14 febrero 2008

parashah: TETSAVÉ - ¡Las Vestimentas de la Redención!, por Malcah 5768

TETSAVÉ - ¡Las Vestimentas de la Redención!, por Malcah 5768
de Gloria Panadero - Thursday, 14 de February de 2008, 01:13
 

B''H

De Malcah para la Quevutzah

10 de Adar I 5768

¡Las Vestimentas de la Redención!

 

En hebreo, el adjetivo "sabio" se dice "jajam". Tanto este adjetivo como el sustantivo "jojmah" contienen las letras "caf" y "jet" que, juntas, forman el vocablo masculino: "cóaj" que significa "fuerza, vigor". La sabiduría da a los seres humanos el vigor indispensable para asumir las durísimas condiciones de vida que, desde el momento de la transgresión original, están intrínsicamente ligadas a la estancia en este planeta más azul que el sueño de las almas puras y más veloz que el anhelo del incomprensible dolor, para llevar a sus habitantes hasta los atrios celestes.

Así, pues, cuando leemos en el versículo 3 de Shemot (Éxodo) 28, o sea, el quinto de la parašhah cuyo comentario procuramos llevar a cabo, que sólo podrán encargarse de confeccionar las vestimentas sacerdotales los sabios de corazón, "todos los sabios de corazón"  (¡no debían de ser muy numerosos!... ¡Bueno, bueno, bueno! ¡Ya hay algunos de vosotros con la sonrisa en los labios! Sois incorregibles. ¿Hay algo gracioso en lo que acabo de decir?)… cuando leemos esta frase, nos percatamos de que las prendas de ropa destinadas al Sumo Sacerdote en el ejercicio de su ministerio habían de ser realizadas por unas manos (cóaj=28 que también es numero de yad – yad = las dos manos) portadoras de la potente sabiduría emanada del corazón. Como de costumbre, el Eterno apela a la lucidez de los sentimientos y no a "las luces" del raciocinio.

El caso es que las ordenanzas relativas al pectoral, el efod, el manto, la túnica de mallas, el turbante y la faja son las primeras que se mencionan en el texto y vienen después de las instrucciones referidas al aceite puro que servirá para encender las lámparas de la Menorah, pero antes de una indicación que, por encontrarse al final del capítulo es, a veces, considerada secundaria. Se trata de la orden de hacer calzoncillos de lino para evitar que los sacerdotes descubran las partes más íntimas de su anatomía al efectuar movimientos. Esta prenda es nombrada al final del capítulo porque no está destinada a ser vista por el pueblo, o sea que no cumple ninguna función comunicativa entre el sacerdote y el pueblo, más bien al contrario, pero no es ni menos importante, ni menos sagrada que las otras, tanto más cuanto nos recuerda…

Nada más ingerir la fruta prohibida, nuestros primeros padres sufrieron una especie de metamorfosis asombrosa. Pasaron de ser la pareja de expresión bigenérica, pero indisolublemente unidos en la fusión de una doble llama que ardía en la exultación del mutuo deseo, pasaron de aquel bendito estado en el que lo físico, y lo anímico no se disociaban, a otro en el que lo físico adquirió de repente una materialidad grosera y avasalladora. Se vieron siendo dos entes separados cuyas respectivas anatomías protagonizaban la irreversibilidad de la ruptura. Entonces comprendieron que estaban desnudos y se sintieron vulnerables. Trataron de paliar su desgracia cosiendo hojas de higuera en sendas fajas susceptibles de cubrir sus partes pudendas. Nos imaginamos fácilmente que no disponían de agujas de acero y que se limitaron a horadar las hojas para introducirlas las unas en las otras, pero la presencia del verbo "tafor" en el texto resulta interesante porque señala la aparición de la artesanía en la vida humana y porque sus letras son una temurah (permutación) de Prat (que es el rió Eufrates) el cuarto rió del Gan Eden, el más occidental, es decir el último que cruzará la pareja al salir del paraíso. Más tarde, el pueblo hebreo forjará su primitiva identidad siendo "cruzador del rió" porque el camino de la redención debe seguir las etapas del camino de la perdición en sentido inverso, para permitir el rescate del transeúnte extraviado.

Volviendo al uso de la indumentaria que, a partir de la caída consecutiva al pecado, será inseparable de la vida humana, hemos de apuntar en primer lugar que forma parte intrínseca de la cultura judía el exteriorizar la aflicción, y no sólo el luto, revistiendo un saco o una túnica de factura muy basta considerada propia del desconsuelo. Así dirá Yov (Job), en el versículo 15, capítulo 16 de su libro: "saq tafarti 'alé guildi" (= he cosido un saco sobre mi piel). Emplea el mismo verbo, "tafar" que los moradores del Eden cuando acaban de "abrir los ojos".

A este respecto, y sin pasar por alto que, en Bereshit 3/7, el verbo "tafar" está empleado en forma reflexiva, o sea: "vaytpru", nos permitiremos apuntar que el simple "pru" (la segunda parte de la palabra: "cosieron" en vez de "se cosieron") está numéricamente ligada a "sheloshim" que indica los treinta días del luto rigurosos judío, porque ambos vocablos suman 686. La primera parte de "vaytpru" también es muy significativa. En efecto es temurah de "tvai" que es el trazado de una ruta.

La presencia de la ropa que deben llevar para tapar su desnudez recuerda de continuo a los seres humanos que viven en una dimensión marcada por el pecado, la aflicción y el luto (el Eterno les previno que si comían la fruta prohibida morirían), pero también les rememora la generosidad del Todopoderosos que cubrió las hojas de higuera con las cuales se habían tapado con túnicas de piel.

Aquí llegamos a uno de los puntos álgidos de Bereshit: El Propio Elohim hace un par de túnicas para vestir a la desdichada pareja que Le ha desobedecido. A estas amadísimas criaturas que han profanado del modo más estúpido Su imagen y semejanza, escuchando la voz embaucadora que les prometió una similitud portentosa, El las protege, las ampara entregándoles la clave de la redención. Ahora lo vemos:

Túnica en hebreo, se dice: "ketónet", palabra femenina cuyas letras, en la ortografía toraica suman 876 (kaf=20, tav=400, vav=6, nun=50, tav=400) como la de tzofen (tsadi=90, wav=6, pe=80, nun final=700) que es "clave oculta".


El capítulo tercero de la Torah se cierra poco después de esta indicación misteriosa: la túnica no es una simple prenda de abrigo para iniciar un viaje a través del mundo material sin que es la clave para emprender el camino de retorno. El se la entrega con todo su corazón, como lo indica la palabra: "vayal bishem" que es la última del texto y contiene "lev" (=corazón) en su centro. Significa: "los vistió". Sé, El les arropa amorosamente, con todo Su Corazón, Morada de la infinita Sabiduría y si ellos saben recibir y mantener en sus propios corazones el bendito secreto, entonces…

Entonces, algún día, en medio de la luz más deslumbrante del Sinai, Hašhem hablará a Moshé en estos términos: "Tetzavet et bnei Israel… veattah tedaber el col jojmei lev.." (=Ordena a los hijos de Israel… y habla a todos los sabios de corazón…)

Ya lo sabemos, la misión de los "sabios de corazón" será manufacturar le paramentos sacerdotales, entre las cuales, y ocupando el lugar central, si no se menosprecia los "mijnasáim" (los calzones), que son la séptima de las prendas mencionadas, figura la ketónet (la túnica) que presenta una particularidad: ha de ser: "ketónet tashbetz (=túnica de mallas). Es la única de todas las prendas enumeradas que viene mencionada con la indicación de una confección específica, y no se trata de ningún pormenor irrelevante. El tejido de malla es especial porque al hacerlo se configuran dos lados a la vez, el exterior y el interior, o, dicho en términos de costura, el derecho y el revés, lo cual viene a simbolizar lo visible y lo invisible, tanto como el bien y el mal.

Por otra parte, las letras de "ketónet tashbetz" suman 1.668 como las de "otot hashamaym" (=señales de los Cielos).

El ritual (Séder) de Yom Kipur (Día de la Expiación) incluye un poema de inigualable esplendor que nos ilustra sobre el papel que correspondía a los distintos componentes de la vestimenta del Cohen Gadol (el Sumo Sacerdote) en el trámite de las expiaciones. Os citaré la primera estrofa íntegramente para que podáis apreciar su belleza. Dice: "¡Dichosos los ojos testigos de tanta magnificencia! Al oír su relato el alma se llena de nostalgia. Dichosos los ojos que vieron al Pontífice coronado de majestad, envuelto en un halo resplandeciente como un manto de gloria, subiendo al santuario para cumplir con la obra sagrada, tras haberse ataviado con la vestimenta de luciente hermosura."

Sigue el solemne poema dedicando una estrofa a cada una de las prendas santas. Por él sabemos que el "jošhen" (pectoral) servía para expiar los juicios inicuos y, al mismo tiempo, anunciar la redención total en los días del Mashíaj, puesto que las letras de "jošhen" suman el famoso 358, como las de Mashíaj. Además "jošhen" es temurah de "nishej" que significa "predecir".


El efod servía para expiar los pecados de idolatría. Efod viene de la raíz "iped" que significa "embellecer, alabar". Toda la vestimenta del Cohen Gadol está destinada a la alegría humana por el perdón de los pecados y a la Alegría de Hašhem por el arrepentimiento de sus hijos.

La ketónet servía para expiar la sangre derramada, o sea para conseguir el perdón por la muerte. Nuestros primeros padres, no lo olvidemos, que fueron los primeros en recibir la ketónet, habían caído en el mundo de la muerte.

El turbante servía para expiar los pecados originados por el orgullo.

Los calzones servían para expiar as debilidades de los sentidos y el manto para expiar la disimulación y la hipocresía y el fajín para expiar los pecados de la imaginación.

Así, pues, como lo estáis viendo, la vestimenta de nuestro Cohen Gadol era la vestimenta de la redención.

¡Bendito Sea Hašhem que la creó en Su Corazón!

 

 

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