Matók MiDvásh: prensa electrónica de Ieshivah.Net - Edición No. XXXVI
Tamuz 5765, Parasha't Pinjás, desde Jerusalem
Edición dedicada a atraer la GueUláh, por fuerza de un grito al Mélej Moshí'a
Edición Web: Foro Matok MiDvash (nos interesan tus comentarios)
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ADELANTE: ¡Que no sea corta tu mano!
** ANUNCIO PARA INSTITUCIONES COMUNITARIAS **
"... y os Icé sobre alas de águilas, y os traje hacia Mí..."
¿Cómo deponer esa imagen horrible del espejo?
Javerím, queridos amigos, Shalóm:
Otros ángulos imprescindibles:
Pinjás (Bamidbar -Numeros- 25:10 a 30:1)
* Matók MiDvásh #18 a b c
* Parashát Pinjás, por Rav Shimon Elituv
* Parashát Pinjás, por Gal Einai
* Parashát Pinjás, por Rav Shlomo Wahnon en Mesilot.Org
* Parashát Pinjás, por Rav Pynchas Brener
* Parashát Pinjás, por Rav Pynchas Brener (5764)
En nuestra parasháh, Hashém ordena a Moshéh comenzar los preparativos para su propia partida hacia el mundo que es todo Bien (Bamidbár -Números- 27:13); y vuelve a aclarar la razón de tal despedida prematura (27:14): "... puesto que amargasteis mi boca en el desierto de Tsín...", cuando Moshéh y Aharón pudieron haber consagrado Su Nombre hablando a la roca y, en cambio, extrajeron de ella agua por vía de golpearla dos veces.
Moshéh ha aceptado ya su propio destino, mas debe preocuparse aún por el destino del pueblo todo al que ha conducido desde Mitsráim hasta las puertas de la verdadera libertad: el Jerút que sólo será posible una vez que se afiancen y arraiguen en su tierra con ayuda de Hashém. De tal modo, reclama ser sucedido por "un hombre sobre la congregación" (27:16), acerca de cuyas cualidades se extenderá en los versículos siguientes.
¿Con qué objetivo viene a detallar Moshéh la necesidad de que el líder que le suceda se le parezca: que salga a la batalla a la cabeza del pueblo, y los saque de donde los deba sacar y los ingrese a donde se deba, de modo que nunca se parezca el pueblo a un rebaño sin pastor? Según Rash"i, Moshéh busca asegurarse una prosecución a la dinastía espiritual que, con el esfuerzo de cuarenta años, ha fundado. El Zohar, por su parte, va más allá. Y nos habla a nosotros, tanto en términos de generación que debe construirse desde los escombros de ideologías vacías que se derrumbaron (incluida la formulación materialista del sionismo político), como en términos de..... nosotros, hoy, Tamuz de 5765, julio de 2005, aquí dispersos, aquí reunidos, intentando comprender qué es lo que nos pasa para decidir qué brazo mover, y hacia dónde. Nos dice Rabi Shim'ón bar-Iojái (Zohar Beshaláj 47a): "Aprendemos de aquí que el líder del pueblo vale como todo el pueblo. Si tiene mérito para bien, todo el pueblo tiene mérito para bien. Y si él no tiene mérito para bien, todo el pueblo carece de mérito, y todos son castigados por él". Y abundarán a continuación, reafirmando este concepto, Rabí Iosi y Rabí Jiá.
La concepción política del judaísmo es inmune a la corrupción en que yacemos. La concepción política del judaísmo nos advierte que un líder que defrauda a su pueblo, un líder que no es honesto y sagrado y verdadero y que no lleva el Bien por bandera, transparentemente, a cada paso y cada palabra de discurso, ese líder se basta para hundir al pueblo todo.
Instintivamente, tenderemos en este punto a saltar y decir: "Entonces, ¡tal líder debe ser depuesto!".
Y es cierto.
Pero...
¡Alto! Suelta esas armas. No es con ellas.
El tal líder que nos defrauda y nos torna infames debe ser depuesto, mas no por tu acción directa contra él, ni por la mía.
Cierto es también que "cada pueblo tiene el gobierno que se merece" (he hallado a la aseveración orígenes tan diversos como Lao-Tse, Maquiavelo, Hegel y Churchill, y todos valen). Si tienes un líder que te infama, un líder que te hunde junto a los tuyos en la desgracia, no ha de sostenerse tal líder en su sitio sino por la fuerza que vuestro propio demérito le da. Es nuestra indignidad la que nos provee un líder indigno. De ninguna otra fuente más que de nuestra propia mezquindad, abreva la mezquindad de aquéllos que derruyen temporalmente nuestro destino colectivo.
Desde aquí, se hace más comprensible lo que nos dijo recién Rabí Shim'ón. Si el líder del pueblo es reflejo y proyección del pueblo mismo, si el líder es una suerte de síntesis del pueblo todo, es razonable que el mérito del líder sea disfrutado por todos, y así igual sea su demérito sufrido.
Hay quienes sufren de ilusiones ópticas, y creen que la imagen del espejo puede ser corregida en el propio espejo. ¡Como si pintar el espejo nos fuera a tornar más lindos! Y sin embargo, no es que no tengamos qué hacer. Podemos maquillarnos, y por unos breves instantes, nos veremos más bellos, y también más bello se verá nuestro reflejo. O podemos.... podemos cambiar, darnos una nueva oportunidad: tirar a la basura todo lo que nos ha afeado, todo aquéllo que nos lastima porque con ello hemos lastimado, todo lo que nos torna idiotas, todo lo que nos retiene así de groseros como para no advertir la oportunidad del bien; y vestirnos de Bien, y de Belleza, y de Verdad.
Y entonces, giraremos sobre los talones una y otra vez antes de vernos en ningún espejo y nos sabremos hermosos, porque estaremos cultivando la verdadera belleza; y sabremos que está todo en su lugar, y que hemos llegado a donde debíamos.
Y el espejo ese de todos que confluye en los "líderes del pueblo", en aquéllos que parecen signar nuestro destino y que toman decisiones por nosotros, no mostrará ya la imagen tragicómica de algunos payasos carroñeros a quienes nadie en su sano juicio confiaría la custodia de nada que requiera amor.
Puesto que, desde que cultivemos la belleza, belleza nos mostrará el espejo.
Quiera Hashém que sepamos comprenderlo. Que sepamos afirmarnos y crecer cada día en la Toráh, en la sabiduría de la Verdad, y ascender desde el reino de lo puramente material hasta el mirador de TifEret, hasta el puesto de los vigías que advierten la belleza del camino con sólo respirar, y saben tomar de allí, sin necesidad de nada más, el impulso para seguir adelante cada día, con honestidad y con amor, queriendo bien, aprendiendo bien, impartiendo bien, haciendo bien, contagiando bien.
Con vosotros mis brajót,
daniEl I. GinermanEditor
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