06 agosto 2006

Kolót: Chile: Duros enfrentamientos entre Neonazis y Antifascistas

Chile: Duros enfrentamientos entre Neonazis y Antifascistas
de Fabian Spagnoli - Sunday, 6 de August de 2006, 13:23
 

Dos asesinatos deja la guerra declarada en abril, y que ha culminado con la muerte del joven “hitlerista” Mauricio Egaña. En golpizas y enfrentamientos, los dos bandos utilizan cuchillos u objetos contundentes, aunque los neonazis suelen portar armas de fuego y tienen instrucción paramilitar. 

 

“Este no es nuestro vecindario. Esto es un campo de batalla. Esta noche estamos en un campo de batalla”. Las palabras de “Derek Vinyard”, el skinhead nacionalsocialista que protagonizaba la película “American X”, pudieron parecer impactantes para los chilenos, pero lejanas. Quizás no imaginaron que el país estaba peligrosamente cercano a escenas similares de ultraviolencia.

 

En abril, el joven Tomás Vilches fue asesinado por cabezas rapadas neonazis en el Persa Bío-Bío, al cual concurrió para comprar “música antifascista”. El autor material, Héctor Herrera, fue arrestado, mientras la Fiscalía Centro Norte comenzaba una intensa cacería de su presunto responsable intelectual: Esteban González, alias “Tito Van Damme”.

 

Desde entonces, el tema se instaló en la agenda pública. Se extendió durante el conflicto de los estudiantes secundarios, con las denuncias de intentos de ataques de los neonazis a los liceos tomados. La preocupación siguió creciendo cuando Mega entrevistó a dos neonazis encapuchados y con armas.

 

La clase política no podía estar ausente y el presidente de la Cámara Baja, Antonio Leal, denunció que fue amenazado de muerte en un sitio web que “aparece y desaparece de la red”, lo que haría difícil de ubicarla, pero en la cual habría alcanzado a leer una frase: “Hay que eliminarlo”. Y agregó que “los últimos cinco o seis asesinatos con matriz ideológica en este país, lo han producido grupos neonazis”.

 

Pocos días después fue asesinado uno de los jóvenes “hitleristas”. La guerra estaba declarada.

 

El nuevo crimen

 

En la madrugada del domingo 25 de junio, Mauricio Egaña Bustamante transitaba por una calle de la comuna de Conchalí. Tenía 30 años y hacía más de una década formaba parte del grupo “Súrdicos Skinhead Nacional Socialistas Zona Norte”. Iba acompañado por su pareja, Tiare Moyla, de 20 años, quien en el 2002 participó en la Cuarta Escuela de Formación Política del Movimiento Patria Nueva Sociedad (PNS) y luego se convirtió en skin-girl, la rama femenina de los cabezas rapadas.

 

En la intersección de Domingo Silva con Avenida Independencia fueron atacados por un grupo de ocho jóvenes. Mientras unos maniataban e inmovilizaban a la muchacha, los otros golpeaban brutalmente a Egaña. Finalmente, le dieron siete estocadas con un arma blanca en la espalda, las extremidades y el tórax. Una de ellas alcanzó su corazón.

 

Una patrulla de la Novena Comisaría de Carabineros encontró a Egaña desangrándose. Falleció en el Hospital San José alrededor de las 6.50 horas de esa mañana.

 

Más tarde, los involucrados fueron detenidos por la Sección de Investigaciones Policiales. Antes de abandonar a Egaña, los sujetos lo despojaron de su chaqueta y otras pertenencias, como una especie de “trofeos”, lo que permitió localizarlos. Eran parte de un grupo skinhead antifascista denominado “Acción Rebelde”.

 

Los detenidos fueron Rodrigo Ancaín (22 años), José Merino (18), Jonathan Vera (19), Maribel Delgado (23), Sandra Sánchez (18), además de los menores A.O. (16) y R.M. (17). Este último se culpó de haber dado la estocada mortal.

 

El velorio de Egaña se efectuó en la parroquia Juan XXIII de Conchalí. Allí llegaron, en marcha, cerca de 30 skinhead neonazis. Entonaron el Himno Nacional, con esa estrofa de los “valientes soldados”, e hicieron el clásico saludo nacionalsocialista: brazo en alto y con la consigna “Seig Heil, Heil Hitler”. Todos ellos, con la indumentaria arquetípica: bototos, chaquetas de aviación, brazales con esvásticas. Y también llegó una ofrenda de flores con la cruz gamada.

 

El 27 de junio se realizarían los funerales en el Cementerio General, pero no fue posible la sepultura porque el ataúd no cupo en el nicho destinado. Al día siguiente se concretó la ceremonia. En ambas ocasiones llegaron decenas de skinheads nacionalsocialistas, los que interpretaron en varias ocasiones el Himno Nacional con el brazo en alto. Las palabras fúnebres fueron consignas contra comunistas, drogadictos, delincuentes y homosexuales.

 

“No buscaremos venganza, queremos que la justicia actúe y sea dura”, aseveró Rodrigo Pérez, neonazi que adquirió notoriedad por su amistad con “Tito Van Damme” y que las ofició como vocero de la familia de Egaña. Otros anónimos “camaradas” suyos, por el contrario, deslizaron que no descartaban el camino de la vendetta.

 

Mientras tanto, la madre de Egaña, Rosa Bustamante, amenazaba con querellarse contra el diario Las Ultimas Noticias por adjudicarle en su portada la frase: “Soy nazi, igual que mi hijo”.

 

Por su lado, Tiare Moyla negó que el menor fuera autor de las puñaladas, atribuyéndolo a una maniobra para eludir la sanción judicial. “A Mauricio no lo mató el joven de 17 años que se inculpó al momento de la detención. Era obvio que eso pasaría, pero fueron los otros”, señaló.

 

Las primeras pesquisas fueron realizadas, por turno, por el fiscal Leonardo de la Prida. Sin embargo, la Fiscalía Centro Norte resolvió derivar la investigación al fiscal jefe de Delitos Violentos, Alejandro Cooper, que investiga, con la fiscal adjunta Paola Trisotti, la muerte de Tomás Vilches y la posible existencia de una asociación ilícita.

 

Es muy posible que la opinión pública se encuentre confundida respecto de la identidad de los grupos que ahora aparecieron en confrontación. Hasta el asesinato de Egaña, la categoría “skinhead” aparecía en la prensa como un sinónimo de neonazi. Luego de este hecho de sangre, el concepto pasó a denotar a los antifascistas.

 

Cabezas Rapadas

 

En rigor, estamos en presencia de diferentes expresiones de los skinheads, que disputan la identidad del movimiento en el campo de los símbolos y el control territorial. Con el denominador común del recurso de la violencia y la organización en “klanes” o tribus.

 

El movimiento skinhead irrumpió en Inglaterra a fines de los años 60. Su característica principal era su pelo muy corto (del que deriva el término inglés), pantalones estrechos, camisetas sin cuello, suspensores y bototos. Además, asumió como rasgo de identidad la llamada música Oi! Durante su primera década de existencia fueron apolíticos.

 

A la altura de 1981, se introdujo en Europa la asociación con los mitos y simbología del nacionalsocialismo y nacieron los “skinhead NS”. En los Estados Unidos, emergió una variante: los skinheads white power (Poder Blanco), más cercanos a la tradición racista del país del norte. Los apolíticos, que persistieron en dar al movimiento una dimensión mas cercana a sus orígenes, fueron llamados “Primus”.

 

Mucho más tarde, se constituyeron subcorrientes contrarias a la identificación neonazi y surgieron los red skins (rojos y anarquistas skinheads, RASH) y los skinheads contra el prejuicio racial (skinheads against racial prejudice, SHARP).

 

Todos estos grupos existen en Chile, y el asesinato de Egaña habría sido expresión de la pugna entre skinhead NS y SHARP/RASH.

 

Los primeros aparecieron en el país alrededor de 1987. En el local Nahuel de Valparaíso asistieron a reuniones del Movimiento Nacional Sindicalista (MNS), el más antiguo grupo nacionalista chileno. Sus más bien tradicionalistas cuadros no vieron con buenos ojos la estética de los jóvenes, por lo que la relación no fructificó.

 

Los skins crecieron por asimilación de jóvenes de otras “tribus urbanas”, sobre todo los thrasher, que entre 1988 y 1989 sostuvieron espectaculares batallas con coreanos. Las primeras bandas fueron la porteña “Ochobolas” y la santiaguina “RockandOi”.

 

A mediados de los 90, se debilitaron y quedaron circunscritos a Puente Alto y Maipú, y Valparaíso y Villa Alemana.

 

A comienzos de 1998 apareció el primer sitio web nacionalsocialista de origen chileno, “Al Fin del Mundo”, obra de un skinhead del norte del país. En su presentación proclamaba: “Hagamos de Chile esa tierra encantada y mítica que soñamos. Somos los ‘súrdicos’, los gigantes blancos del sur, no les fallemos a nuestra herencia, a la gloriosa estirpe de guerreros que dieron sus vidas por nuestro triunfo”.

 

En el 2000 se produjo un hecho que es considerado por los skinheads como un hito de su resurgimiento: un grupo de cabezas rapadas accedió a participar en un reportaje del programa “Contacto” de Canal 13. Se especula que ello les habría permitido la llegada de adeptos y el crecimiento del movimiento.

 

Uno de sus efectos concretos fue la refundación de “Martillo del Sur” en Villa Alemana, con el liderazgo de Elliot Quijada, un antiguo skinhead que, poco antes, había desertado del recién formado Movimiento “Patria Nueva Sociedad”.

 

El grupo, hoy disuelto, ejerció una enorme influencia en la reactivación de los skinheads y en el 2002 alcanzaron notoriedad cuando fueron acusados de un ataque a un concierto antifascista en el bar El Dique, de Valparaíso, donde tocaba, entre varias otras, la banda “Curasbun”, los que derivaron a los SHARP desde el movimiento punk. A través de su influencia, no pocos punkies pasaron al antifascismo skinhead.

 

Se crearon clanes como “Skinhead Chile”, también disuelto, y La Rapada de Santiago. Una de las bandas más conocidas es “Escuadrón de Asalto”.

 

Los SHARP y los RASH emergieron casi paralelamente a esa reactivación neonazista. A inicios del 2003 efectuaron un congreso, con invitados de Argentina y Canadá y en la declaración final identificaron como enemigos al fascismo y al capitalismo, y proponían ampliar la lucha contra el racismo.

 

El sector creció con Resistencia Skinhead, RASH/SHARP Santiago, RASH Zona Norte, RASH de Antofagasta Antifascista, entre otras agrupaciones, y por bandas como “Sudor Obrero”, “Criminal Skin” y los ya mencionados “Curasbun”.

 

La confusión

 

Las investigaciones realizadas en Europa sobre el fenómeno skinhead, donde emergió y ha tenido su mayor desarrollo, tienden a coincidir que se trata de un hecho social que se puede caracterizar como “tribus urbanas”, en que lo básico es la aspiración de identidad juvenil en sectores de marginalidad social, cultural y/o afectiva, a través de articular el “culto a la imagen” y la “autoafirmación a través de la violencia”.

 

En este sentido, los académicos de la Universidad Autónoma de Barcelona Pere-Oriol Costa, José Manuel Pérez Tornero y Fabio Tropea proponen “considerar a las ideologías del grupo no tanto como verdaderas visiones del mundo sino como soportes estratégicos de pulsiones de tipo más bien existencial”.

 

En ese sentido, parece preocupante que la lectura dominante en Chile tienda a colocar el énfasis en una supuesta dimensión política. Por ejemplo, luego del asesinato de Egaña el ministro secretario general de Gobierno, Ricardo Lagos Weber, señaló que “Chile no va a dar espacios para ningún tipo de violencia y menos violencia que se trate de fundar en algún tipo de ideología, racismo, discriminación”.

 

Por otra parte, aunque parezca una obviedad, para enfrentar el problema es necesario que exista un conocimiento riguroso, que hasta ahora está más bien ausente de la polémica.

 

El abogado y sociólogo Humberto Lagos ha logrado notoriedad pública por sus trabajos sobre las sectas religiosas. Y en febrero del año pasado publicó un pequeño opúsculo de carácter más bien teórico, titulado “Las pandillas en Chile”, en que no hay referencia al fenómeno skinhead, sobre el cual no existen investigaciones específicas suyas (y menos sobre el neonazismo en general). Sin embargo, ha sido consultado hasta la saciedad como experto en la materia, e incluso Las Ultimas Noticias lo presentó el 20 de junio como “investigador del nazismo”.

 

En una entrevista con Radio Agricultura, manifestó que en el país hay alrededor de 300 pandillas, de las cuales unas 20 o 30 responden a “células neonazis”, añadiendo que lo que más le preocupa “son los intentos de reponer la ideología del nazismo”.

 

No obstante, aquellas cifras de Lagos, que presta asesoría al Ministerio del Interior, no coinciden con las proporcionadas por el diputado Antonio Leal, quien aseveró que la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) cifra en 350 el número de estas organizaciones.

 

En todo caso, si efectivamente existiera una información tan detallada como para llegar a cuantificar los grupos skinhead neonazis, es sorprendente que luego del asesinato de Mauricio Egaña La Nación informara que no había “antecedentes policiales sobre la existencia” de la agrupación neonazi a la que pertenecía el joven asesinado.

 

Sin embargo, los “Súrdicos Skinhead Nacional Socialistas Zona Norte” eran uno de los grupos cabezas rapadas más activos en Santiago, al igual que su líder, conocido como “Pikthor”. Por ejemplo, en el sitio de la banda “Escuadrón de Asalto” hay numerosos mensajes suyos, como en una polémica que en septiembre del año pasado sostuvo con el grupo “Unión Nacional Socialista”, por cambiar el tradicional horario de la ceremonia de conmemoración de la Masacre del Seguro Obrero en el Cementerio General.

 

También distribuyeron en diversas páginas de contacto de los neonazis una invitación a la presentación en la Biblioteca Nacional de la edición del último trimestre de 2005 de la revista “Ciudad de los Césares”, dedicada al historiador conservador Mario Góngora, y en la que estuvo presente el escritor Miguel Serrano.

 

Y en el foro del sitio de “Antofagasta Antifascista” apareció el 30 de abril del 2002 el siguiente mensaje, firmado por Pikthor: “Son un verdadero asco, pero que más se puede esperar de la mierda. Es de seguro que los financian sus papitos comunistas, los utilizan, como tambien los manejan los judíos. Hasta cuando. Sólo les digo este vaso ya se está por rebalsar”...

 

 

Fuente: Revista Ercilla / R.Jai.-  

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