeron alforjas, las llenaron de arena, y las colocaron sobre los hombros de los judíos, hasta que sus cuerpos quedaron encorvados.

Cabe aclarar que en Babilonia no había molinos de piedra, pues el suelo de allí es solo de tierra blanda y arena. Por eso, cuando necesitaban moler especias, lo hacían en morteros de cobre o madera. Pero cuando Nabucodonosor conquistó Jerusalem, colocó sobre los hombros de los vigorosos jóvenes judíos piedras de molino para que las lleven a Babilonia. Así arruinó a los adolescentes, doblegando su fortaleza e integridad física.

El grito sagrado

En ese momento de penuria, los hijos de Israel alzaron sus voces y estallaron en llanto y su clamor ascendió hasta las alturas celestiales.

Luego salieron al encuentro de ellos los pobladores de Beery y otras ciudades vecinas, quienes veían que los judíos estaban sin ropa. Pensaron que seguramente el rey Nabucodonosor ama a los desnudos. Por eso quitaron las vestimentas a sus esclavos y los llevaron al rey para ofrecérselos.

Nabucodonosor al darse cuenta de lo que pensaron de él ordenó: "Vistan a los hijos de Israel".

Así comenzó una nueva vida para los hijos de Israel, lejos de sus casas, y sin sus pertenencias. Había comenzado el duro exilio babilónico que se prolongaría por espacio de 70 años. A partir de este momento el pueblo judío tenía la posibilidad de darse cuenta que el único que los puede ayudar es el Amo del universo, y a El concierne clamar y pedirle la salvación. Las estatuillas de piedra y demás imágenes que comenzaron a adorar, cambiándolas por el Todopoderoso, no tenían la fuerza suficiente para escuchar sus penas, solo el Di-s verdadero podía hacerlo. Por eso, pese a las aflicciones causadas por el exilio, algo bueno saldría de ello, el pueblo tenía la posibilidad de reflexionar, recapacitar, y recomponer su fe en Di-s.

Posteriormente

Algunos años más tarde, después de haber expulsado a los hijos de Israel de su tierra, Nabucodonosor decide enviar nuevamente a Navuzradán a Jerusalem, pero esta vez para conquistar el último bastión que quedaba en pie, el Templo Sagrado.

El jefe del ejército de Nabucodonosor tras una ardua lucha logró franquear la resistencia hasta llegar a penetrar al interior del Templo Sagrado. En ese momento comenzó a brotar en la Azará (el Atrio sagrado), la sangre de Zejariá. La misma burbujeaba como si manara de un cuerpo recién fallecido, cuando en realidad habían transcurrido unos 250 años desde el asesinato.

Navuzradán vio esa imagen y preguntó a los Cohanim (oficiantes del Templo Sagrado), a que se debe. Ellos le respondieron: "Es sangre de los sacrificios sagrados: toros, ovejas y cabras".

Enseguida el jefe del ejército envió a traer sangre de animales como los que mencionó el Cohen para ponerla al lado de la que emergía y burbujeaba, con el fin de compararla para ver si es igual.

Tras el examen realizado se comprobó que lo que dijo el Cohen no era cierto, pues las sangres no se parecían para nada a las recién traídas.

Navuzradán les dijo: "Si ustedes me dicen, bien, si no, peinaré la carne de 'esta gente' con peines de acero".

Los Cohanim, temerosos, le respondieron: "¿Qué te podemos decir?. El muerto era un profeta y también Cohen, quien nos reprochaba en nombre de Di-s, y no escuchamos su reprenda. Para colmo nos levantamos contra él y lo matamos. Desde ese momento la sangre no cesa de burbujear".

Navuzradán sentenció: "¡Yo la calmaré!".

Trajo a los jueces del Sanhedrín (Tribunal Mayor de justicia) y también a los del Tribunal Menor, y los mató en ese lugar. Las sangres derramadas formaron un río que llegó hasta donde se encontraba la de Zejariá. Después de eso, aun la sangre del profeta seguía burbujeando.

Por eso Navuzradán trajo varones y mujeres adolescentes de entre los hijos de Israel, y los asesinó en ese lugar. Pero la sangre de Zejariá no cesaba de burbujear.

El jefe del ejército trajo entonces niños pequeños judíos y los mató allí. Sin embargo la sangre de Zejariá no se calmaba.

Trajo a continuación ochenta mil jóvenes Cohanim y también los liquidó en ese lugar. Pero la sangre proseguía ardiente.

Finalmente Navuzradán dijo: "Zejariá, Zejariá: a todos los mejores de ellos he matado, ¿deseas que los extermine a todos?".

En ese momento la sangre cesó de burbujear y se calmó totalmente.

Luego de contemplar esta escena, Navuzradán reflexionó sobre todo lo que había acontecido y se le cruzó por la mente la idea de convertirse al judaísmo. Pensó: "Si por una sola persona que estos mataron, el castigo resultó tan severo, respecto a 'este hombre' (refiriéndose a él mismo), que mató todas estas personas, ¡cuánto más grave será la pena!".

Tras esta reflexión Navuzradán huyó del frente de ataque, y del ejército que comandaba, envió un presente a su casa, y se convirtió al judaísmo.

Al final, después de semejante tragedia, al menos sucedió algo positivo, pues cuando una persona se interna en el camino de la verdad después de haber pecado, es recibido por el Todopoderoso con los brazos abiertos. Pero analizando todo lo que hemos narrado, lo cual sucedió previo al final positivo de Navuzradán, podemos apreciar la enorme diferencia existente entre el rey sabio que fue dado por Di-s al pueblo judío, o sea Shelomó, y el de similar capacidad que fue dado a las naciones, o sea Nabucodonosor. Shelomó construyó, Nabucodonosor destruyó.

Ahora sí, las naciones no podrán decir que no contaron con un dirigente capaz,  tal como tuvo el pueblo de Israel. Sin embargo, hay otras cosas que podrían aludir de las cuales carecieron, como ser líderes poseedores de riqueza, hombres dotados de fortaleza física, o grandes profetas.

Por eso, otorgó el Creador al pueblo de Israel al rey David, a quien dio mucha riqueza. Con la misma el monarca adquirió el monte Moriá para construir en él el Templo Sagrado. Asimismo preparó mucha plata y oro para cubrir los gastos de la construcción de la casa de Di-s.

Del mismo modo el Todopoderoso otorgó a las naciones un hombre a quien dio mucha riqueza, ese individuo fue Hamán, quien a diferencia de David, pretendió utilizar su fortuna para destruir por completo al pueblo elegido de Di-s. (Tal como es narrado con lujo de detalles en el libro de Ester que se encuentra en el Tanaj -la Biblia-)

También hombres dotados de una gran fortaleza el Todopoderoso dio a las naciones al igual que a Israel. A los judíos dio a Shimshon (Sansón), quien fue "nazir", (consagrado a Di-s) y a las naciones dio a Goliat, quien pretendió eliminar al pueblo judío.

Asimismo aconteció con los profetas, pues del mismo modo como a Israel dio el Todopoderoso a Moshé, a las naciones dio a Bilam. Moshé condujo al pueblo a una vida santa y pura. También les enseñó a apartarse del pecado. Y lo mismo hicieron los demás profetas del pueblo judío que sucedieron a Moshé.

Bilam en cambio, no solo que no hizo apartar a las naciones del pecado, sino que él mismo se comportaba perversamente. Hacía brujerías, hechizos y demás magias. Además era tremendamente orgulloso y vanidoso. Instó a las criaturas a pervertirse sexualmente, dando por tierra el cuidado que casi todos tenían después de la catástrofe ocurrida en el diluvio universal por haber violado este mandato Divino. Y no solo eso, sino que aconsejó a los medianitas introducir la perversión en el pueblo de Israel, logrando que pierdan la vida muchos judíos, tal como consta en el Pentateuco: (Números 25: 16): "Habló Di-s a Moshé diciendo: Hostiliza a los medianitas y mátalos, pues ellos os hostilizaron con sus artimañas con que os sedujeron en el asunto de Peo"r (era el nombre de un culto idólatra), y por causa de Kozvi, la hija de un príncipe de Midián, hermana de ellos, (quien al igual que sus coterráneas, se ofrecieron vilmente a los hijos de Israel para que pequen con ellas). (Kosvi también fue) abatida en el día de la plaga por el asunto de Peo"r".

Hemos tenido la oportunidad de contemplar hacia donde llevaron al mundo los profetas, líderes y dirigentes de las naciones, y también apreciamos la influencia negativa que tuvieron en el pueblo judío, y los malestares que causaron a los hijos de Israel. Por eso, debemos ser cautos y no debemos cometer nuevamente el mismo error desviándonos tras las tentaciones que ellos ofrecen, y a través de las cuales pretenden introducirse entre el pueblo judío para hacernos trastabillar y perder la fe en Di-s.

Nuestra misión es sobreponernos a sus viles ofrecimientos, y proseguir el camino de santidad enseñado por nuestros profetas, líderes y maestros. De esta manera, podremos llegar a alcanzar un nivel espiritual elevado y ser dignos servidores del Todopoderoso, quien al advertir nuestra fidelidad, seguramente nos permitirá gozar nuevamente del Templo Sagrado, la ciudad de Jerusalem reconstruida, y una vida en paz, feliz y honorable.

R' Aharon David ben Israel

  • 1 – Dibrei Haiamim B 24: 17 a 21

 

Likutei Sijot


1. Sobre el versículo de nuestra Sección Semanal: "Se agazapó, yace como un león, como un león fuerte, ¿quién lo levantará?"[1], hay una interpretación del Midrash[2] que señala que las Escrituras aluden al [estado del pueblo judío durante el] período [histórico que va] desde el [reinado del] Rey Tzidkiáhu hasta [la época de] el Mashíaj, pues en los días de Tzidkiáhu comenzó la era del jurbán [–la destrucción del Primer Beit HaMikdash[3]–] y el galut (exilio diaspórico). Incluso pasados los 70 años de exilio en Babilonia [cuando el Gran Templo fue nuevamente reconstruido], en la era del Segundo Beit HaMikdash, el estado de galut siguió persistiendo pues en este Segundo Beit HaMikdash faltaron cinco [principales] elementos[4] [que hacían a la santidad del Templo. Esto fue así,] puesto que [el regreso masivo de los judíos desde Babilonia a la Tierra de Israel] no constituyó una redención perfecta.
[Es] sobre este [largo] período que va desde [el comienzo del galut en los días de] Tzidkiáhu hasta [la época de la Redención Futura, la era de] el Mashíaj, que decimos que [el pueblo judío se encuentra en un estado de] "se agazapó, yace...".

El Rebe Tzemaj Tzedek, basándose en la interpretación del Midrash (antes citada) escribe[5] que el término "yace –shajáv– se deriva de "vaishkáv – se acuesta y se duerme"[6], [tal como reza el versículo:] "Sobre mi lecho –mishkaví– en las noches"[7], y [también] "Él no muere ni cayó en cama – nafal lemishkáv"[8]. Todas estas expresiones aluden al período del galut, [que se compara al tiempo en que la persona duerme].

Podríamos pensar [erróneamente] que el estado diaspórico afecta no sólo al cuerpo, sino también al alma, Di-s libre, [o sea, que afecta también a] los aspectos vinculados con [el estudio de] la Torá y [el cumplimiento de] las mitzvot. Sin embargo, el mismo versículo que declara que "se agazapó, yace", no se refiere a quien se acuesta por falta de fuerzas sino más bien a alguien que se auto-limita, se contrae, [se "agazapa" por propia voluntad,] pues [quien "se agazapó y yace] es [no obstante, incluso entonces,] como un león –arí–, como un león fuerte –laví–". Arí es un león con su fuerza natural, mientras que laví es un león con fuerza extraordinaria, como señala el Zohar[9] que laví alude a una gran fuerza.

En otras palabras: incluso en una época en la que [el pueblo judío] "se agazapa" y "yace", eso no significa, Di-s libre, que las naciones del mundo tengan dominio sobre Israel. Los judíos son siempre como un arí y un laví.
Pero, "¿Quién –mi– lo levantará ()?"[10] – la palabra hebrea mi de este versículo tiene el mismo significado que aquel de la expresión "¿Quién –mi– ha revelado () este secreto a Mis hijos?"[11], la que a su vez está vinculada con "¿Quién –mi– podrá asegurar () que el corazón de ellos permanezca por siempre así, para tener temor de Mí..."[12], que alude al Todopoderoso[13]. Así, nuestro versículo "¿Quién –mi– lo levantará?" [no es exclusivamente una pregunta sino también una afirmación;] se refiere al Santo, bendito sea, que es El quien nos [levantara y] redimira del galut, como esta escrito: "Mi traera de Tzion () la salvacion de Israel"[14].

[Por lo tanto, se entiende que] hasta [que llegue] el momento de "Mi [Di-s] lo levantara", nadie tiene realmente dominio sobre Israel, Di-s libre. Dado que [el pueblo judio] es como un ari y un lavi, nadie puede considerarse su amo -en concordancia con lo explicado, el Codigo Judio de Leyes - el Shuljan Aruj - dictamina[15] que el ser humano no puede de manera alguna dominar a un ari y a un lavi. Es mas, [entre los legisladores de la Halaja] existe una controversia en cuanto a si es posible domarlos verdaderamente o no-.
[Asi visto,] el galut, desde la perspectiva de la logica, no tiene cabida[16]; solo porque impera una situacion de "forzado por el dictamen [Supremo]", el ari y el lavi permanecen "agazapados y yacen", [en un estado latente de sueno].

De esto se entiende, por ende, que en las esferas de Tora y mitzvot -sobre las que se ha dicho: "Di-s hablo todas estas palabras"[17] - el galut no tiene influencia alguna, [y, por lo tanto, la vida espiritual del judio no se ve realmente afectada ni en la mas extrema de las circunstancias].

2. Sin embargo, por fuerza del habito, la gente se acostumbro al galut y "no vemos, [no reconocemos,] nuestras senales [milagrosas enviadas por el Todopoderoso"[18]. Los milagros existen tambien en la actualidad, solo que nosotros "no los reconocemos"; aquel a quien sucede un milagro, no lo reconoce como tal[19].

La oscuridad [espiritual] imperante en la epoca de galut provoca que la persona piense equivocadamente que "el mundo sigue su curso natural"¨ [sin vinculo con la Divinidad]. El termino olam "mundo", se deriva de helem vehester (ocultacion y encubrimiento)[20]. Hay una percepción ilusoria de que el mundo sí ejerce dominio sobre el arí y el laví. Por eso, de vez en cuando se nos muestran desde lo Alto milagros manifiestos (y uno de esos milagros manifiestos, y que a su vez repercutió en todo el pueblo judío, aconteció en nuestra propia generación: el de [la liberación del Rebe (anterior) de la cárcel soviética] el 12-13 de Tamuz [de 5687 (1927)]). Di-s produce estos milagros para recordarnos que incluso en el galut "Nada hay fuera de Él"[21].

Es en este contexto que nuestros Sabios declaran que Di-s pensó originalmente "crear el mundo con el Atributo del Din (justicia y severidad), pero vio que [de este modo] el mundo no podría resistir y [por eso] combinó [la Justicia Divina] con el Atributo de Rajamím (misericordia, compasión)"[22]. En Shaar HaIjud [VeHaEmuná], la segunda sección del Tania[23], esta idea es aplicada a las manifestaciones de Divinidad [que se producen en la Creación] a través de los tzadikím y las maravillas y milagros mencionados en la Torá.
Los milagros quiebran las estructuras y limitaciones del [orden natural del] mundo, de modo que los ojos físicos puedan ver y reconocer que "hay Alguien que rige y guía esta casa"[24].

La toma de conciencia de este principio lleva a tener presente que el pueblo judío siempre es un arí y un laví, y que con respecto al Alma [Divina], en términos de Torá y mitzvot, no estamos sujetos a [las influencias restrictivas de] el galut.

3. Los textos misticos[25] señalan que existe una conexion intrinseca entre Bilam [-el hechicero que pretendio maldecir al pueblo judio-] y Amalek [-el primer pueblo que se atrevio a atacar a los judios tras el exodo de Egipto-]. Vemos una alusion a ello cuando escribimos ambos nombres uno debajo del otro, Bilam arriba y Amalek debajo: Al combinar las dos primeras letras de Bilam () con las dos primeras letras de Amalek (ain-mem/) exactamente debajo de las primeras, se forma la palabra Bilam; mientras que cuando combinamos las dos letras restantes de Bilam (ain-mem/) con las dos ultimas letras de Amalek (lamed-kuf/) se forma la palabra Amalek.

La manera de liberarnos de las kelipot de Bilam y Amalek es por medio de Ahava -amor [a Di-s]- e Ira -temor, reverencia [a Di-s]-. Ahava e Ira tienen una relacion analoga [a la de Bilam con Amalek], como puede verse cuando escribimos estas dos palabras una debajo de la otra, Ira arriba y Ahava abajo: combinando las dos primeras letras de Ira (iud-resh/) con las dos primeras letras de Ahava (alef-hei/) se forma la palabra Ira; y combinando las restantes dos letras de Ira (alef-hei/) con las ultimas dos letras de Ahava (bet-hei/), que se hallan exactamente debajo de ellas, se forma la palabra Ahava.

La explicacion del concepto es la siguiente:
Amalek fue capaz de luchar contra Israel porque era una nacion que descendia de Eisav [el primer hijo de nuestro Patriarca Itzjak]. Amalek arguia que siendo tambien el descendiente de Itzjak y [su padre, nuestro Patriarca] Avraham, tambien podia opinar en cuestiones vinculadas a la Tora y en cuestiones de santidad.

Cuando la persona permite a Amalék la más mínima apertura, posibilita que en ella tome cuerpo el [mismo enfoque malsano de Amalék:] "Conoce a su Amo, y [pese a ello] actúa con la intención de rebelarse contra El"[26]. Ello lleva a las consecuencias del artero ataque de Amalék[27].
Lo mismo sucede con Bilám. La Guemará, en el tratado de Sanhedrín[28], declara que Bilám era descendiente de Laván, [el suegro de Iaacov]. Laván dijo: "Las hijas son mis hijas, y los hijos son mis hijos... y todo lo que ves es mío"[29]. En otras palabras, también él [argumenta que] está ligado a los judíos, ya que toda la Casa de Israel se desarrolló de sus hijas.

Este concepto porta una lección para todas las futuras generaciones judías:
Si viene alguien y expresa conceptos contrarios a la Torá y a las mitzvot, incluso si exhibe un certificado demostrando que es descendiente de Itzjak y de Avraham y que de él nacieron aquellos sobre los que se erigió toda la Casa de Israel, hemos de contestarle [con clara firmeza]:
"¡Nosotros, sólo tenemos a nuestro Padre Celestial! ¡Nuestro único criterio a aplicar en todo es [el sustentado por] la Torá! Ni la alcurnia ni nada que se le parezca es decisivo para nosotros. La Torá es nuestro único y exclusivo referente: lo que sea acorde con la Torá estará bien; pero si algo la contradice, aunque provenga de Bilám o de Amalék, puesto que no condice con la Torá, ello mismo es evidencia de que nada tiene que ver con nosotros".

Para decidir la validez de una propuesta, si ésta es acorde a la Torá o no, es esencial [la humildad; hay que] tener en cuenta que cuando nos embarga un sentimiento de arrogancia y orgullo, no estamos capacitados para determinar si rechazamos cierta opinión porque es contraria a la Torá o porque no condice con nuestro orgullo personal.

Para evitar una situación de esta índole, se debe servir a Di-s con Ahavá (amor) e Irá (temor, reverencia). Primero Irá y luego Ahavá, tal como fueron combinados antes. Así, en el Tania se expresa que Irá constituye "el inicio mismo de la avodá, su fundamento y raíz"30.

En Jinuj Katán, [la introducción a la Segunda Parte] del Tania[31] está escrito que Ahavá es la raíz de todos los Preceptos Positivos –harás–, mientras que Irá es la de todos los Preceptos Negativos[32] –no harás–. Allí, [el Alter Rebe] agrega que estos, [amor y temor a Di-s,] están sujetos al jinuj, es decir, a ser enseñados e inculcados. Esto significa que aun aquel que no tiene desarrollada su capacidad intelectual ("y cada uno conoce su estado personal...") puede ser educado a acceder a Ahavá e Irá.

Si la persona tiene amor y temor a Di-s, nada debe temer de [algún] "Amalék", aun si éste proviene [y argumenta ser descendiente] de Avraham e Itzjak, ni tampoco [temerá a algún] "Bilám", si bien [su estatura puede ser excelsa, como vemos en el Sifrí[33] que] "'En [el pueblo de] Israel no surgió Profeta alguno como Moshé'[34] –'en Israel' no surgió, pero sí en las demás naciones. ¿Y quién es? Bilám"[35].

[En síntesis:] Aun el judío más simple entre los simples, si se comporta adquiriendo primero temor a Di-s y luego amor a Él, nada tiene que temer de "Bilám" y "Amalék".

(de una Sijá del 12 de Tamuz, 5716)


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