16 enero 2008

contextos: LOS PÉTALOS DEL BIENDECIR: Curación de la Yoitis

LOS PÉTALOS DEL BIENDECIR: Curación de la Yoitis
de Josefina Navarro - Wednesday, 16 de January de 2008, 12:00
  
B''H
De Malcah para la Quebutzah
 
 
LOS PÉTALOS DEL BIENDECIR
 
CURACIÓN DE LA YOITIS
 
(Pétalo nº 2)

 
     Si cada vez que alguien expresa una opinión o un simple punto de vista delante de ti, contestas de inmediato : "Pues, esto, yo lo veo así o asá".
      
     Si cada vez que alguien refiere una vivencia suya, sea dichosa o pesarosa, le casi interrumpes para decir, sea: "Yo esto lo disfruto más cuando…(o algo por el estilo) sea: "¡Uy, tienes demasiada paciencia! ¡yo esto no lo aguanto!".
 
     Si acostumbras a exclamar: "yo tengo mucha benevolencia pero no tolero la hipocresía" y otras innumerables frases en las que pones un yo enfático para subrayar tus afirmaciones, es muy probable que estés sufriendo esta inflamación del ego que designamos, en el título de éste Pétalo, con el nombre de "yoitis".
 
     La mayoría de la gente afectada de yoitis cree sinceramente que al emplear el pronombre personal de la primera persona intensifica el diálogo, dándole el valor de la autenticidad, pero no es así.
 
     El "intercambiar ideas" es una de las formas que reviste el diálogo, pero no es la única, porque el diálogo también es comentario unánime, información, puntualización etc… Por otra parte, la palabra "intercambio" con sus connotaciones comerciales, genera confusión. En efecto, a todos nos dijeron alguna vez: "No debes adoptar una opinión o un punto de vista simplemente porque alguien que tu admiras la tiene. Debes forjarte tú, tu propia opinión". Esto es evidente y muy recomendable, pero no significa, en modo alguno, que al enunciar o defender esta opinión tengamos que reivindicar su propiedad porque, quien así lo hace demuestra a los demás y a sí mismo que le importa más pasar por listo que profundizar en un tema. Revela su complejo de inferioridad y todo el mundo lo advierte. Algunos lo aprovecharan para manipularle.
 
     Pensémoslo: en vez de decir "esto yo lo veo así…" podemos decir: "esto es posible verlo así…" o "también existe otro elemento cuya importancia es difícil de soslayar…". Esta forma impersonal de hablar suele resultar muy grata al interlocutor que ya se fija más en el significado de lo enunciado que en su autor.
 
     Por otra parte, la persona que evita utilizar la primera persona  del singular, (excepto en los casos que exigen la puntualización: "esto es opinión personal mía" )se brinda una oportunidad de reconsiderar y matizar o radicalizar su punto de vista.
 
     Ahora, si intentamos hacer la lista de todo lo que debemos a los demás en la formación de nuestros criterios, ya no nos atreveremos  a decir "yo pienso". Estamos en deuda con nuestra herencia cultural, con nuestros educadores, con nuestros interlocutores, con quienes participan o participaron en nuestra vida familiar, social o profesional, con distintos autores que nos influyeron de un modo u otro, bien porque sus asertos nos entusiasmaron, bien porque nos indignaron o nos parecieron idiotas… Hay más cosas y gentes a quienes debemos el haber podido sintetizar cierto modo personal de enfocar nuestros conceptos.
 
     Hasta ahora no hemos abordado la cuestión económica. Recuerdo a la esposa de un banquero que, con gran ingenuidad, preguntó a una mujer que estaba evocando su vida de casada joven y muy pobre. "¿Cómo se os ocurría a tu esposo y a ti marcharos al extranjero durante las vacaciones con el poco dinero que teníais y un hijito de 4 años que alimentar?" y la otra le contestó: "Porque el viaje en tren para los tres nos costaba menos que dos semanas de pensión y luego, en casa de mis padres no pagábamos ni alquiler ni comida y, sobre todo, veíamos y besábamos a nuestro segundo hijo que vivía allí. ¿Sabes? los pobres también tienen un corazón" La otra se quedó apabullada y un amigo terció para decir: "Los ricos conocemos mal la vida porque la mayoría de nuestras dificultades las podemos resolver con nuestro dinero" La "banquera" creía "pensar".
 
     Pues sí, también debemos una buena parte de los planteamientos que tomamos por personales a nuestra situación económica.
 
     Decir: " yo pienso o creo" es algo muy comparable a una mentira. Por esto los maestros cabalistas tradicionales nunca permitían a sus discípulos decir: "yo pienso que…". Les exigían que utilizaran la expresión: "mis maestros me han transmitido que…". No somos propietarios de nuestras conclusiones.
 
     La ausencia del yo permite que el diálogo transcurra por sendas apacibles y fecundas; evita las pequeñas satisfacciones de la vanidad y permite que, cuando es realmente necesario dar un ejemplo personal, se emplee el yo sin complejo.
 
     La  yoitis no es el empleo del yo , es el abuso de este empleo y, como todos los abusos, se cura muy bien con un poco de atención y… una pizca de sentido del ridículo.
 
     El suprimir el yo abusivo de las conversaciones es lo propio de la madurez ¿os habéis fijado en lo poco que lo emplean los ancianos?
 
     En hebreo, ya lo hemos apuntado varias  veces, "yo"  y "no existe" se escriben con las mismas letras. Al dejar de inflar el yo, dejamos un sitio al nosotros. Es una bendición por la cual alabamos al Eterno Que nos la concede.    

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