17 agosto 2005

Matók MiDvásh #38 - Masa'éi 5765 - Un largo viaje para aprender a hacer el Amor

Matók MiDvásh: prensa electrónica de Ieshivah.Net - Edición No. XXXVIII
Tamuz 5765, Parasha't Masa'éi, desde Jerusalem
Edición dedicada a que Hashém abra los ojos de Ionatán daniEl ben-Gabriel y le dé felicidad, a la elevación del alma de Rav Daniel ben-Naftalí y Saráh z"l que nos acompañen su mérito y su luz en nuestro camino, a la apertura de caminos claros para todos nuestros amados, y a la generación de mérito colectivo para la Redención con Shalóm
Edición Web: Foro Matok MiDvash (nos interesan tus comentarios)

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"... y os Icé sobre alas de águilas, y os traje hacia Mí..."
Un largo viaje para aprender a hacer el Amor

Javerím, queridos amigos, Shalóm:

Lecturas imprescindibles para parashát Masa'éi (Bamidbar -Numeros- 33:1 a 36:13)
* Parashát Matót-Masa'éi: clase de daniEl I. Ginerman en el Beit-Midrásh virtual
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Matók MiDvásh #19 a b c d e f
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Parashát Masa'éi, por Rav Shlomo Wahnon en Mesilot.Org
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Parash'at Masa'éi, por Rav Pynchas Brener
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Parashát Matót-Masaéi, por Rav Shimon Elituv

Y un regalo maravilloso para tu meditación antes de Shabát: El mágico canto "Iedíd Néfesh", grabada directamente de la voz de Rav Baruj Ashlag z"l, hijo del gran Mekubál "Ba'al HaSulám": PLAY

Nuestra parasháh da culminación al libro Bamidbár -Números-, resumiendo todos los movimientos que realizamos en el desierto durante estos cuarenta formadores años, desde que salimos de Mitsráim. Un largo viaje cuyo elemento fundamental es aprender las verdaderas formas del amor.

El ejercicio del amor es imposible en estado de sometimiento, de esclavitud. Era imposible la experiencia del amor mientras fuimos esclavos en Mitsráim. Hubimos de sufrir todo el proceso de la Redención, aprender que teníamos derecho a elegir, advertir que la más alta de las libertades se halla en la unión, la fusión con el Creador, con el Absoluto; que esta consagración nos permitiría quitarnos la venda de los ojos y, a partir de ahora, saber realmente quiénes somos, dónde estamos, hacia dónde nos conduce cada camino, y qué nos espera a su final.

Por ello, el resumen viene a enumerar ahora cuarenta y dos estaciones en nuestro camino. Cuarenta y dos veces acampamos, y otras cuarenta y dos volvimos a salir. Cuarenta y dos, es el número de veces que aparece la raíz alef-hei-bet (la raíz de "ahaváh"=amor) en toda la Toráh. Cuarenta y dos es también el número del mem-bet: el nombre de Hashém que invocamos para obtener "hamtakát hadín": que se endulce el rigor de la Ley, que se superpongan la piedad y la misericordia divinas a la hora de cada juicio sobre nuestros actos.

La lección de amor de estos cuarenta años es contundente.

No fue suficiente una libertad "de hecho" para arribar a la culminación del camino. No bastaba con ser liberados. Había que asumir, en primera persona, nuestra propia libertad, y demostrarnos actuando desde ella. Por tanto, sólo recibimos la Toráh tras decir, al pie del Monte Sinai, "haremos y comprenderemos"; tras asumir libremente que antepondríamos la acción a la comprensión y seríamos fieles a nuestro compromiso.

El pueblo de Israel, representado colectivamente como "la novia" en Shir-haShirím (el Cantar de los Cantares), da con estas palabras el "sí", en sus esponsales con el Creador de todo lo creado. Sobre ese instante sublime, nos dijo Rabí El'azár (Tratado de Shabát, 88a): "En el momento en que Israel antepuso la acción a la comprensión, salió una voz del firmamento" y celebró que los hijos de Israel hubieran accedido al nivel espiritual de actuar como los ángeles de servicio (malAjéi hasharét), actuando sin esperar a comprender, sabiendo que la comprensión sucede a la acción. Y agregó Rav Jama en nombre de Rabí Janina que sobre este instante está escrito en Shir-haShirím (2:3), "como la manzana entre los árboles del bosque": así como la manzana da sus frutos antes de dar sus hojas, así Israel, fructifican en acción y luego multiplican su follaje, que representa al pensamiento y la comprensión.

A partir de estos "Kidushín" (esponsales sagrados), nunca dejará Hashém de proveer sustento y protección a Israel. Pero el amor es también una prueba para la que hay que estar constantemente preparado. Porque no es menos fácil que vacío vivir sin compromisos, sin verdades, sin certezas, sin promesas. Quien así vive, rara vez sufre de veras (bien se dice que "no hay viento favorable para quien no sabe a dónde va"), y tampoco sabe de la felicidad plena del Shalóm. Mas quien asume un compromiso de amor no debe desviarse un ápice de su camino, y debe mantener siempre la meta, la fusión más plena, el crecimiento hacia la plenitud, en el horizonte de sus ojos (y ese es el secreto de que aconsejen nuestros sabios, en los fundamentos de la meditación judía, cerrar los ojos y ver ante ellos, escrito en letras luminosas, el nombre de cuatro letras de Hashém).

Estos cuarenta años en que hemos deambulado por el desierto para crecer y afirmarnos en nuestra verdadera esencia luminosa, abundaron también en ocasiones en que, por miedo u ignorancia, nos desviamos en algo del Amor. Ora miramos hacia atrás, ora hacia los costados. Ora deseamos lo que no era para nosotros y tal deseo nos hizo caer; ora nos cegó la luz y pedimos prepotentemente lo que ya nos había sido concedido. Y cada vez, hubimos de enmendar y reparar el daño causado en el Amor, que no admite mácula ni defecto ni rasguño y desvío alguno. Es duro reparar y enmendar; mas una de las maravillas del verdadero Amor es que siempre brinda oportunidad a la enmienda: mucho más duro sería, a partir de un instante o una vida de debilidad o de un error, habernos perdido la cima de la vida para siempre.

Hay que mirar con atención al espejo a partir de las palabras recién dichas. El camino a través del desierto es el tuyo y el mío, el de cada uno de nosotros, cada hoy. El Amor de que hablamos es el compromiso vital que nos une a Hashém y a su Toráh; y no por ello deja de ser, ajustado a las mismas formas y requerimientos, el pacto de amor con tu pareja, con tus padres, con tus hijos, con tus discípulos y tus maestros. Hoy, tras dos mil años de deambular por el desierto, nos aprestamos a ingresar a la GueUláh, por fin, a la tierra de Israel, paradigmática y real a una vez. Hoy es tiempo de síntesis: tu oportunidad, y la mía, de ejercer el mayor Amor, desde la práctica de la Toráh -desde la práctica de la Verdad-, desde la práctica de la bondad, de la piedad, de la inocencia, de la generosidad. Tiempo de que demos lugar en nuestros corazones al mayor Amor de todos los amores.

Sea voluntad de Hashém que estemos a la altura del desafío, que sepamos hacer mientras caminamos en dirección a comprender. Y que a través de ello, atraigamos hacia nosotros, hacia todo Israel y la Creación entera, la pronta y completa Redención por mano del Mashíaj ben-David, pronto en nuestros días. Amén.

Shabát shalóm, e inicio conciente y propicio al Bien del mes de Menájem-Av,

daniEl I. Ginerman
Editor

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