17 agosto 2005

Matók MiDvásh 19 - Matót / Masa'éi 5764 - El habla: un arma de fuerza incalculable

¡Primera Entrega de una Nueva Serie en Matók MiDvásh!
EL HABLA: UN ARMA DE FUERZA INCALCULABLE

por Gabriel ben-Israel

Antes de comenzar queremos agradecer al equipo de Matok Midvásh la posibilidad de permitirnos participar con ellos en esta obra silenciosa, pero por demás gratificante.

La perashá Matót nos revela que tenemos en nuestro poder un arma con una fuerza incalculable, hasta tal punto que la vida y la muerte dependen de ella, como nos dice el Tehilim.

Intentaremos, bs”d, con una entrega por semana, dedicarnos a tomar el control de ella: nos ocuparemos de “hablar” del habla. Es un camino muy largo, pero a no desesperar...

Escuchamos una vez al rab Shlomo Levinstein shlita, que contó que un campesino llegaba por primera vez a una ciudad y vio un edificio de 4 plantas. Asombrado se preguntó: ¿quién hizo semejante cosa? Nosotros, en el campo, apenas queremos poner una viga sobre el techo del rancho para comenzar la segunda planta, al segundo que la colocamos se nos cae una y mil veces...

Pero su asombro aumentó cuando de repente ve a una persona asomarse por una ventana del cuarto piso: ¡ES UN MAGO! ¡Un mago! ¿Cómo llegó hasta allí?

Y se quedó ahí mirando y mirando. Uno que pasa lo ve y piensa, pobre hombre se quedó con el cuello duro.

¡Es un mago! ¡No ves que es un mago! Nadie puede llegar hasta allí, ¡quizás bajó desde el cielo!, le dice el campesino al extrañado transeunte.

El hombre que pasaba, se toma un instante para pensar qué es lo que acá esta pasando y le dice al asombrado campesino: mirá yo te voy a explicar, vení conmigo. Y lo lleva al interior del edificio y le muestra, ves, estas son las escaleras, y peldaño tras peldaño llegamos al primer piso.

Avanzamos por el pasillo, más escaleras, peldaño tras peldaño ahora llegamos al segundo. Ves, no es magia, es paciencia y fuerza de voluntad.

Algo parecido es lo que siempre se dice sobre las personas que llegaron “muy alto”. Se solía decir sobre el rab Jaim Kanievsky shlita, ¿sabés cómo llegó a ser lo que es?, yo te voy a contestar: es muy fácil, es el hijo del Staipeler, el rab Iacov Kanievsky, zijrono libraja. El ya nació sabio. EL NACIO ALLI.

No es cierto, el rab Jaim no nació talmid jajam, sino que subió peldaño tras peldaño, años y años de estudio ininterrumpido.

Por eso, este relato a modo de introducción, nos dedicaremos a estudiar el libro del Jafetz Jaim, puede parecer largo, pero cada paso que demos habremos ganado mucho, cada vez que cerremos nuestra boca en lugar de decir algo indebido, tendremos un premio que no podemos explicarlo porque nosotros mismos no sabemos tampoco cuál es, y como dice el Jafetz Jaim, todos queremos y esperamos que venga muy pronto el Mashiaj Tzidkenu, y para que llegue la gueula necesitamos arreglar nuestra forma de hablar.

Vale la pena intentarlo...

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