por Rav David Meir
Escuché del Rav Azriel Tauber shlit"a un relato acerca de un sabio judío, de los descendientes del "Jatám Sofér", que además de ocupar el cargo de rabino en su comunidad, fue convocado a integrar el Parlamento del país en que vivían. Y alguien en el Parlamento le preguntó cómo es que sabía qué votar y opinar en cada tema que se sometía a debate en el Parlamento, siendo que estaba tan ocupado siempre en la Toráh y en las necesidades espirituales de su comunidad, y siendo que formarse opinión en cada tema demandaba leer un gran volumen de documentos y materiales de referencia....
Y le respondió el rabino que la Toráh nos enseña: "de los malvados, saldrá mal". Y había en el Parlamento un judío apóstata, que invertía mucho en prepararse y formarse opinión para cada debate y cada votación. De modo que, como del mal (y por ende, de la apostasía), sólo mal puede salir, y el contrario del mal es lo justo y correcto, al rabino le bastaba con saber qué votaría el apóstata y qué opinaría, para opinar y votar lo opuesto.
En nuestra parasháh, Bilám, profeta de los pueblos idólatras, intenta maldecir a Israel por encargo de Balák, mas Hashém pone en su boca bendiciones. Aún así, nos enseñan nuestros sabios en el Tratado de Sanhedrín (Talmud de Babilonia) que, por el principio de que sólo mal puede provenir de los malvados, las bendiciones de Bilám.... ¡se convirtieron en maldición!
Aún en Sanhedrín, nos enseñan nuestros sabios que sólo dos de las bendiciones de Bilám mantuvieron su carácter de bien, escapando al principio que estudiamos: "Cuán buenas tus tiendas Iaakóv, y tus moradas Israel". "Tus tiendas" refiere a los batéi-midrásh, los sitios en que se dedica el pueblo a estudiar la Toráh; y "tus moradas", son los batéi-knéset, las sinagogas, en que se traduce en plegaria la Toráh que cada uno lleva dentro.
Aprendemos de estas excepciones que hay dos realidades en este mundo, dos ámbitos de acción que ofrecen bendición para todo quien ingresa en ellos con el alma plena, con vocación de verdad, con deseo de acercarse al Creador. Que todo quien dedica su vida al estudio y la práctica de la Toráh, o que sostiene a quienes así lo hacen, halla bendición de Hashém para su esfuerzo.
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