05 julio 2006

Kolót: EL SECUESTRO, LA DEMAGOGIA Y LOS ASESINOS - por Marcelo Sneh

EL SECUESTRO, LA DEMAGOGIA Y LOS ASESINOS - por Marcelo Sneh
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Wednesday, 5 de July de 2006, 17:08

EL SECUESTRO, LA DEMAGOGIA Y LOS ASESINOS

por Marcelo Sneh Quiero ante todo disculparme ante mis lectores por mi ausencia de la semana anterior, tanto los que me extrañaron como aquéllos que no tuvieron a quién criticar… pero una semana pasa pronto, caro lector, y "como decíamos ayer…" otra vez firme en la brecha para decir lo que pienso.
Y lo que pienso hoy es que estamos ante un nuevo enemigo, un enemigo impensado, imprevisible, sin medias tintas: o se manifiesta con la mayor estulticia y procede de la manera más bruta e ignorante, sin importarle las consecuencias, o lo hace en la forma más zorra, astuta e inteligente. Son capaces de matar gallinas que ponen huevos de oro con la misma facilidad con que saben ganarse la simpatía, el apoyo y el "rajmunes" (1) de las "almas buenas" y los "espíritus elevados" del mundo occidental, que recién en estos últimos tiempos empezaron a darse cuenta de la amenaza fundamentalista que poco a poco fue infiltrándose y enseñoreándose en sus apacibles, bucólicos y ahítos países. No tienen idea ni de lo que es la honradez, de lo que es una democracia, de la forma en que se levanta un país, no saben convivir con el distinto, y lo que es peor, no tienen idea de lo que es la vida, no saben valorarla, ni la ajena ni la propia.
Cito: "…esos individuos pertenecen a una calaña muy especial. Su amor a la muerte es el resultado de su incapacidad de aceptar una vida humana. En realidad, ellos siguen existiendo y actuando en un constante deseo de matar… y yo, a pesar de ser un ángel de la muerte, sigo siendo un ángel: ellos… son hijos de Satanás"
Este fragmento fue tomado de "La derrota del Ángel de la Muerte", de S. Sneh, y se refiere en este caso a los SS, pero es terriblemente asombroso como encaja al milímetro con los delirantes líderes y asesinos del Hamás y su constante deseo de matar sin importarles morir. Otro grupo "humano" que cayó en esta terrorífica y diabólica deformación mental fueron los soldados de Millán Astray, con su tenebrosamente famosa frase "Viva la muerte!" durante la guerra civil española.
Al que se apure a escandalizarse o rasgar sus vestiduras y llenarme de todo tipo de epítetos por haber llamado "SS" o "nazis" a los del Hamás… se equivoca. Los del Hamás tienen la misma mentalidad asesina, tienen el mismo desprecio por la vida humana… pero no son disciplinados, no son nacionales ni socialistas… son asesinos puros y simples, que ni siquiera tienen idea por lo que están luchando (o sí, pero no se animan a declararlo públicamente porque así perderían la simpatía de ciertos "espíritus elevados", o lo que es pero, la ayuda financiera para mantenerse dentro de su incontenible corruptela), y que a partir de la Desconexión, pasando por la dorada época de los años '90 tuvieron la oportunidad irrecuperable de empezar a fundar de una vez por todas un estado independiente… pero no. La cuadratura mental de algunos, el pánico de otros (el Juan Pueblo que los votó, si no, no se entiende qué motivo llevó a los palestinos pacíficos que todo lo que quieren es trabajar y vivir en paz a votar por semejantes energúmenos), sed de sangre, el fundamentalismo y la irrefrenable codicia de ciertos líderes ultracorruptos llevaron a desperdiciar una de las más preciadas y raras oportunidades de la Historia, que fue la posibilidad de empezar a solucionar el problema palestino, aunque sea empezar.
Caro lector, no soy tonto o ingenuo, reconozco que si hablamos de oportunidades perdidas, la que desperdició Israel desde 1967 en adelante fue mucho peor, pero eso, en este momento, es harina de otro costal. Lo que nos preocupa ahora es lo que viene sucediendo desde que Israel, sea como sea y a cualquier costo llevó a cabo los planes democráticamente votados de la Desconexión, llevándola a cabo sin parar mientes, sin detenerse a mirar atrás, como un primer paso hacia una posible solución. Y los incautos de entonces pensamos que cuando ellos estén allá y nosotros acá, habrá paz para Israel… qué ingenuos (por decirlo diplomáticamente), ¿no? Los israelíes salieron de Gazza, pero muchas cosas no cambiaron: los misiles contra Sderoth, los atentados a mansalva, y ahora lo que todos pensamos, otra vez cándidamente, que Israel no iba a permitir que pase: la invasión descarada, por medio de un túnel que pudieron excavar tranquilamente y sin ser molestados, hasta doscientos metros dentro del territorio Israelí, enfrentarse con un tanque, asesinar a dos soldados y secuestrar a otro, y llevárselo con toda tranquilidad. Repito, por si no quedaron claros, los términos "asesinar" y "secuestrar", porque nunca falta un buey corneta o un "israelí a control remoto" que desde la comodidad algo fría pero "culturosa" y "progresista" de su "exilio" me aclare que se trata de "caídos" y de "prisionero de guerra"… No. Lamento tirarles abajo la inmaculada concepción que tienen del problema, pero en este caso no se trata de una guerra, se trata de una descarada, criminal, artera e indeseable invasión, los soldados fueron asesinados y Guilad Shalit fue secuestrado. Guilad Shalit no es de ninguna manera un prisionero de guerra, por si a alguien le quedan dudas: Guilad Shalit es un rehén en manos de patoteros asesinos que pretenden jugar a una guerra que no existe, que defienden algo que dista mucho de ser una razón revolucionaria, una bandera política o un ideal nacional: con el cerebro lavado, el alma sucia de muerte y las manos llenas de sangre, los delincuentes comunes que retienen a Guilad por lo menos de algo tienen idea: saben que Israel lo quiere vivo (si es que aún lo está) y que podría llegar a dar lo más impensable a cambio de su vida. Pero ya sabemos que fue lo que pasó cuando fueron secuestrados los tres soldados en la frontera norte: un tipo de moral algo dudosa y cientos de terroristas con las manos manchadas de sangre a cambio de tres cadáveres. Y no quiero seguir porque quizá me vaya un poco de boca contra quien en este momento es probable que deba callar, mordiendo los labios hasta hacerlos sangrar porque tiene información que mejor no salga a la luz… quizá, quién sabe. Todas las noches la pantalla del televisor nos muestra el rostro joven y torturado del padre de Guilad, el cinismo y la asombrosa capacidad para poner cara de poker que tienen algunos de nuestros gobernantes, como nuestro inefable "Ministro de Defensa" (¿defensa? ¿qué defensa? ¿la calle Defensa?), o nuestro petulante y "a la vuelta de todo" comandante en Jefe del Ejército, que en vez de arremangarse y tratar de terminar con este asunto, aparece ante las cámaras para decir que "él no discute ni toma en cuenta la palabra de un soldado raso", cuando cada partícula de información es importante, o lo que es peor, que se le dé centimil a Hannia, que con una cara más dura que el granito, se dirige por los medios a los raptores de Guilad diciéndoles que "por favor no lo maten", ya que los raptores, con un caradurismo y una impunidad absoluta "cortaron contacto" con los intermediarios.
Mientras tanto, Tzahal sigue cañoneando, aparentemente sin saber bien adónde apuntar, sus topadoras continúan cavando y buscando túneles, nuestros políticos siguen hablando y hablando sin decir nada coherente al respecto y los "periodistas" se refocilan con sus "flashes en directo" desde la casa de la familia Shalit en Mitzpeh Hilah, pero cuando cae la noche, los periodistas corren a cubrir el 4 de julio yanki, el Mundial, "Nace una estrella" y demás "temas importantes"… y la familia Shalit se queda sola con su angustia, con ese sentimiento aterrador, que atenacea el corazón y la garganta: la incertidumbre. La rutina vuelve a cubrirse con el negro y piadoso manto de "ojos que no ven, corazón que no siente" hasta la próxima mañana, y así día tras día… tras maldito día. La frase del título de un reportaje a Noam Shalit, el padre de Guilad, y que encabeza una nota en Ynet, lo dice todo: "a la noche uno se queda solo con la verdad…"
La verdad, caro lector, es el dolor de la incertidumbre, el silencio opresivo, la terrible sensación de que otros se están ensañando con el dolor ajeno, de que otros están aprovechando ese dolor para cortar cupones en provecho propio…
La verdad es la terrible certidumbre que quienes tendrían que estar haciendo algo no saben para qué lado disparar, aquellos a quienes votamos y en quienes confiamos están dando manotazos de ahogado o se las tienen que ver con cachetazos de locos en la oscuridad, la verdad es que pasaron nueve días y Guilad no aparece. ¿Rezar? No sirve, señores, hay que hacer, y lo antes posible.
Es doloroso… pero así nos va.
(1) Rajmunes: lástima, compasión (N. del R.)
Marcelo Sneh
Beer Sheva, Israel

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