20 octubre 2006

parashah: Parashát Bereshít, por Rav Daniel Oppenheimer - 1656 años... ¿en vano?

Parashát Bereshít, por Rav Daniel Oppenheimer - 1656 años... ¿en vano?
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Friday, 20 de October de 2006, 00:12
 Parashát Bereshít
1656 AÑOS... ¿EN VANO?

por Rav Daniel Oppenheimer

¿Cómo era Adán, el primer hombre? ¿era rubio o morocho, alto o bajo, gordo o delgado? ¿cómo usaba Javá (Eva) su cabello - ¿se lo peinaba con trenza o tenía flequillo? ¿cómo se alimentaba? - ¿comía guefilte fish o mehshi? ¿qué deporte practicaba? ¿qué hizo durante sus 930 años de vida? ¿cómo educó a sus hijos? ¿quién inventó la rueda, o el primer carro, o la mezcla de colores?
Sin duda, la imaginación da para mucho. Quien abre el libro de Bereshit (Génesis) en su primer lectura quedará asombrado de cómo la Torá pudo sintetizar las diez primeras generaciones en tan sólo cinco capítulos, de los cuáles la mayor parte están dedicados a tres o cuatro episodios acerca de la creación misma, del árbol prohibido, el homicidio de Hevel, (Abel) y de Lemej y sus esposas. Muchos detalles históricos de interés, sin embargo, están obviados totalmente. ­¿Por qué? ¿No hubiese sido fascinante saber algo más sobre Adam y Javá?
Tal vez. No obstante, cuando comenzamos nuevamente la lectura de la Torá, debemos volver a recalcar que ésta no se dedica a “cosas interesantes” ni a datos geográficos o históricos (aun cuando los puede haber en ella por otras razones). Lo que la Torá sí hace, es enseñarnos a vivir y a encontrar nuestra misión colectiva e individual para la vida de cada uno de nosotros.
Visto desde este ángulo, casi toda la lectura de la Parshá Bereshit nos relata acerca de los desaciertos que protagonizaron las primeras diez generaciones (en 1656 años) desde Adam hasta Noaj (Noé), perdiendo ellos así la oportunidad de cumplir con el propósito Di-vino en la creación del ser humano. Conocer estos datos no es “historia”, sino “moraleja”. Por eso figuran y los estudiamos. El propósito Di-vino por el cual creó al ser humano no se altera por el mero hecho que éste no aprenda su lección. En todo caso, se modifica el escenario de acción para darle otra posibilidad o se transfiere la oportunidad a otro que lo quiera hacer mejor.
El primer gran traspié sucedió con la primer pareja. Adam y Javá. Este folleto no alcanza para comentar toda la envergadura de aquel primer pecado. Sólo cabe destacar que, a pesar de haber sido creados y haber conocido el mundo que existía fuera del Gan Eden (Jardín del Edén), a pesar de su conocimiento claro de haber sido creados por D”s, a pesar de su identificación natural con la palabra de D”s que gozaban inicialmente, optaron por posicionarse del lado del goce físico que les permitiría y obligaría elegir el bien y el mal desde una situación de confusión de placeres y valores, entre los deseos del cuerpo y la palabra de D”s (ellos pensaron - equivocadamente - que el desafío de escoger entre el bien y el mal sería mayor y de más valor, si incorporaban a su ser la adicción al placer físico).
El Gan Eden ya no era el lugar ideal para que siguieran cumpliendo su rol. Fuera de él, y con condiciones físicas de privación e incertidumbre tendrían que encontrar su camino para volver a él. Fue el primer exilio, una vez que el ser humano se debió esconder por sentirse alejado y humillado frente a la Voz de D”s. Nosotros seguimos en aquel exilio.
No obstante, la maldición recayó sobre el rendimiento de la tierra y no sobre el hombre mismo quien nunca pierde su condición de portar la imagen Di-vina.
Su simiente (Caín) sufre de celos y de una urgencia de ser “dueño” de la tierra y de sus bienes, un mal del que sufren la mayoría de los hombres (y mujeres) de hoy y, al mismo tiempo, de depresión y frustración al no lograr los fines económicos deseados. Más allá de cuál fue exactamente la discusión entre Caín y Hevel (el hermano), Caín terminó asesinando al Hevel. El resultado del homicidio fue que Caín sufrió un exilio aun mayor, al no poder considerar ninguna tierra como propia y ser nómada de sitio en sitio por el resto de su vida.
La descendencia de Caín no mejoró su vínculo con el Todopoderoso. De niños eran “educados” a desconocer a D”s (Mejuiael), tarea a la cual se dedicaban activamente de grandes (Mejiael). De allí salió Lemej quien siguió la “costumbre” de su época. La bigamia. ¿Para qué? Para poder procrear con una esposa, quien se dedicaría a la crianza de los niños y poder seguir gozando de la “buena vida” con “la otra”. Ya la humanidad cayó así en el hedonismo puro con un tinte claro de “usar” a las mujeres como “objetos de placer”. Otra precipitada caída. ¿Qué puede esperarse de los hijos de tal unión? Grandes inventores y descubridores. Instrumentos musicales - para la idolatría. Construcción de casas - para la idolatría. De cuchillos - para el homicidio (Rashí).
¡Que no se mal interprete! Los progresos científicos no son malos en si. Sí lo son, más veces que no, los objetivos y los usos que les da el hombre. Es que, por lo general, la maldad (léase: la envidia, el egoísmo, el odio, etc.) poseen mejores recursos (de inventiva y creatividad) hasta en nuestra propia mente, que las causas nobles...
¿Qué otra cosa se podía esperar, acaso, de la descendencia de Caín? Sin embargo, Adam volvió a tener hijos e hijas. El mejor de ellos, Shet, a su vez tuvo un hijo: Enosh, en cuya época se comenzó a difundir el nombre de D”s. ¿En serio? ¿Pero, para qué? ¿No estaba vivo, acaso, por muchos años más el abuelo de todos los seres humanos, Adam, quien sin duda les podía contar cómo él mismo fue creado por D”s?
Es que muy rápido la humanidad “se las arregló” para que las cosas no estuviesen tan claras. El hecho de que en la generación del propio nieto de Adam fuese menester predicar acerca de la existencia de D”s, significa que las cosas ya estaban muy mal (R.Sh.R.Hirsch en nombre de su maestro Jajam Bernays).
Pasaron los años. Apareció verdaderamente un hombre que iba en contra de la corriente. Janoj. Pero no era lo suficientemente fuerte para contrarrestar la tendencia. Por lo tanto, falleció joven.
Mientras las descendencias de Shet y Caín seguían cursos independientes sin contaminarse, había esperanzas. Mas con el tiempo, esto se perdió. Y allí comenzó la cuenta regresiva hacia la destrucción total. La dignidad que caracterizaba a la estirpe de Shet se mezcló con la perversa descendencia de Caín, con las lógicas influencias nefastas.
La violencia fue en franco aumento. El deterioro que llevó a la corrupción que causó el Gran Diluvio, fue gradual. Comenzó con la toma de mujeres por simple capricho, sin determinar si tal mujer sería una esposa ideal para tal varón. De allí se extendió a la toma de esposas por la fuerza. No faltó mucho para que las parejas estuviesen formadas por relaciones prohibidas en la Torá (tomaron mujeres casadas, homosexualidad y animales - Rashí). La suerte de la humanidad estuvo sellada.
Aun cuando el ser humano pudiere haber perdido de vista el objetivo de su creación, su Creador es Eterno e Inalterable y así son también Sus Objetivos. Ni un hombre, ni una generación, ni toda la humanidad van a modificar Su plan por el cual el ser humano llegará a reconocer la sola Autoridad de D”s, someterse libremente y obrar acorde a Su voluntad.

1656 años pueden ser muchos para nosotros, pero no significan nada ante la Eternidad. La próxima oportunidad la tuvo un hombre y su familia - Noaj.

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