20 febrero 2006

Kolót: Violaciones musulmanas en grupo: Disturbios en Australia

Violaciones musulmanas en grupo: Disturbios en Australia
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Monday, 20 de February de 2006, 14:22
 
Violaciones musulmanas en grupo
Disturbios en Australia

Por Sharon Lapkin
Colaboraciones nº 730   |  2 de Enero de 2006
http://www.gees.org/articulo/2009/47
 
La clase media de Australia estallaba esta semana en unos disturbios de cólera y peleas, a consecuencia de la sentencia por violación de un varón islámico y el apaleamiento de dos salvavidas australianos, en uno de los peores episodios de disturbios raciales durante décadas. Pero hay más en esta noticia de lo que se está repitiendo en los principales medios americanos…
 
La cadena de violaciones comenzaba cuatros días después de haber puesto el pie en Australia. Y durante su juicio por asalto sexual en un tribunal de Nueva Gales del Sur, el varón paquistaní [acusado] comenzaba a regañar a una de sus llorosas víctimas de 14 años porque había cometido la temeridad de negar con la cabeza durante su testimonio.
 
Pero a ella no le faltaban motivos para expresar su disgusto. Tras hacer su juramento sobre el Corán, el varón – conocido solo como MSK – declaraba al tribunal que si él había cometido cuatro violaciones de niñas de 13 años mínimo, era porque ellas no tenían derecho a decir “no”. No se cubrían la cara ni llevaban el velo, y por tanto, proclamaba el violador: “No estoy haciendo nada malo”.
 
MSK ya está condenado a 22 años de prisión por incitar a sus tres hermanos menores a violar en grupo a otras dos jóvenes de Sydney en el 2002. En su propia defensa, argumentó que su contexto cultural era el responsable de sus crímenes.
 
Y tiene razón.
 
En algunas partes de Pakistán, el asalto sexual – violación en grupo incluida – está oficialmente autorizado como forma legítima de implementar el sistema de valores sociales. El consejo de una aldea ordenaba recientemente que cinco jóvenes debían ser “secuestradas, violadas o asesinadas” por rehusar ser tratadas como bienes materiales. Las jóvenes tenían edades comprendidas entre los seis y los 13 años cuando fueron casadas sin su conocimiento, con el fin de pagar una deuda familiar, y cuando se presumió que el hermano de 12 años de Mukhtar Mai había cometido una ofensa en una pequeña aldea agrícola paquistaní, el consejo de la aldea ordenó que su hermana fuera violada en grupo. Así, ella fue conducida a una choza donde cuatro hombres la violaron repetidamente.
 
Según la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, hubo 804 casos de tales violaciones oficialmente orquestadas en el 2000, y 434 de ellos fueron violaciones en grupo. Y por si eso no es bastante malo, es de esperar que las víctimas de tales atrocidades cometan suicidio, porque las víctimas de violación llevan una vergüenza irreparable a su familia.
 
De modo que cuando MSK cometía sus actos de violación mientras estaba de visita en Australia, simplemente estaba perpetuando su propia herencia cultural. Se enorgullece de una sociedad en la que la violencia sexual oficialmente condonada se emplea comúnmente como medio de implementar la sumisión de la mujer.
 
Y aquí es donde chocan los dos pilares fundamentales de la Izquierda moderna: la irresistible fuerza del relativismo cultural colisiona con el pilar inamovible de la igualdad de género. Pero en el siglo XXI, es el segundo el que tiene que prevalecer.
 
Las posiciones de laissez faire del relativismo cultural son inaceptables en una sociedad moderna. La mutilación genital femenina no es una pintoresca costumbre tribal que tengamos que respetar: es un barbarismo, puro y simple. Pero aún así, muchos izquierdistas occidentales excusan habitualmente estos crímenes contra la mujer con el fin de mantener la solidaridad política con sus aliados del mundo islámico. Después de todo, sería difícil hacer causa común con los grupos musulmanes del movimiento pacifista si los progresistas comienzan a criticar la práctica de la poligamia.
 
Junto con la inmigración islámica a Occidente, han llegado los sistemas de valores del Tercer Mundo con respecto al tratamiento de la mujer. No debemos dejarnos seducir por los falsos pilares del relativismo cultural que tolera matrimonios forzados, violaciones oficialmente autorizadas o matanzas de honor. En la corriente única de multiculturalismo de Australia se conceden tanto derechos como obligaciones: mientras que la diversidad cultural y lingüística ha de ser apreciada, cada australiano tiene que suscribir un estándar único de derechos humanos. Los australianos tienen que repudiar a la fuerza la corrupción de la idea multicultural que condonaría crímenes contra las mujeres y apoyaría el jihadismo.
 
Los peligros del relativismo cultural se hicieron obvios en Australia el pasado fin de semana, cuando las tensiones étnicas tanto tiempo ocultadas estallaron en forma de violencia en la Playa de Cronulla, cerca de Sydney. Los problemas comenzaron cuando un grupo de varones de Oriente Medio fueron atacados por tumultos de locales furiosos. El Representante local del Parlamento, Bruce Baird, afirmaba que la protesta pública era la venganza por los atentados de Bali y el 11 de Septiembre.
 
Pero Baird también explicó que una cadena de violaciones con violencia en el área había sacado a los locales a la calle y que un grupo de varones de Oriente Medio había atacado a dos salvavidas australianos el fin de semana anterior. Los locales declararon a los medios tras los disturbios que estaban hartos de pandillas libanesas musulmanas que insultan a sus hijas y mujeres y que les lanzan colillas.
 
A continuación, en un intento prístino de explotar las tensiones étnicas locales en su propio beneficio, se presentaron los neonazis. Pero los australianos corrientes expresaron su frustración tanto con la violencia perpetrada por los varones de Oriente Medio como por la tentativa igualmente violenta por parte de racistas blancos de explotarla.
 
Al tiempo que rechazan los principios del neonazismo, los australianos de clase media que viven en las inmediaciones de la Playa de Cronulla decían haber tenido bastante de esta oleada de crimen motivada culturalmente en medio de una oleada de violencia que también es inaceptable. Los disturbios raciales en el Sydney suburbano representaron un choque entre dos polos opuestos, la supremacía blanca y la supremacía masculina islámica. El australiano medio busca un punto intermedio entre estos dos extremos viles, en el que se aplique a todos un estándar único de justicia y ley.

 
Sharon Lapkin es doctor por la Universidad de Melbourne y alto mando retirado de la Marina Australiana

No hay comentarios.: