09 julio 2009

IeshivahNet: Re: Dos preguntas dificiles

Re: Dos preguntas dificiles
de Jorge Rivas - Thursday, 9 de July de 2009, 20:56
 

Shalóm amados y amadas.

En verdad necesitamos mucha Shalóm, en nosotros y por supuesto en derredor nuestro.

En primer lugar quisiera advertir que debemos de conocer y no olvidar la composición de nuestro pueblo.

Sí, nuestro pueblo.

Dos Casas hay en Yisra'EL, la una visible y menguada; y la otra bastante imperceptible a nosotros los humanos.

Recordemos que la gran mayoría de nuestro pueblo se encuentra inmerso entre las naciones de la Tierra, y solo un pequeño porcentaje de la Casa de yahudáh (2 tribus) se encuentran, como judíos observantes o que se identifican como tales. Desde el siglo 6 AEC.

Las palabras de Hashem fueron dirgidas a los Hijos de Yaakov que salieron de Mitzrayim y a un grupo, no poco de gentes de las otras naciones que se convirtieron a Yisra'El.

La conversión fue a Hashem y se integraron vividamente en Yisra'EL (y no a la casa de yahudáh), pues para ese entonces, de bendita memoria, los reinos no existían.

Es de notar que hay así entonces tres grupos de personas, visibles e identificables.

1° Los Hijos de Yaakov o naturales de Yisra'EL.

2° Los Gentiles que hicieron su conversión a Hashem. y

3° Las gentes de las dem{as naciones de La Tierra.

A los dos primeros grupos los fusionó y les llamó Yisra'EL.

A esos dos grupos que ya son uno, nos dió La Toráh.

Al tercer grupo los dejó con los mandamientos Noajidas, que ya se encontraban en vigencia desde la época de Noaj.

Por tanto creo, es un error considerar, por los puntos antes expuestos a toda la globalidad de las actuales gentes, como no israelitas. Pues habemos muchos Yisraelitas - Efraimitas dispersos y sin conocimiento alguno de nuestra identidad.

También, habemos en América y en todos los continentes, muchos Yahuditas, descendientes de Yahuditas que ni tan siquiera saben si son o no Yahuditas o en su defecto Yisraelitas - lease Efraimitas.

 

Esperamos que se cumpla la promesa: Mashiáj, cuando venga, unirá los dos palos en su mano.

Ezequiel 37. 

 

 


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