17 agosto 2005

Matók MiDvásh 21 - Ekev 5764 - Editorial: Hay que aprender a ver para poder amar


Parashat Ekev

Todo esta' escrito; y estamos aqui' para aprender a leerA modo de Editorial: Nota producida en exclusividad para Matok MiDvash
HAY QUE APRENDER A VER PARA PODER AMAR

Queridos amigos:

En nuestra parasha'h, Moshe'h pone luz sobre los caminos que el pueblo de Israel habra' de transitar a partir de su propia partida. Moshe'h sabe -tal lo ha explicado en la parasha'h pasada- que e'l no ingresara' a la tierra de Israel. Sabe que su conduccio'n del pueblo por vi'a milagrosa ya no tiene lugar, y que desde ahora y para siempre, el pueblo habra' de forjar su propio destino a cada paso, desde el conocimiento de la Ley y la oportunidad de convertirla en carne de su propia vida. Moshe'h les anuncia, les advierte, les previene.

El verbo utilizado en hebreo para "advertir" es "lehazhi'r" (lamed-he-zain-iod-reish). "Zehiru't", de su propia rai'z, se utiliza por "precaucio'n". Pero una vez ma's, una correcta traduccio'n nos auxiliara' a beber de la fuente del significado transparente. Porque el verbo "lehazhi'r" sale de la rai'z "zo'har" (zain-he-reish), y "zo'har" significa esplendor, reflejo luminoso. El "zo'har" no es sino reflejo de la luz en el objeto que vemos; e'sto es: lo que permite que veamos el objeto, que si no reflejara la luz, se hari'a invisible a nuestros ojos. De tal modo, cuando decimos en hebreo que Moshe'h advierte, previene, al pueblo, estamos diciendo que Moshe'h arroja luz sobre los caminos de la vida, vierte la luz de la verdadera Ley que determinara' el curso de las vidas de Israel, y lo que antes era oscuro e inabordable se torna claro y pristino a la mirada honesta y la conciencia leal.

Empieza diciendo Moshe'h en nuestra parasha'h: "Y sera' en pos de que atenda'is a..." las mitsvo't, las leyes, las estructuras que dotan de sentido verdadero a la vida, que se posara' sobre vosotros la bendicio'n del Creador. Hay un sistema de causa y efecto en la Creacio'n; no es exactamente el que aparece livianamente a nuestros ojos, desde la percepcio'n del mundo fi'sico; pero se impone sobre e'l. Moshe'h nos da las pistas correctas para entender co'mo verdaderamente se conectan unos con otros los o'rdenes de la existencia: "si realizas tu trabajo espiritual, contara's tambie'n con bendicio'n en tu vida material". ¿Co'mo se conectan? El trabajo de "tiku'n 'Ola'm", de reparacio'n de la Creacio'n, es el rol asignado por el Creador para los hombres. Lo oscuro ha de volverse claro; el mal ha de rendirse ante la majestad del bien. Y eso es materia de accio'n en cada paso, en cada instante, en cada orden vital. La conexio'n entre el mundo espiritual y el material es, precisamente, el trabajo de los hombres -la u'nica creatura que participa de ambos mundos a una vez-: fundir dos mitades separadas en una u'nica armoni'a y "mismidad", es propiamente hacer el amor.

Desde este punto de partida, se torna posible comprender el sentido del largo exilio, del vagar siempre con los ojos puestos en una utopi'a vital: los cuarenta an~os de desierto, los cuatrocientos an~os transcurridos desde la salida de Iaako'v de la tierra de Cnaa'n y su descenso a Mitsra'im.... y au'n, los mil novecientos treinta y pico de an~os de exilio de la luz a cuyo te'rmino nos ha tocado vivir. Y el tiempo de exilio, de bu'squeda, de pena, la peripecia vital de cada quien. Dice Moshe'h en Devari'm 8:2: "Y recordara's todo el camino por el que te llevo' Hashe'm tu E'loki'm ya cuarenta an~os por el desierto, para ... probarte, para develar si estara' en tu corazo'n el cuidado de sus mitsvo't o no". Recordar -hemos dicho ya- es en hebreo mucho ma's que "evocar": significa "invocar", traer nuevamente a nuestra realidad. Recordar todo el camino es revivirlo cada di'a, hacernos de su sentido para cada uno de nuestros di'as. Traer el camino recorrido al balance de cada situacio'n, con plena conciencia de que todo su sentido es hacernos fuertes, hacernos ha'biles y capaces de cumplir nuestra misio'n vital. Por ello, continu'a (8:3): "para anunciarte que no del pan -del alimento material- exclusivamente vivira' el hombre, sino que de cuanto sale" de la palabra de Hashe'm habra' de vivir el hombre.

Cada punto del camino, cada milagro, cada instante de miedo y de zozobra, cada grito maravillado por el puente que nace ante nosotros cuando enfrentamos el abismo, viene a ensen~arte que hay una Ley en cuyo marco puedes ser pleno, libre hacia lo alto, feliz.
Las li'neas se tienden, claras y seguras, desde la palabra de Moshe'h. Y conocemos la continuacio'n de aquella historia, la paradigma'tica: el pueblo de Israel ingresa efectivamente a la tierra de Israel conducido por Iehoshu'a, se asienta en su tierra, vive en la prosperidad hasta cada ocasio'n en que falla en "recordar", en aplicar lo aprendido.

Es que, a una mirada "racional" -como nos han ensen~ado a entender lo "racional"-, suena absurdo, "impalpable", inconsistente, que del trabajo espiritual nazca la seguridad fi'sica, que de la sumisio'n pueda nacer la libertad. Es por eso que estamos llamados a profundizar el "recordar", la invocacio'n del pasado, del paradigma, del ejemplo cuya estructura se repite en cada tiempo y en cada uno de nosotros. Moshe'h adelanta, en la continuacio'n (Devari'm 10:12), la pregunta obvia que nace en nuestros pechos en el momento de mayor quebranto: "Y ahora, Israel, ¿que' es lo que Hashe'm pide de ti'?". Y su respuesta es la nuestra. En primer te'rmino: "irAh" (iod-reish-alef-he). Se suele traducir esta palabra por "temor". Pero "irAh" sale de la misma rai'z que "lirOt", ver, porque el temor de que habla no es sino esa fragilidad, esa sumisio'n, esa numinosidad y reverencia que nace en cada uno cuando, por fin, se torna capaz de Ver. De VER.

Cuando veo por fin, y advierto la majestad del Creador sobre su mundo y co'mo funciona realmente todo, no puedo no experimentar esa sensacio'n sobrecogedora de reverencia y temor. Tras la "irAh", desde ella, nace el "caminar por sus caminos", llevar a la pra'ctica el manual de vida recibido. Y entonces, cuando el camino de vida nos acerca al objeto de temor, nos familiariza con El, llega la oportunidad de la Ahava'h, el verdadero amor, que nos hara' propicia la consagracio'n ma's alta de todas: la que involucra el corazo'n, el alma, el instinto, y en todas sus formas el cuerpo. Que involucra el tiempo, y al dar forma a nuestro tiempo, nos dota de la forma ma's excelsa.

A la postre, siempre terminamos hablando del amor. El concepto de amor es quiza' el ma's prostituido por la cultura occidental en que estamos inmersos. Cualquier forma elemental e instintiva de conveniencia o de deseo recibe el nombre de amor. Mas amor es la cima, a la vez profunda y alta, del conocimiento ma's pleno. Ese conocimiento que disuelve la ilusio'n o'ptica que me mantiene aislado, y me devela parte del otro, que tambie'n forma parte de mi'. Porque mi objeto de amor y yo estamos en lo mismo, y concebimos de ello el deleite. Y somos inseparables, porque ¿que' seri'a de mi' sin el objeto de mi amor? Asi' traza "Shir haShiri'm" (el Cantar de los Cantares) el amor que vincula al hombre que Ve y al Creador. Hay un camino que conduce a ello, y que comienza por arrojar luz, por prevenir, por "lehazhi'r", por aprender el mapa del laberinto que conduce a casa y disponerse sin dilacio'n a transitarlo. Y en e'l se encuentra la llave del gran amor, que nace en la i'ntima fusio'n del hombre con la Verdad, con la Tora'h y con Hashe'm, y desde alli' se extiende la cima hasta el amor que me une a quienes amo.

Sea Voluntad de Hashe'm que Veamos, y que estudiemos acertadamente bajo la tutela de los gui'as adecuados, y que no caigamos -y que si caemos, nos levantemos ma's ricos y fuertes y tercos-,
Con vosotros mis bendiciones,

daniEl I. Ginerman
editor@ieshivah.net

El verdadero sentido de participar de la Verdad

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