LAS SEÑAS DE LA MENTIRA; LA TRANSPARENCIA DE LA VERDAD
por Rav Lior Iasúr
En nuestra parasháh, Balák envía mensajeros a Bilám para solicitarle que maldiga al pueblo de Israel.
Al enfrentar este tema, es importante comprender quién es este hombre llamado "Bilám", que tiene capacidad de maldecir a Israel.
La guemará nos cuenta que el Creador concedió a Bilám poderes proféticos, para que los pueblos del mundo no puedan argumentar ante El: "¿Qué mérito tiene que el pueblo de Israel actúen de modo correcto a Tu juicio, si les diste a Moshéh por profeta?". Una vez que les concedió a Bilám, cuyo escalafón es equivalente al de Moshéh, dicho argumento deja de ser válido.
En el libro Devarím (Deuteronomio), en la parasháh Shoftím, dice Moshéh: "Un profeta de tus proximidades, de tus hermanos, como yo, erigirá para tí Hashém tu Elokim: a él atenderéis". De esta cita se explica que un verdadero profeta para el pueblo de Israel es, desde un inicio, de "su proximidad", del propio pueblo. Y dice: "como yo". Como Moshéh.
El "Baal HaTurim" explica que "camoni" ("como yo" tiene el mismo valor numérico en hebreo que "anáv" (modesto y recatado), que es la cualidad más destacada de Moshéh. De ahí que un verdadero profeta para Israel haya de pertenecer al propio pueblo, y ser "anáv" como Moshéh.
Bilám, por su parte, es todo lo contrario. No pertenece a pueblo alguno, y es pedante y orgulloso. Por otra parte, su propio nombre insinúa su carácter apátrida: "Bil-ám" significa, también, "sin pueblo". Y alguien con tales características, sin pertenencia alguna y lleno de sí mismo, no puede ser profeta sino de la mentira, contra quien habrá de volverse la Verdad.
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