"Matók MiDvásh"
prensa electrónica de los proyectos Ieshivah.Net & EstudiosJudios.Net,
desde http://www.banaijtsion.com/ y http://www.patrimoniosefardi.org
Edición No. II - Rosh Jodesh Tevet, 5764, desde Jerusalem
http://www.ieshivah.net/ediciones/02/
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Indice:
* A modo de editorial: Decimos, y al decir estamos haciendo
* De dónde partió Ioséf para llegar hasta nosotros, por el Rav Hagai Mazor
* Porque el estudio rompe las tinieblas y la alegría nos acerca a D's, por Aharon Franco
* Nuestros patriarcas y nosotros, piezas del mismo juego, por el Rav Dorón Rosilio
* La alabanza y el agradecimiento a partir de Janucáh, por el Rav David Meir
* Halajáh: Toráh traducida en normas para la vida real, por el Rav Natan Lambert
Parasháh de la Semana: Mikéts / Bereshít (Génesis XLI,1 - XLIV,17)
imagen tomada de http://bible.ort.edu/
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A modo de editorial:
Decimos, y al decir estamos haciendo
Durante todos los días de Janucáh, incluimos en nuestra plegaria un texto especial de agradecimiento y alabanza por el milagro que tuviera lugar, en el Beit Hamikdásh (el Templo de Jerusalem), a manos de los Macabeos. Llegamos en el relato a cuando ingresaron al área más sagrada del templo, y decimos: "Y entonces vinieron tus hijos al devír de tu casa....". "Devír": en el área más sagrada del Beit Hamikdásh. El nombre "devír", sale de la misma raíz del verbo "ledabér": hablar; de la raíz de "davár", que es tanto la palabra como la cosa. Es que ahí, en el devír, se manifiesta el milagro de la creación; ahí es donde, desde el trabajo del Cohén, se dirá la palabra de D's, la palabra que genera y modifica la realidad.
La palabra que se traduce en acción es el lenguaje de la Toráh, tal nos ha sido legado. De cada letra, cada trazo, nos es dado extraer enseñanza capaz de modificar nuestra vida para bien, de aproximarnos a la luz, de dotarnos de sentido nuevo.
En esta segunda edición de "Matók MiDvásh", nosotros seguimos aprendiendo. Nos proponemos alcanzar pronto una edición bilingüe, convidándoos con textos significativos en hebreo que acompañen las notas redactadas con amor por los compañeros de Banaij Tsión. Estamos trabajando hacia producir las primeras lecciones de Toráh, en audio y en español, y ponerlas a vuestra disposición online, como primera fase de la construcción de Ieshivah.Net. Entretanto, deseamos atender a vuestros comentarios y sugerencias, que nos orienten hacia dar a nuestra entrega la forma más adecuada y amable, para el deleite y el crecimiento de cada uno. "Inicia al educando por boca de su propio camino", nos indica el libro Mishléi (Proverbios), y tal buscamos: llevar la Toráh al lenguaje que cada uno puede comprender, y que a cada uno es propicio disfrutar.
"Matók MiDvásh": más dulce que la miel. Tal, el horizonte de estas palabras en que buscamos edificar un canal por el que la Toráh fluya de modo deleitable para todos. Bienvenimos desde ya, entonces, vuestro saludo, vuestro apoyo y colaboración, vuestras preguntas y planteos. Os dejo ya en compañía de este material, que hemos producido, íntegramente, con exclusiva voluntad de bien, y os saludo con nuestras brajót de Jag Urím Sameaj, de Shabát Shalóm, fraternalmente,
daniEl I. Ginerman
editor@ieshivah.net
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De dónde partió Ioséf para llegar hasta nosotros
por el Rav Hagai Mazor, ravmazor@banayichzion.com
Director del Instituto Banaij-Tsión
y Director Rabínico de Ieshivah.Net
"La Toráh de D's es clara, y alumbra los ojos", dice el Rey David en el libro de Tehilím (Salmos). Clara, implica que es limpia, pristina; que no incluye material alguno de desecho. Y "alumbra los ojos", porque los ojos físicos nuestros no están dispuestos para percibir sino la faz material de este mundo: la dimensión espiritual de la existencia permanece oculta para nosotros en su verdadera magnitud, hasta que concurre la Toráh en auxilio y la alumbra para nosotros. La Toráh abre nuestra percepción para tornarnos capaces de entender el sentido íntimo, verdadero, de toda la Creación.
Ioséf es rechazado y aborrecido por sus hermanos. Es "arrojado al pozo". Vendido a los ismaelitas, a los hombres de Midián, y a Potifár, que es ministro de Mitsráim (Egipto). Una vez allí, a partir de una calumnia de la esposa de Potifár, es encarcelado. ¿Qué sentido tiene toda esta historia?, nos preguntamos. Veamos el inicio del proceso: los hermanos de Ioséf llevan los rebaños de su padre a pastar en Shjém. Iaakóv envía a su hijo pequeño a averiguar cómo se encuentran sus hermanos. Así lo relata la Toráh: "Y lo envió desde el valle de Hebrón". ¿Se encuentra Hebrón en un valle? No, en modo alguno: Hebrón se erige en lo alto de un monte. Obviamente, el "valle", la "hondonada" de Hebrón a que se alude aquí, no debe ser un dato geográfico literal.
Llegaron entonces nuestros sabios a develar el secreto: el relato acerca "de dónde" envió Iaakóv a su hijo Ioséf no es en absoluto de carácter topográfico. Iaakóv, al enviar a su hijo, tuvo la intención sencilla que se nos relata; mas el Creador, causa de todas las causas, envía a Ioséf desde la "hondonada de Hebrón", desde una causa profunda hacia una meta que ya fuera informada, mucho antes, a Abrahám, cuyo cuerpo reposa en Hebrón: "porque tu descendencia residirá en una tierra extraña, y los esclavizarán y oprimirán durante cuatrocientos años, y luego saldrán de allí con gran riqueza".
Al inicio de nuestra parasháh, Mikéts, la luz se empieza a revelar: Ioséf se convierte en el hombre más poderoso de Mitsráim. Por otro lado, la oscuridad crece y conquista: Iaakóv y sus hijos no pueden comprender qué es lo que está ocurriendo. Ioséf ha desaparecido. Hay una fuerte hambruna en su tierra. El regente de Mitsráim tiene una actitud extraña hacia ellos. ¿A dónde les conducirán todos estos hechos? También en esta parasháh, es claro que "la acción de los padres, signa la de los hijos". Este relato tiene mucho que decir acerca de nosotros mismos.
La situación del pueblo de Israel, quienes hemos recibido la Toráh, es exactamente como la situación de Iaakóv y sus hijos en el momento que acabamos de describir. Por un lado, reina la más completa oscuridad, y nuestro entendimiento no alcanza a develar qué se esconde tras cuanto nos acontece. "Porque entonces la oscuridad cubrirá la tierra, y la niebla cubrirá las naciones", dice el profeta Ieshaaiahu (Isaías); tal como sucede en nuestra parasháh a Iaakóv y sus hijos. Mas por otro lado, D's "trae el Salvador a los hijos de sus hijos, por Su nombre, con amor", y la luz de la Redención se manifiesta, se construye y avanza, hasta que Ioséf se revele ante sus hermanos diciendo: "Soy Ioséf, vuestro hermano". Entonces, se cumplirá el versículo que dice: "Y revivió el espíritu de Iaakóv, el padre de ellos".
Exactamente así es como viene desarrollándose este mismo proceso en nuestros días, hasta que se cumpla, pronto con la ayuda de Hashém, el final de la profecía de Ieshaaiahu: "(...) Y sobre tí brillará [la luz de] D's, y Su majestad se verá sobre tí".
Shabát Shalóm, y Jag Janucáh Sameaj.
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Porque el estudio rompe las tinieblas, y la alegría nos acerca a D's
por Aharon Itzjak Franco, aharon@ieshivah.net
presidente de la Asociación Patrimonio Sefardí http://www.patrimoniosefardi.org/
y de la Comunidad Judía de Murcia http://www.comjudiamurcia.org/
Hace sólo unos meses cuando conocí a mi querido amigo Daniel Ginerman, no podía imaginar que un sueño acariciado largamente como es un Centro de Estudios Judíos Virtual y su correlato Presencial en español, tuviera posibilidad de ser.
Han sido meses de maduración, de muchos mails y conversaciones que terminaron de fraguar en Murcia en el marco de la Primera Jornada de Cultura Judeo-Sefardí de la Región de Murcia.Un hito este último sin duda histórico que marca un paso más en la recuperación y renacimiento de Sefarad, que en palabras del Rabino Papon, "se convirtió en una segunda Jerusalem para los sefardíes".
La combinación de las nuevas tecnologías junto a la experiencia y sabiduría de los rabanim del Instituto Banaij Tsión, dirigido por un hombre de Toráh como es el Gran Rabino Hagai Mazor me dio la certeza de que hay Atid, ¡hay Futuro!
Es de sobra repetido que la Toráh es el pilar de nuestro Pueblo y su transmisión mediante la Educación, clave esencial para la supervivencia de Am Israel.
Pero en los tiempos difíciles que vivimos, donde la amenazante globalización pretende destruir nuestra singularidad en una mal entendida cultura del mestizaje, se yergue un Movimiento de profundización en la singularidad y la diferencia dentro de un entorno plural. En ésto estamos, queridos amigos: en retornar a nuestras raíces.
Podemos ser diferentes sin apartarnos, pero sin confundirnos y menos fundirnos…
La Asociación Patrimonio Sefardí está siendo un ejemplo de convivencia entre judíos y no judíos, y sabemos que difundir la Cultura y Religión judías es la mejor manera de luchar contra el antisemitismo.Por eso decididamente apoyamos este Proyecto, que tiene una gran calidad espiritual.
Invitamos a todos/as los judíos, bene anusim y amigos del Pueblo Judío y su Tradición a participar, en un ambiente de estudio y alegría, porque el estudio rompe las tinieblas y la alegría nos acerca a D-os.
Berajot ve Mazel Tov.
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Nuestros patriarcas y nosotros, piezas del mismo juego
por el Rav Dorón Rosilio, ravdoron@banayichzion.com
El libro de Bereshít (Génesis) trae el relato de la constitución del pueblo de Israel. Todo el libro de Bereshít trata de la aparición y peripecia vital de seres singulares: Abrahám, Itsják, Iaakóv y sus hijos;... es la crónica de seres únicos, que luchan por la existencia de la verdad, la justicia, el amor, ¡y la fe!
La fe se encuentra a la cabeza de su lucha. La fe es la raíz, la fuerza motora, la semilla que se convierte a través de un proceso maravilloso en un espléndido árbol que da los mejores frutos; es la fuerza que nos sostiene en las pruebas; es el hálito sin el cual no tendríamos verdadera vida.
La vida de cada uno de nuestros patriarcas es crónica singular, magnífica y atrapante, de revelación y ascenso y construcción e influencia, y aprendizaje y enseñanza, y ofrenda y consagración a D's. Son diferentes entre sí: Abrahám es un "ish jésed", un hombre de piedad, de entrega. Itsják es hombre de "guevuráh", de rigor. Iaakóv, por su parte, es hombre de "emét", identificado radicalmente con la verdad. Sus hijos, son las ramas maravillosas de todo el proceso que les antecede.
Nos encontramos esta semana en una de las últimas parashiót (secciones semanales) del libro Bereshít. Los hijos de Iaakóv: Ioséf y sus hermanos, Iehudáh, Tamár, Perets y Zéraj, Reubén, Iaakóv mismo, todos ellos completan la figura esplendorosa culminando la sucesión de seres singulares y únicos, de enviados paradigmáticos, tras la cual nacerá efectivamente el pueblo de Israel, desde la esclavitud y la opresión terrible de Mitsráim.
Entretanto, Iaakóv y sus hijos han de pasar la experiencia del exilio, cuyos ecos se propagarán a la eternidad. Han de pasar la prueba que redundará en la trascendencia de su estirpe. Ioséf en Mitsráim, Iehudáh y Tamár, Iaakóv en su ayuno y su vestido de luto, todos participan del mismo proceso, todos se mueven en una fantástica sincronía. Todos ellos participan de la resolución del sueño de Faraón; están juntos en el proyecto, aún cuando no puedan saberlo u entenderlo en el preciso instante en que los acontecimientos tienen lugar. De este detalle en particular, hablaremos más extensamente la próxima semana.
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La alabanza y el agradecimiento a partir de Janucáh
por el Rav David Meir, ravmeir@banayichzion.com
La Guemará, en el Tratado de Shabát XXI, completa una reflexión sobre el milagro de Janucáh diciendo: "Al año siguiente [del milagro] fueron fijadas estas fechas y consagradas como días festivos, de alabanza y agradecimiento". El "Sfat Emét", uno de los exégetas, advierte que alabanza y agradecimiento parecieran ser, en principio, un único asunto, y que la utilización de ambas palabras -que implica su tratamiento por separado- exige análisis y explicación. Y su explicación remonta el tema a la parasháh que leemos esta semana: Mikéts (otra de las maravillas de nuestra sagrada Toráh se revela en que, aún cuando el ciclo de lecturas semanales de la Toráh responde a un orden propio, y el ciclo de las festividades a otro completamente separado de aquél, ambos órdenes se entrelazan produciendo maravillosas cadenas de sentido).
Dice el "Sfat Emét" que "halél" y "hodaAh", alabanza y agradecimiento, hallan su correlato en Iehudáh y Ioséf. El agradecimiento es por un acontecimiento (o por una sucesión de acontecimientos), que aparece inicialmente a nuestros ojos como negativo y se revela finalmente en su calidad de bien. El hombre advierte que lo que le pareciera malo fue pura revelación de bondad y favor del Creador, y entonces agradece. De ahí, uno de los fundamentos de nuestra fe en el Creador: creer y tener certeza de que todo acontecimiento que vivimos como de naturaleza oscura, ya en lo material o en lo espiritual, no es sino una causa introducida por D's en nuestro orden vital para atraer sobre nosotros un resultado de luz superior, ya espiritual o material.
La alabanza, por su parte, es la respuesta del hombre ante su percepción, positiva y luminosa, de la supervisión directa y suprema del Creador sobre sus creaturas. La alabanza nace en la percepción de la más completa maravilla, desde el estado de limitación y exilio connatural a nuestras vidas.
Ambas dimensiones de la revelación de la majestad de D's sobre nosotros, alabanza y agradecimiento, se renuevan para el pueblo de Israel en estado de exilio y de opresión (que espiritualmente no ha llegado a su fin), a partir del milagro de Janucáh. Y es a partir de que "la acción de los padres signa la de los hijos", que podemos entender estas dos faces de la revelación divina sobre nosotros, representadas en los hermanos Iehudáh y Ioséf.
En la parasháh Vaieshév (que estudiamos la pasada semana), leemos acerca de dos descensos. El primero de ellos: "Y fue en ese tiempo que Iehudáh descendió de sus hermanos...", que Rashi explica en términos de que Iehudáh fue degradado por sus hermanos de su posición de liderazgo y poder, y tal descenso se vio continuado por la acción de D's al dar muerte a sus dos hijos mayores, y prosiguió aún en el episodio de Iehudáh con Tamár: todos acontecimientos que, vistos "desde dentro", pudieron resultar amargos y negativos, pero se revelarían a la postre como pasos de un proceso grandioso que llevaría al nacimiento de Pérets, de quien descendería el rey David, de cuya casa habrá de surgir el rey salvador, el Mashíaj (Mesías) que lleve a cabo la recomposición de la Creación completa e inaugure el reinado de la luz y la verdad. Y ésta es la esencia de la historia de Iehudáh, cuyo propio nombre tiene por raíz la "hodaAh", el agradecimiento.
El segundo de los descensos que leemos en Vaieshév, dice que "Y Ioséf fue descendido a Mitsráim", y se trata de un descenso en dos fases bien diferenciadas: en la primera, la condición de siervo en casa del ministro Potifár y la prueba que hubo de pasar con la esposa de éste; en la segunda, doce años de encierro, de encarcelamiento. En ambas situaciones Ioséf accede a la revelación del rigor de D's y a la sensación de la maravilla, y desde ahí, a la permanente alabanza al Creador. Por ello, tal como explica Rashi al versículo "Y vio su amo que D's está con él": el nombre de D's está siempre en la alabanza de su boca.
Y en el milagro de Janucáh, por fin, se revela para nosotros, a una vez, un crédito y un deber de parte del Creador. El crédito: la conciencia de que D's no nos abandona y su supervisión se halla siempre sobre nuestras vidas, en todo tiempo y toda situación; y que es a través de caminos que pasan muy por encima de nuestro entendimiento, que atrae sobre nosotros acontecimientos que parecen, en su momento, inclinarse al triunfo de la oscuridad, pero que se revelan por fin como conducentes a la gran Redención futura.
Y el deber: reflexionar y ahondar, siempre, sobre nuestra situación de exilio, para bien y para mal; advertir el rigor y la potencia de los actos de D's y las maravillas que se revelan sin cesar; y profundizar y meditar y hallar cuánto que nos ha sucedido y nos ha parecido malo, ha resultado ser determinante para el mejor desenlace de procesos vitales propios. La fuerza motriz de esta meditación, de la gratitud, de la alabanza, se conforma a partir de la fe y la seguridad que alberga el corazón de todo judío. Está en nosotros revelar en la vida real estas fuerzas enormes de que disponemos; alegrarnos y agradecer y alabar y fortalecernos ante cada acontecimiento, levantarnos de cada caída y continuar el camino hacia delante, hasta que seamos aptos para la verdadera Redención, quiera D's que aún en nuestros días.
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Halajáh: Toráh traducida en normas para la vida real
por el Rav Natan Lambert, natan@banayichzion.com
Encendemos las velas de Janucáh a partir de un precepto de nuestros sabios, que nos proponen, así, "difundir el milagro de Janucáh". Por ello, así como ocurre en todos los niveles de nuestras vidas, la Halajáh (la norma que regula el cumplimiento de las leyes -mitsvót-) analiza y establece en detalle todo lo concerniente a cómo y dónde debe realizarse el encendido para que la mitsváh sea correctamente cumplida:
1. La Janukiáh (el candelabro que encendemos cada noche de Janucáh) debe ser ubicado por encima de 3 tefajím (palmos): 24 cm. para los sefaradím, 30 cm. para los ashkenazím.
2. Preferentemente, no debe ser ubicada más alto que 10 tefajím: 80 cm. para los sefaradím, 1 metro para ashkenazím; si por descuido es ubicada más alto, la mitsváh (el precepto) se cumple igual.
3. Si la Janukiáh fue ubicada por encima de 20 amót (codos; 9.6 metros para los sefaradím, 12 metros para los ashkenazím), el encendido no cumple con la mitsváh. Si así hubiera sucedido, se debe apagar la Janukiáh, bajarla a la altura correcta y encenderla nuevamente (porque el precepto radica en el encendido mismo), y recitar las bendiciones otra vez.
Estas reglas relativas a la altura de la Janukiáh tienen por motivos:
1. que todo lo que se ubica por debajo de los 3 palmos sobre el suelo se ve como abandonado, carente de importancia;
2. debe estar claro que no encendemos velas meramente para iluminar el ambiente, sino para difundir el milagro;
3. lo que se encuentra a gran altura no suele ser percibido por quien camina por una calle, con lo que el encendido a gran altura no cumpliría con el objeto de difundir el milagro de Janucáh.
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