17 agosto 2005

Matók MiDvásh #34 - Kóraj 5765 - No te dejes engañar por quien te ofrezca un supuesto "Shalóm" material que deja el alma fuera, ni por quien...

Matók MiDvásh: prensa electrónica de Ieshivah.Net - Edición No. XXXIV
Siván 5765, Parasha't Kóraj, desde Jerusalem
Edición dedicada a la consecución, la producción y la realización de Shalóm, de luminosa plenitud
en conciencia plena de la Verdad, para nuestros amores, para Israel y la Humanidad entera

Edición Web: Foro Matok MiDvash (nos interesan tus comentarios)

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"... y os Icé sobre alas de águilas, y os traje hacia Mí..."
No te dejes engañar por quien te ofrezca un supuesto "Shalóm" material que deja el alma fuera, ni por quien te proponga un "Shalóm" espiritual que se desentiende de tu vida material

Javerím, queridos amigos, Shalóm:

Apenas tres versículos antes del comienzo de nuestra parasháh (Bamidbár -Números- 15:39), leímos: "No sigáis a vuestros ojos y a vuestros corazones, porque vosotros os prostituís tras ellos" (el original hebreo de esta frase no admite traducción alguna al español, de modo que traduzco su sentido).

El verbo "liznót", que hemos traducido por "prostituir", aparece muchas veces en la Toráh y los dichos de los profetas; intentaremos despejar su sentido antes de ingresar de lleno en la parasháh de Kóraj. En su fundamento, refiere al mantenimiento de "relaciones sexuales que profanan lo sagrado" (así, en Bereshít -Génesis- 34:31, cuando Dinah es violada por Shjém y éste arguye su voluntad de desposarla, los hermanos de ella se preguntan: "¿Será nuestra hermana tomada por prostituta?", y deciden castigar al violador). En sentido más amplio, refiere a las conductas humanas, en todos los órdenes de la vida, que profanan la naturaleza sagrada del hombre.

El puente conceptual entre ambos sentidos del verbo "liznót" lo hallamos en Vaikrá -Levítico- 19:29 (la traducción, por supuesto, tampoco es "literal"): "No profanarás a tu hija haciendo que se prostituya, para que no se prostituya la tierra y se llene de maldad". El sentido primero de esta orden es oscuro: ¿a qué se refiere la "prostitución" de la hija, y más aún, a qué la de la tierra? ¿Cómo comprenderlo?

Concurre Rash"i en nuestro auxilio, y nos dice: la "znút" de la hija refiere a "hefkerút", a la vida licenciosa, al estado de abandono moral que hace propicio el desenfreno. Rambá"n (Najmánides), por su parte, opina que se trata de "stiáh": no de mero abandono sino de desvío explícito del camino sagrado; un desvío que puede traducirse, por ejemplo, en la acción de un padre que fuerza a su hija a contraer matrimonio con un hombre por el que ella siente repulsa: de así hacerlo, va a estar estimulando a su hija a todas las conductas impúdicas e infieles que hallan campo fértil en la frustración y el descontento; y podrá decirse de ese padre que ha "prostituido" a su hija. En cualquiera de ambos casos, nos resta acercarnos a comprender qué pudiera ser la "prostitución de la tierra".

Toda acción del hombre (aún toda palabra y todo pensamiento) ejerce influencia sobre su mundo; cada acción nuestra se refleja, de algún modo, en los mundos espirituales, y también en el mundo material. De tal modo, nos enseña la Toráh que la reacción "de la tierra" se manifestará en la misma cualidad de la acción que la produce: ¿Desviaste a tu hija, propiciaste que se desviara del camino sagrado? Entonces, la tierra desviará de tí su bendición, y crecerá en la parcela de otros lo que estaba destinado para tí. Tal explica Rash"i, en el Tratado de Sanhedrín 76a. Así como una mujer dispuesta a ejercer el sexo de modo libertino provoca el deseo de los hombres -y el pensamiento tiende a convertirse en acción-, del mismo modo, los Cielos y la tierra permiten que el hombre les oriente en cuanto a qué es bueno para él: si es la suya una vida de Kedusháh, una vida sagrada, le conducen por las sendas de la seguridad y el bien; si de profanación es su camino, de profanación será su destino.

Armados de esta introducción, nos atreveremos por fin a incursionar en la parasháh de Kóraj (Bamidbar -Numeros- 16:1 a 18:32), que comienza diciendo "Y tomó Kóraj". ¿Qué tomó? Según coinciden en explicar Rash"i, el Midrásh Tanjumah y el Midrásh Rabah, lo que Kóraj tomó es "a sí mismo"; y se colocó fuera del colectivo de Israel, por vía de subvertir los valores fundamentales establecidos por la Toráh y empujar a sus seguidores a profanar el mandato de Hashém.

Kóraj pertenece a los rangos más elevados del pueblo de Israel, y así consta al inicio de nuestra parasháh. Es hijo de Its-hár, que es el segundo hijo de Kehát. Kehát es la rama más elevada de la tribu de Leví: son nada menos que los encargados de trasladar el Arón haBrít, el Arca del Pacto, que lleva dentro suyo las Tablas que trajera consigo Moshéh al descender del Monte Sinai. El primogénito de Kehát es Amrám: su familia ya detenta los dos cargos más importantes en la jerarquía de Israel (Aharón y su descendencia, "cohaním"= sacerdotes, y Moshéh, el gran guía del pueblo). Kóraj malentiende la misión de cada jerarquía: él desea y aspira a honor y majestad, y al desafiar a Moshéh, desafía la palabra del Creador (debemos considerar que, a diferencia de en estos días nuestros de exilio espiritual, nos encontrábamos entonces en tiempos de revelación permanente, en los que no cabía dudar de la palabra que nuestros propios oídos percibían, ni de los milagros de que disfrutábamos explícitamente de continuo). Kóraj desea poder; lo desea intensamente para sí.

Comenta el Zohar al inicio de nuestra parasháh: "Todo quien desea algo que no le corresponde, produce que ese algo se aleje de él. Y no sólo ello, sino que también termina perdiendo lo que sí le corresponde a él". Nos fue dicho hace apenas un rato, pocas frases atrás, advirtiéndonos contra toda forma de prostitución: "No te desvíes, porque si lo haces, también la tierra desviará de tí los frutos que te están reservados". A Kóraj no le basta la riqueza ni el honor que posee. Desea más. Desea todo para sí. Su instinto es más fuerte que su razón y que su fe.

Aprendimos ya en los casos de desviación que han ocurrido desde que salimos de Mitsráim (el becerro de oro; el clamor del pueblo por carne; y recién, en la parasháh pasada, el caso de los espías -Rashi reúne estos tres episodios y el presente, bajo el nombre de "sirajón" = hediondez) que cuando un hombre cae en la tentación de desviarse hacia el camino que abren ante él sus ojos y su corazón, cuando pierde sentido de la realidad y de la Verdad y se deja manejar por sus apetitos, sólo podrá salvarlo a tiempo una alerta íntima de arrepentimiento profundo y completo, o contar con mérito previo suficiente como para que Hashém directamente "le tome de los pelos" y modifique por completo su realidad para brindarle la oportunidad de la enmienda. Mas si ni una ni otra ocurren, quien comienza a cavar bajo sus propios pies, no deja de hacerlo hasta haberse perdido ya en la profundidad atroz de los abismos. Ya Onkelús, el gran traductor de la Toráh al idioma arameo, nos lo insinuó, cuando tradujo el versículo "No sigáis a vuestros ojos y a vuestros corazones, porque vosotros os prostituís tras ellos": para "sigáis" y para "prostituís" utilizó el mismo verbo, enseñándonos que, en el mero hecho de "seguir", de ceder "apenas un poquito" a la tentación de los apetitos sensoriales y de la emoción irracional sin asidero en la Verdad, ya allí se encuentra la semilla del desvío completo, de la "znút", la profanación del alma que se manifiesta en "prostitución". Si diste el primer paso, es casi ya como si los hubieras dado todos; y entonces se llaman igual. Y lo que es válido para el mal, lo es, por supuesto, también para el bien.

No hay un Kóraj al que se pueda correr el riesgo de enmendar dejándolo en su sitio. Una situación de "Kóraj" es una emergencia, tal como una plaga o un incendio. ¿Y qué se hace ante una plaga o un incendio? Para empezar, se limita, se cerca, su campo de acción. En el incendio, se impide que nadie entre. En la plaga, se impide que nadie salga. Recién cuando está firme el cerco que divide entre lo sano y lo contaminado, llega la etapa de ocuparse de lo contaminado de acuerdo a cómo corresponda. "Distínganse, distánciense, de este grupo", ordenó Hashém (Bamidbár -Números- 16:21), mientras la plaga amenazaba avanzar y hacer estragos en el pueblo. Kóraj, entretanto, continúa cavando bajo sus propios pies, intentando poner en ridículo a Moshéh (tal explica Rashi el versículo 16:19). Moshéh comienza a controlar la situación; en el versículo 16:26, ordena al pueblo apartarse "de las tiendas de estos hombres malvados". Momentos antes, había rogado misericordia a Hashém (vers. 16:22): "¿Acaso porque un hombre peque, Desplegarás Tu ira sobre toda la congregación?". Y ahora, nos aprestamos a presenciar la ira sagrada del propio Moshéh, que tras haber rogado misericordia, entrará en acción.

Moshéh, el verdadero guía sagrado, conoce su misión y está dispuesto a cumplirla hasta las últimas consecuencias. Ante Hashém, él pedirá misericordia y piedad hasta el límite mismo en que le sea permitido, aún hasta que el Creador le responda "No vuelvas a hablarme de ello" (Devarím -Deuteronomio- 3:26). Mas sólo el celo que despliega sobre la tierra, le habilita a dirigirse de tal modo en dirección a los Cielos. Ahora es el momento de probarlo. Es contra él que ha focalizado Kóraj su acto de subversión (aunque en el fondo no pueda ser sino contra el Creador, que dirige los caminos de Israel). De modo que advertirá ahora Moshéh (Bamidbár -Números- 16:28): "Con ésto sabréis que Hashém me Envió a realizar todas estas acciones", todo lo que he actuado desde antes de que saliéramos de Mitsráim hasta hoy, "y no nacieron en mi corazón" ni las inventé a mi antojo en modo alguno.

Y proseguirá el Hombre Sagrado -Bríndenos Hashém luz de Verdad de tal magnitud pronto, de nuevo, en nuestros días-, y dirá (vers. 30): "Y será, si Hashém generará una realidad nueva, y la tierra abrirá su boca y los tragará a ellos y a cuanto les pertenece, y descendieron vivos al SheOl (...)". Y como era de esperarse, sucede que (vers. 32): "Y abrió" (o, significativamente, "abrirá") "la tierra su boca, y los tragó a ellos y a sus casas, y a todos los hombres de Kóraj y a toda su riqueza". Rabí Aba, en el Zohar, se sorprende de que esté escrito "Y abrió la tierra su boca", y no diga, en su lugar, que fue Hashém quien abrió la boca de la tierra (como está escrito más adelante, en Bamidbár -Números- 22:28, en el episodio de Bil'ám y su mula: "Y abrió Hashém la boca de la mula"). Mas inmediatamente surge la explicación, del propio Rabí Aba: "Aquí, es Moshéh quien decreta que la tierra abra su boca"; Moshéh, con autorización de Hashém, es quien da la orden. Sabemos que toda palabra que pronunciamos incide sobre la realidad; ¡cuánto más la palabra de un hombre sagrado!. Moshéh acaba de decir, en su advertencia (vers. 30): "la tierra abrirá su boca (...)", y las palabras que salieron de su boca tuvieron valor de orden y decreto que la tierra se apresuró a cumplir.

Séame perdonada una disgresión necesaria: decimos cada día en nuestra plegaria "Atáh Kadósh": "Tú eres Sagrado"; y luego decimos "Kedoshím bejól ióm iehalelúja": "los hombres sagrados te alabarán cada día". Y coronamos la frase con la palabra "sélah". Decir "los hombres sagrados" implica que los hombres podemos ser sagrados, cual es Sagrado el Creador. Y tal refuerza la palabra "sélah", que aparece 74 veces en todo el Taná"j (setenta y cuatro se representa en hebreo con las letras ain-dalet, que conforman la palabra "'éd"="testigo"). "Sélah" es un testimonio enfático, que se proyecta a la eternidad: Moshéh, el paradigma de hombre sagrado, es camino posible a seguir, el más alto de los caminos posibles que podamos brindarnos el inmenso privilegio de seguir.

Llegados a este punto, tenemos la oportunidad de preguntarnos: ¿Con qué herramientas cuentan, hoy como ayer, Moshéh y todos quienes aman la Verdad, para defenderse de cada Kóraj que nos ataca? ¿Con qué contamos para sostenernos sagrados a pesar de tanto apetito primitivo infame que nos ataca sin descanso? Dice el sagrado Zohar que la acción de mal de Köraj es sintetizable diciendo que "entró en majlóket", que produjo división y fractura. División en lo alto y en lo bajo. Y quien busca divorciar lo alto de lo bajo, separar la realidad espiritual de la material, evita la enmienda -el Tikún- de la Creación, y se perderá él mismo, en todos los mundos. Por ello, está escrito respecto de Kóraj y los suyos que "descendieron vivos al SheOl". SheOl es uno de los nombres del "lugar" en que las almas expían sus desviaciones, tras haberse separado de sus cuerpos. El propio nombre "sheOl" es raíz del verbo "interrogar" (lishOl): el abismo del "sheOl" es el de la interrogancia, el de la perpetua oscuridad e incertidumbre, que se opone a las alturas de la Teshuváh, de la "Respuesta" verdadera en que reside, para cada uno, la oportunidad cierta del Shalóm. Diremos, entonces, que la herramienta es el Shalóm, y no es sino la Teshuváh el camino que nos lleva hasta él.

Agrega aún el Zohar: "El mundo no existe sino sobre la base del Shalóm. Cuando Hashém creó el mundo, no había modo en que éste se pudiera sostener", no tenía una "solución de continuidad", "hasta que se posó sobre él el Shalóm". El Shalóm, la paz de la plenitud, del funcionamiento armónico y unido de lo alto y de lo bajo, de lo espiritual y lo material, es la característica constitutiva del Shabát: el ciclo completo, la armonía de Todo, Shalóm material que no se opone al Shalóm espiritual, paz interior y exterior que abreva de lo sagrado. Hasta aquí, hemos reunido armas y herramientas suficientes para distinguir eficazmente, en nuestros tiempos turbulentos, entre las propuestas de Shalóm, de "Paz", que pueden ser verdaderas, de aquellas ilusiones engañosas con que intentan seducirnos quienes sólo buscan resolver el apetito de unas u otras mezquindades infames.

Acaso estés pensando: "Muy bonito todo, y aún cierto. ¿Pero cómo llevamos este pensamiento a la práctica, para producir Shalóm en nuestra vida real?". Ven; atendamos juntos a las palabras del sabio Hilél, sabiendo que ninguna parte de su fórmula funcionará eficazmente en ausencia de las demás. Así nos dice Hilél (Tratado de Avót 1:12): "Sé como los discípulos de Aharón: Ama el Shalóm y persigue el Shalóm, ama a las personas y acércalas a la Toráh".

Con vosotros mis brajót, desde Ieshivah.Net,

daniEl I. Ginerman
Editor

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