EL VALOR DE TODA APROXIMACION AL BIEN
Todo quien cumple una mitsváh, recibe bien y una más larga vida, y hereda la tierra.
Todo quien no cumple siquiera una mitsváh, quien no actúa bien de modo relevante para la Toráh en ningún aspecto y ninguna oportunidad, no recibe bien, ni se prolongan sus días, ni recibe en heredad la tierra.
Todo quien "está en" la Toráh y la Mishnáh (la primera parte del Talmud) y el Dérej-Erets (el "camino de la tierra", el modo correcto de conducirse entre los hombres), no es presto para pecar; como está dicho (Kohelet -Eclesiastés- 4): "Y el hilo triple" (trenzado) "no se cortará rápidamente".
Con tal sencillez explican nuestros sabios (Talmud Bablí, Tratado de Kidushín, cap. I, Mishnáh 10), las herramientas disponibles a nuestras manos para asegurarnos la fidelidad al bien y a la Verdad. Y con tal sencillez nos explican el valor de una mitsváh, de una acción correcta de acuerdo a la Ley de la Toráh (y así lo aprendemos hoy, con un ejemplo atroz, en esta nota)" src="http://blog.free-press.org/smilies/icon_arrow.gif" />.
Detengámonos únicamente en el valor de una acción de bien. Quien la comete: "recibe bien" (ésto es: se abren los caminos del crecimiento y el progreso espiritual y material ante él, y recibe un trato piadoso de parte de la Ley), "una más larga vida" (una mayor oportunidad para avanzar, y también para disfrutar del bien, porque "para tí ha sido creado el mundo", y "hereda la tierra": se le acredita abundancia material de propio derecho, de modo que pueda ser vehículo hábil para el ejercicio del bien sobre la Tierra.
Dicho lo cual, las profundas y vitales implicancias de todo ésto quedan al análisis íntimo de cada uno, al balance de la propia acción: al trabajo que nos toca a todos hacer en este mes de Elúl, para que el próximo año celebremos juntos la oportunidad de Redención.
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